ESPERANZA BRITO

LA HISTORIA DEL FEMINISMO EN MEXCIO

En su honor el primer Centro de Apoyo a la Mujer en el Distrito Federal lleva su nombre
 

México, DF, julio 1998 (Britta Scholtys/ CIMAC).- Fue una niña tímida, insegura y seria, y su educación conservadora la llevó a seguir los patrones culturales tradicionales: Se casó a los 19 años, fue ama de
casa y madre de seis hijas e hijos. Hoy, Esperanza Brito de Martí es una de las feministas mexicanas más reconocidas, y su nombre firma por la lucha de más de 20 años en favor de los derechos humanos de las mujeres. Con la recién apertura del primer Centro de Apoyo a la Mujer en el Distrito Federal, que se llama Esperanza Brito de Martí, su compromiso feminista recibió el reconocimiento público.

"Fue una sorpresa enorme para mí, pues los homenajes en vida son muy escasos", dice Esperanza Brito, entrevistada en las oficinas de la revista Fem, la cual dirige desde hace 11 años. Y sí, le cuesta admitir que se siente contenta y orgullosa que públicamente fue honrada por su lucha por el respeto a los derechos humanos de las mexicanas, pues -explica- "las mujeres siempre sentimos que no nos merecemos los reconocimientos, y a mí, el homenaje me compromete aún más de seguir luchando por la plena equidad de las mujeres, y de cumplir con las expectativas hacia mí".

Antes de convertirse en personaje público y feminista militante, Esperanza se había instalada en la domesticidad, dedicándose a la crianza de sus hijas e hijos y a los quehaceres del hogar; y refugiándose así en el espacio protegido del matrimonio y del seno familiar, después de haber vivido una infancia y adolecencia marcada por un padre dominante. Como líder de un movimiento político en 1935 y luego rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), "mi padre, Rodulfo Brito Foucher, fue un personaje, avanzado en sus ideas que las mujeres debían prepararse y estudiar una carrera, pero muy conservador dentro del nucelo familiar", se recuerda la directora actual de la revista feminista Fem.

"En casa, yo me sentía segura y podía ser natural y alegre, pero fuera de casa era de una timidez terrible, insegura, callada y seria", cuenta Esperanza Brito.

Su vida cambió, cuando a los 35 años empezó a preguntarse si su objetivo era "cuarenta años más pelar papas, doblar calcetines e inventar los guisos, a pesar del gran amor que sentía y siento por mi
familia", explica Esperanza, y añade que la convicción feminista se la debe a su madre, quien " a la edad de 55 años se volvió feminista, antes de mí".

"Mi madre me inició en la ideología feminista alrededor de 1966; y la verdad, no compartía muchas de sus ideas, y hasta me escandalicé cuando leí un artículo de mi mamá en El Universal -en ese entonces, ella era periodista- que se titulaba 'Yo, sí soy feminista'", cuenta sonriente la feminista homenajeada de hoy.

Por la lectura de muchos libros y las discusiones con su mamá, Esperanza Brito se dio cuenta que la lucha feminista "no era contra los hombres, sino contra el sistema opresivo y discriminatorio que convierte a todas las mujeres en seres inferiores a todos los hombres; y por primera vez en mi vida me di cuenta que yo también había sido discriminada, por mi padre, por mis hermanos Rodulfo y Manuel, por mis tíos y por algunos maestros".

Su primer paso para entrar e instalarse en la esféra pública, la entonces ama de casa, madre y esposa Esperanza Brito lo realizó como periodista. En 1963 empezó a escribir en la página de sociales en Novedades, en dónde, siete años después, pasó a la página editorial. En 1971 ingresó a la revista Siempre, con la cual colaboró durante tres años.

Allí vivió su primer reconocimiento público, cuando recibió en 1974 el Premio Nacional de Periodismo "Juan Ignacio Castorena y Visúa" que le fue otorgado a la ya convencida feminista militante por un reportaje sobre las mujeres destacadas de México, titulado "Cuando la Mujer Mexicana
Quiere, Puede".

El trabajo peridístico de la hoy directora de la revista feminista Fem no se negaba ante colaboraciones con revistas tradicionales para mujeres, como Vanidades, Buenhogar y Cosmopolitan, lo que le costó críticas fuertes por parte de muchas feministas.

"Yo lo tenía muy claro: Siempre pensé que se debe luchar lo mismo fuera que dentro del sistema", se defiende Esperanza Brito, al explicar que trabajando en revistas femeninas tuvo la oportunidad de publicar muchos temas feministas.

A principio de los años 1970, con la ola internacional del movimiento feminista, Esperanza Brito junto con otras feministas empezó, como primera acción de la lucha política feminista, a analizar los códigos
legales mexicanos para detectar los preceptos discriminatorios, y en base de los hechos, luchar para cambiarlos; "una lucha que sigue vigente hasta hoy", enfatiza, al mencionar que los códigos civiles de muchas entidades federales mantienen artículos que van en contra del principio de la equidad entre los géneros, entre otros aquellos que se refieren a la familia y la paternidad.

En 1972, Esperanza Brito y otras 23 feministas más constituyeron legalmente el Movimiento Nacional de Mujeres, que sólo tres años después, ante la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer que las Naciones Unidas realizaron en 1975 en la Ciudad de México, vivió su primer enfrentamiento ideológico con otros grupos feministas más radicales, especialmente el Movimiento de Liberación de las Mujeres, quienes rechazaron el Año Internacional de la Mujer y la Conferencia Mundial, organizada por las Naciones Unidas.

Más pragmáticas, y con la esperanza de "aprovechar la publicidad que el evento le iba a dar a la situación de las mujeres", Brito y sus compañeras optaron por los diálogos con las y los políticas/os para impulsar las demandas principales del movimiento feminista, que en ese entonces fueron la lucha por el aborto libre y gratuito.

"En 1976, año en el cual se escribió y discutió a nivel nacional e internacional mucho sobre el tema del derecho al aborto, organizamos la Primera Jornada Nacional sobre el Aborto, que concluyó con el primer documento feminista mexicano a favor de la legalización del aborto", cuenta la militante del movimiento feminista mexicano.

Este documento, que incluyó las demandas por la educación sexual desde la primaria; la información sobre los anticonceptivos desde la secundaria; el acceso a los métodos anticonceptivos; el aborto libre y gratuito; el rechazo a la esterilización forzada; y el rechazo al aborto como sistema de control demográfico, fue presentado en noviembre de 1976 ante la Cámara de Diputados, que "lo ignoró y archivó", señala Brito.

En 1978 surgió el Frente Nacional por los Derechos y la Liberación de las Mujeres, integrado por sindicatos y partidos políticos, con el cual los otros grupos feministas como el Movimiento Nacional de Mujeres, el Colectivo La Revuelta y el Movimiento Feminista Mexicano, formaron una alianza -sin adherirse al Frente- para impulsar la lucha por los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres, incluyendo el aborto libre y gratuito, que se llama ahora maternidad voluntaria.

"En 1980 mujeres de la Coalición y del Frente elaboramos el anteproyecto de la Ley de una Maternidad Voluntaria y surgió una nueva alianza", cuenta Esperanza, al destacar que durante la campana política de 1978, el Partido Comunista había doptado como parte de su plataforma las demandas de las mujeres, incluído el aborto.

Sin embargo, el PC no promovió el proyecto de Ley, "cuyo destino fue el olvido, y sentí que nuestros aliados nos habían traicionado", dice Esperanza Brito, quien inició la dirigencia de la revista fem en 1987, siguió con su lucha por el respeto a los derechos humanos de las mujeres, enfocándolo a la pelea con las autoridades para que instalaran los servicios necesarios para la atención integral a las mujeres víctimas de la violencia sexual.

En 1988 se fundó el primer Centro de Orientación y Apoyo a Personas Violadas (COAPEVI), y en 1989 se inauguró la primera Agencia Especializada en Delitos Sexuales en delegación capitalina Miguel
Hidalgo. El COAPEVI sobrevivió solamente dos años y desapareció en septiembre de 1990, lo que provocó una lucha más ardua, y logramos impulsar la creación de nuevo centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar y Sexual (AVISE).

"La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal ya había fundado el Centro de Terapia de Apoyo para Víctimas de Violación, cuando Ignacio Morales Lechuga, entonces procurador de Justicia del DF, aceptó fundar con nosotras el CAVI, el Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar, cuya primera directora fue Bárbara Yllán", cuenta Esperanza Brito.

Hoy, Esperanza Brito no sólo se dedica a dirigir la revista Fem, sino también es Presidenta de la Asociación Mexicana de la Cruz Blanca Neutral, que se dedica a la protección de la infancia, pues "siempre he pensado que los derechos de las niñas y los niños están íntimamente ligados a los de las mujeres, así que no siento salirme de la línea feminista, sino por el contrario la refuerzo".

Y agrega que "ahora, con el homenaja recibido, tengo todavía más trabajo, pues quiero cumplir con las expectativas hacia mí"