Belgrado, 17 de abril 1999
A las Madres y mujeres que
habitan el suelo yugoslavo:
Queridas compañeras:
En nombre de las miles de
Madres argentinas a las que represento, me quiero dirigir a ustedes en
este momento tan difícil y trágico que les toca vivir.
Las Madres del mundo lloramos
y sufrimos cada vez que estalla una guerra. Sabemos que en ellas sólo
ganan los fabricantes de armas y perdemos los pueblos.
Las Madres de Plaza de Mayo
no estamos aquí para apoyar a un sector contra el otro, sino para
decirles a todos que el único enemigo es el imperialismo.
Esta tierra yugoslava hoy está fragmentada por los intereses y las
manipulaciones de las grandes potencias.
Los Estados Unidos y sus
aliados, son el peor enemigo de la Humanidad.
Ellos, en nombre del imperialismo,
nos conducen hacia la muerte y la destrucción de nuestros pueblos.
Estamos convencidas que nadie puede decir que quiere la paz empuñando
un fusil y dirigiendo bombardeos hacia poblaciones indefensas.
Estamos aquí para
llevar nuestro testimonio al mundo de lo que hemos visto,
los campos de refugiados
y las escuelas destrozadas. Estamos aquí para denunciar la agresión
de los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. Las Madres, estamos aterradas
de ver llegar este fin de siglo en medio de tanto dolor y tantos seres
humanos desplazados. Aspiramos a que un día,
ningún hombre, mujer
o niño sea obligado a dejar su tierra. Las Madres de Plaza de Mayo
exigimos que cesen los ataques. Las mujeres y madres del mundo debemos
levantar nuestras voces para gritar. ¡Basta de bombardeos! ¡Basta
de misiles! ¡Basta de persecusiones!
Estamos asqueadas de escuchar
a los voceros norteamericanos, decir que fue un error la matanza de hombres,
mujeres y niños.
Como Madres que sufrimos
el dolor de perder a los hijos por la ambición de los poderosos,
hemos venido a Yugoslavia con nuestro cuerpo, para traerles nuestra solidaridad.
Amadas Madres yugoslavas,
queridas mujeres que luchan: aquí estamos junto a ustedes para luchar
por la paz y la dignidad.
Las Madres de Plaza de Mayo
llevaremos nuestro mensaje al mundo, porque no creemos que los misiles
y las bombas sean el camino para construir la paz.
Creemos en la palabra, el diálogo y el amor a la vida.
Hebe de Bonafini
Hebe de Mascia
Presidenta
Consejera Directiva