PROGRAMA

LA SITUACIÓN DE LAS MUJERES EN EL MEDITERRANEO

CONSTRUYENDO LA RED DE MUJERES DEL MEDITERRANEO

PRESENTACIÓN
 

Sin duda estamos en un momento en el que el mundo se encuentra en una encrucijada y la comunidad internacional debe tomar importantes decisiones para establecer un nuevo modelo de convivencia. En la definición de este nuevo modelo es imprescindible la participación de la sociedad civil.

No podemos mantenernos ajenos a este proceso, el nuevo orden debe ser el resultado de procesos y propuestas que tendrán lugar tanto en el ámbito de la política internacional como en el de nuestras sociedades. Y todos los ciudadanos y las ciudadanas tenemos el deber de reflexionar, desde los diferentes espacios de responsabilidad en los que nos situamos, sobre nuestra contribución al mismo.

Algunas de las decisiones que se deben tomar nos sitúan ante dilemas como la opción entre sociedades más democráticas y justas o modelos menos garantistas y más orientados a un concepto obsoleto de la “seguridad”. La actual crisis ha sido generada por un movimiento terrorista sin duda condenable, pero si como reacción se opta por una estrategia de confrontación, demonización del Islam y disminución de la exigencia de progreso y profundización en la democracia y los Derechos Humanos, es claro que no avanzaremos hacia una solución asentada sobre bases sólidas.

Y en esa democratización es fundamental el papel de las mujeres. Resultará difícil encontrar el camino del proceso hacia el nuevo modelo de sociedad sin definir el punto de partida en el que los derechos de las mujeres se sitúa para buscar el impulso necesario que permita el avance y la consecución de logros imprescindibles.

El Mediterráneo es una región forjada a través de un consenso histórico donde es más importante lo que nos une que lo que nos separa, un punto de encuentro que debe hoy hacer escuchar una voz común. Y esa voz debe ser la de ciudadanas iguales en derechos, plenamente respetadas y representadas tanto en el espacio privado como en el espacio público.

Ese es el contexto en que debe interpretarse la priorización de la perspectiva de género en las políticas de desarrollo y cooperación internacional. Si sólo se potencia el crecimiento económico, el modelo de progreso resultante estará condenado al fracaso.Tanto en las sociedades del norte como en las del sur del Mediterráneo sigue siendo necesario reflexionar y elaborar propuestas sobre el papel de la mujer en la sociedad. Es cierto que se han ganado batallas importantes en los últimos años, fundamentalmente gracias a la movilización de las mujeres, pero también es cierto que otras continúan pendientes.

Cuestiones como el poder de decisión político, con aspectos tan polémicos en el sur como las cuotas de inclusión de mujeres en puestos de responsabilidad y, en el norte, como la lucha por la paridad. El papel de la familia y su evolución que será definitivo en el momento de evaluar la posibilidad de que las mujeres accedan al mercado laboral. El debate en profundidad  de la refedifinicón de roles en el núcleo familiar es un reto ineludible como básico resulta encontrar medidas para combatir la violencia contra las mujeres con acciones eficaces que incidan en los cambios de profundas estructuras patriarcales nocivas para el desarrollo de las sociedades modernas. Para el desarrollo social y democrático es fundamental la lucha para la erradicación de la violencia hacia la mujer.

El reconocimiento de los derechos de ciudadanía de las mujeres es un paso imprescindible de los procesos democráticos y estos sólo podrán activarse con la reforma de los Códigos de Familia. Debemos enfrentarnos al reto de desarrollar modelos igualitarios, y por ello resulta imprescindible reflexionar sobre el debate entre tradición y modernidad, una reflexión que lleve a propuestas de cambio en cuestiones esenciales como el estatuto jurídico personal de la mujer, la igualdad entre cónyuges, la responsabilidad, la sucesión, el modelo de matrimonio, la protección jurídica de los hijos, etc. Algunos Códigos rigen las relaciones jurídicas entre los miembros de la familia y  significan una flagrante situación de inferioridad para las mujeres. Consagran la dependencia de la mujer al hombre en contradicción con las Constituciones de los diferentes países y mantienen los principios de autoridad, jerarquía y sumisión de leyes patriarcales ancestrales.
Estas leyes son uno de los mayores exponentes del freno de la modernización de las sociedades y por ello deben discutirse y es esencial encontrar la manera para modificarlas definitivamente.

También resulta fundamental definir el papel que la religión debe jugar en el estado. La secularización es un proceso necesario en muchos aspectos, que no se plantea en el espacio de la confrontación, sino en el de una modernización de estructuras en las que los mismos actores, todos piezas esenciales de nuestras sociedades, deben estar presentes en una nueva arquitectura sociopolítica y legislativa.

La educación sigue siendo una asignatura pendiente desde diferentes puntos de vista. Todavía hay demasiadas niñas excluidas de este derecho fundamental. Aunque numerosos estados han realizado esfuerzos incentivando la educación de toda la población e instituyendo la enseñanza privada obligatoria para los dos sexos, no ha cambiado el modelo educativo que difunde los valores de la familia tradicional con lo que resulta difícil cambiar el concepto de la mayoría de la sociedad.

El objetivo de los poderes públicos choca a menudo con las familias que consideran de manera generalizada la educación de las mujeres como algo secundario. Un enfoque igualitario y no sexista, reflejo de una evolución social que es una necesidad, que garantice el acceso de la mujer a la sociedad de la información, como una aspiración que excede el ámbito de lo educativo para entrar de lleno en los campos de la democratización política y el mundo laboral abriendo el camino a la independencia ecónomica y por tanto ofreciendo mayores cotas de libertad.

A lo largo de los años noventa se ha avanzado en distintos foros internacionales hacia la definición del derecho a la protección de la salud de las mujeres como un derecho inseparable de los derechos humanos fundamentales. Cuestiones como la salud reproductiva y del dominio por parte de las mujeres de sus cuerpos y destinos, se deben debatir junto a los factores que más condicionan el estado de salud de las mujeres en nuestro ámbito geográfico, así como las estrategias que se están aplicando y que deberían apoyarse.
 

La conclusión de todo ello es que sigue siendo necesaria la creación de foros de debate y diálogo, y, ante la actual situación, el desarrollo de redes internacionales que reflexionen sobre la nueva sociedad internacional. El diálogo entre administraciones públicas y organizaciones de mujeres resulta igualmente fundamental, y la incorporación de entes supranacionales como la Unión Europea o la Liga Arabe puede dotar al proceso de un valor añadido.

El desarrollo de este tipo de foros como lugares de encuentro donde se puedan concretar propuestas e intercambiar experiencias, como ámbitos para el desarrollo de consensos y el fortalecimiento de un  movimiento de mujeres verdaderamente multicultural en el Mediterráneo, no puede sino generar los resultados positivos que espera alcanzar este Primer Encuentro de Mujeres del Mediterráneo en Andalucía, resultados que tendrán continuidad en la Construcción de una Red de Mujeres del Mediterraneo a través de Internet con el objetivo de propiciar el intercambio de información y estrategias para la necesaria construcción de un espacio común, plural, abierto, respetuoso con las diferencias pero al mismo tiempo tiempo con un punto de referencia claro en la defensa de los Derechos Humanos universales de las mujeres.