ENCUENTRO INTERNACIONAL DE SOLIDARIDAD ENTRE MUJERES
MUJER, ECONOMIA Y DESARROLLO SOSTENIBLE
INFORME DE RELATORIA
 

La Comisión: Mujer, Economía y Desarrollo Sostenible, sesionó en el Palacio de las Convenciones, el día 14 de abril como estaba previsto.  La presidencia de la misma estuvo compuesta por las compañeras:

* Nora Castañeda del Frente Continental de Mujeres por una Vida Digna, Venezuela, como Presidenta
* Susana Marañao, Brasil
* María Prifti, Vice presidenta Unión de Mujeres Griegas
* Martha Nuñez, Universidad de La Habana, Cuba
* Betty Burkes, Presidenta Sección WILPF, Estados Unidos, como animadora

En la comisión participaron representantes de 50 países.  Hubo 60 intervenciones y un número importante de contribuciones escritas cuyo sentir ha sido incorporado en esta relatoría.

La Presidenta expresó que las verdaderas expertas fueron las participantes en la Comisión y propuso a las reunidas un marco referencial para canalizar la discusión y enfatizó el propósito de lograr un documento final que diagnosticara el tema de la Comisión y resumiera las propuestas de acciones.  Asimismo se decidió confeccionar una lista con los datos de todas las participantes de la Comisión para circularla entre nosotras y propiciar la creación de una red de mujeres interesadas en el tema.

La Comisión abordó los temas referidos a la mujer y la sociedad en el contexto contemporáneo.  Fueron denunciados enfáticamente las consecuencias de las políticas neoliberales y de los programas de ajuste estructural aplicados en los países subdesarrollados para permitir una desregulación estatal de las economías que facilita la reproducción creciente del capital especulativo, en detrimento de la economía real y de las trabajadoras y los trabajadores.  Todo ello amparado en la concepción de la flexibilidad de los factores de la producción que incluye la fuerza laboral y priva de los derechos elementales de seguridad a la sociedad.  La esencia del modelo  neoliberal radica en que reduce al ser humano a la condición de consumidor/a.  En consecuencia quien no consume no merece ser tomado en cuenta, quien no tiene capacidad de compra es un/una potencial excluido/excluida de todo derecho a tener derechos.  No existen las sociedades en su inmensa riqueza espiritual humanística.  Como componente sistémico estas políticas han estado presente en los países de la Triada y afectan tanto a las mujeres del llamado mundo desarrollado como del mundo subdesarrollado.

Tema de especial interés y énfasis fueron los problemas de desindustrialización, pérdida de las capacidades productivas; de la soberanía conductual de las economías y la disminución del papel de los Estados que impide la ejecución de objetivos nacionales de desarrollo.

Se debatió acerca del concepto de desarrollo sostenible y la incongruencia de la búsqueda de un desarrollo como proceso integral de la sociedad con perdurabilidad y con el ser humano como objeto y sujeto de su futuro con las políticas que otorgan al Mercado un papel central y preponderante.  La Comisión entendió como desarrollo sostenible el compromiso de impulsar un desarrollo integral que este centrado en los seres humanos de manera que la equidad, la sustentabilidad ambiental y la solidaridad primen en él.

En relación a la equidad la entendemos en un amplio sentido que incluye la justicia social y la equidad de género, entre otras.  Estas concepciones conllevan la necesidad de redefinir la relación entre Estado - Mercado y Sociedad de manera que la irracionalidad del mercado pueda ser controlada por el primero y la sociedad organizada pueda tomar parte activa en la conducción de su propio destino, sin eliminar la responsabilidad del Estado.

El Estado no debe ser un mero facilitador del Capital y para ser realmente eficiente debe cumplir su función social de servir a los intereses de los pueblos a los cuales representa.  Esto es, un desarrollo humano que proporcione una vida digna "con todos y para el bien de todos".  Y nosotras agregamos "con todas".

Se entendió que este desarrollo sostenible requiere de una plena e igualitaria participación de las mujeres en todos los aspectos de la vida social económica y cultural.  El concepto por lo tanto da cuenta, tanto de las relaciones armónicas con la naturaleza como de la elevación de la calidad de la vida de las mujeres y los hombres, con la plena participación de las primeras en la toma de decisiones.

Estos criterios, permitirían hacer realidad la definición de desarrollo sostenible según la cual éste satisface las necesidades materiales, culturales y espirituales de los hombres y las mujeres del presente, sin comprometer las capacidades de futuras generaciones.

Anotamos que el término de desarrollo sostenible lo manejan hoy incluso quienes impulsan el modelo neoliberal que aplican políticas que son realmente representativas de un crecimiento  anti-sostenible para las sociedades.  Su signo real es la destrucción de los recursos del planeta.

Tanto en los países del mundo desarrollado como en algunos del mundo subdesarrollado la pobreza no sólo crece sino que se intensifica en niveles de pobreza crítica.  Sus consecuencias son bien conocidas y en muchas ocasiones son irreversibles.  Sucede así con los niños y niñas que enfrentan daños a su capacidad intelectual por desnutrición.  Se enfatizó la constatación de una feminización de la pobreza a escala de todo el planeta.   Fue reconocida la necesidad de verificar los indicadores socio-económicos que hagan evidente este fenómeno.

Así no se logra un desarrollo sostenible

En la Comisión fue destacado el enfoque de género en la economía a partir de su consideración en cuatro dimensiones fundamentales.

Las condiciones de la participación de la mujer en la producción se agravan.  Así ocurre en las maquilas, en las zonas francas industriales con condiciones infrahumanas y sin protección legal; en las microempresas de sobrevivencia familiares que no tienen posibilidades de desarrollo tecnológico y financiamiento sostenido.  Bajo supuestos de estrategias de sobrevivencias, éste es el papel que se asigna a la mujer.  Ello da lugar a empleo de alta precaridad que consumen la vida de las mujeres y que se articulan con el trabajo doméstico no remunerado, todo lo cual la destruye como elemento vital del desarrollo sostenible.  También existen diferentes modalidades de contratación de trabajo parcial y a tiempo determinado para privar al trabajador/a de sus derechos laborales.

Existe una cada vez mayor distribución regresiva del ingreso, que provoca que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.  Este proceso ocurre al interior de cada país y a nivel internacional y es el eje central de estos fenómenos económicos.  Sectores de vital importancia para el desarrollo de las sociedades como la educación, la salud, la cultura se ven mal remunerados y sometidos a permanente conflicto por lograr sobrevivir en estas condiciones.

Las mujeres se incorporan cada vez más al mercado de trabajo en muchos casos no como evidencia de desarrollo e independencia sino como producto de la acuciante crisis que la obliga a aceptar condiciones precarias de trabajo para contribuir al sostenimiento de sus familias.  Hablamos por tanto no solo de la feminización de la pobreza sino de la feminización de la población económicamente activa en condiciones de alta precariedad.

En la medida que la población económicamente activa se feminiza cada vez más, el movimiento sindical está llamado a elevar su atención a las mujeres trabajadoras por las condiciones precarias en que se generaliza su empleo.  Igualmente los movimientos de mujeres debemos acercarnos a los sindicatos reconociendo que nos unen objetivos de lucha frente a los impactos desbastadores de las políticas neoliberales.  También debemos dar aportes concretos para sensibilizar y comprometer a los compañeros frente a las cuestiones de género dentro del mundo del trabajo.

Frente a un consumismo incontrolado de las élites de  poder, que lo hacen siguiendo modelos de consumo impuestos desde otros países cada vez es mayor la cantidad de capas de la sociedad que no tienen acceso a un consumo mínimo para su sobrevivencia.  Grandes mayorías, a las que se ha inoculado con estas expectativas, no pueden adquirirlos.  Esto provoca situaciones de violencia general y específicamente hacia la mujer.

Es necesario medir el valor del trabajo no remunerado de las mujeres en dos ámbitos:  el doméstico, cuyo propósito fue aprobado en Beijing en las denominadas cuentas separadas de la contabilidad nacional; el trabajo de las mujeres que apoyan el trabajo familiar remunerado y que permanece invisible sobre todo en la zona rural.

Se expresó la necesidad de contraponer a la globalización neoliberal la formación y el fortalecimiento de redes internacionales de organizaciones de mujeres que sean capaces de articular sectores de la sociedad civil que han sido excluidos en el proceso de aplicación de las políticas neoliberales.

Se patentizó la condena al Gobierno de los Estados Unidos por el bloqueo impuesto a la República de Cuba por su carácter violatorio de los derechos inalienables de los pueblos a decidir su destino, en el entendido de que esa solidaridad con Cuba es también manifestación de solidaridad con todos los que luchan por su independencia y soberanía y que han sufrido agresión extranjera.  Asimismo se propuso desplegar actividades de solidaridad con Cuba en cada uno de sus países.

Hay que desarrollar investigaciones científicas con visión de género, sobre la problemática de la mujer, la economía y el desarrollo sostenible.  Sugerimos formar redes de científicas sociales que trabajen en universidades y centros de investigación de todos los países y que coloquen el conocimiento producido al servicio de los movimientos de mujeres y de nuestros pueblos.

De la misma forma resulta necesario producir un intercambio de información entre nuestras organizaciones de mujeres que permita ganar en experiencia de las formas de lucha y actividades que se desarrollan en el mundo.  En este empeño puede jugar un papel relevante la formación de una red internacional de mujeres para enfrentar las políticas neoliberales que promueva encuentros nacionales, regionales y mundiales.

Relevante papel habrá de jugar en estas luchas la capacitación de nuestras mujeres y esa puede ser una función que jueguen con mayor fuerza nuestras organizaciones como muestra de solidaridad nacional e internacional.

Participantes en la comisión coincidieron en destacar la urgencia de lograr una participación más activa como mujeres individuales y como organizaciones femeninas en la vida nacional, aportando la perspectiva de género a las evaluaciones de la sociedad, logrando un acceso al poder y a la participación en la toma de decisiones fundamentales que propicie que los diseños macroeconómicos de las naciones se permeen de esta perspectiva de género.  Fue considerado de importancia en este sentido la experiencia en la lucha por la paridad en los órganos representativos de la sociedad desarrollado en Francia y España entre otros.  Se constató la conveniencia de que estas formas de lucha sean consideradas y eventualmente adaptadas a las condiciones propias de cada país.

Sólo ello nos permitirá influir decisivamente para que se propugnen cambios estructurales pero con políticas que no agredan al medio ambiente; que los flujos de capital que lleguen al país no expolien las riquezas naturales sino que se inserten en proyectos nacionales de desarrollo; que las políticas domésticas consideren al mercado interno como parte del proyecto de desarrollo nacional con las consecuentes políticas generadoras de empleo y el redescubrimiento de tecnologías que permitan conservar los hábitos de consumo propio de nuestras culturas, historia y acceso.  En ese contexto fue destacada la urgencia de lograr pleno acceso a los servicios financieros nacionales que permitan sustentar la industria nacional en particular para los proyectos que benefician a las mujeres.

Tal fue, pues, la situación abordada.

Tales  son los retos, los desafíos que las mujeres asistentes a la Comisión   No. 1 nos planteamos, y que traemos al plenario para que los movimientos y organizaciones los tomen en cuenta en sus actividades.