LAS MUJERES DE COLOMBIA SE MOVILIZARON POR LA PAZ
25 de JULIO - 2002


Viernes 25 de julio de 2002

Mujeres víctimas de la guerra en Colombia inician marcha en Bogotá
Clamando por un diálogo de paz y advirtiendo que no quieren parir más hijos para la guerra, cientos de mujeres víctimas del conflito armado de Colombia se congregaban en el parque Nacional de Bogotá para marchar después hacia la céntrica plaza de Bolívar. Las mujeres, procedentes de diversas regiones del país, llamaron en el parque Nacional al gobierno y a los grupos guerrilleros a emprender un diálogo para solucionar por la vía de la negociación política la guerra que desde hace cuatro décadas azota a Colombia.
"Pedimos que haya un proceso de paz y no queremos parir más hijos para la guerra", dijo a los periodistas Elizabeth Lemus, viuda de un policía que murió en un combate con los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc, 17.000 efectivos).
"Nuestros hijos, esposos, padres o hermanos están cayendo en esta guerra absurda; por favor detengan este conflicto, vuelvan al diálogo", señaló Lemus, antes de iniciar la marcha hacia la Plaza de Bolívar -cerca de la Casa Presidencial, el Congreso, el Palacio de Justicia y la catedral primada- donde los organizadores del movimiento esperan reunir a unas 20.000 mujeres. Terra Colombia/AFP
 

Paz Mujeres marcharon contra el conflicto armado: “No pariremos más hijos para la guerra”
Unidad de Paz
En un hecho sin precedentes, más de 20 mil mujeres, provenientes de diversas regiones del país, marcharon ayer hasta la Plaza de Bolívar
bajo una consigna clara: “Ni un día más, ni un peso más, ni un hombre más, ni una mujer más para la guerra. Todo para la vida”. Con el objetivo de pronunciarse colectivamente y de manera civilista en contra de la guerra, las mujeres dejaron en claro el objetivo de la marcha: fortalecer un amplio movimiento de mujeres contra la guerra, clamar por la demilitarización de la vida civil y la recuperación de la civilidad, presionar la
negociación política del conflicto armado, y exigir que se retomen los diálogos de paz con participación directa y autónoma de las mujeres.
Cinco iniciativas, que aglutinan a más de 600 organizaciones de mujeres de todo país, fueron las convocantes de la marcha, que partió desde el Parque Nacional y culminó en un acto cultural en la Plaza de Bolivar: la Ruta Pacífica de Mujeres, la Iniciativa de Mujeres por la Paz, la Mesa de Concertación de Mujeres, la red Nacional de Mujeres y la Organización Femenina Popular.
“Las mujeres de varias iniciativcas hemos decidido poner todo nuestro empeño y esfuerzo político para presionar el surgimiento de un nuevo
proceso de negociación que incluya a etnias, razas, géneros, generaciones, profesiones de todas las clases sociales y religiones; a quienes viven en los campos y en las ciudades, es decir, un proceso que incluya el país diverso que somos”, indicó Patricia Buriticá, integrante del comité organizador y vocera de la Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz.
“No queremos más soluciones armadas, requerimos respuestas civilistas. Estamos convencidas de que la militarización de la vida en las ciudades y los campos sólo conduce al recrudecimiento de la violencia y al surgimiento de nuevos actores de la guerra”, señaló Buriticá.
De acuerdo con las organizadoras de la movilización, la realidad del país hoy exige una postura ética y política contra la guerra: la resistencia activa no violenta.
“Frente a los actores armados ilegales, convocamos a las colombianas y colombianos a construir la autonomía y a defender la resistencia civil, la cual no debe continuar siendo usurpada por el Estado en el ámbito nacional y regional”, indicó Maria Del Pilar Córdoba, representante de la Ruta Pacífica de Mujeres, y una de las organizadoras de la marcha. Una de las demandas hechas ayer por el movimiento de mujeres, es que el presidente electo, Alvaro Uribe Vélez, se comprometa ante mujeres colombianas con una política de Estado a favor de la búsqueda inmediata de salidas políticas y negociadas para el conflicto armado y social del país.
“No estamos dispuestas y nos opondremos a apoyar la política de armar 1 millón de personas para contribuir con la fuerza pública. El Estado no puede, bajo ningpun pretexto, involucrar a la sociedad civil en el conflicto armado”, señaló el documento elaborado por las iniciativas convocantes, el cual resume las propuestas de las mujeres en contra de la guerra. Las mujeres hicieron un llamado para que Estado e insurgencia lleguen a acuerdos humanitarios que tengan en cuenta las violaciones a mujeres, el involucramiento de los y las menores en la guerra, el reclutamiento forzado, el uso de armas no convencionales, el uso de glifosato, la liberación de los secuestrados, y la rendición de cuentas por, parte del Estado, de todos los desaparecidos y desaparecidas en el país.
También exigieron ser tenidas en cuenta de manera autónoma en los futuros proceso de paz que se entablen entre el gobierno y las guerrillas.
“Demandamos del Estado, en el proceso de negociación política con la insurgencia, la participación directa, autónoma y decisoria de las mujeres, con la inclusión de las respectivas agendas. No legitimamos que los actores armados o políticos hablen en nombre de las mujeres, o que representen nuestros intereses”, concluyó el documento.
Las mujeres declararon que se negarán a ser reclutadas para la guerra, que no vestirán a los niños y niñas con prendas militares, y que no permitirán su ingreso a guarniciones, batallones o estaciones militares ni policiales, frentes o campamentos guerrillero o paramilitares.
“Nos negamos a pagar impuesto para la guerra y exigimos que los impuesto que pagamos se constituyan en nuestro aporte para la inversión social, que conlleve al desarollo humano sostenible para los más de 26 millones de pobres del país”, señalaron las mujeres en el documento leído en la Plaza de Bolívar.
“Exhortamos a todas las mujeres y hombres de Colombia, a derrochar creatividad, utopías, solidaridad, inteligencia, capacidad política, nuestro indeclinable compromiso con la vida y el acumulado social que progresiva y lentamente hemos tejido, para construir un país pluralista, democrático, autónomo y soberano”, consluyó el documento.
Fuente:http://www.elespectador.com/paz/nota1.htm
 

Las mujeres, unidas para exigir que la guerra pare.
Casi todo el país viajaron a Bogotá para pedir que pare la violencia.
Familiares de secuestrados y desaparecidos unieron sus voces.
Anoche colmaron la Plaza de Bolívar. Cantaron y oraron por la paz.

Medellín y agencias
Con una larga bandera de Colombia, arengas y afiches contra la guerra y pidiendo una salida negociada al conflicto, miles de madres, hijas y esposas marcharon ayer a la Plaza de Bolívar, en Bogotá, para decir no a la violencia del conflicto armado.
"No queremos parir hijos para la guerra", dijo la presidenta de la Organización Femenina Popular (OFP), Yolanda Becerra, en este encuentro en el que había indígenas, sindicalistas, madres, hijas y esposas de secuestrados y activistas de derechos humanos.
"Ni un hombre, ni una mujer, ni un peso para la guerra", decía por un altoparlante una de las animadoras en esta marcha de unas 25 cuadras, una larga distancia para algunas de las mayores, muchas de las cuales son madres de miembros de las fuerzas de seguridad en poder de la guerrilla. Buena parte de las participantes llegaron en buses, luego de largas horas de camino, incluso atravesando zonas de guerra, para estar presentes con unas 600 organizaciones femeninas en la Marcha Nacional de Mujeres por la Paz.
"Somos las mujeres las que tenemos que iniciar las marchas y sembrar la semilla de la paz", dijo Sandra Tunubalá, indígena de la etnia guambiano, que llegó en la mañana, luego de catorce horas de viaje en bus, con otra veintena de mujeres de la región del Cauca.
Otro grupo de mujeres, de la organización Ruta Pacífica, afirmó que vienen porque estamos "en un momento desesperado y hay que hacer algo". Para algunas de las mujeres la paz es un deseo abstracto por el bienestar general del país. Para otras es un sufrimiento que les afecta directamente en condición de madres, esposas, hermanas e hijas. Esperan a los muchachos La madre del teniente Elkin Hernández, en poder de la guerrilla de las Farc, desde hace casi cuatro años, suplicó por un mecanismo para que su hijo vuelva al hogar.
"Desde que lo secuestraron no tenemos vida, ni dormimos bien", dijo Magdalena Rivas, de 68 años, quien caminaba lentamente.
"Esperamos que el nuevo presidente tenga un corazón más humano y haga algo para liberarlos", dijo antes de ponerse un tapabocas con la palabra "libertad". Las Farc tienen en su poder a casi medio centenar de oficiales y suboficiales de la policía y el Ejército, cinco ex congresistas, doce diputados, un gobernador, una ex candidata presidencial y dos ex ministros que busca cambiar canjear por guerrilleros presos en las cárceles colombianas. El Gobierno ha rechazado el intercambio de personalidades por los que llama criminales vencidos en
juicio bajo las leyes colombianas. Algunas de las manifestantes eran parientes de los llamados secuestrados políticos, como las hijas
de la ex senadora Consuelo de Perdomo.Todas tenían en común su rechazo a la guerra que azota al país desde hace medio siglo, su clamor
por un diálogo y la esperanza de un futuro mejor para los colombianos, de los que 22 millones son mujeres.
"No a la guerra, negociación ya", "vamos a derrotar la violencia", "ni un hijo más para la guerra, todo para la vida", "soy civil y estoy con la paz", gritaban las manifestantes, que llegaron de por lo menos doce departamentos del país en decenas de autobuses.
"A un sobrino lo mató la guerrilla hace cuatro años y a un hijo mío lo amenazaron de muerte. Dejamos todo...", relató Milvia Robles, de 52 años, desplazada de Cúcuta.
Fuente: http://www.elcolombiano.terra.com.co/hoy/ndh001.htm

EL TIEMPO
Mujeres le exigen a Álvaro Uribe una salida negociada al conflicto armado
Cientos de mujeres llenaron ayer el Parque Nacional de Bogotá con sus morrales y sus fiambres recalentados por horas de viaje. Unas marcharon vestidas de negro por el duelo que les ha provocado la guerra. Otras, de verde, por la esperanza de un país en paz. Y algunas con camisetas naranja porque creen en la vida a pesar de la viudez, el desarraigo y los hijos que le han entregado a la muerte.
Hicieron hasta 20 horas de camino, en buses, desde los pueblos y las capitales del Atlántico, Bolívar, Córdoba, Santander del Norte, Santander, Antioquia, Chocó, Risaralda, Caldas, Tolima, Valle, Cauca, Putumayo y Nariño. Desde el Parque Nacional caminaron luego hacia la Plaza de Bolívar.
"Nos opondremos a la política de armar un millón de personas para contribuir con la fuerza pública. El Estado no puede, bajo ningún pretexto, involucrar a la sociedad civil en el conflicto armado", dijo en nombre de todas Yolanda Becerra, de la Organización Femenina Popular (OFP), del Magdalena Medio.
Cerca de diez mulatos, agricultores de la vereda Villapaz de Jamundí, en el Valle del Cauca, que llegaron acompañando a sus esposas, quedaron perdidos en medio de la multitud femenina. Unas 20.000 mujeres llegaron a la capital del país.
"Las mujeres tienen la fuerza y hay que seguirlas", reconoció el más viejo de los campesinos, Silvio Adolfo Menzú. Como él, otros hombres las siguieron en su recorrido por la carrera séptima hacia la Plaza de Bolívar. Ayer fue el día en que ellas hablaron por ellos: "Ni un día más, ni un peso más, ni un hombre más, ni una mujer más para la guerra", gritaron en su camino hasta la vecindad del palacio presidencial. Escogieron el 25 de julio para venirse a Bogotá por ser una fecha cercana a la salida del presidente Andrés Pastrana y a la llegada de Uribe a la Casa de Nariño.
"Al uno teníamos que decirle que no nos dejaron contentas los resultados de los diálogos de paz y, al otro, que no vemos propuestas para llegar a una negociación", dijo María Eugenia Sánchez, de la Ruta Pacífica. Al Gobierno, a la guerrilla y los paramilitares las mujeres les dijeron que se niegan a vestir sus niñas y niños con prendas militares. Las campesinas, las sindicalistas, las viudas, las desplazadas y las solidarias no fueron solo una multitud que bloqueó el tránsito por la tradicional carrera séptima. Fueron, según ellas mismas, "una masa con conciencia, con postura política" que se hizo sentir en la Plaza de Bolívar hasta pasadas las ocho de la noche.