México, DF, julio 1998 (Britta Scholtys/ CIMAC).- En relación al uso de los anticonceptivos, el aborto y el divorcio, la mayoría de las y los católicos en el mundo se contraponen a la enseñanza de la jerarquía eclesiástica que prohibe explícitamente la aplicación de los métodos anticonceptivos y la interrupción de un embarazo no deseado, afirmó María Consuelo Mejía, coordinadora mexicana de la organización civil internacional Católicas por el Derecho a Decidir, durante la presentación del documento La Opinión Católica ante la Reproducción.
Con esta visión conservadora, patriarcal y jerárquica, El Vaticano no sólo rompe con los derechos humanos, sino también pone en riesgo la salud e integridad de las mujeres, destacó la católica feminista.
Los estudios de actitudes y prácticas de la población católica mundial, presentados en el documento, comprueban por primera vez que el disentimiento en las personas creyentes -y en algunos países, hasta los dirigentes eclesiásticos- llega a ser la posición de las mayorías.
"La Iglesia somos todas las personas católicas, y no sólo la jerarquía eclesiástica, y por lo tanto, tenemos toda la libertad de consciencia para tomar las decisiones morales", explicó María Consuelo Mejía.
Con la nueva Encíclica, en donde el Papa Juan Pablo II condena el disenso teológico en materia moral, "El Vaticano sigue un camino conservador que es muy dañino", añadió.
Por su parte, la antropóloga feminista y fundadora del grupo en México, Sylvia Marcos, reafirmó la importancia del documento presentado que "comprueba lo que sabemos desde hace más de veinte años". Platicó de un estudio piloto realizado por ella hace 25 años con mujeres mexicanas de barrios populares, quienes reclamaron su derecho a decidir sobre la cantidad y/o el espaciamiento de sus hijas e hijos.
"En este entonces, una mujer creyente me dijo: a mí, el Papa no me va a alimentar a mis hijos, y por eso, soy yo quien decide cuántos quiero" comentó la antropóloga. Y añadió que el resultado del documento da cuenta de que hay un sector amplísimo de las y los católicos que empiezan a introducir la democracia a la iglesia.
"Si la Iglesia Católica
no quiere correr el riesgo de perder a cada vez más fieles, tendría
que cambiar su visión y respetar los derechos sexuales y reproductivos
de las mujeres y los hombres, reconocidos y ratificados internacionalmente
por las Naciones Unidas en las conferencias sobre los derechos humanos
en Viena (1993) y sobre la Mujer en Beijing (1995)", destacó de
su lado el doctor Juan Guillermo Figueroa del Colegio de México
y Miembro del Consejo Asesor de
Católicas por el
Derecho a Decidir.
El estudio La Opinión
Católica ante la Reproducción. Un Panorama Mundial, documenta
la desobediencia deliberada de la grey católica a la encíclica
Humanae Vitae de 1968, que según el sociólogo Andrew Greley
ha sido el cambio más importante en los últimos 25 años
de la
historia católica.
En el caso de la anticoncepción,
los datos que afirman esta "desobediencia", revelan que, por ejemplo en
la República Checa, el 64 por ciento de las católicas casadas
usa anticonceptivos, además de la abstinencia que es el único
método no sancionado por el Vaticano. En Estados Unidos, el 59 por
ciento de las católicas en edad reproductiva practica la anticoncepción,
proporción que es prácticamente equivalente al 60 por ciento
de la población en general. De las
estadounidenses católicas
hispanohablantes que asisten regularmente a misa, casi un 40 por ciento
utiliza algún método "prohibido".
Según la enseñanza de la jerarquía eclesiástica, las relaciones sexuales sirven únicamente para la procreación, y los valores que permiten relaciones sexuales fuera del matrimonio son "hedonistas", según argumenta El Vaticano, y provienen de los países occidentales desarrollados.
Sin embargo, en algunas naciones en vía de desarrollo es una práctica común entre las católicas, comprobada por los datos del estudio presentado: En Boshuana, por ejemplo, las mujeres que nunca se han casado y que usan la anticoncepción son el 38 por ciento, mientras las viudas, separadas y divorciadas son el 37 por ciento. En Brasil la proporción para las no casadas es del 13 por ciento y para la segunda categoría del 48 por ciento. En Liberia, la proporción es de 26 y 18 por ciento respectivamente, mientras en Namibia es de 18 y 17 por ciento, respectivamente.
La opinión católica
que piensa que el uso de anticonceptivos no es inmoral también
es un indicativo de este cambio de actitud respecto a lo establecido en
la Humanae vitae: En Bélgica, 55 por ciento de los fieles no está
de acuerdo "del todo" con esas enseñanzas; en Canadá, 91
por ciento de creyentes acepta de buen grado el control artificial. Sólo
ocho por ciento acepta moderadamente las medidas. En República de
Irlanda, donde la militancia religiosa ha llevado incluso a enfrentamientos
de tipo político, el 52 por ciento de la grey rechaza la oposición
del Vaticano
a los anticonceptivos y
entre los que tienen 18 y 34 años de edad la proporción de
rechazo es del 71 por ciento.
En cuanto a la oposición
de la alta jerarquía de la iglesia católica a toda forma
de interrupción del embarazo, incluidas aquellas ocurridas en los
estados más primitivos del desarrollo embrionario cuando no hay
implantación del óvulo fecundado, como puede ser la píldora
del día después o la anticoncepción de emergencia,
no toma en cuenta que su grey se encuentra muy separada de estas opiniones.
Así, en Australia sólo el 54 por ciento de la población
católica está de acuerdo con la
afirmación de que
el aborto no debe ser legalmente posible, pero el 72 por ciento opina que
la decisión al respecto deben tomarla las mujeres y sus médicos.
En Brasil donde más del 76 por ciento de los creyentes sabe que el aborto está prohibido el 40 por ciento piensa que debe ser la pareja la que libremente decida al respecto y el 51 por ciento no pretendería convencer a una mujer de no hacerse uno. En Canadá el 77 por ciento afirma que debe permitirse. En Gran Bretaña el 50 por ciento de los católicos opina que es la mujer es quien debe decidir si continúa o no su embarazo.
En Irlanda del Norte, el
67 por ciento afirma que permitiría el aborto si es por consejo
legal del médico. Las mujeres católicas que abortan son otro
punto de interés en esta nueva visión en Brasil; por ejemplo,
el 92 por ciento de las mujeres que recibieron atención hospitalaria
por haber
tenido abortos ilegales,
eran católicas.
En el continente americano 421.2 millones de personas son católicas, mientras que en Europa hay 287.5 millones, en Oceanía 7.7 millones, en Africa 102.9 millones y en Asia, 96,7 millones. En Sudamérica viven 272.6 millones de católicas y católicos, pero es un área donde la Iglesia ha sufrido un decremento entre 1976 y 1994 de un 91 a un 88 por ciento, mientras que en Centroamérica y Norteamérica el crecimiento se ha estancado y en Africa se ha duplicado la cifra de creyentes.