VALCARCEL, Amelia  (Madrid, 1950)

Conjuga sus reflexiones filosóficas con su teoría feminista. Se la considera como la máxima defensora del "feminismo de la igualdad"
Presidenta de la Asociación Española de Filosofía María Zambrano

De 1993 a 1995 fue consejera de cultura del Principado de Asturias. En la actualidad es profesora de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Oviedo y pertenece a distintos grupos de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y a consejos de redacción de diferentes editoriales y revistas.

Finalista del premio Nacional de Ensayo 1989 por su libro Hegel y la Ética. Sobre la superación de la "mera moral" (1988)

La obrá que le consolidó el prestigio como pensadora feminista fué Sexo y Filosofía (1991). En esta obra afirma la necesidad de hacer del feminismo una teoría política, una teoría del poder.

Simone de Beauvoir es recordada y valorada por A. Valcárcel como la autora de una "fenomenología de la mujer tal como ha sido pensada por el varón", de un estudio de las figuras de la heteronomía, de las "designaciones ilegítimas" a las que cada mujer debía plegarse para encontrar su sitio en la sociedad patriarcal (madre, puta, etc.).

Valcárcel considera que el primer feminismo forja sus armas en ese individualismo occidental que fue terminando con distintos genéricos como el linaje o los estamentos para dar lugar a los sujetos trascendentales o agentes morales racionales, a los ciudadanos dotados de iguales derechos. Individualismo es sinónimo de autonomía y no de insolidaridad.

Así, el colectivo "mujeres'' no ha de construirse a los fines de la lucha recurriendo al esencialismo o al naturalismo. Simplemente, se ha de reconocer que las mujeres comparten la designación (heterodesignación, de-signación patriarcal) "la mujer" y un número determinado de figuras, una fenomenología, no una esencia. Comparten una "posición funcional" (la sumisión) distinta a la de los hombres. La gran tarea feminista es, para esta filósofa, terminar con los islotes de naturalismo (con las "designaciones ilegítimas" que definen lo que es propio de un sexo) aplicando las categorías políticas de la demo-cracia a la familia. Para lograrlo, ha de alcanzar la capacidad de pacto y superar el miedo al poder.

Éste no debe ser entendido a la manera contracultural como sustancia oscura y maléfica, sino según el concepto espinoziano de poder de la voluntad que anima el pensamiento moderno. "Reclamar la individualidad es el necesario golpe en la base del estereotipo genérico." Pero para conseguir la individualidad hay que realizar una tarea colectiva superando la falta de estructuras del movimiento feminista.

Y en este momento en que la crisis de las ideologías dificulta a menudo la definición de la identidad de izquierda y derecha, propone el feminismo como test de diferencias entre ambas posiciones políticas.
 
 
 

BIBLIOGRAFÍA.

Sexo y Filosofía. Sobre "Mujer" y "Poder", Barcelona, Anthropos, 1991;
Del miedo a la igualdad, Barcelona, Crítica, 1993;
"Misoginia romántica: Hegel, Schopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche", en Alicia H. Puleo, Madrid, Ministerio de Educaciún y Ciencia, 1993;
"Sobre revolución y misoginia'', en Celia Amorós, Actas del Seminario Permanente "Feminismo e Ilustración" 1988-1992, Instituto de Investigaciones Feministas, Universidad Complutense de Madrid, 1993;
Amelia Valcárcel (comp.), El concepto de igualdad, Madrid, Fundación Pablo Iglesias, 1994. Alicia Puleo,
"Amelia Valcárcel", en Philosophinnen-Lexikon, trad. Ma Luisa Cavana, ein-Fach-verlag, 1994.