CONTRADICCIONES Y RIESGOS DE LA CULTURA SEXUAL EN AMÉRICA LATINA

        Por Valerie Schwartz
        Crónica Mensual del Instituto Panos
        28 de julio de 1999
 

En los últimos años las mujeres en América Latina vienen ocupando influyentes cargos ministeriales, legislativos y judiciales e incluso ha habido ya varias candidatas a la presidencia con dos de ellas elegidas. El número de licenciadas universitarias ha aumentado considerablemente y las mujeres han llegado a representar hasta el 50 por ciento de la fuerza laboral, algunas en altos puestos de responsabilidad.

Sin embargo, de acuerdo con la periodista Silvana Paternostro, estos adelantos no se traducen en un mayor control sobre sus propias vidas. Muy pocas cuestionan seriamente el sistema patriarcal y la influencia de la iglesia católica que han predominado desde la llegada de Cristóbal Colón, explica en su libro «In the Land of God and Man, Confronting our Sexual Culture» ("En la tierra de Dios y del hombre: Confrontando nuestra cultura sexual").

"La sociedad e instituciones siguen siendo machistas y las leyes siguen siendo establecidas por los hombres", dice Paternostro y añade: "la virgen María y (las reinas de belleza) no pueden seguir representando nuestros únicos ídolos o aspiraciones".

El objetivo de la periodista no es puramente condenar el machismo y la desigualdad de los géneros en América Latina. Ella intenta demostrar que en la época del SIDA, el control que ejercen los hombres sobre las mujeres, ya sea como padres, esposos, líderes religiosos, alcaldes, jueces, y en últimas, a todo nivel de la sociedad, constituye un grave peligro para la salud de la mujer.

La globalización y la epidemia del SIDA han expuesto realidades ocultas que son producto del peso social de la religión y de una cultura sexual ambivalente, explica la periodista. "El sexo para las mujeres siempre ha sido algo secreto y objeto de culpa, mientras que la bisexualidad masculina, la prostitución, los travestis y otras conductas de alto riesgo son aceptadas e incluso consideradas como una parte rutinaria de la vida de los hombres en cualquier clase social".
 

VIRILIDAD VS. VIRGINIDAD

Paternostro recorrió Latinoamérica durante seis meses entrevistando a epidemiólogos, sociólogos, antropólogos, activistas en la lucha contra el SIDA, travestis, prostitutas, gays, mujeres casadas, solteras, madres e hijas. Lo que descubrió fue sorprendente: que las mujeres casadas en Latinoamérica corren un riesgo mayor de contraer el SIDA que las prostitutas.

Al entrevistar a un epidemiólogo colombiano, descubrió que el 80 por ciento de las mujeres casadas seropositivas al VIH, fueron contaminadas por la bisexualidad oculta de sus maridos. La mayoría de estas mujeres eran vírgenes antes de casarse.

Esta actitud no sólo se encuentra en Colombia. Según diferentes estudios y entrevistas, este comportamiento bisexual prevalece en toda América Latina. Paternostro cita cinco estudios antropológicos elaborados durante los últimos 10 años sobre el fenómeno de la homosexualidad oculta de los hombres latinoamericanos. Explica que de acuerdo a estos estudios y entrevistas, para muchos hombres, tener relaciones con otro hombre es la mayor expresión de virilidad y de poder. Según Richard Parker, un antropólogo estadounidense citado por Paternostro, la homosexualidad en Latinoamérica se define por la posición que asume el hombre durante el acto sexual. Muchos hombres que tienen relaciones con otros hombres y que asumen el papel "activo" no se consideran entonces ni bisexuales ni homosexuales y tampoco son vistos como tales por otros hombres.

"El ritmo con el cual las mujeres en Latinoamérica están siendo contaminadas por el virus del SIDA está creciendo cada vez más y casi tanto como en África y en Asia, donde la proporción entre mujeres y hombres seropositivos se acerca a una mujer por cada hombre", indica. Por ejemplo en Brasil, la proporción entre hombres y mujeres seropositivos al VIH bajó de 16 hombres por cada mujer en 1986 a tres hombres por cada mujer en 1997.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, en su informe de Vigilancia del SIDA en las Américas del mes pasado, la tasa del incidencia de casos de SIDA por sexo en América Latina indica que la proporción era de una mujer por cada tres hombres en 1997, mientras que en 1998 había llegado a una mujer por cada dos hombres.

Paternostro, quien se interesó en el tema tras elaborar un artículo sobre el SIDA en América Latina para el Miami Herald, dedica su libro a uno de los principales activistas en la lucha contra el SIDA, el Dr. Jonathan Mann, quien falleció el año pasado en el accidente aéreo de Swissair. "El Dr. Mann, uno de los mayores activistas en la lucha contra el SIDA, me permitió comprender la relación íntima que existe entre salud pública y derechos humanos. Sus teorías formaron la base de mi libro al explicarme que no es a través de la distribución de preservativos como se va a cambiar algo, sino por medio de un cambio de las leyes", dijo la autora en una entrevista telefónica desde Nueva York.

Además del peligro del SIDA, comenta Paternostro, la iglesia católica está poniendo en peligro la vida de las mujeres al prohibir el uso de preservativos y abortos legales. Según un estudio del Instituto Guttmacher, que cita la periodista, por cada 10 nacimientos que ocurren en Brasil, Colombia, Perú y República Dominicana hay cuatro abortos -- un total de cuatro millones de abortos clandestinos por año en Latinoamérica. En Brasil, más del 90 por ciento de los abortos clandestinos es autoinducido y realizado en forma arriesgada. Cerca de un 50 a 60 por ciento de mujeres que recurren a los abortos clandestinos sufre complicaciones. "No hay nada que pueda detener a una mujer desesperada por ponerle fin a su embarazo -- ni la ley, ni su padre, ni su esposo, ni Dios", comenta la autora.
 

MÁS 'SEXY' PERO MENOS INFORMADAS

"Las latinoamericanas no están suficientemente educadas sobre la sexualidad. Nunca he visto mujeres que se vistan más 'sexy' que las latinas y, sin embargo, el sexo es sinónimo de pecado. Una crece en Latinoamérica con muchas contradicciones respecto al sexo". Por ejemplo, explica que consideraba que la artista latina de Pop Shakira podría ser un modelo para las jóvenes. Pero últimamente leyó una entrevista donde decía que "se reservaba para el hombre con quien se iba a casar". "Canta sobre temas de aborto, marginación urbana y no sólo sobre el sufrimiento por amor, pero por otro lado expresa un mensaje ambivalente respecto a
la virginidad", lamenta Paternostro.

El sistema machista contribuye a otra serie de problemas sociales que se interrelacionan, como la violencia de los hombres en el hogar, mayor índices de pobreza, aumento de niñas y niños en desamparo, prostitución infantil, multiplicación del VIH/SIDA y violencia contra travestis y prostitutas que resultan ser víctimas de sus propios clientes.

Según Paternostro, si las mujeres pobres tuvieran mayor acceso a la educación y a la planificación familiar, y si consiguieran la autoestima suficiente como para exigir que sus parejas usaran preservativos, habría menos niñas y niños en desamparo que terminan en la calle y que frecuentemente recurren a la prostitución para sobrevivir. En general, terminan en la calle porque sus madres no tienen los medios para cuidarles o no les pueden proteger de un nuevo compañero que se niega a alimentar a un hijo que no es suyo.

Para generar un cambio, sería fundamental que las mujeres que han logrado importantes avances a nivel político se propusieran convertirse en nuevos modelos para romper con las contradicciones que aún perduran en la cultura sexual latinoamericana. Lamentablemente, sin embargo, Paternostro asegura que dichas mujeres aún no han adoptado un mayor liderazgo en ese sentido y no han mostrado suficiente valentía para enfrentar directamente al machismo.

En el caso de Irene Sáez, quien se presentó como candidata a la presidencia de Venezuela, Paternostro comentó que "tuvo que explicar que era virgen en su campaña por el hecho de que es soltera y que tiene más de treinta años". Además cuando "Sáez era alcaldesa de un suburbio de Caracas, prohibió que las parejas se besaran apasionadamente en los parques", afirma la autora. "Como mujer candidata a un cargo político, sintió que tenía que conformarse a la idea tradicional de la mujer", explicó. "Se debe romper con muchos tabúes para que las mujeres participen en forma equitativa en la sociedad. Sólo entonces se podrá
decir que existe mayor democracia en Latinoamérica".
 

Silvana Paternostro nació en Colombia pero se educó en Estados Unidos. Actualmente es investigadora independiente en el World Policy Institute, en Nueva York. Sus artículos han sido publicados en diferentes periódicos, entre ellos el Washington Post, el Miami Herald y The Nation. En mayo fue destacada por Time Magazine como una de los 50 líderes latinoamericanos del próximo milenio. La versión en español de su libro estará disponible dentro de un año.

Valerie Schwartz está vinculada al Instituto Panos en Washington.

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Laura E. Asturias / Guatemala
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