El acoso sexual tortura a la empleada española

           La mitad de las trabajadoras se sienten en un ambiente laboral hostil, según un estudio de CC OO

           El País. 27/08/2000

           El 18% de las trabajadoras españolas se enfrenta a situaciones en las que los jefes y colegas invaden su espacio físico con insinuaciones sexuales no deseadas o son objeto del chantaje de jefes que condicionan su futuro en el trabajo a la aceptación de una relación sexual. Un estudio, el primero de ámbito nacional, sobre acoso sexual que Comisiones Obreras está a punto de concluir, y que se publicará en diciembre, apunta que el 54% de trabajadores cree que el ambiente laboral en el que se encuentra es sexualmente hostil. Se escuchan chistes groseros, se hacen alusiones incómodas sobre el cuerpo o la vestimenta de las mujeres, y, últimamente, circulan correos electrónicos impropios.
 

           MARCIA CEVALLOS, Madrid
           Que un colega le diga a una mujer qué guapa estás, que se acerque, que le haga alguna broma o le invite a cenar, como hechos aislados no debieran intimidar a nadie. "Pero basta el sentido común para saber que el colega o el jefe se están pasando de la raya", dice Rita Moreno, responsable de la Secretaría de la Mujer de CC OO. "Cuando denunciamos el acoso sexual no estamos hablando de mojigatería en las relaciones laborales, sino de una experiencia que puede perjudicar la vida laboral y personal de una mujer", dice Moreno.

           El estudio sobre acoso sexual en España que CC OO afina en estos días, revela que el hostigamiento sexual se puede producir entre personas de todo el escalafón laboral, tanto entre profesionales como entre los trabajadores de menor cualificación, y puede afectar por igual a una joven de 20 años que a una de 40. No se puede dibujar un perfil de la víctima.

           Algunas mujeres son más vulnerables. Casi un 30% de estos incidentes han tenido como protagonista a una trabajadora sin contrato. La precariedad laboral es un factor de riesgo. Otro dato significativo es que el 40% de las víctimas están separadas o divorciadas. En opinión de CC OO, una pareja estable "genera un cierto respeto" que inhibe a los compañeros.

           El estudio ha sido elaborado sobre l.000 encuestas telefónicas a 600 mujeres y 400 hombres mayores de 16 años. La muestra ha intentado reflejar la estructura laboral en España: la edad, estado civil, sector económico, tipo de contrato o la proporción de hombres y mujeres en las empresas.

           Una de las dificultades para la investigación del acoso sexual es que muchas personas no utilizan esta expresión para describir ciertas situaciones o comportamientos. Pero el 18,3% de las entrevistadas ha experimentado conductas que encajan con esta conducta. El Código Penal define al acosador como "el que solicitare favores de naturaleza sexual, para sí o para un tercer, en el ámbito de una relación laboral, docente o de prestación de servicios, continuada o habitual, y  con tal comportamiento provocare a la víctima una situación objetiva y gravemente intimidatoria, hostil o humillante...".

           Más de la mitad de las entrevistadas que ha sufrido algún episodio de acoso sexual -56,5%- ha sentido que algún compañero o jefe invadía su espacio físico y le hacía proposiciones incómodas. El 19% asegura haber sido tocada o rozada por colegas, clientes o jefes. El 12% se ha sentido presionada para mantener relaciones sexuales, y con el 9% se ha intentado ejercer chantaje.

           "Al principio piensas que estás pensando mal, que el hombre tiene buenas intenciones, que le gustas. Luego piensas que ya se le pasará, que terminará por cansarse. Pero no. La negativa puede desencadenar una reacción de una violencia insospechada", dice Lara Padilla, abogada de la Asociación de Asistencia a Mujeres Agredidas Sexualmente de Cataluña.

           Consuelo Barea, psicoterapeuta de esta misma organización,  coincide con Padilla: "El galanteo parece inofensivo, pero si las mujeres no acceden, los jefes reaccionan degradándolas y minándoles su seguridad personal. Muchas mujeres, sobre  todo las más jóvenes y que aspiran a avanzar en su carrera, tratan de defenderse. Se obsesionan con la idea de que no serán derrotadas, de que tienen derecho a decir que no y continuar con su trabajo. Se crea un clima de guerra, en el que tienen pocas alternativas de ganar y terminan destruidas". En estos días, Barea da asistencia psicológica a dos jóvenes que después de una historia de acoso sexual presentan cuadros de pánico y angustia, y horribles pesadillas. Una de ellas ha  intentado suicidarse.

           Padilla asegura que las mujeres con responsabilidades familiares soportan más tiempo el acoso por temor a perder el empleo. Mientras más tiempo pasa, peores pueden ser los resultados.

           Según el estudio, el 35% de los casos de acoso sexual termina cuando las mujeres dejan el empleo. Sólo el 3% llega a los tribunales. La vía legal es vista por las mujeres "como una solución lejana, dolorosa o con pocas posibilidades de éxito",  señala el informe. Tampoco se denuncia en la empresa, y  muchos colegas creen que este tipo de situaciones pertenece al ámbito privado. La estrategia de la mayoría de mujeres en esta situación es evitar al agresor o ignorarlo. Sólo dos de cada diez lo denunciaron ante el jefe inmediato o buscaron apoyo de los compañeros. Muy pocas acudieron a los sindicatos o a las asociaciones de mujeres. El jefe es el agresor en la gran mayoría de los casos. "A la agresión de un colega es más fácil ponerle fin, porque no afecta a las condiciones laborales", asegura Padilla.

           Depresión o estrés

           María Jesús Pinto, de CC OO de Barcelona, asegura que muchos conflictos laborales que llegan a los sindicatos, así como muchas bajas médicas por depresión o estrés, o traslados encubren una historia de acoso sexual. Pinto, que ha trabajado en el proyecto Apoyar, con fondos europeos destinados a la protección de las víctimas de violencia, asegura que este tipo de hostigamiento no tiene que ver con la sexualidad, y menos con la afectividad. "La prueba está en  que la negativa de la mujer transforma esas conductas de galanteo e interés extremo en formas de acoso moral". El agresor pasa de los piropos a la violencia verbal o a formas de represalias o de venganzas laborales", dice. "Esta actitud refleja la desigualdad de las mujeres en la sociedad. Es un ataque a la libertad de decir que no y a la autonomía", dice.

           El estudio de CC OO diferencia el acoso sexual del ambiental. La expresión se refiere a los comentarios sobre el cuerpo de las mujeres, los chistes de contenido sexual o el despliegue de pornografía en los lugares de trabajo. Un 40,2% de los entrevistados considera que en los sitios de trabajo hay sexismo, que es fuerte en un 14%. En Cataluña, hace algunos meses, se descubrió a un grupo de trabajadores que enviaban mensajes a sus compañeras a través del ordenador.

           El estudio analiza algunas frases tópicas sobre el acoso sexual. Por ejemplo, que son hechos que suceden porque las mujeres no los paran a tiempo, o que es un arma usada por ellas para vengarse. Advierte que estas ideas son defendidas principalmente por varones de más de 45 años y de bajo nivel educativo, y que tienden a desaparecer entre las nuevas generaciones de trabajadores.

                       También los hombres

           En el estudio de CC OO, un 8% de los hombres asegura que ha sufrido alguna forma de acoso sexual en el trabajo. Esta cifra es similar a la de muchos otros estudios en el ámbito europeo. El sindicato asegura que lo que muchos hombres llaman acoso es a menudo una atención sexual no solicitada, pero que rara vez implica una presión o chantaje. "Estos casos se producen generalmente en ambientes de poco mestizaje sexual, en los que hay un desequilibrio entre hombres y mujeres. dice Rita Moreno, responsable de la secretaría de la Mujer de Comisiones Obreras.

           "La historia que se narra en la película Atracción fatal protagonizada por Michael Douglas, es pura fantasía", dice la abogada Lara Padilla de la Asociación de Mujeres Agredidas Sexualmente de Cataluña. "Yo no he conocido todavía a algún hombre que haya interpuesto una demanda judicial por acoso.

           Moreno y Padilla coinciden en que la homosexualidad puede ser un factor de riesgo, porque se puede crear alrededor de la
           persona una cierta hostilidad.