FEMINISTAS EN UNA CAUSA VIVA
Laura E. Asturias, enviada de ~laCuerda~
Hubo de todo un poco: consensos
y desacuerdos, risas y disgustos, justo como suele ocurrir en una confluencia
amplia de mujeres que se reconocen diversas y demandan respeto a las diferencias.
De hecho, la necesidad de tolerancia fue una de las principales convergencias
entre las asistentes al octavo Encuentro Feminista de América Latina
y el Caribe. Eso, y la
erradicación de la
marginación y discriminación de las mujeres, así como
otros tipos de violencia y males que afectan a
nuestro género.
Realizado en el poblado Juan Dolio, República Dominicana, del 21
al 25 de noviembre, el Encuentro reunió a más de
mil 500 mujeres procedentes
de la mayoría de ciudades y rincones de la región.
En las múltiples reuniones, segregadas en grupos de trabajo, hubo
un consenso general en cuanto a que persisten
los viejos modelos de dominación
hacia las mujeres, modelos que en la actualidad son más sutiles
y sofisticados. También se reconoció que, pese a los grandes
logros alcanzados en las últimas décadas como consecuencia
de un feminismo plural, autónomo y rebelde, el movimiento se ha
ido despolitizando y se requiere ahora una más decidida construcción
del
mismo, particularmente para
contrarrestar la evidente embestida antifeminista. Claro ejemplo de ésta,
aseguraron muchas asistentes, son las renovadas iniciativas de la iglesia
católica contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
La necesidad de rescatar el carácter político del movimiento
fue plasmada en una exhortación de las integrantes
de la Colectiva del Grupo
10, quienes lamentaron "la ausencia de espacios y condiciones para la discusión
política feminista". De este grupo surgieron preguntas que podrían
servir de reflexión para el próximo encuentro:
* ¿Cuáles son
los espacios desde la teoría, la práctica política,
lo cotidiano, que alimentan o limitan la construcción de este
sujeto colectivo
feminista?
* ¿Cuáles
son las consecuencias políticas de confundir y no diferenciar
al feminismo del movimiento de mujeres?
* ¿Cómo recrear
una política feminista subversiva de transformación,
reconociendo los límites y las contradicciones de la política
reivindicativa de los derechos?
La dominicana Magaly Pineda
recalcó la necesidad de una agenda para el proyecto político
feminista y exhortó a
"construir una coreografía
con sentido de coyuntura", refiriéndose a las estrategias que hemos
de elaborar de cara al nuevo siglo. Por su lado, la peruana Virginia Vargas
llamó a diferenciar entre globalización y neoliberalismo
y subrayó la
importancia de saber cómo
y con quién negociar nuestras demandas políticas.
Para la periodista cubana Mirta Rodríguez Calderón, fue grato
comprobar que la causa feminista está viva y
señaló que
uno de nuestros grandes logros es "haber irrumpido en los espacios de comunicación".
Advirtió, sin embargo, que no "habrá democracia para las
mujeres si ellas no se sienten protagonistas del derecho a la comunicación".
El Encuentro propició varios talleres relacionados con este campo,
en los cuales fue reiterada la necesidad de que los medios visibilicen
la
condición, situación
y posición de las mujeres en la región, así como la
importancia de la presencia femenina en cargos
de toma de decisiones en
los espacios de comunicación.
Motivo de denuncias y fuertes protestas en este evento fue la violenta
discriminación hacia personas haitianas que trabajan en la República
Dominicana en condiciones que por muchas fueron calificadas como esclavitud.
Estuvo presente un número significativo de mujeres muy jóvenes
que pugnan por un nuevo feminismo. Aunque ellas
enfrentan situaciones muy
parecidas a las que marcaron y siguen afectando las vidas de las feministas
nacidas en los años cuarenta y cincuenta, sus inquietudes y demandas
son reflejo de los tiempos: abogan por una mayor inclusión de
hombres en actividades que
anteriormente fueron del ámbito exclusivo de mujeres. Y no faltaron
quienes abogaron por
erradicar el elitismo en
el feminismo.
El Encuentro concluyó el 25 de noviembre con el traslado de las
asistentes a la capital, Santo Domingo, para participar en la marcha conmemorativa
del Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres. Toda
una hazaña que requirió de la
colaboración de elementos
de las fuerzas de seguridad para abrir paso a los autobuses que nos transportaban
por calles que ese día estaban clausuradas debido a la realización
de la Segunda Cumbre de Jefes de Estado de África, el Caribe y el
Pacífico.
Esta confluencia de feministas y mandatarios no pudo ser más oportuna
para nuestras protestas por, entre otras, la complicidad de los gobiernos
en la violencia contra las mujeres, la falta de aplicación de la
ley en casos de violación y acoso sexuales, la discriminación
persistente, la feminización de la pobreza y las ilegalidades contra
inmigrantes.
Fue éste el último Encuentro Feminista del milenio y será
Costa Rica la sede del próximo, a realizarse dentro
de tres años.