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LEY DE CALIDAD EDUCATIVA: MÁS ALLÁ DE LA DERECHA 
Pedro Casas Álvarez.
Movimiento por la Calidad de la Educación en el Sur y Este de Madrid.
Mayo 2002
movicaliedu@nodo50.org  


Dijeron los pregoneros hace algunos años que el Partido Popular había emprendido un viaje al Centro (político se supone). De la mano de Pilar del Castillo (y no la única), ese partido emprende viaje de vuelta a la derecha (si es que la llegó a abandonar), esta vez en su expresión más reaccionaria.

Dediqué especial atención al documento de Bases para una Ley de Calidad de la Educación, en el que quedaban bien a las claras las intenciones e ideología que inspiraban la contrarreforma educativa en marcha. Una vez aparecido el articulado del proyecto de ley, he de reconocer que me equivoqué al pensar que no habría cambiado nada.

Al haberse producido ya un debate en torno al primer documento de bases (en www.nodo50.org/movicaliedu pueden encontrar artículos de varios autores al respecto), me voy a dedicar a repasar las diferencias más notables entre aquél y el articulado que recientemente se ha hecho público. Me detendré en cinco temas importantes de este proyecto, empezando por los que han sufrido menos cambios en estas semanas, y terminando por los que han cambiado más.

Los principios de la contrarreforma

En el primer documento quedaban más explícitos y fundamentados. Ahora, junto a otros principios de valor universal, se mantienen en el título preliminar los siguientes: El valor de la responsabilidad y el esfuerzo; las aptitudes, intereses y expectativas de los alumnos a los que el sistema educativo pretende responder; la potenciación de la función directiva; la primacía del autoritarismo en menoscabo de la participación; la competencia frente a la solidaridad, afirmando que los poderes públicos deben ofrecer una educación de calidad, “excelente”, a aquellos estudiantes con expectativas y capacidad de esfuerzo, y proporcionar a los que no reúnan esas características, y que no merecen de la ayuda pública, una salida del sistema educativo lo antes posible, para que no estorben a los demás.

Preescolar

Poco les ha faltado en volver a llamar Guarderías a los centros del primer ciclo de la educación infantil (0-3 años), que se configura con carácter educativo-asistencial, con regulación diferenciada y por tanto fuera del sistema educativo general, lo que afectará negativamente a los requisitos del personal y de los centros para impartirlo. Todo un paso hacia atrás en la pedagogía más elemental, que considera fundamentales los primeros años de la vida de los individuos.

Autoritarismo

No sé si la escuela es capaz de cambiar la sociedad (vieja polémica), pero parece obvio que contribuye a conformarla. Desde luego no resultan muy firmes las convicciones democráticas de este Gobierno cuando defiende que el prestigio de los directores aumenta cuando su elección deja de ser un proceso directo con participación de toda la comunidad educativa, para convertirse en un concurso de méritos burocrático con participación directa de la Administración. Quizá dentro de 10, 15 años nos quejemos de la baja participación de los ciudadanos (ya es muy baja), de índices “alarmantes” de abstención electoral, etc... No se olvide entonces que la desnaturalización del Consejo Escolar, que hasta ahora es Órgano de Gobierno del Centro Escolar, tendrá mucho que ver con ello, pues supone uno de los órganos más cercanos de participación real de los ciudadanos, tanto de docentes, padres, alumnos y personal administrativo. Con el proyecto de ley se eliminan del Consejo Escolar competencias directas tan importantes como la mencionada de elección del director, la aprobación del  proyecto educativo de centro, la admisión de alumnos, resolver conflictos, etc. Además desaparece la posibilidad de colaboración con Entidades Sociales del barrio, que pueden incorporarse al Consejo Escolar, con voz y sin voto, con el actual ordenamiento legal (en los 6 años que lleva en vigor esa posibilidad, los gobiernos han incumplido esta normativa). Para colmo de despotismo, ni siquiera se reconoce en el capítulo dedicado a los derechos y deberes de los padres su derecho a la participación, ni en el centro, ni siquiera en la educación de sus hijos (tan sólo colaborar con el centro y los profesores, que parecen ser los únicos que saben).  

Segregación

La llamada “reválida” de bachillerato y los itinerarios en la ESO han sido los temas más polémicos del primer documento de bases; los dos se mantienen en el articulado del proyecto de ley, dejando a la fijación de las enseñanzas mínimas la determinación de las asignaturas comunes y específicas de los mismos. A los alumnos que “no deseen cursar ninguno de los itinerarios ofrecidos”, se les escolarizará en Programas de Iniciación Profesional (Garantía Social) desde los 15 años, que de ser una opción excepcional tras la etapa obligatoria, puede convertirse en una verdadera tentación para “aparcar” a los alumnos considerados molestos y poco motivados, con objetivos tan generales como irreales y sin proporcionar titulación ni preparación profesional: Es la vía de expulsión del sistema educativo en cuanto cumplan 16 años. La segregación temprana en itinerarios desde los 14 años, va a producir un deterioro en la convivencia de los centros, al crear grupos segmentados con poca o nula relación entre ellos, provocando actitudes intolerantes entre los jóvenes que más adelante se reflejarán en la vida social.

 Pero la segregación no sólo será de estudiantes, sino también de centros, para lo que se ha buscado la siguiente redacción camuflada: “Los centros sostenidos con fondos públicos deberán ofrecer todos los itinerarios establecidos en la presente Ley. Las Administraciones educativas, de acuerdo con su programación, podrán adecuar este principio a las necesidades generales y de la demanda, atendiendo a las características de los centros” (Art. 24.4). Es decir, no pero sí. Esta segregación de centros, reforzada con el fomento de la privatización que ahora veremos, va contra todas las tendencias innovadoras que proponen un aprendizaje colectivo y en la diversidad; y producirá un aumento de los centros gueto, tanto de privilegiados como de desfavorecidos, pues unos y otros, al estar aislados de su contexto social, no podrán ofrecer una educación de calidad, en sentido integral, a sus jóvenes estudiantes.

 Privatización

Si hay un colectivo especialmente agraciado en esta “segunda vuelta” del proyecto de ley es la patronal de la enseñanza, particularmente la religiosa, que una vez más actúa en defensa de sus mezquinos intereses económicos y doctrinarios, y se olvidan de la solidaridad evangélica. Han conseguido los conciertos en el 2º ciclo de Educación Infantil, como venían reclamando desde hace unos años; vuelve una asignatura obligatoria de “sociedad, cultura y religión” en la educación secundaria, con un profesorado precario. Se estimula la relación de los centros educativos con el entramado empresarial local, que poco a poco irá metiendo las narices en los colegios e institutos, proponiendo contenidos, realizando promociones, cazando talentos, etc., y nada se dice en cambio de la relación con las entidades sociales y vecinales de los barrios.

 Además se introduce el criterio del expediente académico en la selección del alumnado (en principio en las enseñanzas post-obligatorias), y se acuña un nuevo concepto llamado “Carácter de Centro” que los titulares de centros privados podrán establecer para el suyo, de tal manera que “la elección del centro por las familias y alumnos comportará la aceptación del carácter propio” de aquél (art. 65). Por si no había quedado claro que los centros privados tienen reservado el derecho de admisión, ahora pueden aplicar además la normativa de las lentejas, que si quieres las tomas y si no las dejas. Resulta intolerable que, con dinero público y en nombre de un servicio público, los centros privados puedan hacer lo que quieran, atrayendo a la clientela no por su ideología caduca (que a pocos interesa), sino por ofrecer vías más cómodas y seguras de acceso a estudios superiores, a base de expulsar a los que no rinden lo suficiente. Por si esto fuera poco, y como premio extraordinario de última hora, se extiende a los centros sostenidos con fondos públicos la legislación sobre incentivos fiscales y mecenazgo como si fueran entidades sin fin de lucro.  

Compensación de las desigualdades

Ya en el documento de Bases resultaba sospechoso que al hablar de alumnos con necesidades especiales se refiriera exclusivamente a los extranjeros (a los que sólo se favorecerá su incorporación al sistema educativo) y los discapacitados. Pues el proyecto de Ley aclara las dudas. Ya no existen alumnos que lleguen al sistema educativo con una desventaja de origen familiar, social, étnico o cultural. Sencillamente el que va mal en los estudios es porque no quiere estudiar o no se esfuerza, y por ello el Estado, que tiene que reducir presupuesto por la política económica neoliberal, no va a perder el tiempo y gastar el dinero en esos vagos responsables de su propio fracaso escolar. Se acabaron las desigualdades, y por eso ya no hay que compensarlas. El único apartado que el proyecto dedica a esta compensación de las desigualdades, (aparte de la atención a los alumnos con necesidades educativas específicas, o sea los extranjeros, los superdotados y los discapacitados) es la disposición derogatoria 3ª que, entre otros, se carga todo el título V de la LOGSE dedicado a la Compensación de las desigualdades en la educación, sin ofrecer ninguna otra alternativa.

 Este modelo clasista y elitista de educación, que prima la trasmisión de conocimientos por encima de la construcción colectiva de los mismos, resulta anacrónico y peligroso. Anacrónico porque la evolución vertiginosa de la sociedad hace que los conocimientos se queden obsoletos en un espacio de tiempo cada vez más breve, y por ello resulta más relevante el aprendizaje de las destrezas, las capacidades de búsqueda, investigación, el trabajo en grupo, etc. que la simple acumulación de conocimientos tradicional. Además la preparación para una vida profesional más cambiante que en el pasado, requiere de una mayor base generalista que permita en el futuro una adaptación y reciclaje profesional en mejores condiciones. Para el docente, en la actualidad, adquiere mayor relevancia el papel de guía que oriente los diferentes caminos para ser capaces de asimilar y comprender la ingente cantidad de información que a los alumnos les llega de fuentes muy diversas, y de las que el profesor es una de ellas y cada vez menos importante.

 Pero además es peligroso pues configura un modelo de sociedad más injusta, menos solidaria, lo que generará mayor tensión social, pues, lo quieran entender o no los gobernantes, las personas desfavorecidas están decididas, como todos, a vivir lo mejor que puedan, y si no lo hacen por medios adecuados (por no habérselos facilitado la sociedad), pues lo harán a costa de los demás. Con lo que todos sufriremos las consecuencias de un mayor deterioro social, y los privilegiados estarán condenados a vivir en urbanizaciones-fortaleza, con rejas y alambradas elevadas, a modo de auto-cárceles de las que cada vez tendrán menos capacidad de salir.

 

Pedro Casas Álvarez (Sociólogo)
Movimiento por la Calidad de la Educación en el Sur y Este de Madrid
Mayo de 2002 


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