página de inicio
 
quienes somos
 
campañas
 
acciones antimilitaristas
 
mujeres antimilitaristas
 
CAIN
 
documentos
 
insumisia
 
enlaces
 
e-mail
  CAMPAÑAS - OBJECIÓN DE CONCIENCIA    
       
 

15 de Mayo, día Internacional de Objeción de Conciencia, 2004

La Objeción de Conciencia en Colombia:
una historia en movimiento (1)

   
 
   
     
 

Reconociendo nuestra historia.

Los antecedentes de la Objeción de Conciencia al Servicio Militar Obligatorio en Colombia se remontan al primer Congreso Obrero de 1924, cuando una dirigente del sindicato obrero de La Dorada, Carlota Rua, reclamó el hecho de que el servicio militar fuera obligatorio para los jóvenes obreros y campesinos (2). Años más tarde, durante la guerra con Perú, un grupo de mujeres objetó públicamente que sus esposos y sus hijos fueran reclutados.

A finales de la década de los ochenta y principios de los noventa el tema de la Objeción de Conciencia al Servicio Militar Obligatorio adquiere madurez cuando se organiza un comité impulsor compuesto por personas e instituciones, que desde la filosofía de la noviolencia fomentan el reconocimiento de la Objeción de Conciencia como un derecho según lo establecía las Naciones Unidas en la resolución E/CN/4/1987/173 del 10 de Marzo en Ginebra Suiza, y donde Colombia voto a favor. Durante el año de 1991 en el marco de la Asamblea Nacional Constituyente, la propuesta de Objeción de Conciencia al Servio Militar se difundió de manera que algunas subcomisiones acogieron el tema.

También se realizaron diferentes actividades como marchas, ruedas de prensa, movilización de colegios y un plebiscito de 6.000 firmas que se entregaron a la secretaria de la Asamblea Nacional para que el tema fuera incluido. Finalmente, aunque de manera indirecta, quedó contemplada la Objeción de Conciencia en el artículo 18 de la Constitución Nacional que consagrada la libertad de conciencia, creándose una contradicción que hasta ahora no ha sido resuelta con el artículo 216 que obliga a todos los colombianos al servicio militar. Esta ambigüedad ha hecho que diferentes jóvenes hayan sido condenados por la jurisdicción penal militar después de negarse a cumplir con la prestación del servicio militar. Así ocurrió en 1991 con Mauricio Murillo, Germán Montenegro y rolando Chara quienes siendo Testigos de Jehová se negaron a empuñar voluntariamente un arma y a vestir un uniforme, por lo cual fueron acusados de desobediencia civil (el Tiempo, febrero 2, 1991)

En 1994 Luis Gabriel Caldas León fue encarcelado cuando expresó ante la dirección de reclutamiento su negativa de no prestar el servicio militar por razones pacifistas y noviolentas, declarándose públicamente objetor de conciencia. Por este acto terminaría en la cárcel acusado de desertor según el Tribunal Superior Militar imponiéndole una pena de siete meses. Durante su encarcelamiento fue acompañado por Amnistía Internacional y apoyado por distintas organizaciones de derechos humanos en el mundo mediante Acciones Urgentes presentadas al gobierno Colombiano.

Por este mismo año en Medellín, Hamilton Chica Bohórquez con 15 años y de octavo grado del Liceo Marco Fidel Suárez, fue asesinado cuando junto con sus compañeros gritaban: “No al servicio militar obligatorio...No queremos ser asesinos del Pueblo” (Cambio 16, Noviembre, 1994) Esto ocasionó una sucesión de disturbios que afectaron la vida de los estudiantes, sus familias y la institución escolar, llevándolos a adoptar una posición de objeción colectiva. Durante cinco años no fueron reclutados por el ejercito nacional jóvenes de este plantel.

En se consolido el Programa de Formación para Hacedores de Paz de Justapaz y el Seminario Bíblico, ambas instituciones de la Iglesia Menonita de Colombia, el cual tenia el objetivo de formar jóvenes objetores de conciencia, buscar aplazamientos a la prestación del servicio militar obligatorio y posterior exención con base en el art. 29 literal d) de la Ley 48/93 y ley 133/94 que reglamentó el art. 19 de la constitución que consagra el derecho de libertad religiosa y de culto. Por esta vía encontramos dificultades para lograr los aplazamientos y exenciones, de tal manera que hubo la necesidad de iniciar un proceso haciendo uso de todos los mecanismos jurídicos internos para solicitar el cumplimiento de la ley para la libertad religiosa en relación a la obligatoriedad del servicio militar obligatorio. Vivimos un proceso de tres años largos iniciando con derechos de petición, actos administrativos frente a la Dirección de Reclutamiento y Consejo de Estado, instauración de acciones de tutela frente a los jueces de las diferentes disciplinas y finalmente los pronunciamientos de las altas cortes reconociendo el derecho pretendido.

Estos son algunos ejemplos de lo que han vivenciado aquellos jóvenes, hombres y mujeres que porrazotes filosóficas, éticas, religiosas y políticas han rehusado prestar el servicio militar. A través de los años el reconocimiento de la objeción de conciencia al servicio militar ha tenido una dinámica discontinua, pero que está enraizada en unos modos de pensar y obrar que promueven la formación de ciudadanos responsables, autónomos y comprometidos con la construcción de la paz y la democracia. Sin embargo, es inevitable pensar en las implicaciones que tienen esta clase de posiciones en el marco de un Estado autoritario que recorta las libertades individuales y, que al contrario, busca su legitimidad mediante el uso y abuso de la fuerza.

La situación es mas compleja pues la objeción de conciencia no se reduce al servicio militar, sino que nos encontramos con las diferentes modalidades de vinculación forzada de niños, niñas y jóvenes que practican los grupos insurgentes y paramilitares. Hoy muchos jóvenes viven situaciones en las que tienen que enfrentarse con la obligatoriedad del servicio militar o el reclutamiento forzado por parte de los grupos armados. Algunos creemos desde nuestra convicción noviolenta antimilitarista que podemos resisitir a esta guerra y trasformar las estructuras que la causan, poniendo nuestras acciones al servicio de la paz, la justicia social y la democracia.

Aunque los últimos años el trabajo en objeción de conciencia ha sido intermitente y aislado, se podría enumerar varios espacios, redes y acciones que buscan divulgar y consolidar una propuesta de objeción de conciencia en Colombia.

 

 

(1) Tomado de: PINZON, Maritza, Sistematización de las practicas pedagógicas sobre la Objeción de Conciencia, CINDE, 2000.

(2) URIBE, María Tila, Los años escondidos, CESTRA-CEDEC, Santafé de Bogotá, 1994.

  Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado:

Se creó desde 1999 convirtiéndose en un espacio interinstitucional actualmente conformado por nueve Organizaciones No Gubernamentales (3) de orden nacional e internacional. Todas las organizaciones pertenecientes a la Coalición tienen años de experiencia en el área de los derechos del niño en Colombia y algunas han trabajado el tema de la niñez y el conflicto armado. Coalición Colombia tiene como objetivo fundamental lograr que en el país ningún niño, niña o joven menor de 18 años esté vinculado directa o indirectamente a cualquiera de las fuerzas armadas gubernamentales, para estatales o insurgentes, prevenir que esto ocurra y propender porque las instituciones del Estado y las No Gubernamentales que se encargan del tema emprendan acciones integrales para la atención a los y las menores que se desvinculan del conflicto armado interno.

Acción colectiva por la objeción de conciencia:

En el 2000 se creó el trabajo en red llamado Acción Colectiva por la Objeción de Conciencia en Colombia la cual está compuesta por varias organizaciones (Colectivo por la Objeción de Conciencia de Bogotá, Justapaz, Juventud Trabajadora Colombiana, Fundación Creciendo Unidos) y personas independientes que se articularon para fortalecer el trabajo de formación, acción y divulgación entorno a la objeción de conciencia. A partir del año 2003 ACOCC se organizó entorno a tres líneas de trabajo (desmilitarización de la sociedad, comunicación alternativa, y alternativas al modelo económico), y se conformó la escuela de formación ‘Alternando Resistencias’ con jovenes de diferentes organizaciones y localidades de la ciudad de Bogotá.

Campaña juventudes desde la noviolencia activa

Resistiendo a la guerra: Es una campaña compuesta por organizaciones de Medellín, Cali, bogota y Sincelejo, la cual busca visibilizar la posición de rechazo y resistencia a la guerra de los y las jóvenes, desde las acciones simultáneas coordinadas de las diferentes regiones y organizaciones participantes de la campaña, para generar una corriente de opinión que incida en el contexto nacional y local.
Mediante el intercambio de experiencias, pasantias, encuentros, participación en redes hemos venido consolidando un movimiento nacional de objetores de conciencia con la participación de organizaciones, iglesias y personas en Bogotá, Medellín, Sincelejo, Cali y Cauca. Para este año se han realizado dos asambleas que buscan fortalecer dicho movimiento mediante encuentros de análisis e intercambio sobre la coyuntura legislativa con el fin de desarrollar una estrategia integral tendiente a la realización del derecho humano a la objeción de conciencia a cualquier forma de militarismo y en particular, al servicio militar obligatorio.

Ideas para la promoción del reconocimiento de la Objeción de Conciencia

La objeción de conciencia es un derecho inherente a cada persona y constantemente hacemos uso de él, ya que es un derecho que invade nuestra vida cotidiana, social y política. Colombia necesita una profunda reforma a la ley de reclutamiento donde pueda ser incluida la Objeción de conciencia como derecho fundamental. Pero esto no es posible mientras la militarización de la vida cotidiana sea una constante en todos los ámbitos políticos y públicos. Además, es imprescindible repensar dentro del conflicto armado nuevas estrategias de transformación social que busque desde la noviolencia. Con la experiencia y los aprendizajes alcanzados en estos años en este movimiento de ideas y retos quisiera sugerir acciones que podemos ejercer, son las siguientes:

1. Promover la declaratoria pública de Objetores de Conciencia que están siendo obligados a vincularse al ejercito nacional: estudiantes, campesinos, afrocolombianos, desempleados, indígenas generando con ello opinión pública y acciones de solidaridad de los organismos de derechos humanos con incidencia en al ámbito nacional e internacional.

2. Diseñar conjuntamente con entidades de derechos humanos, organizaciones juveniles, eclesiales, exmagistrados y magistrados, congresistas, organizaciones sociales y populares, un proyecto de ley sobre objeción de conciencia, proceso que debe estar acompañado de foros, talleres, movilizaciones...

3. Solicitar de inmediato al gobierno nacional que cese la vinculación forzosa de jóvenes desplazados, campesinos e indígenas a las filas del ejercito, una vez que ellos se encuentren en emergencia humanitaria y no pueden seguir siendo objeto de violaciones a sus derechos fundamentales.

4. Participar o crear una gran campaña nacional de rechazo a la guerra y a sus excesivos gastos militares, denunciando los costos humanos y el abandono sistemático a los gastos sociales, necesarios para tener una vida digna.

 


 

 

(3) Estas organizaciones son: Defensa de los Niños Internacional DNI - Colombia, Save the Children, Fundación Dos Mundos, Comité Andino de Servicios CAS, Terre des Hommes - Alemania, Colectivo de Objetores de Conciencia, Justapaz, Creciendo Unidos y Taller de Vida.