26 Jun '08 -La voz de Julia de Burgos (Madrid, 27 de junio)

Este próximo viernes 27 de junio a partir de las 22.00h organizamos en la librería TRAFICANTES DE SUEÑOS (Madrid) un Concierto-Recital Homenaje a la poeta puertorriqueña Julia de Burgos.

Julia de Burgos fue considerada desde sus primeros poemas, en los años 30, como una de las cuatro grandes poetas clásicas hispanoamericanas (con Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou y Alfonsina Storni, aunque algo posterior a ellas). Desde entonces su poesía, que asimila profundamente los logros del modernismo y las vanguardias, no ha hecho más que renovarse y aumentar en atractivo para los lectores, posiblemente en virtud de su intensidad emocional y su constante cuestionamiento de la identidad construida por la sociedad dominante.

Aunque, como es habitual, su figura haya tratado de ser asimilada por la cultura dominante, que ha intentando quitarle su fuerza subversiva y convertirla en una poeta romántica y sentimental, la cultura popular percibe perfectamente que Julia escribe desde la perspectiva del excluido, y que su planteamiento sentimental se hace en lucha contradictoria (de rechazo y atracción) contra la identidad que le construye la sociedad patriarcal y burguesa criolla dominante. Julia padeció a lo largo de toda su vida la explotación y la pobreza, y como activista política independentista antiestadounidense fue vigilada y perseguida por el FBI.



A JULIA DE BURGOS

Ya las gentes murmuran que yo soy tu enemiga
porque dicen que en verso doy al mundo mi yo.
Mienten, Julia de Burgos. Mienten, Julia de burgos.
La que se alza en mis versos no es tu voz: es mi voz
porque tú eres ropaje y la esencia soy yo; y el más
profundo abismo se tiende entre las dos.
Tú eres fria muñeca de mentira social,
y yo, viril destello de la humana verdad.
Tú, miel de cortesana hipocresías; yo no;
que en todos mis poemas desnudo el corazón.
Tú eres como tu mundo, egoísta;
yo no; que en todo me lo juego a ser lo que soy yo.
Tú eres sólo la grave señora señorona; yo no,
yo soy la vida, la fuerza, la mujer.
Tú eres de tu marido, de tu amo; yo no;
yo de nadie, o de todos, porque a todos, a
todos en mi limpio sentir y en mi pensar me doy.
Tú te rizas el pelo y te pintas; yo no;
a mí me riza el viento, a mí me pinta el sol.
Tú eres dama casera, resignada, sumisa,
atada a los prejuicios de los hombres; yo no;
que yo soy Rocinante corriendo desbocado
olfateando horizontes de justicia de Dios.
Tú en ti misma no mandas;
a ti todos te mandan; en ti mandan tu esposo, tus
padres, tus parientes, el cura, el modista,
el teatro, el casino, el auto,
las alhajas, el banquete, el champán, el cielo
y el infierno, y el que dirán social.
En mí no, que en mí manda mi solo corazón,
mi solo pensamiento; quien manda en mí soy yo.
Tú, flor de aristocracia; y yo, la flor del pueblo.
Tú en ti lo tienes todo y a todos se
lo debes, mientras que yo, mi nada a nadie se la debo.
Tú, clavada al estático dividendo ancestral,
y yo, un uno en la cifra del divisor
social somos el duelo a muerte que se acerca fatal.
Cuando las multitudes corran alborotadas
dejando atrás cenizas de injusticias
quemadas, y cuando con la tea de las siete virtudes,
tras los siete pecados, corran las multitudes,
contra ti, y contra todo lo injusto
y lo inhumano, yo iré en medio de
ellas con la tea en la mano.

(Julia de Burgos, 1914 – 1953)

Editado por quique, el día 26 Junio '08 - 12:06, en Poemas, Recitales.

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