24 Sep '07 -"Mundo al revés", de Ángel Padilla

Lleva unos meses rondando por las librerías la reedición revisada de la novela del poeta animalista Ángel Padilla Mundo al revés (Ediciones Parnaso; ISBN: 978-84-96662-14-8); una obra de extraordinaria potencia poética y vibrante voluntad crítica donde los roles entre humanos y animales se han invertido, y son el resto de animales quienes experimentan con humanos, los hacinan para producir, los cazan por diversión o los humillan para entretenerse .



Prólogo

El ser humano lleva muchísimo tiempo de su historia considerándose el centro del Universo, el eje de la Tierra. Conforme avanzaba eso que llaman algunos «progreso», la industrialización, como si el humo que inhalase cada vez en mayores cantidades le provocara sentirse más soberbio, se ha ido alejando más del medio natural y de hallarse cercano a animales y plantas. Si antes la relación con animales, siempre seres inferiores, aunque jerarquizada, se articulaba en torno, en el mejor de los casos, al respeto debido a la dependencia mutua, ahora son considerados agresores de la civilización, y quedan reducidos a mero espectáculo, mero ocio para los urbanitas humanos y una herramienta más en la cadena de producción industrial. El ser humano se ha desvinculado de la Tierra y ha supeditado al resto del medio natural a sus necesidades y caprichos.
Mundo al revés supone un firme y lúcido grito de alerta sobre todo esto. Haciendo uso de las posibilidades de la ciencia ficción, de la capacidad para criticar nuestro entorno inmediato mediante la especulación sociopolítica, tan característica del género y que tan buenos resultados ha dado en el pasado (Nosotros, Un mundo feliz, 1984, Farenheit 451, Limbo...), Ángel Padilla quiere hacernos reflexionar sobre nuestra relación con los animales. Para ello, qué mejor modo que apelar a la empatía, y, en narrativa, que jugar con la alteridad más directa.
Así, plantea un mundo donde los roles se han invertido: el resto de animales ocupan el lugar actual de hombres y mujeres y los humanos pasan a ejercer las funciones que desempeñan los otros animales en nuestra sociedad. De este modo, el lector observará con otros ojos, sintiéndolas en su propia piel, las consecuencias del trato que reciben: Qué pasaría si se cazaran personas por diversión, si se las hacinara para alimentarse, si se las encerrase como divertimento, si se realizaran dolorosos experimentos con sus bebés por cuestiones estéticas.
La identificación con los personajes, por tanto, es total, pues el autor apela al sentido de especie en una situación de agresión, y se consigue un relato de gran emotividad. El escritor sabe muy bien cómo manejar los recursos narrativos para mantener vigente, sin agotarla, esa identificación y los sentimientos que provoca, y pocos lectores podrán olvidar la experiencia.
Pero Ángel Padilla no busca la venganza, ni el rencor. Su grito está cargado de ternura, de fraternidad. No hay una condena, sino una búsqueda por cambiar las cosas, por construir. Como él mismo me explicó, «todo es Uno. Nuestro cuerpo no termina en nuestros dedos, ni en nuestro cabello, sino que continúa en los brazos de nuestros hermanos humanos, en las pezuñas de nuestros hermanos animales. Prosigue nuestro cuerpo, su gran longitud, en las hojas de cada planta y de cada árbol, y sube por el aire y se une a los planetas y estrellas. Es decir, que somos la Vida, el Cosmos; somos la Tierra». Esa concepción gaiaísta de la vida, que parte de una extraordinaria humildad y amor hacia las cosas, recorre todo Mundo al revés como una grieta de esperanza en una sociedad deshumanizada, desnaturalizada. El respeto por el medio natural es también respeto por nosotros mismos. Ángel Padilla tiende las manos; traslada toda la ilusión, la energía y la fraternidad que él emana a su obra, y llega al lector como base e impulso motor de un retrato de una gran dureza pero con una descomunal ansía de transformar.
El autor no busca convencer al lector. Trata de hacerlo recapacitar, de transmitir sus ideas, pero en absoluto con un afán doctrinario (el talante, de hecho, resulta todo lo contrario), sino como una invitación a la reflexión. En una etapa histórica de inconsciencia, Ángel Padilla apela a la razón, y reclama la voluntad propia de hombres y mujeres, aquélla que nunca deberían haber perdido, para cambiar el rumbo de la sociedad; para decidir qué hacer con sus vidas y con el entorno que los rodea.
Por otra parte, una de las cosas que más llaman la atención de la novela es la espléndida fuerza lírica de su prosa. El también poeta Ángel Padilla plasma imágenes de una potencia visual inusitada, de una efervescente originalidad, en búsqueda de la sinestesia total, y resultan una de las cumbres expresivas de la narrativa española actual. Además, dotan al texto de una cadencia poética notoria, de un ritmo fluido que deslizan al lector entre la reflexión y la sugestión de manera cálida, estimulante y participativa.
Originalmente, Mundo al revés fue publicada en 2003 por la malagueña Corona del Sur en una edición modesta, de distribución limitada. Ahora, afortunadamente, Ediciones Parnaso ha decidido recuperarla y proporcionarle una tirada más amplia. El autor, como persona inquieta que busca dar lo mejor de sí misma en cada acto, tomó la determinación de reelaborar el texto, suplir sus carencias y reforzar sus virtudes. En ese sentido, la novela que ahora se presenta es una reescritura casi total del libro original, y no puede considerarse una reedición estricta, sino el resultado de un esfuerzo por conseguir una obra más sólida y redonda, de resultado aún más impecable.
Además, la novela corta se acompaña del relato largo "Capital de la tristeza" y los cuentos cortos "Espejo" (finalista del I Premio Vórtice de Fantasía y Terror) y "Apis".
Para un periodo especialmente tibio en la ciencia ficción, donde la corriente crítica, probablemente una de sus mayores aportaciones, resulta minorita, más aún en la narrativa española, la recuperación de esta novela resulta una espléndida y plausible noticia. Creo que la experiencia, artística e intelectualmente, no dejará a nadie indiferente, y podrá conseguir una de las mayores virtudes de la literatura: transformar a quien se sumerja en ella.
Queda, pues, en manos del lector el resultado de este mundo al revés.

(Alberto García-Teresa)

Editado por alberto, el día 24 Septiembre '07 - 00:22, en Nueva publicacion.

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