19 Oct '06 -Sobre la propiedad privada de la cultura popular

En el planeta Tlön, el famoso mundo inventado por Borges [1], "es raro que los libros estén firmados. No existe el concepto del plagio: se ha establecido que todas las obras son obra de un solo autor, que es intemporal y es anónimo". No es casualidad que, de acuerdo con una de las escuelas filosóficas de Tlön, "todas las personas que repiten una línea de Shakespeare, son William Shakespeare".

Creo que Luther Blisset [2] fue un experimento de filosofía práctica. Luther se enfrentó a la fe en el Autor como genio individual contando una fábula moral sobre cómo funciona realmente la creatividad. Creemos que cualquier autor es un autor colectivo.

Hace algunos años, el mundo de la literatura supo que Raymond Carver no era realmente Raymond Carver. Los manuscritos originales de Carver eran mucho más largos que las versiones publicadas. Las partes 'sobrantes' fueron recortadas por su editor, Gordon Lish. Los finales de Carver eran realmente los finales de Lish.

Se me ocurre una pregunta: ¿y si Lish no fuera un editor, sino solamente amigo de Carver? Imaginemos que Gordon Lish fuera un funcionario de correos que viviera en frente de la casa de Carver. Una noche, Carver llama a la puerta de Lish y le dice: "Vamos al bar a echar una cerveza, necesito tu opinión sobre la historia que estoy escribiendo". Carver le lee el cuento a Lish, que le dice: "Está bien, pero se alarga demasiado. ¿Por qué no le cortas el último párrafo? Eso haría que el final fuera más agresivo, ¿no?" Carver se va a casa y sigue el consejo de Lish. Nosotras las lectoras nunca sabremos acerca de esa conversación. No pasa nada raro. Carver sigue siendo Carver, y hablaremos de los finales agresivos de Carver, no de los de Lish.

Ahora tenemos algunas preguntas más: ¿cuántas autoras resulta que hablan con funcionarias de correos? ¿Cuántos libros son el resultado de conversaciones entre autoras y oficinistas? ¿Cuántas veces una autora obtiene ideas de la persona con la que habla? Y ¿hay algo que pueda hacer para evitar eso? ¿Puede recluirse en una torre de marfil para salvar "su propia voz"? En tal caso, esa persona no tendría nada sobre lo que escribir, exceptuando tal vez un diario sobre su encierro.

Las narradoras deben hundir sus manos en el mar de las historias, y aceptar el hecho de que son sólo reductores de complejidad, "filtros" entre la mitosfera y la gente. No hay ninguna "originalidad" en esto: se puede ser "original" sólo en la forma en que filtras y reelaboras lo que obtienes de la comunidad.

Como consecuencia, las historias son de todas: la propiedad privada de la cultura popular es una contradicción en términos.



(Extracto y traducción libre de la entrevista (1 y 2) que Henry Jenkins hizo a Wu Ming recientemente.)

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[1] Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, Jorge Luis Borges. Copia electrónica.
[2] Wikipedia

Editado por inwit, el día 19 Octubre '06 - 12:10, en todo es de todos CTP.

Han dicho algo al respecto:

Comentario de sátrapa Ph - 19 Octubre '06 - 13:54



Congregada inwit, insignificancias todas:

No hay lugar a error y no nos cansaremos de repetirlo: NINGUNA obra es fruto de su autor: Lo que no es tradición es plagio, y lo que no es plagio es copia. Cuando un autor firma una obra está capitalizando en prestigio y dineros algo que sabe no es suyo, halgo que ya fue dicho pero debe seguir siendo dicho. La originalidad es un invento romántico que hace de gozne a la susodicha capitalización. Por ejemplo cuando se dice que Jarry fue el primero en poner sobre la escena en boca de los personajes palabras soeces, se está olvidando de una ingente tradición satírica teatral cuyo origen en el tiempo se pierde con el nacimiento de la escritura. Nada nuevo hay bajo el sol, Mataiotes mataiotetos ta panta mataiotes. Todo autoproclamado autor sabe a ciencia cierta que oficinistas, carteros, borrachos … y otros autoproclamados autores prefiguraron la que ella llama su obra y en vez de aceptar, y aún celebrar, la insignificancia de su persona, aborrece su mero carácter de nodo, de repetidor, de amplificador de tradiciones y emociones comunes tejidas con un lenguaje que a nadie pertenece y decide entonces adornarse las sienes con laurel y envolverse de una aureola divina, para acceder al parnaso de la gloria eterna que le separará definitivamente de los que, él mejor que otros, sabe que son sus iguales.

El proyecto Luther Blisset y el proyecto Wu-Ming, afrontan el problema de la autoría generando un nombre colectivo bajo el que el taller puede publicar. Es dificil que ningún individuo pueda capitalizar en prestigio los frutos del trabajo colectivo y de alguna manera hacen revertir los beneficios económicos de la publicación y afines sobre el mismo colectivo, solucionando así la engorrosa cuestión del dinero.

La congregación telepoiética de ‘patafísica se mueve a la vez en varios frentes: Por un lado pretende llegar a resolver, a su manera, el problema de la firma de los textos que los congregados renuncian a firmar y todos sus aspectos colindantes. Por otro lado se entrega al contagio y al plagio para la consecución de obras colectivas (¿cuáles no lo son?) en los que varios agentes, autores o no, telepoiéticamente se incitan y suman (tal es el proyecto éseme ése, que cuenta con cienes y cienes de versos y de muy diferentes versiones, variaciones y proyecciones de los mismos). Por otro lado asume una labor radicalmente terrorista ya que no está dispuesta a aceptar ni autorías ni autores y se entrega al sabotaje de composiciones y firmas, a la expropiación (colectivización prefiern algunas)de versos y a la adjudicación de poemas y poemarios a autores que no los gestaron. Por último intenta que todos estos frentes confluyan en uno común, confundiéndose unos con otros, para llegar a una organización que permita a quien quiera, escribir (o lo que sea ), amparándose en el anonimato que la organización le brinda.

El proyecto no es humilde, busca subvertir el orden establecido, y se enfrenta a la gran hidra, la llaga abierta, de la idiocia del prestigio personal, verdadera piedra angular de la meritocracia capitalista de éste insufrible IV Reich; pero no cejaremos y juntas seguiremos luchando.

Vicesatrapía ‘patafísica “Comunismo o Idiocia” de congregación juglaresca para la socialización de cuentos, cantos, cuentas y Quantos.



Comentario de vicesatrapa termidor - 19 Octubre '06 - 18:55



Recuérdanos todo este asunto aquel viejo cuento del niño que, con dedo acusador, señalaba la desnudez del rey. Igual de inocentemente se puede señalar, como hacen sus insignificancias inwit, wu-ming, luther, ph y tantas otras, la completa falacia de estos ropajes inexistentes del autor.

Nos conviene no olvidar, empero, que si el autor es la pompa injustificable, lo que se oculta debajo es un rey. Otras autoridades, necesidades y contingencias permanecen bajo la máscara del autor, la idea de genio personal, la industria del mérito… El nombre personal, en estos tiempos que nos avasallan, si ha de tener éxito como autor, sólo puede convertirse en otra cosa: marca comercial.

Hombres que ya sólo son nombres. Nombres que ya sólo son empresas. Empresas que ya sólo son símbolos del poder bajo el que vivimos



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