ESTADO
Carta del PCOE
 

 

Camaradas del MAI:

Os agradecemos vuestro e-mail, porque en verdad no teníamos idea de la aparición de dicha crítica al PCOE, aún desconocemos quienes son sus autores.

Soy el “encargado” de atender los e-mail que llegan al partido y por tanto cuanto os voy a decir es en un plano individual; no obstante, dicha crítica la elevaré al comité que corresponda por si cree oportuno dar una respuesta.

Lamento no conocer quienes son los que nos critica para pedirles, al menos, que rectifiquen en sus intenciones de que volvamos al camino del antiguo PCOE, porque consideran que estaba en línea con el marxismo-leninismo. Solo bastaría tener a manos el programa de aquella época para ver que una afirmación tan rigurosa merece una revisión.

Todo cuanto puedo decir de manera súbita y rápida es que nuestros camaradas “críticos” han leído lo que les ha parecido y han extraído de forma exagerada conclusiones de un simple articulo de prensa que ha tratado sobre aspectos muy concretos del revisionismo, sin ninguna pretensión de escribir un libro sobre todo lo que rodea al revisionismo y a los conceptos “Dictadura del Proletariado” “Democracia Popular” etc.

De todas formas estoy convencido que mis camaradas se alegrarán de que un artículo de nuestro periódico haya dado para tanto y a la par, haya facilitado el camino a aquellos que gustan tanto elucubrar y sacar provecho para saciar las apetencias de teóricos.

Para estos conceptos hemos dedicados documentos mucho mas amplios, los que se supone que se deben leer antes de lanzarse y colocar al PCOE en el terreno del revisionismo.

Por otro lado, no he podido ver la reseña de un solo párrafo del artículo sobre los que basan su crítica. Todo se reduce a un proceso de suposiciones para pergeñar una crítica que tiene más de fobia hacia el PCOE, que la de descubrir el “revisionismo del PCOE” Así por ejemplo el eje de la impugnación se basa en la supuesta tergiversación que hacemos de las palabras de Lenin. Ellos dicen:

afirmar que el revisionismo se manifiesta cuando el capitalismo discurre pacíficamente, es una manifiesta tergiversación o incomprensión de lo expuesto por Lenin, que habla, en realidad, del desarrollo pacífico de la lucha de clases del proletariado...

Lo cual a mi entender no se contradice con la época o épocas “pacificas”. En tal caso, se trataría de encontrar la causa del discurrir de dicha época.

Nosotros en nuestro documento decimos:

Para Lenin, el revisionismo es un fenómeno universal que toma vida en condiciones especiales, las que el capitalismo transita, más o menos pacíficamente...

El “antiguo” PCOE por boca de E. Líster López dice:

“En la segunda parte del siglo XIX, en virtud del desarrollo relativamente “pacifico” del capitalismo (A partir de 1871) y de la aparición de la fase superior del mismo (el imperialismo), en el movimiento obrero, sobre todo en el europeo, se desarrolló el oportunismo de derecha, una de las corrientes antimarxistas más peligrosas. Fenómeno político-ideológico, su nacimiento estuvo determinado ante todo por razones económico-sociales: gracias a concesiones de carácter esencialmente económico, y al amparo de la expansión económica y de la explotación de las colonias, la burguesía fue creando en la clase obrera de los metrópolis unos grupos privilegiados, la llamada “aristocracia obrera” Enrique Líster López ( Leninismo y Oportunismo ).

En este caso se coloca en primer lugar el desarrollo relativo del capitalismo.

También Lenin por su parte expone: “La bancarrota de la II Internacional es la bancarrota del oportunismo, que se ha desarrollado sobre la base de las particularidades de la época histórica pasada (la llamada época pacífica) y obtuvo durante los últimos años un predominio efectivo en la Internacional. Los oportunistas venían preparando hace ya tiempo esa bancarrota al negar la revolución socialista y al sustituirla por el reformismo burgués; al negar la lucha de clases y su indispensable transformación, en determinados momentos, en guerra civil (...) al convertir la necesaria utilización del parlamentarismo burgués y de la legalidad burguesa en un fetiche de esta legalidad” (Lenin, “La guerra y la socialdemocracia en Rusia” T.I págs. 923-924).

Lenin apostilla también: “El carácter relativamente “pacífico” del periodo entre 1871 y 1914 ha alimentado el oportunismo, primero como estado de ánimo, luego como tendencia y, finalmente, como grupo o sector de burocracia obrera y compañeros de ruta pequeñoburgueses... (“Lenin, El oportunismo y la bancarrota de la II Internacional” T.I. pág. 939).

Como se puede ver Lenin afirma que la base o alimento del oportunismo es el carácter relativamente pacífico del periodo entre 1871 y 1914.

Además Lenin insiste en que el “revisionismo es un fenómeno internacional” Lenin (Marx y Engels y el marxismo pág. 237), por consiguiente nuestro documento coincide con él “ El revisionismo es un fenómeno universal”

A partir de aquí se puede escribir cuanto se desee con ánimo de sentar cátedra, pero es absurdo, desarrollar criterios de críticas y mucho mas hilar tan fino para desembocar y sentenciar que el PCOE es revisionista “ Por ello, hacemos un llamamiento al PCOE para que abandone la senda por la que se desliza cada día a mayor velocidad, la senda del revisionismo más vergonzante...”

Se ve perfectamente que nuestros críticos ni han leído al PCOE anterior y ni se han parado a estudiar los documentos del presente. Mientras el “antiguo” propugnaba la democratización del aparato estatal “ El X Congreso del PCOE declaró inequívocamente que los marxistas-leninistas propugnamos la democratización del aparato estatal como medida importantísima del proceso de democratización de España y no como una medida que vaya contra la propia Administración pública, la Justicia y las Fuerzas Armadas y sus funcionarios, tanto civiles como militares... “El PCOE ha mostrado siempre un gran respeto por las Fuerzas Armadas, que en la actual sociedad española tienen como misión garantizar la soberanía y la independencia de España....Abogamos por la aprobación de las Cortes de un nuevo Código de Justicia Militar....Por último, la democratización del aparato estatal y su posterior avance hacia niveles superiores exigen también el respeto y desarrollo de las libertades democráticas reconocidas por la Constitución... Y así mucho más.

¿Dónde, en este articulo o en cualquier otro documento “Dictadura del Proletariado” “Tesis del Congreso” “Democracia Burguesa (Teoría Socialista)” han encontrado nuestros críticos algo semejante? ¿Han leído nuestros críticos los documentos en los que versamos sobre la inevitabilidad del carácter violento de la revolución?

En absoluto, ni lo han encontrado ni creemos que hayan leídos nuestros documentos, de lo contrario no hablarían así del PCOE.

Permitidme camaradas del MAI que transcriba literalmente una parte de uno de estos documentos, para demostrar que cuanto dicen nuestros críticos no es más que un conjunto de especulaciones, formuladas sobre la base de una lectura distorsionada adrede de nuestros documentos.

“ ¿Reformas o revolución? Eh aquí el problema cardinal que divide a la izquierda en el mundo de nuestros días. Porque debajo de todas las especulaciones sobre las transformaciones operadas en el sistema capitalista moderno, subyace el abandono de la lucha de clases, la renuncia expresa a la revolución social, sustentado en el carácter democrático de la sociedad actual, que para los oportunistas ofrece la posibilidad de recalar en el socialismo desde las entrañas del capitalismo, sin necesidad de irrumpir violentamente, sino con pasos hacia la transformación paulatina de las instituciones.

Desde Marx hasta mediados de los cincuenta del pasado siglo, los comunistas han utilizado el parlamento burgués siempre, transformándolo en una gran tribuna popular. Desde su amplia perspectiva proclamaban y a la vez exigían el cumplimiento de las reivindicaciones de la clase obrera, sometían a implacable crítica el régimen capitalista y se dirigían a las amplias masas. Al mismo tiempo que defendían frente a los anarquistas la necesidad de servirse de la lucha parlamentaria, los comunistas denunciaban las ilusiones parlamentarias de los elementos reformistas, conforme a las cuales las tareas de la transformación socialista podía resolverse por medios parlamentarios.

Pero, desde final de los cincuenta y al calor de las llamadas vías pacíficas al socialismo, esta posición fue sustancialmente modificada por la parte euro occidental del movimiento comunista.

Desde entonces, esa parte del movimiento comunista internacional ha venido sustentando la tesis de que por medio exclusivo del parlamento, que nació como arma para la dominación de la burguesía e instrumento para afianzar el régimen capitalista, en el período de crisis general del capitalismo y bajo determinadas condiciones, se podían cumplimentar las tareas revolucionarias, y concluir la transformación socialista de la sociedad. Durante las cinco ultimas décadas, la acción parlamentaria ha sido la forma preferente de lucha política utilizada por esa parte “oficial” del movimiento comunista euro occidental. Una forma que sin alejarse de su carácter principal, en el decurso de los años, ha ido ganando preponderancia respecto a otros métodos de luchas hasta el punto de subordinarlas absolutamente e incluso suprimirlas.

Hoy, la vía parlamentaria es el punto de mayor coincidencia estratégica de todo el movimiento comunista euro occidental, con independencia de que algunos de sus partidos componentes se proclamen euro comunistas, marxistas-revolucionarios o marxistas-leninistas. La diferencia que existe entre unos y otros consiste en que mientras para los primeros el parlamento burgués ya expresa la voluntad de la mayoría del pueblo, invalidando cualquier deseo o necesidad de transformación, para los segundos, la vía parlamentaria en su camino hacia el socialismo puede llevar hasta nuevas formas de dictadura del proletariado, porque el parlamento, transformado durante la lucha revolucionaria, se configura en el portavoz de la voluntad de la mayoría del pueblo. ( tesis de la profundización de la democracia )

El PCOE, no niega la parte positiva que en momentos muy especiales haya podido tener la lucha parlamentaria para los intereses del proletariado, ni descarta la variedad de formas que toma la lucha política. No obstante, el PCOE hace especial hincapié, en la diferencia que se da entre nosotros y la mayor parte del movimiento comunista euro occidental, en relación a lo que debe ser la forma principal de lucha política que debemos emplear los comunistas en los países occidentales de Europa.

El PCOE considera que ni el parlamento burgués que defienden los reformistas y revisionistas del movimiento obrero actual representa los intereses populares, ni cree que la vía parlamentaria hacia el socialismo que propugnan los partidos que se reclaman del marxismo-leninismo pueda llevar a ninguna forma de dictadura del proletariado.

Para el PCOE esa vía, tan solo nos conduce a posiciones reformistas, es decir, a la integración plena en el sistema político, que, pese a ser el régimen mas desarrollado del poder burgués, ha llegado al límite de su evolución histórica, que sin perder su carácter de clase se encuentra inmerso en una profunda crisis de la que el Parlamento es su mayor evidencia.

La institución parlamentaria que para unos, es el órgano que expresa la voz popular y que para otros, es el instrumento que en el transcurso de la lucha por el socialismo se erigiría en portavoz de esa voluntad popular, hoy ya es una “entidad” putrefacta, que cada día se muestra más impotente para evitar la reducción de los derechos de los trabajadores y del pueblo en general, sometido a ejecutar funciones meramente formalistas. Formalidad que se puede comprobar con toda su crudeza en todos los países europeos donde el desarrollo capitalista ha alcanzado un alto nivel.

En esos países entre los que se encuentra España, al ir aumentando las funciones intervencionistas del Estado en los ámbitos económicos y social, el gobierno ha ido asumiendo cada vez mayores facultades para dictar normas jurídicas, que invaden de forma creciente campos que en otros períodos históricos ya superados, eran de exclusiva competencia del Parlamento.

Hoy, las funciones del poder político derivado de los intereses de los trabajadores y otros concernientes al pueblo (decisiones de inversión, gestión de servicios, políticas salariales y relaciones internacionales) corresponden al Gobierno y éste niega en la mayoría de los casos, con plenas facultades, la discusión y el control del Parlamento. Ese poder real del Gobierno es transferido a la estructura burocrática que se extiende desde la administración estatal hasta la empresa pública.

La burocracia estatal, en continuo aumento cuantitativo, se atribuye cada vez más los trabajos de dirección y control, económica y social. Hace gala de unas facultades ejecutivas de tal envergadura que precisamente su existencia y actividad dirigente y organizadora tiende a ser el modo más específico de desautorización del parlamento e incluso en última instancia del propio gobierno.

A todas estas razones hay que agregar, que la legislación se hace complicada, llena de toda clase de tecnicismo refinado e inaccesible para la mayoría de los ciudadanos e incluso para los parlamentarios que no han adquirido una sólida formación jurídica, porque es redactada y articulada por los comités de expertos, que acorazados en los organismos de la administración, ejercen un poder real que esquiva cualquier control político que se pretenda. De esta forma, brota el despotismo tecnocrático que sintetiza el autoritarismo del Estado burgués y que reduce a la formalidad las funciones controladoras del parlamento. Las pruebas mas evidentes que confirman la existencia de este fenómeno son las diferencias que surgen entre los programas generales o la ideología de las fuerzas políticas y el ejercicio real del poder estatal.

Del mismo modo, el control que el Parlamento debe ejercer sobre el Gobierno se convierte en un trámite formalista, debido a que el propio Gobierno está compuesto por los miembros del partido que ostenta la mayoría parlamentaria y éstos están sujetos a la disciplina del voto.

Como consecuencia de la globalización y de los organismos supranacionales nacidos al calor de ésta, (UE) se efectúa la transferencia de decisiones económicas y políticas en el ámbito internacional a estas administraciones, lo que se traduce en la perdida de soberanía del parlamentarismo nacional.

En las condiciones descritas, el PCOE estima que no se puede ofrecer el Parlamento burgués como la expresión de la voluntad popular sin caer en el engaño, propio de aquellos diputados que lo defienden por razones de supervivencia profesional o por cobertura ideológica

La concentración de poderes en el ejecutivo, con menoscabo del poder parlamentario, la omnipotencia de la burocracia estatal y el reforzamiento de los aparatos supranacionales han limitado las funciones de los parlamentos euro occidentales a la ratificación formal de leyes elaboradas y desarrolladas en la mayoría de los casos fuera de su jurisdicción, por burócratas que escapan a su control y que actúan siempre subordinados a las necesidades del capitalismo.

En nuestra opinión la crisis del parlamento, su pérdida de poderes efectivos, no es una anomalía o desviación interna de carácter pasajero que pueda imputarse a la acción de determinadas fuerzas parlamentarias y por tanto, susceptible de ser corregida desde su propio seno por fuerzas restauradoras de viejos poderes y derechos hoy perdidos, no. En opinión del PCOE esa crisis es el producto lógico del desarrollo capitalista en su fase más avanzada donde la crisis capitalista al generalizarse afecta también al conjunto de sus instituciones políticas.

El PCOE, por todas estas razones cree que el Parlamento que en el curso de su historia no ha podido evitar la reducción paulatina de sus funciones y de sus derechos, hasta transformar éstos en puro protocolo, no puede ser como algunos sostienen, el aparato desde el que se extienda la democracia y mucho menos que ese órgano, de existencia puramente formal, pueda transformarse en un instrumento de la dictadura del proletariado, como algunos marxistas-leninistas defensores de la vía parlamentaria propugnan desde mediados de los cincuenta.

Desde entonces a hoy, hemos escuchado de muchos dirigentes comunistas del occidente europeo que la actividad parlamentaria de los partidos comunistas constituía un poderoso freno a la acción de las fuerzas reaccionarias, a la par, que abría nuevos surcos para la clase obrera en su marcha hacia el socialismo. Pero hoy, cuando el conjunto de la sociedad euro occidental está poderosamente influenciada por las corrientes conservadoras, bien, surgida en los países europeos, bien importadas de los EE.UU. cuando se vigorizan las tendencias abiertamente fascistas en países como Gran Bretaña, Francia, Italia o la propia España, cuando han desaparecido del horizonte euro occidental las perspectivas de un próximo acceso al socialismo para algunos de estos países, o, cuando se ven reducidos los propios márgenes de la democracia burguesa, pese a la acción parlamentaria de los comunistas euro occidentales, el mensaje de nuestros dirigentes resulta completamente extraño a nuestra realidad.

Para el PCOE, el acceso al socialismo en los países europeos de capitalismo avanzado se producirá, como en todos los países donde ha acontecido, mediante el surgimiento y el desarrollo de una ruptura revolucionaria. Una ruptura revolucionaria orientada a la sustitución del parlamentarismo, como sistema del parlamento, como forma de organización del poder político. Sustituidos por un sistema único de representación popular que abarca todos los órganos de poder, desde los supremos a los locales, unos órganos en los cuales los poderes legislativos y ejecutivos queden concentrados en manos de los representantes del pueblo y que estén dotados de una funcionalidad efectiva.

A diferencia de los países tercermundista con escaso grado de desarrollo capitalista, donde las rupturas revolucionarias han asumido desde sus primeras fases la forma de guerras civiles debido en parte al carácter colonial o semicolonial de sus estructuras políticas, en los países de capitalismo desarrollado, esas rupturas como consecuencia de la esclerosis de sus instituciones políticas, pueden iniciarse desde el vigor y la amplitud de los movimientos de masas surgidos y organizados al margen del parlamento y directamente enfrentados a él y a su ineficacia para resolver los problemas que para los pueblos crea la sociedad capitalista contemporánea y ante los cuales las instituciones burguesas son absolutamente impotentes.

El PCOE considera que la actividad parlamentaria de los comunistas, no debe constituir el aspecto principal de su lucha. Esa forma de lucha política, debe ser relegada a un segundo plano (que no suprimida), pero además recuperar su función clásica, la que Marx y Lenin expresaron en multitud de ocasiones, puesto que también para nosotros, la cuestión no es que las movilizaciones de masas faciliten la función reformista, por mucho verbalismo radical que se emplee, de los parlamentarios comunistas. Eso lo hemos hecho durante los últimos cuarenta años y nos hemos quedado sin movilizaciones de masas y con raquíticas representaciones parlamentarias limitadas al ejercicio burocrático de la oposición que en definitiva nada decide. Para el PCOE la cuestión es estimular la organización y las movilizaciones de masas que algún día tendrá que pasar por encima del parlamento e incluso por encima de algunos de nuestros camaradas parlamentarios.

Perdonad camaradas por la forma de responder, deslavazada, pero creo que era necesario, al menos intentar demostrar que el PCOE es otro partido totalmente diferente al que describen nuestros críticos, a fuerza de correr el riesgo de la precipitación por lo que no es una respuesta estructurada y matizada. Pero a vuestra disposición están nuestros documentos para verificar el error de nuestros camaradas.

Solo me pregunto ¿qué ha inducido a nuestros críticos a pronunciarse al respecto con tanta arrogancia y sobretodo basado en la presunción?. Tal vez lo que hayan perseguido es que nuestra respuesta se bata en defensiva para evitar una ofensiva sobre sus posicionamientos. Ya lo veremos.

 

Un saludo fraternal.

 

19 de noviembre de 2005