El Movimiento Anti-Imperialista (M.A.I.) nace en 1994.

Somos una organización comunista revolucionaria que se constituyó motivada por la derrota del Primer Ciclo Revolucionario, iniciado en Octubre de 1917, y a raíz del estancamiento y el posterior retroceso del Movimiento Comunista Internacional, también por la evidente incapacidad del movimiento espontáneo de resistencia de los pueblos para hacer frente al imperialismo. Desde el primer momento, comprendimos que es indispensable la realización del análisis que dé la explicación y conduzca a la superación de las causas que han propiciado esta derrota.

 

NUESTROS OBJETIVOS

Nuestro objetivo general es la superación del caduco régimen capitalista (imperialismo) y, por tanto, el Comunismo. Luchamos por un Comunismo para toda la humanidad.

Sabemos que este objetivo coincide con muchos colectivos y personas, pero es en el concepto de imperialismo y en el modo de alcanzar el Comunismo donde estriban las diferencias.

El imperialismo es la fase superior del capitalismo y, para eliminarlo, hay que vencer al capitalismo. Reducirlo a una determinada política exterior de ciertos Estados, negar la relevancia del monopolio y de la división del mundo en naciones opresoras y naciones oprimidas, señalar exclusivamente a EE.UU. como único país imperialista, sin incluir a Europa ni al propio Estado Español, son graves errores. Para reconocer la relación entre los eslabones de la cadena imperialista y abrir una vía de cambio global, hay que tener una perspectiva estratégica de la Revolución Proletaria Mundial, reconociendo al eslabón más débil y fusionando las diferentes luchas en el único objetivo, el Comunismo. El antiimperialismo consecuente es el que exige la superación del capitalismo para llegar al comunismo.

La reflexión teórica, la búsqueda de los instrumentos y de las tareas necesarias para conseguir el comunismo, es esencial. Para ello hay que dotarse de los conocimientos y de un método de carácter científico que nos permita comprender, explicar y poner en práctica la base ideológica del proletariado revolucionario: el marxismo-leninismo.

Para que el conjunto del movimiento antiimperialista converja en la lucha por el Comunismo, es necesaria la interrelación del marxismo-leninismo con el resto de las corrientes teóricas que influyen sobre el proletariado, mediante la lucha de dos líneas, proceso en el cual el marxismo-leninismo las destruye asimilándolas, las supera incluyéndolas. Es, en el desenvolvimiento de ese proceso, como el marxismo-leninismo toma cuerpo y crece en todas las facetas como vanguardia ideológica, en función de las necesidades prácticas de la construcción de un movimiento de vanguardia, necesidades que equivalen a las necesidades teóricas del proletariado como movimiento revolucionario.

Aceptar formalmente el marxismo-leninismo no garantiza la posesión de las herramientas necesarias, y menos cuando el marxismo, doctrina viva de carácter científico, exige que se le estudie para poder desarrollarlo; y esto se ha vuelto la necesidad más urgente para recuperarnos de la derrota histórica que hemos sufrido. Las generaciones de revolucionarios que actualmente queremos iniciar un nuevo periodo revolucionario tendríamos una gran responsabilidad histórica, si por evitarnos el esfuerzo imprescindible de la formación, la investigación y el estudio, negásemos así, el impulso definitivo de la teoría revolucionaria y su plasmación práctica.

No se trata de estudiar e investigar para saber más, sino para resolver los interrogantes con que la dinámica revolucionaria va dejando sembrado el camino de la historia hacia el comunismo.

 

ACTIVIDAD

Trabajamos por un asentamiento de las bases marxistas-leninistas que limiten al mínimo la posibilidad de la reintroducción del cáncer revisionista en nuestras filas, siendo estas bases de carácter teórico, cultural, ideológico y metodológico, bases que abren el camino de la transformación social hacia el Comunismo. Nos adentramos en la sistematización del estudio y de la investigación, así como en la configuración de una formación colectiva lo más completa e integral posible.

Nuestros objetivos requieren, pues, la formación de cuadros revolucionarios, una formación que les faculte para desenvolverse entre aquel sector de las masas en el que corresponda trabajar, en función de la etapa del proceso revolucionario en que nos hallemos, propagando la lucha de dos líneas, contribuyendo entre todos a la elevación cualitativa necesaria de la ideología proletaria, el marxismo-leninismo, y que, así, pueda ésta conquistar de nuevo la autoridad que le permita ejercer el papel dirigente sobre las alternativas opuestas al sistema que buscan la destrucción y superación de éste.

Nuestra actividad se manifiesta como proceso de reconstitución ideológica del comunismo o, por decirlo de otra forma, como lucha marxista-leninista por la reconquista de la posición de vanguardia ideológica del proletariado.

La reconstitución ideológica y la construcción de la vanguardia del combate antiimperialista son cuestiones inseparables desde el punto de vista marxista-leninista, y ambas van unidas indisolublemente en un proceso en el que se alimentan recíprocamente.

Además, entendemos esto como un proceso vivo: nos proponemos organizar el discurso teórico-político marxista-leninista en función de los problemas concretos que presenta la vanguardia revolucionaria. De este modo, la labor se desarrolla como línea política, en atención a las necesidades de la acción práctica.

 

No se trata, pues, de cubrir las supuestas necesidades teóricas de la teoría, sino las necesidades teóricas del movimiento práctico en la construcción de la vanguardia ideológica.

 

A QUIÉN NOS DIRIGIMOS

Tenemos que acercar las tareas que requiere el periodo revolucionario presente a las masas que en la actualidad están en condiciones de aceptarlas, porque captan que son esas tareas y no otras las que debemos acometer.

La vanguardia teórica es la que busca respuestas y se plantea los interrogantes que sirvan al proyecto. Resolveremos la tarea de elevar nuestra ideología al nivel de utilidad práctica necesaria, si superamos el revisionismo ideológico que arrastra esta vanguardia, mediante el debate colectivo, esto es, la lucha de dos líneas en su seno, para constituirse en vanguardia ideológica marxista-leninista. Es así como el marxismo-leninismo conquistará la posición de interlocutor cualificado ante la vanguardia práctica de la clase obrera.

Es solamente a partir de la conformación de esta vanguardia ideológica marxista-leninista como podrán construirse nuevos vínculos de carácter revolucionario con las grandes masas, resultando de ello la organización del proletariado en un auténtico Partido Comunista. En la etapa actual, es fundamental desenmascarar a los partidos falsamente llamados comunistas, socialistas o marxistas que crean vanas expectativas y/o estimulan a la mera acción de resistencia aprovechando la confusión reinante y la falta de perspectivas. Para ello, debemos forzar la lucha de dos líneas con los destacamentos más avanzados de la vanguardia.

Desde el MAI, nos dirigimos a esa vanguardia preocupada por la reconstitución ideológica, por la clarificación teórico-política. Pero vamos más allá: también nos dirigimos al sector más preocupado por la escena internacional de la lucha de clases, esa vanguardia práctica, internacionalista, que participa en movimientos de solidaridad, que no actúa por intereses personales, sino desde un espíritu altruista, por causas a favor de los pueblos oprimidos en lucha y con verdadera conciencia revolucionaria internacionalista. Por último, nos dirigimos también a otros sectores de la vanguardia práctica que siguen anhelando la revolución.

 

EN RESUMEN

Actualmente, después del final del Primer Ciclo Revolucionario, el balance de todo el periodo se nos muestra aún insuficiente, parcial y fragmentario, siendo imprescindible su esclarecimiento si no queremos aportar un bagaje incompleto para el inicio de un Segundo Ciclo Revolucionario.

Nuestra reflexión colectiva ha visto la necesidad del desarrollo teórico del marxismo-leninismo y de una mayor definición y concreción de la táctica y de la estrategia que enmarque nuestra acción en pro de la Revolución Proletaria Mundial.

El balance y el esclarecimiento del pasado del Movimiento Comunista Internacional y la apertura de una renovada y vigorosa perspectiva revolucionaria mundial, unidos a todos los requisitos imprescindibles para ello, están sobre la mesa de trabajo. De nosotros depende el comprender la dinámica del proceso y plasmarla en la práctica colectiva cotidiana.