Reorientemos la lucha
contra la guerra
 

 

Finalmente, se ha desatado la carnicería contra el pueblo irakí, haciéndose efectivos los criminales planes de Estados Unidos y su grupo de aliados de invadir y arrasar Irak. Y, nuevamente, millones de personas en todo el mundo se movilizan contra la guerra, en un desesperado intento por acabar con la intervención imperialista. Pero, una vez más, se levanta ante las masas, y especialmente ante sus dirigentes, el fantasma de la gran contradicción que surge inexorablemente ante cada respuesta movilizadora que aboga por frenar las continuas agresiones del capital a las masas trabajadoras en cualquier rincón del mundo: la permanente constatación de que, por muy grandes que sean dichas movilizaciones, por insistentes que resulten las demandas y reivindicaciones en pro de los derechos de los explotados y contra los desmanes de tal o cual potencia, e incluso de éste o aquel gobierno, éstos actúan constantemente a espaldas de la clase obrera y de los pueblos, desoyendo sus justas reclamaciones y trabajando únicamente en función de sus propios intereses de clase . Y si la presión popular logra arrancar algún compromiso, o no se ve cumplido plenamente o tal conquista será recuperada por el capital.

Esto no significa que la movilización de las masas no sea necesaria. Al contrario, la lucha de éstas es imprescindible para el alcance de sus conquistas, pero se verá reducida al mero movimiento espontáneo, que no superará las circunstancias antes descritas, si no está orientada de modo consciente hacia la resolución de las contradicciones que marcan el camino de la auténtica eliminación de las guerras imperialistas y de toda explotación capitalista.

 

Combatir las concepciones erróneas

 

Ante la agresión imperialista se están desarrollando importantes movilizaciones de protesta que vienen, por tanto, lastradas por concepciones erróneas o por actuaciones realmente oportunistas que debilitan y anulan la lucha del proletariado.

Por un lado, no deja de haber sectores del movimiento de resistencia que se lanzan ingenuamente a alabar las posiciones de Francia o Alemania, sin querer ver tras ello una actitud de defensa de sus propios intereses imperialistas, tal como sucede también en el caso de Rusia o China (y no hay más que mirar quién ha suscrito los contratos petroleros firmados por Sadam, quien, por cierto, sí que sabe ver y utilizar las contradicciones inter-imperialistas, generando de este modo un freno a la intervención norteamericana y una crisis entre las potencias). Es toda una necedad que causa un gran daño al proletariado combatir así al imperialismo yanqui, pues se colocan en el lamentable terreno de la defensa del imperialismo europeo . Resulta ya más que evidente la pelea por los recursos energéticos en la zona y los intereses geoestratégicos que implica el control de un país como Irak. Y está bastante claro el telón de fondo del conflicto: la batalla entre las potencias imperialistas por una redefinición de las relaciones internacionales. Estamos asistiendo al afloramiento de las primeras contradicciones importantes entre las potencias imperialistas, en un momento en que el gigante norteamericano padece una crisis que ya arrastra hace un tiempo y en la que se ve cada vez más empantanado, ante la progresiva consolidación de la Unión Europea como potencia imperialista (pese a las dificultades que todavía le surgen en ese proceso) y a unas cada vez más fuertes Rusia y China, últimamente más proclives a simpatizar con la Europa del euro. Y no sólo es la cuestión del petróleo; incluso se apunta al replanteamiento del euro en lugar del dólar como moneda estándar de las transacciones petroleras y comerciales a escala internacional. En definitiva, que no nos quieran dar gato por liebre: este “eurochovinismo” de nueva cuña sólo puede conducir al reforzamiento de una Europa imperialista que mantendrá la explotación de la clase obrera y de los países oprimidos , atándoles una vez más de pies y manos, al sustituir simplemente unos amos por otros (como acaban haciendo quienes nos quieren engañar con la idea de que ahora el PSOE está realmente contra las guerras imperialistas y olvidan con asombrosa facilidad quién nos metió en la OTAN o la UE).

Pero, por otra parte, permanece entre los destacamentos de vanguardia de la clase obrera una orientación que, a pesar de mostrarse crítica con todo imperialismo y denunciar consecuentemente también el papel de las restantes potencias imperialistas, evitando circunscribirse a la crítica a EE.UU. y la OTAN, mantiene al proletariado en las cenagales aguas del espontaneísmo y del movimiento por el movimiento . Porque condena a la lucha de las masas a un permanente movimiento de protesta carente de toda orientación consciente y revolucionaria, un movimiento de mera resistencia al capital en el que el proletariado se ve envuelto en un círculo cerrado que acaba frustrándole y conduciéndole a un callejón sin salida , como muestra el escaso éxito alcanzado con las masivas movilizaciones contra la guerra en el intento de evitar ésta.

 

Construir la vanguardia revolucionaria

 

La única movilización que puede frenar realmente a los imperialistas es aquélla que les haga temer de verdad por su estabilidad, es decir, aquellas que cuestionen su poder y les amenacen con un triunfo revolucionario. Pero las masas en su movimiento de protesta y de resistencia no pueden generar conciencia revolucionaria , fundamentalmente porque ésta proviene de la adquisición de una concepción científica y revolucionaria del mundo , una conciencia que ha de ser incorporada al movimiento proletario mediante la fusión de la vanguardia revolucionaria con éste (lo que tendría lugar como Reconstitución del Partido Comunista). Las masas necesitan un referente ideológico que sea capaz de enfrentarse a la ideología dominante, la burguesa, y este referente sólo puede ser la ideología revolucionaria del proletariado , la cual, por integrar en su seno de un modo armónico y completo lo más avanzado del pensamiento y el conocimiento científico de la humanidad , es la única capaz de dar respuesta a las grandes contradicciones y problemas a los que se enfrenta ésta.

Pero, tras la derrota histórica de la clase obrera que ha supuesto el final del primer ciclo revolucionario proletario, éste se encuentra en un momento de repliegue en el que se enfrenta a la doble tarea de recuperar su armamento ideológico, o sea, la reconstitución ideológica del comunismo , y la construcción de su vanguardia , o lo que es lo mismo, la reconstitución de una vanguardia revolucionaria proletaria que se haga portadora de la ideología y la lleve al movimiento proletario . Y esta labor de reconstitución sólo podrá darse desde la relación dialéctica de ambas tareas, en un proceso en el que la vanguardia ideológica se convierta hoy en el terreno donde resolverlas. Concretamente, esto exigirá la lucha por derrotar las concepciones revisionistas y oportunistas que pueblan hoy el conjunto de la vanguardia y que desorientan y atan al proletariado; asimismo, el desarrollo de una profunda labor de estudio y de investigación, que abarque el conocimiento del progreso científico y haga balance histórico de la experiencia revolucionaria del proletariado , especialmente durante el primer ciclo, a fin de rectificar los errores cometidos y alcanzar las premisas necesarias para el éxito de las luchas revolucionarias del próximo ciclo que apunta y que, de este modo, podrá conducir a la clase obrera y las masas de todo el mundo a acabar realmente con toda guerra de rapiña y toda explotación.

¡Abajo el imperialismo y sus guerras!

¡Superemos la lucha de resistencia, construyendo movimiento revolucionario!

21 de marzo de 2003

 

MOVIMIENTO ANTI-IMPERIALISTA