¿Qué hacer?

En conclusión, las luchas de clases en el Estado español han trasladado la polarización en el seno de la clase dominante al seno del movimiento comunista. La presión de esas luchas sobre el movimiento obrero y el movimiento comunista ha empujado al ala derechista de éste más hacia la derecha, hacia la convergencia con la socialdemocracia, ampliando su distancia con el ala izquierda que denuncia la solución reformista republicana y defiende la solución revolucionaria de la crisis económica y política del capitalismo. Esta disposición objetiva del estado del movimiento comunista contemporáneo es la realidad concreta a la que es preciso remitirse y desde la que es preciso partir en la aplicación del plan de reconstitución del comunismo revolucionario, es el eslabón al que hay que aferrarse para vincular este plan con el estado real de la lucha de clases. Estas luchas han delimitado claramente los campos en nuestro movimiento, confirmando plenamente la experiencia histórica del movimiento obrero internacional al señalar como vigente la oposición y la lucha entre las dos tendencias posibles en el desarrollo del movimiento obrero: como clase subsidiaria de una fracción de la burguesía (con la III República como programa máximo), o como clase independiente con programa propio (la conquista de su dictadura de clase desde la Guerra Popular).

Ciertamente, el último periodo de las luchas de clases ha contribuido a aclarar el panorama del movimiento comunista: el centro ha desaparecido y aquéllos destacamentos vacilantes que todavía dudaban o incluso denunciaban el objetivo de la República –hablando incluso de vía armada , aunque sin incorporarla a su línea política– han terminado basculando, en su mayoría, hacia ese programa, cegados por el ambiente de reacción a las posiciones neofascistas resucitadas por la derecha y por las expectativas despertadas por una posible recomposición republicana de la izquierda . Hoy por hoy, en el movimiento sólo existe una alternativa: República o Guerra Popular.

Si se nos permite recurrir al argumento ontológico que más arriba hemos expuesto sobre las dos formas de concebir la solución de la contradicción, comprobaremos que se corresponden con cada una de esas dos líneas que, a su vez, reflejan políticamente dos concepciones del mundo antagónicas. En efecto, la lógica de desarrollar la contradicción como método para su superación conduce a los comunistas republicanos a incorporarse a las luchas tal como se presentan. No sólo ante las luchas de tipo sindical entre obreros y patronos, sino también ante las luchas políticas entre las demás clases. De ahí su tendencia a configurarse en ala extrema del sector más progresista o más democrático cuando la pugna principal tiene lugar entre fracciones de la burguesía, de ahí su táctica de conducir al movimiento obrero a rebufo del partido burgués menos reaccionario . Los verdaderos comunistas, en cambio, como se trata de revolucionar la contradicción, optan por crear las condiciones que lo permitan (la construcción del movimiento revolucionario del proletariado, el Partido Comunista), para “eliminar” la contradicción –como decía Marx– fagocitándola desde un proceso de escala y calado incomparablemente mayor (la revolución proletaria). Sólo en estos términos puede la lucha de clases proletaria ocupar el centro de las luchas de clases en la sociedad, sólo así su contradicción con el capital determinará el desenvolvimiento de las demás contradicciones sociales.

Por consiguiente, en función de las condiciones objetivas que impone la lucha de clases, el plan de reconstitución debe centrarse en el ala izquierda del actual movimiento comunista, debe ser aplicado por su sector revolucionario, aquél que defiende los principios que lo inspiran y ordenan, por quienes apuestan por la vía revolucionaria de Guerra Popular. La Propuesta concreta que a continuación ofrece el MAI a la vanguardia presupone, pues, esta primera condición. A partir de aquí, presenta los elementos que pueden permitir el cumplimiento de las tareas de la primera etapa que establece la Línea de Reconstitución del Partido Comunista: la etapa de defensiva política estratégica de la vanguardia proletaria.

1. La primera tarea de los comunistas revolucionarios consiste en defender la Línea General de la Revolución Proletaria Mundial, la Línea de Reconstitución del Partido Comunista, la Guerra Popular como estrategia militar y como línea de masas de la revolución. Deben defender la vitalidad de la ideología proletaria, el marxismo en todos sus desarrollos, y la vigencia de su programa de construcción del Comunismo desde la Dictadura del Proletariado. Para ello, es fundamental la realización y conclusión, en lucha de dos líneas, del Balance de la experiencia histórica de la Revolución Proletaria Mundial y, en particular, del Ciclo de Octubre, como fuente primera y principal de reconstitución de la teoría proletaria como teoría de vanguardia. De manera específica, deben combatir ante las masas y ante la opinión pública en general al ala derechista del movimiento, su deriva oportunista, su línea reformista, su programa republicanista y cualquier programa mínimo de conquistas parciales anterior a la conquista del poder, desenmascarando los señuelos y los engaños que ofrece a la clase obrera para alejarla de sus objetivos revolucionarios.

2. Esto mismo debe ser llevado al plano internacional, al conjunto del movimiento comunista internacional. En particular, y como cuestión de primer orden, es preciso desarrollar lucha de dos líneas contra la línea negra de renuncia a la Guerra Popular y de apertura de una tercera vía que ha comenzado a articularse a raíz del giro revisionista de la dirección del Partido Comunista de Nepal (maoísta) y que ha encontrado eco en un sector del movimiento comunista internacional encabezado por el Partido Comunista Revolucionario de EE.UU.

3. Apertura de un debate, en estrecha conexión con el Balance histórico, sobre la Línea General de la Revolución Proletaria en lo tocante, particularmente, a problemas candentes relacionados con la naturaleza del partido de nuevo tipo proletario y la cuestión nacional. El MAI está seriamente preocupado –por no decir perplejo– porque muchas organizaciones revolucionarias internacionalistas en el Estado español, casualmente casi todas ellas maoístas, como Kimetz , La Rebelión Se Justifica y otras, tienden a circunscribir –y a justificar teóricamente esta restricción– su actividad al ámbito de las nacionalidades en que se ubican –principalmente, Euskal Herria, Catalunya y Galiza–, encerrándose en las fronteras territoriales y culturales que el capital impone al proletariado. Es preciso clarificar este tipo de cuestiones, relacionadas con la Línea General, en función de la Reconstitución de un Partido Comunista en el Estado español.

4. Propuesta organizativa.

Todos los destacamentos, organizaciones o personas que compartan esta propuesta de contenidos –independientemente de lo que suscriban o no de los fundamentos que han conducido a ella a lo largo de esta carta abierta– deberán iniciar contactos con vistas a la planificación, organización y cumplimiento de los objetivos que señala esa propuesta de contenidos, tomando en consideración la necesidad de organizar, al menos:

• Un Seminario sobre la revolución china como experiencia más elevada del Ciclo de Octubre y, una vez concluido, retrospectiva aplicando sus resultados al resto de las experiencias del Ciclo, según el principio científico de que el desarrollo de un fenómeno se comprende mejor desde la perspectiva que da su evolución más alta.

• Órgano de prensa (periódico y/o revista y/o página web) como vehículo de propaganda y como foro de debate que refleje la lucha de dos líneas por la Reconstitución.

• Comité de Dirección que vele y dirija el cumplimiento de las tareas y los acuerdos alcanzados por las organizaciones y miembros asociados a esta Propuesta de Plan de Trabajo.

 

Julio de 2007

MOVIMIENTO ANTI-IMPERIALISTA