El 15-M y el esquematismo revisionista

 

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El pasado 15 de Mayo una desconocida rabia salió a las calles del país, encendiendo la chispa de la indignación popular que lleva tiempo fraguándose al calor del paulatino desgaste del modelo político español, aderezado en los últimos años con unas gotas de crisis económica.

El 15de Mayo las cuentas estaban bien claras, quedaban siete días para las elecciones municipales, una etapa cumbre en la democracia burguesa pues es a través de esos momentos de democracia como el capital renueva, si procede, a los gestores de su dictadura. Dadas las fechas el 15M sólo podía ser observado por todos aquellos que participan del circo electoral como un elemento tras el cual agazaparse para rapiñar unos cuantos votos. Y es que en eso consiste toda campaña electoral, en convertir la oferta propia en la mejor del escaparate para atraer al mayor número de votantes posible.

El Gobierno socialista, en caída libre, extendía la mano a los manifestantes, aunque con torpeza inusitada fueron sus golpes en la noche madrileña los que dieron alas al movimiento. El Partido Popular, esta vez en el papel de la oposición, bramaba contra el movimiento que tomaba las calles pidiendo al Gobierno que impusiese el orden constitucional frente al Soviet de Sol, como denominó el fascio televisivo a la Asamblea de la capital. Los que concentran la representación de la aristocracia obrera, CCOO y UGT, hicieron mutis por el forro, mientras sus bases de apoyo en la arena política, los partidos revisionistas, se reinventaron a sí mismos erigiéndose en defensores de la clase obrera y en acusadores de cualquier tipo de movimiento interclasista que se interpusiese entre sus papeletas electorales y los potenciales electores que se les podrían perder por el camino de la indignación. Y en esto coincidían, no sin contrariarse entre ellos, desde el conglomerado del PCE-IU hasta el PCPE, pasando por todo ese desierto de siglas que opera entre medias y que en los últimos tiempos se ha encaramado a la unidad oportunista con la marca registrada de la CUC.

Hijos de una época: El impasse de la Revolución Proletaria y el desgaste del imperialismo

El movimiento del 15M surgió desde diversos colectivos que, organizados desde las redes sociales regidas por internet y al no sentirse representados por las timoratas respuestas que el sindicalismo y las distintas organizaciones de izquierda daban a los recortes sociales implementados por el gobierno, decidieron constituirse ellos mismos en el motor de la movilización social. El contexto en que se desenvuelven estos movimientos, Democracia real ya, Anonymous… es el de un descrédito del aparato representativo de la burguesía proyectado en las mismas instituciones del Estado y en sus diversos órganos de encuadramiento de masas, como los sindicatos y las distintas estructuras partidarias que antaño vertebraban a los movimientos sociales desde la izquierda. El desgaste del modelo de la transición se ha transmitido a todos esos organismos que reconducían las luchas parciales de las masas, que cada vez se han ido desplazando más y más hacia el pacto directo con el Estado. Este desplazamiento les ha hecho ir desligándose paulatinamente de sus masas, a las que dejaron sin el cauce o recorrido de lucha para la concertación a través de la cual desembocaban tarde o temprano todas las “batallas sociales” frente a las instancias del Estado imperialista, lugar de arbitraje de todo conflicto, desde SINTEL y el Prestige hasta el No a la Guerra. Esto sobretodo se ha acusado en las últimas legislaturas gobernadas por el PSOE donde los sindicatos se han empeñado por completo en las labores de Estado, dejando en casa o en la terraza a las masas que representaban, que veían desde el bienestar como su economía era negociada por sus cúpulas organizativas, las cuales se han mimetizado con el aparato burocrático del Estado. Por otra parte estapaz social externalizada en la ausencia de un movimiento de resistencia económica en las calles11, dejó sin paraguas bajo el que cobijarse a todas las organizaciones revisionistas cuyo programa sindicalista pasaba por la unidad con las masas desde esas luchas económicas y de reivindicación ante el Estado. Y esto último no podía ser de otro modo pues el revisionismo al ser correa de transmisión de la aristocracia obrera se ha visto envuelto también en la crisis de representatividad de ésta y el descrédito que ha corroído al sindicalismo oficial se ha extendido a todo lo alternativo donde por ser peor la situación de entrada, la crisis repercute más, relegándose cualquier incremento en sus filas de militantes y/o votantes a escisiones colectivas o individuos rebotados por el desencanto en que los sumen las organizaciones hegemónicas de este acomodado sector social: CCOO y UGT nutren a los sindicatos alternativos; el PCE-IU sigue desplazando a su cada vez más exigua militancia hacia su izquierda quedándose la coordinadora como un esqueleto de burócratas destinado a acaparar unas migajas de poder parlamentario, siendo ejemplo de ello la última disputa de IU Federal con su federación extremeña o las escandalosas negociaciones de Ezker Batua con el PNV en Áraba22.

La crisis de representatividad del sindicalismo realmente existente no proviene del actuar del movimiento revolucionario, sino del devenir propio de la sociedad burguesa española y por ello el referente de las masas del 15M no podían ser ni la lucha de clases, ni la organización de nuevo tipo, ni la Revolución Socialista, dado que para que todo esto sea referente de cualquier movimiento social es indispensable que el programa de emancipación esté ya en pugna con el orden existente, situación ésta que se daba en el pasado al amparo de la Revolución de Octubre y la China roja, con el Comunismo convertido en el horizonte de los pueblos del Mundo, pero que a día de hoy está truncado por el final del Ciclo de Octubre. Por tanto el referente que tienen hoy las masas es el de la reproducción del marco social en que se hayan insertas que a lo sumo, parece, solo podrá ser mejorado con más democracia, con más participación, con más transparencia y reparto de la riqueza. Por eso el movimiento del 15M, un auténtico y verdadero movimiento de masas, se nutre de un conglomerado de ideas que se concretizan en un programa de reformas del aparato estatal representativo, al que se le añade un poco de keynesianismo, que por cierto, y como ya veremos, es bastante similar al que enarbola el comunismo republicano.

El 15M no pone en cuestión la democracia burguesa, pues la entiende como abstracta y eterna, exenta de contenido clasista y liberada de rendir cuentas ante el proletariado revolucionario, como la última y más elevada instancia a que puede llegar la humanidad en cuanto a organización política. El capitalismo globalizado, el imperialismo, se intuye como un exceso que puede ser democratizado y gobernado por toda la sociedad: gestión de la riqueza por parte de la ciudadanía y no de los mercados es lo que se reclama. Programa político netamente burgués, por supuesto, pero que se torna lógico en unas masas que en la actualidad no tienen ningún otro referente contrapuesto al capital. Entre otras cosas porque su supuesta vanguardia de clase ha liquidado durante décadas su programa de clase y se ha contentado con abandonar principios, rebajar discurso y conciliar con cualquier movimiento que existiese para acumular fuerzas haciendo suyo el programa interclasista de la República popular y federativa, de la Tercera República antimonopolista que no sería dictadura del proletariado pero que tampoco sería dictadura de la burguesía… en definitiva, reproducción de la ideología burguesa podrida de interclasismo anti-marxista del que ahora pretenden desprenderse nuestros revisionistas para situarlo como anatema del 15M. Pero no adelantemos acontecimientos pues con el revisionismo farisaico ajustaremos cuentas más abajo.

Prosiguiendo con la cuestión de la crisis del sistema político de la transición que se refleja en todo el aparato de representatividad, el 15M se ha caracterizado por ser una novedad. Los todólogos y demás pesebreros de la burguesía ponen el acento de lo nuevo, en que este movimiento se ha gestado desde internet y por ello el desarrollo tecnológico ha sido la clave en el éxito de la movilización. Análisis superficial éste y muy propio de la basura propagandística de las mañanas, las sobremesas y las noches de tertulia españolaza, en donde quizás se enzarce algún seguidor del revisionismo pro-soviético o de Deng Xiaoping y su teoría de las fuerzas productivas, pero que no merece que nos entretengamos en él.

Nosotros como marxistas ponemos el acento de todo análisis en las clases sociales, sus relaciones y sus formas organizacionales y aunque comprendemos que el 15M no tiene nada de nuevo, sí que tiene mucho de novedoso por cuanto, como ya hemos dicho, es un movimiento que ha sabido, casi sin saberlo, navegar en la política fuera de los órganos tradicionales de encuadramiento de masas y a los que la constitución del 78 les otorgó los resortes legales para ser tales. Este “apartidismo”, una de las principales características del movimiento, auspiciada desde el interior del mismo y de la sociedad en que se desenvuelve, esta desconexión con respecto a las siglas de toda la vida, es la compleja y contradictoria expresión de dos tendencias entrecruzadas y que son características de la época que nos ha tocado vivir. Por un lado este apartidismo está compuesto por prejuicios anti-organizativos e individualistas, producto de la alienación burguesa, que alejan a las masas de la necesidad de dar sustantividad a la organización y de la comprensión de que ésta se articula en base a objetivos previos. De esta conciencia burguesa sólo se puede escapar desde la autoconsciencia del sujeto, es decir, desde la ideología marxista-leninista blandida por la vanguardia revolucionaria en unidad con el resto de la clase,convirtiéndose en movimiento real de transformación de las cosas como sujeto colectivo revolucionario, como Partido Comunista. Sin embargo, por otra parte las masas reflejan en su apartidismo la crisis de inoperancia de los modelos organizativos hegemónicos hoy día: partidos burgueses, sindicatos reaccionarios, organizaciones revisionistas… Además esta falta de filiación particular ha permitido a los indignados mantener durante un tiempo en jaque a todo al establishment que, aunque a sabiendas, exageraba sus acusaciones al 15M, tildándolo de violento, anti-sistema, proetarra… lo cierto es que no sabía muy bien por donde podía salir la cosa a corto plazo. Y no son gratuitas nuestras palabras porque ¡tiremos de hemerotecas!, desde la imposición del orden constitucional no ha sido hasta un 15 de Junio de 2011 que los cuerpos represivos del Estado se han visto obligados a escoltar a la plana mayor de un gobierno para garantizar el desarrollo de una sesión parlamentaria. Y es que el cerco del Parlament de Catalunya por parte dels indignats se ha ganado ya formarparte de la historia reciente de lo político en el Estado español. Y es algo que sin duda no se habría gestado si los piquetes policiales de UGT, CCOO, CGT…, a quienes rinden pleitesía los revisionistas, hubiesen manejado el cotarro.

Del análisis del 15M se extrae también la tensión que viven hoy las relaciones entre las clases dominantes. El gobierno del PSOE empezó apaleando al movimiento, pero rápidamente reculó, no olvidándose de su necesidad de acumular fuerzas para las próximas elecciones generales, fijadas, casualmente, en un 20-N. El PP desde la tranquilidad que da el papel opositor insistía en el desalojo de las plazas y el cumplimiento escrupuloso de la ley. Y entre medias la Junta Electoral Central, compuesta por elementos altamente reaccionarios de la magistratura y la academia burguesa, azuzaba la contradicción declarando ilegales las concentraciones de los indignados durante la jornada de reflexión previa al 22M, evidenciando la brecha abierta entre los dos grandes sectores de la burguesía monopolista española. Brecha que se extiende a otras lides como por ejemplo el conflicto en Euskal Herria donde, además de en el discurso partidario, la separación de la clase dominante se refleja en el mismo Estado hasta el punto de que altos mandos policiales cercanos a los socialistas son sentados en el banquillo por la judicatura3 3por llevar el peso de las negociaciones del gobierno con ETA. Y esta es seguramente la punta del iceberg con respecto de las contradicciones en el seno del aparato represivo del Estado, y que transcienden a la opinión pública, sobre la cuestión vasca.

Una vez pasadas las elecciones, los intentos resolutorios del problema de las acampadas, por parte de la Generalitat, acorde con los criterios esgrimidos por el PP, permitieron nuevamente ponderar que la visión de Estado de unos y otros es bastante diferente: mientras los socialistas seguían apostando por contemporizar esperando que el movimiento se agotase en sí mismo, los conservadores catalanistas lanzaron a sus perros de presa contra las masas en varias ocasiones, sucediéndose así la lógica de todo movimiento espontaneísta de acción-reacción. Desde la Consellería d´Interior fomentaron la estrategia de la tensión infiltrando a los gossos entre los manifestantes, sembrando la duda policíaca en unas masas inexpertas en la confrontación policial y a las que, sin duda, ayuda a pacificar el revisionismo con sus estridentes y paranoicos gritos contra las actitudes paramilitares, el izquierdismo y la violencia que “hacen el juego a la policía” y que desnaturalizan las manifestaciones a las que ellos prefieren acudir a ritmo de batucada, para amenizar sus consignas sindicalistas y pequeñoburguesas. Y para muestra el botón del último Primero de Mayo celebrado en Barcelona.

El pasacalles alternativo convocado para no coincidir con las cabalgatas de CCOO y UGT acabó en disturbios cuando un grupo de autónomos y anarquistas se lanzó contra unos escaparates. Las fuerzas policiales no tardaron en actuar y dado el nivel de organización esgrimido por cada uno de los contrincantes, quince manifestantes acabaron detenidos. Tardaron poco los revisionistas en hacer saltar las alarmas de la infiltración policial, modelo clásico de interpretación de los hechos por parte del revisionismo cuando acontece algo en lo que ellos no son cabeza de cartel: la revuelta en Libia la ha provocado la CIA, las Brigate Rosse eran los servicios secretos italianos, los anarquistas griegos policías disfrazados que se queman a lo bonzo para desacreditar al KKE44 y los del 15M un invento de la derecha y el Ministerio de Interior. Así las juventudes del PCPE-PCPC acusaron a ese “Bloque Negro” de facilitar ampliamente la represión policial “dando el pretexto perfecto a la policía para reprimir a los manifestantes y criminalizar de nuevo una manifestación que ya hemos calificado como un claro avance de las izquierdas anticapitalistas5 5. Como se demostró unos días después66, la policía no necesita ningún pretexto para actuar, le vale con el texto constitucional que sanciona el monopolio de la violencia de unos pocos en defensa de la propiedad privada capitalista y toda su superestructura social. De hecho la existencia misma de la policía y demás destacamentos armados es el actuar constante de la burguesía sobre los oprimidos, con independencia de que lluevan o dejen de llover los palos en un momento dado.

Pero el problema principal de nuestro tiempo no es que los anarquistas practiquen una violencia anarquizante o que los militantes autónomos profesen culto al espontaneísmo y el insurreccionalismo, tradiciones de las cuales bebe también el revisionismo hegemónico, que, no obstante, se mantiene fiel al anverso necesario del espontaneísmo: el oportunismo sindicalista y el cretinismo parlamentario. El problema principal, y al que debe remitirse siempre la vanguardia proletaria, está en que el proletariado carece hoy de las bases ideológicas y de la organización necesarias para ejercer la violencia de un modo revolucionario, sabiendo retirarse ante la represión estatal y, sobretodo, adhiriendo a las masas proletarias a la línea política del proletariado revolucionario en torno al cual deben construirse concéntricamente todos los instrumentos de lucha revolucionaria de la clase obrera, para romper así con todo espontaneísmo, incluyendo su versión terrorista, que devuelve igualmente al obrero a su posición subordinada respecto al capital.

Pero con esto como en todo. Mientras la actitud del proletariado revolucionario es la de señalar las carencias para superarlas, el revisionismo vuelve sobre sus peroratas pacifistas hacia donde empuja a las masas cada vez que abre la boca, asumiendo junto a la burguesía la exclusión de cualquier forma de violencia como necesidad para la participación de las masas en el movimiento político, al cual recluyen en el parlamento, sirviendo a la burguesía como lo hacían los txotas que fomentaban entre los indignados la delación a la policía en caso de que detectasen a violentos durante las movilizaciones del 15M. Como si el pacifismo y el miedo a la violencia fuesen innatos a los obreros y no un producto de la alienación a que los somete el sistema imperante. En definitiva como si fuese un problema del ser y no de la conciencia, dándose así la mano con el espontaneísmo anarquista al que dicen criticar: unos porque se olvidan por completo de la conciencia revolucionaria y creen que su propaganda por el hecho moverá montañas y se reflejará mecánicamente en la conciencia de los obreros; otros porque cuidan el que la clase obrera se mantenga atada a su posición objetiva en la producción capitalista alabando la conciencia sindicalista, reaccionaria en última instancia, que, producto de lo espontáneo, es sólo el reflejo de lo que es la clase en sí y oculta lo que es para sí.


Esquemas rotos por la práctica

Desde el MAI llevamos mucho tiempo bregando por reconstituir el comunismo desde la aprehensión de la ideología revolucionaria. Para ello hemos trazado una línea de trabajo en donde destacamos como vital el Balance del Ciclo de Octubre por parte de la vanguardia en aras de reconstituir la propia ideología marxista-leninista para dar con las necesarias limitaciones de partida del anterior Ciclo de la Revolución Proletaria Mundial, productos inevitables del contexto histórico en el que se forjó el primigenio marxismo, y poder así enfrentar el Nuevo Ciclo de la RPM desde una posición de vanguardia y consciencia más elevada que, sin duda, permitirá al proletariado alcanzar mayores cotas revolucionarias que en las que se estancó nuestro movimiento durante el Ciclo de Octubre.

Ello nos ha valido la animadversión de todos los defensores del revisionismo en sus distintas formulaciones, las cuales coadyuvaron decisoriamente para ese estancamiento del movimiento revolucionario y la consecuente restauración del capitalismo en la Unión Soviética y en la República Popular China. La versión de éstos en el Estado español nunca ha ahorrado en (des)calificativos a la hora de referirse a este plan de Reconstitución: esquematismo, dogmatismo, izquierdismo, idealismo, teoricismo... Al parecer y según ellos la etapa de reconstitución ideológica es una ensoñación nuestra y de lo que se trata es, ¡sin perder más tiempo!, de acudir a las masas. En tiempo de las bonanzas cíclicas de la producción capitalista, el viejo esquema socialdemócrata (superado por la propia experiencia de Octubre) sindicato-partido-“revolución” (en realidad, reforma) es, en boca de nuestros revisionistas, impecable: “Como ya hay teoría para rato sólo falta un movimiento obrero en el cual insertar nuestros lemas para hacer la Revolución”. Pero claro, ¡esto sí que es sólo teoría! pues a falta del gran movimiento económico de la clase, nuestros teorizadores del practicismo (porque pocas, por no decir ninguna, son las luchas económicas de masas que ellos organizan y dirigen), tendrían que construirlo “artificialmente” a base de convertir al “Partido Comunista” (desnaturalizado, pues no es el partido de nuevo tipo leninista, sino la reproducción del viejo esquema del partido tradeunionista) en el mero aglutinador de todas las luchas parciales de la clase obrera.

Pues bien, entre estos artificios llegó la crisis y el esquema teórico por fin podría confrontarse con la realidad: ¿no eran las crisis las que azuzaban al movimiento obrero? ¿No eran las luchas económicas de las masas las que permitían a la vanguardia acudir con su mensaje revolucionario a éstas? ¿Sí? ¿Era así la película? Entonces algo ha fallado. Y no será porque los revisionistas no lo hayan intentado desde su “trabajo militante”. El coche-escoba de toda manifestación económica, desde un E.R.E. en Sevilla hasta la defensa de la Sanidad Pública madrileña, está integrado indefectiblemente por la plataforma de turno del revisionismo a través de la cual se reparte su panfleto oportunista, plagado por lo general de toda suerte de medidas concretas para paliar el malestar del pueblo y acumular fuerzas… para la reforma del imperialismo.

Las “Cinco Medidas Urgentes” del PCPE, la “Alternativa Social Anticapitalista” del PCE, las “20 Medidas anti-crisis” del PTE-ORT y de la UP, la “Carta Abierta a la Izquierda Alternativa” de Izquierda Anticapitalista, el “Plan de Medidas de Urgencia” de Corriente Roja… a todos estos programas de reformas concretas del capital que expone el revisionismo podríamos intercambiarles las siglas y nadie se daría cuenta. Son las propuestas de siempre. Casi las mismas que cuando todos estos estaban coaligados en Izquierda Unida. Pero eso es agua pasada, la cuestión es ¿por qué esos programas de reforma no han calado entre las masas? Quizás han sido ambiciosos en exceso con su lista de recados de la pequeña-burguesía elevada a “programa anti-capitalista”. O quizás han rebajado tanto su discurso que estas vanguardias republicanas han sido superadas por las masas en las calles. Porque ya que no lo dicen ellos, lo diremos nosotros: Los programas “revolucionarios” en torno a los que llevan décadas rondando los revisionistas, están a la altura del nivel de conciencia política al que llega un movimiento espontáneo de las masas populares, que incluye a diversas clases sociales. Y que no se encampanen nuestros oportunistas, porque este movimiento espontáneo es producto del hastío de una parte de la población (pequeña burguesía y aristocracia obrera fundamentalmente) ante una situación de devaluación de sus condiciones de vida y no del buen hacer del comunismo republicano. Las masas hondas del proletariado no están en el 15M aunque haya muchos obreros que participen del movimiento (en peleas de análisis estadístico no vamos a caer, pues lo que determina el carácter de clase de un movimiento es fundamentalmente su programa político). Lo que hemos de señalar es que las solicitudes reformistas de los indignados se entienden como bandera de un movimiento contestatario ante la proletarización de amplios sectores de la población que ven en la defensa del Estado del bienestar, de los sectores estatales, del empleo público… su modelo de sociedad. Y ¡ojo! la pequeña burguesía y la aristocracia obrera están perfectamente legitimadas para luchar por estas medidas de reforma si así ven realizados sus intereses de clase. Pero al igual que el 15M se torna en nocivo por cuanto su componente ciudadanista e interclasista enajena al proletariado la conciencia de su posición como productor sometido a la producción y la posibilidad de superación revolucionaria de la misma, el comunismo republicano cierra el círculo reformista e inapelable de la sociedad burguesa, porque con sus programas viene a señalar ante el proletario que hasta la única y verdadera transformación social que puede sufrir el capitalismo, la Revolución Socialista, no es más que una compleja unión de reformas del capital que le mantendrán atado al Bienestar y a los Servicios Públicos o Privados de Empleo y Desempleo.

Si atendemos al PCPE, su crítica a los indignados hay que encuadrarla en su cretinismo parlamentario. Tras las manifestaciones del 15M, en la última semana de campaña electorera, el PCPE relataba que el 15M era un movimiento destinado a “bloquear el avance de una posición de confrontación con las raíces profundas de la crisis capitalista” que a nivel de programa es interclasista y a nivel organizativo recupera los “posicionamientos más izquierdistas77 . La confrontación “clasista”, según el PCPE, debía ser, por lo visto, más o menos ésta:

“Los ejes programáticos de las candidaturas del PCPE priorizan la defensa de la titularidad y la gestión pública de los servicios colectivos, las políticas de inversión ligadas al empleo, el reforzamiento de la participación del pueblo organizado en el ejercicio del poder político institucional, y una reforma fiscal que grave a las clases dominantes con la mayor aportación a la formación de los presupuestos públicos88

¡”El reforzamiento de la participación del pueblo organizado en el ejercicio del poder político institucional”! esto es, reforzar la dictadura del capital desde su gestión por parte de la clase obrera actualmente organizada, a saber, la aristocracia obrera, que es la principal interesada en la gestión pública del orden económico burgués. Las únicas diferencias entre esto y las propuestas desarrolladas por las Asambleas que han recorrido todo el mapa estatal, “Ley de la reforma electoral”, “participación de la ciudadanía en las instituciones y mayor transparencia de las mismas”, “mantenimiento de los Servicios Públicos”… son que el PCPE participa en las elecciones y que las observa, las reformas, como un paso en la acumulación de fuerzas hacia la “Revolución Socialista” mientras que en el 15M se entienden, con bastante más honradez, como una mejora o un mantenimiento del orden democrático capitalista. El contenido clasista del “socialismo” que propugna el PCPE en base a la acumulación, sindicalista y parlamentaria, de fuerzas queda descrita perfectamente en esas líneas en la que su concepción del Poder se define como socialdemócrata y reformista, frente a los planteamientos del comunismo revolucionario que apuntan que el “pueblo organizado”, si lo entendemos como el proletariado y las masas oprimidas, solo puede “ejercer el poder” rompiendo la máquina estatal burguesa a través de la Guerra Popular y revolucionando las relaciones sociales generando Nuevo Poder, siendo el núcleo de toda esta transformación el Partido de Nuevo Tipo.

Tras la parafernalia de la ofensiva ideológica a la que también se remite el PCPE (casualmente se cobijan en la ideología quienes mayor desprecio muestran por ella) se esconde el oportunismo electoralista así como una ruptura de los esquemas tradicionales del revisionismo: Pasada la resaca electoral, en las manifestaciones del 19-J el PCPE junto a la UP, el PTE-ORT y el CC27-S repartían una “hoja unitaria comunista” en la que defendían la combinación de la lucha política (por más democracia) con las luchas económicas en los puestos de trabajo, basadas en la sindicación y la huelga. Sólo desde esa “reconducción” del movimiento de los indignados tendría validez el dogmático esquema sindicato-partido-“revolución”, truncado definitivamente por la crisis del sindicalismo real producto del desarrollo de los Estados imperialistas y de la integración necesaria de la aristocracia obrera en la gestión de los mismos para solapar la descomposición del régimen burgués. Sin embargo, y para frustración del demagogo, no cabe caer en el fetiche del “sindicato” como agrupación de obreros en defensa de sus intereses económico-laborales, ya que el modelo clásico, ya periclitado, de construcción del movimiento concibe al “sindicato” como el lugar en donde se aglutinan las masas. Paradójicamente, para desazón de nuestros oportunistas, ese modelo concuerda bastante con lo que son las Asambleas del 15M, organismos en que se reúnen masas para defender sus intereses económicos, que intentan reflejar en lo político a base de reformismo.

Sindicalismo acartonado y Asambleas populares

Con todo esto, las Asambleas populares debían constituirse como lugar en el que los revisionistas desarrollarían su táctica y su programa, dado que siempre han estado empoderándose de la “práctica concreta”, formándose en el día a día del tajo y de las innumerables huelgas que han desatado (risas aparte), haciendo de “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo” su dogma de cabecera para invitar al proletariado a ingresar en los criticocos y votar en las elecciones sindicales y por supuesto, para señalar a los que defendemos la construcción leninista del movimiento revolucionario como pérfidos izquierdistas enmarañados en la teoría. Pero como nos temíamos, las camarillas oportunistas apenas entendieron el texto de Lenin en el cual se exponía de forma sintética el proceso de construcción del movimiento revolucionario ruso y algunos de los problemas concretos que tuvo que solventar el bolchevismo y que se reproducían en la Europa occidental en la forma, entre otras, de una tendencia izquierdista que despreciaba, en pleno auge de la Revolución Proletaria, el trabajo de los comunistas en las organizaciones en donde se concentraban las masas obreras, los sindicatos, por no ser órganos auténticamente revolucionarios. Dicho sea de paso esta táctica entrista en los sindicatos no tuvo nunca como resultado el triunfo de la Revolución Socialista , puesto que donde se puso en práctica como acumulación de fuerzas iba destinada a sancionar la Revolución por la vía de la Insurrección. Pero el insurreccionalismo, atrapado en el culto al espontaneísmo, es una práctica revolucionaria de otro período, la del ascenso del capitalismo y de las luchas revolucionarias de la burguesía que se apagaron con el imperialismo. Y en la era de la Revolución Proletaria, si bien en un primer momento ésta fuese portadora de elementos insurreccionales, éstos se encontraban ya en declive frente al vigor y ascenso de los elementos propios de las revoluciones del proletariado como son el partido de Nuevo Tipo y el Nuevo Poder, elementos construidos por el proletariado revolucionario y que fueron la clave del triunfo de la Gran Revolución Socialista de Octubre frente a las derrotas sufridas por los revolucionarios insurreccionalistas en ese mismo tiempo en el resto de Europa. Práctica la del Octubre revolucionario ruso que llevaba en sus entrañas lo nuevo, Partido y Poder, y que adquirió su sustancia universal a través de la Guerra Popular en China.

Hoy, aunque las masas no se hayan encuadradas en los sindicatos y éstos están integrados en el régimen dictatorial de la burguesía, los revisionistas siguen apoyando el “trabajo comunista” en el sindicato reaccionario y contrariamente, empezaron despreciando un movimiento como el del 15M en donde sí están las masas, las que precisamente han visto sus aspiraciones truncadas por el sindicalismo y sus referencias políticas y buscan otro modelo organizativo que modele a la democracia burguesa, manteniendo intacta su estructura imperialista. Símil del republicanismo moderno por su reformismo y, hasta cierto punto, de las organizaciones sindicales como recogedor de las demandas económicas de las masas. Tragedia para el revisionismo, que lleva décadas afilando programa, y guillotinando revolución por el camino, para pilotar movimientos que lo rebasan a las primeras de cambio.

Lógicamente las masas que pueblan este movimiento, o cualquier otro, no son un folio en blanco, sino que arrastran una conciencia reaccionaria proyectada sobre todos sus prejuicios burgueses, los cuales ya hemos señalado más arriba. Además ante este movimiento, como en todos, quieren influir, a través de sus organizaciones, todas las clases sociales para ponerlo al servicio de sus intereses propios. Parecen haberse caído ayer del nido los comunistas que en sus análisis dialécticos se dedican a señalar machaconamente la intromisión de anarquistas, de la extrema derecha, de trotskistas99…; o los que se dedican a dar pataletas contra el sectarismo y el boicot que sufren sus militantes cuando intentan participar en las Asambleas. A lo mejor esperaban ser llevados en volandas hacia la dirección del movimiento en cuanto se declarasen “comunistas”. Y aunque sin olvidar estas incongruencias del revisionismo, producto de todas las taras que arrastra el movimiento comunista realmente existente y que son ramificaciones de las mismas, lo que verdaderamente va a quedar nuevamente en evidencia con el 15M es el tronco del revisionismo, la línea sindicalista anclada en el practicismo, para más inri inoperante, desde hace décadas.

El 15M ha puesto en tensión a los distintos sectores sociales. Ha demostrado que las masas en su movimiento espontáneo no necesitan ser organizadas. En cada ciudad, en cada barrio, en cada pueblo, de las mismas masas han surgido sus líderes, se han destacado sus organizadores, sus portavoces, sus mejores elementos llamados a ser la vanguardia práctica del movimiento. La situación en que se ha conformado este movimiento de masas es el de la fricción entre las clases, principalmente las que se benefician en mayor o menor medida del orden imperialista, en una sociedad capitalista agotada en sí misma, pero que sacará fuerzas para reactivarse a costa de sumir a más población en la miseria y aumentando las filas del ejército de esclavos asalariados. La ausencia de referencia revolucionaria, la inexistencia de Partido Comunista entendido como fusión de la teoría revolucionaria con el movimiento proletario, castiga a los indignados a volver sobre el estado de las cosas contra el que se han querido rebelar.

Los oportunistas, tras la ceguera del 22M ya se están reponiendo para preparar las elecciones generales. El PCPC-PCPE1010ya piensa en acudir al movimiento. El PTE-ORT1111cartea al 15M para que presente candidaturas electorales del Movimiento 15M (arropadas por partidos, sindicatos y movimientos sociales)” a pesar de que ha llegado a la “conclusión preocupante” de que las propuestas de las Asambleas del 15M “no apuntan a la Revolución Social”. En el PCE ML1212 intentan casar su republicanismo burgués con el reformismo de los indignados, lo que no les costaría mucho si sólo dependiese de ellos.

Todos a estrellarse una vez más con la realidad de la mano del viejo esquema sindicalista para intentar hacer comulgar a las masas con sus siglas, dado que ellos ya han comulgado con los programas reformistas del espontaneísmo.

La indignación no se ha acabado. Aunque lo que ya se está solidificando como 15M tarde más o menos en encontrar su unión con el Estado, el modelo organizativo que se ha forjado en la desconfianza hacia las principales manifestaciones de la representatividad burguesa actualmente existente, tiene aún recorrido. El proletariado revolucionario por su parte aunque debe seguir solventando las tareas de la reconstitución ideológica y política del comunismo, debe estar atento a estos movimientos y debe rescatar sus enseñanzas. Porque un movimiento espontáneo de estas características, con el Partido Comunista reconstituido, es decir, con un movimiento de masas revolucionario originado desde la consciencia, desde la actividad creadora de la vanguardia, aunque no estaría regido por los mismos cánones del 15M (pues la presencia de un movimiento proletario revolucionario alteraría todo el cuadro político y social de partida, y la propia actitud del Estado, con toda probabilidad mucho menos permisiva y más dura, respecto a estos movimientos espontáneos), sería un espacio de combate para el comunismo y una brecha abierta para extender la organización del movimiento revolucionario.

Pero para alcanzar esas tareas se debe tener claro en cada momento cuál es la vanguardia y cuáles son las masas a las que ésta debe dirigirse. Dónde están las contradicciones a desarrollar para sintetizarlas en más organización y mejor compresión de las leyes de la realidad, para escalar en el proceso dialéctico de reconstitución del movimiento revolucionario.

Hoy el movimiento comunista y las problemáticas que lo atenazan están muy lejos de las hondas masas de nuestra clase, pasando por la resolución de la contradicción entre la vanguardia teórica marxista-leninista y la vanguardia teórica no marxista-leninista. Sin solventar este paso es imposible reconstituir la ideología y aspirar a incidir en unas luchas que puedan separarse del espontaneísmo y constituirse en referente emancipador de los obreros y las masas oprimidas.


Movimiento Anti-Imperialista
Agosto de 2011


Notas

1 Hablamos en términos generales de la ausencia de un movimiento obrero sindical organizado en el Estado español, fruto de la descomposición del movimiento revolucionario y del ingreso por parte de la aristocracia obrera en las alianzas que conforman la dictadura del capital. Ese vacío de organización generalizada de la clase obrera, no quiere decir que no existan luchas económicas concretas y “combativas”: Los huelguistas de El Prat en 2006, Limpieza de Metro Madrid en 2007, TMB en 2008, el sector del metal galego en 2009, los mineros de León o Metro Madrid en 2010… luchas económicas organizadas por la clase obrera sin necesidad de que las vanguardias panfletarias, que creen que el obrero no puede pelear por su mendrugo de pan sin su “dirección”, las guiasen con su inmaculado programa republicano.

2 Durante las negociaciones, posteriores al 22-M, para elegir al gobierno de la diputación alavesa, un sector de Ezker Batua, la marca del PCE-IU en Euskal Herria, propuso al PNV que para entregarles sus votos debía colocar a decenas de afiliados de EB en la Administración así como permitir a la coalición la gestión de distintas subvenciones. Y el señor Cayo Lara todavía se extraña cuando los indignados del 15M lo abuchean y lo expulsan de sus concentraciones.

3 Nada más y nada menos que los que en 2006 eran el Jefe superior de Policía del País Vasco, el Director General de la Policía Nacional y el Inspector de la Brigada de Información de Álava. Todos ellos encausados por el “caso Faisán” bajo la acusación de colaboración con banda armada, revelación de secretos y encubrimiento.

4 Entre otros, ver el artículo “Grecia: violencia, provocadores policiales y manipulación”, publicado por Solidaire y traducido por sus adláteres en el Estado español, UP.

5Los CJC/Joves Comunistes del Poble Català ante los hechos acaecidos durante la manifestación alternativa del 1º de Mayo en Barcelona.

6 El 27 de Mayo los Mosso´s de Esquadra intentaron desalojar la Plaza de Catalunya, lugar en que se encontraba la acampada de los indignados en Barcelona, escudándose en que se trataba de una operación de limpieza de la plaza, que se debía preparar para albergar las celebraciones por el triunfo europeo del FC Barcelona. Hubo decenas de heridos y los antidisturbios aprovecharon sus cargas para robar material informático a los acampados.

7 “Declaración del CE del PCPE sobre las movilizaciones iniciadas el 15 M”

8 Comunicado del PCPE sobre su participación en las elecciones del 22M. Madrid, 26 febrero de 2011

9 Si por “trotskistas” entiende la ortodoxia revisionista a organizaciones como Izquierda Anticapitalista, se lo debería hacer mirar, puesto que comparten programa y táctica sindical-parlamentaria, además de su afán por practicar el entrismo en el movimiento de masas espontáneo como forma de construir “movimiento revolucionario”.

10 “Informe Polític del CC del Partit Comunista del Poble de Catalunya” 25-06-2011. Frente a las prisas electorales del PCPE que le llevaron a postularse contra el 15M, el PCPC, con más tiempo y calma, vuelve sobre la línea sindicalista de participación en los movimientos sociales.

11 “Carta Abierta del PTE al Movimiento 15M” Aconsejamos encarecidamente la lectura de esta carta firmada por el Secretario General del PTE-ORT porque deja a las claras el nivel político de esta organización y, sobretodo, la venta de principios a que han llegado los revisionistas con tal de alcanzar su “unidad comunista”.

12 Ver “Informe del Secretariado al Comité Central del PCE ML”, Junio de 2011.