ENTREVISTA A NOAM CHOMSKY.Publicada a Il Manifesto el 19 de desembre de 1998.

Noam Chomsky: “Si al impeachment, pero por el bombardeo”.
Noam Chomsky explica porqué Clinton tendría que ser procesado.

Patricia Lombroso (Nueva York)

“En los umbrales del milenio, quizás estamos llegando a la autodestrucción de la especie humana” con esta amargura empieza Noam Chomsky esta entrevista concedida al final del segundo día del ataque anglo-estadounidense contra Irak. Y añade con dureza: “Ahora, después del bombardeo, Clinton sí que merece el proceso de impeachment y la destitución de su responsabilidad como presidente de los Estados Unidos. Si en Washington se buscaba una motivación, ésta es la auténtica. Y habría que añadir a la lista otros crímenes de la misma naturaleza: el bombardeo en Sudán, los asesinatos perpretados en Somalia por las fuerzas militares americanas siguiendo órdenes del Pentágono. Esta vez, Clinton es responsable de haber abusado de sus poderes para violar la Constitución estadounidense. Queda claro también que han sido ignorados los principios de conducta dictados por las leyes de derecho internacional. Si existiese un tribunal internacional como el de Nuremberg, tanto Clinton como Tony Blair serían procesado por crímenes y violaciones a la humanidad en la misma medida que Pinochet”.
—¿Ha actuado, por tanto, Clinton contra la Constitución estadounidense y contra las Naciones Unidas?
—Todavía no podemos saber realmente cual será la entidad de las consecuencias de este crimen, pero los artículos de la Constitución estadounidense dicen claramente cuándo está previsto el recurso a la opción militar... Está prohibido y es inaceptable, salvo en casos excepcionales de legítima autodefensa —y no es este el caso— cualquier amenaza o empleo efectivo de la fuerza militar. Los estatutos de las Naciones Unidas prevén la autorización del Consejo de Seguridad en el momento en que todas las vías para una solución pacífica se hayan cerrado... Y los EE UU no han hecho ni siquiera esto. Las declaraciones provenientes de Washington hablan de “autorización” recibida del Consejo de Seguridad: una mentira mantenida a propósito en la que no creen ni tan siquiera ellos. Los EE UU son conscientemente responsables de que la conducción de su política exterior es de criminales. Estamos ante una nación violenta que se arroga el derecho de cometer impunemente graves crímenes.
—Pero, en EE UU de eso no se habla...
—Dudo que esta argumentación sobre el uso indiscriminado de la fuerza militar encuentre espacio entre los medios de comunicación estadounidenses. Son preguntas que nadie osa hacer, un tabú inviolable e indiscutible en los EE UU. En el caso de Irak, durante los últimos ocho años se han venido repitiendo  insistentemente opiniones que sentencian a Saddam Hussein como el responsable de crímenes innobles perpetrados contra su propia población... Es una verdad probada, pero ahí no se acaba toda la historia, y hay un aspecto de ésta que nunca se menciona: el exterminio de población, en 1988, durante la guerra Irán-Irak mediante el empleo de gas nervino y armas químicas se produjo con pleno consenso y apoyo de los Estados Unidos y de Gran Bretaña. Esto demuestra que entonces no hubo objeciones de principios por parte de la administración estadounidense en relación al empleo de armas químicas y gas nervino contra la población. Y es tan cierto como que las relaciones diplomáticas entre EE UU y las fuerzas de oposición democrática de Irak fueron interrumpidas para no herir la susceptibilidad de Saddam Hussein. Ahora, el Pentágono identifica aquellos mismos lugares para la fabricación de armas de destrucción masiva y plantea objeciones de principios. ¿Por qué no hubo en 1988 ninguna denuncia del tipo? En marzo de 1991, los estadounidenses volvieron a ayudar a Saddam mientras el régimen de Bagdad aplastaba brutalmente la rebelión de los chiitas en el sur de Irak. Todo esto ha sucedido bajo la mirada de las tropas estadounidenses.
—¿Hay que deducir de su análisis que el ataque contra Irak es exclusivamente una excusa?
—La tesis planteada por la administración estadounidense según la cual este bombardeo sirve para disminuir la capacidad iraquí de reconstrucción de un arsenal de armas de destrucción masiva es risible. No acierto a entender de dónde pueda haber salido, imprevistamente, esta nueva e increíble tesis. Es como asistir a una conversión religiosa. Fundamentalmente, lo que los estadounidenses quieren en la región del Golfo es un régimen políticamente estable, bajo el puño de hierro de un líder que pueda garantizarles esta estabilidad. Preferirían que fuese un líder con un nombre diferente al de Saddam, porque ahora se ha convertido en un “criminal de la era moderna” y apoyarlo es comprometido. Pero no existen objeciones de principios que impidan apoyar a Saddam: podría estar bien hoy de la misma manera que lo fue en el pasado.
—Entonces, cuando se dice desde Londres y Washington que el objetivo es la eliminación de las armas de destrucción masivas existentes en Irak...
—Es la misión anglo-americana contra las armas de destrucción masiva... ¿vamos a creernos de verdad esta tesis? Solamente se permite tener armas a aquellos que forman parte de la lista de aliados, quienes no tienen, sin embargo, que manifestar un espíritu demasiado independiente, y en base a un juicio totalmente discrecional. Las autoridades americanas saben perfectamente que las consecuencias del bombardeo al que estamos asistiendo tendrán solamente un efecto: la imagen de Saddam saldrá reforzada. Y la población iraquí seguirá sufriendo más pesadamente las consecuencias de las sanciones.
—Entonces, ¿cuál es la verdadera razón de estos ataques?
—Son un puro ejercicio de demostración de fuerza y violencia ante otras naciones y sobre objetivos indefensos, dianas bien fáciles. Como sucedió en el caso del bombardeo sobre Libia, en 1986. Constituyen ejemplos de lo que tan cándidamente declaró Bush en 1991, cuando anunció el  Nuevo Orden Mundial. Lo definió con cuatro palabras: “Lo que nosotros digamos tiene que se seguido”. Además, conviene no perder de vista  la enorme importancia que tiene para los EE UU el control de las reservas petrolíferas en Oriente Medio y la situación geopol´tica de toda la región del Golfo. La realidad de la economía internacional depende del control de las fuentes energéticas en el resto del mundo. Los niveles de crecimiento económico de los últimos veinte años no se corresponden con las espectativas del mercado económico financiero. Por eso es que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial hablan de “crisis”. Las inversiones especulativas internacionales empiezan a golpear a los pocos ricos... ¿Por qué cree sino que los Estados Unidos bombardearon Sudán?
—¿Puede explicarlo?
—Sudán constituía una diana fácil para los EE UU, sin ningún medio de autodefensa, pero el mensaje indirecto no tenía nada que ver con Sudán, ni con Ben Laden y las acusaciones en su contra. Los estadounidenses sabían que bombardeaban una fábrica de productos farmaceúticos, pero el mesaje iba dirigido a Arabia Saudita y a Irán. El bombardeo significaba enviar este mensaje: “Estad atentos porque si es necesario, en la región del Golfo, emplearemos la fuerza militar para el mantenimiento del control de las fuentes petrolíferas”.
—¿Hay señales de cambio de equilibrio de fuerzas en la región?
—Los americanos saben bien que el equilibrio en el área del Golfo es inestable y está cambiando. En Washington hay preocupación ante las señales de acercamiento entre Teherán y Riad. Arabia Saudita e Irán han sido enemigos históricos. Después de la guerra del Golfo, en 1991, se vieron forzados a encontrar modos de acercamiento. Desde hace tiempo, Irán ha estado dando señales de disgusto en relación con la presencia de Washington en la zona y busca en el desarrollo de una alianza con Riad una cierta independencia del juego de los EE UU. Existe una situación muy inestable en los estados del Golfo, una situación muy compleja donde las tensiones y los conflictos por el control de los oleoductos del área medioriental están sometidos al control de EE UU mediante los gendarmes de siempre: Israel y Turquía, que no por casualidad han establecido acuerdos más  fuertes.

Entrevista publicada por el diario italiano il Manifesto, quotidiano comunista.