7) Táctica para la futura construcción de los Estados Unidos Obreros de Europa

Hecha esta necesaria aclaración, volvamos a la problemática de la correlación fundamental de fuerzas sociales en la actual etapa histórica de la acumulación del capital, a fin de determinar si están o no dadas las condiciones sociales objetivas para empezar a luchar por los Estados Unidos obreros de Europa. Ya vimos cuantos trabajadores no proletarios hay en la UE y cómo se distribuyen entre distintas categorías de empresas según el número de asalariados empleados. ¿Cuántos hay en EE.UU.? Según el mismo informe de "The State of Small Bussiness" (SBA) de 1993, en 1990 las microempresas que empleaban entre 1 y 4 asalariados representaban el 59,5% del total (5.073.795 para 114.000.000 de asalariados), o sea: 3.018.908 empresas; las pequeñas empresas que empleaban entre 5 y 9 asalariados, el 18,8%, es decir, 953.873 empresas. Entre estas dos categorías, suman casi 4 millones de empresas, nada menos que el 80%; las de entre 10 y 19 empleados, el 11,1% (558.117); las de entre 20 y 99, el 8,9% (451.568); las de entre 100 y 499, el 1,4% (71.033); y las de más de 500, el 0,3% (15.221).

Evidentemente, el problema de la lucha contra las estructuras 2 y 3  era mucho más difícil en la Rusia soviética que hoy día en la UE o en EE.UU. Pero ¿se ha operado un cambio cualitativo en cuanto a la conformación de la estructura económica entre aquellos tiempos y hoy como para decir que la política de los bolcheviques durante la NEP estuvo "desfasada"? Los "comunistas de izquierda" acusaban a los bolcheviques de preparar las condiciones para una regresión al capitalismo. Ya expusimos sumariamente el pensamiento de Lenin sobre el asunto. ¿Cómo explicaba Trotsky las "nuevas formas" que había adquirido la lucha de clases tras el triunfo del proletariado en la guerra civil? En su informe ante el IV Congreso de la Internacional las describía así:

<<Las hostilidades se han desplazado de campo, ya no se desarrollan en el campo militar sino en el de la economía. Mientras que, durante la guerra civil, se producía un duelo entre el Ejército Rojo y el blanco para influir sobre los campesinos, actualmente la lucha tiene lugar entre el capital estatal y el privado sobre el mercado agrícola>> (L.D. Trotsky: "Informe sobre la Nueva Política Económica y las perspectivas de la revolución". 14/11/922)

Con otras palabras, Lenin decía esto mismo dos años antes.[ [19] ] En esa misma intervención, Trotsky decía que había en ese momento en Rusia 22.000.000 de pequeñas empresas rurales, de las cuales las de propiedad estatal, las cooperativas y las "comunas" campesinas, constituían una "minoría insignificante". En las ciudades, dado que desde la implantación del "comunismo de guerra" la propiedad del suelo había pasado íntegramente a manos del Estado —medida que la NEP mantuvo aun cuando en parte de ellas permitió que su gestión fuera devuelta a sus antiguos dueños— existían unas cuatro mil empresas arrendadas al capital privado que daban trabajo a unos ochenta mil obreros. Solamente empresas medianas y pequeñas en el sector de la industria ligera han sido arrendadas. Entre ellas, únicamente el 51% eran explotadas por capitalistas privados. Las restantes se encontraban bajo la dirección de los ministerios y de las cooperativas de distribución que el Estado les alquilaba para ponerlas en funcionamiento por su cuenta. De modo que, propiamente privadas, había menos de 2.000 pequeñas empresas que empleaban a cuarenta o cincuenta mil personas.

Por otro lado, además de la red ferroviaria en manos del Estado soviético, factor decisivo en la vida económica de cualquier país, que se extendía sobre 67.221 Km. de vías y empleaba a ochocientas mil personas, había más de 4.000 empresas industriales también estatizadas que empleaban a casi un millón de personas. Finalmente, en las empresas arrendadas, la media de obreros empleados por empresa no pasaba de 17, mientras que en el sector estatal era como media de 207 empleados por empresa. En síntesis, que en la Rusia soviética ya entrada en la década de los años veinte, existían dos mil pequeñas empresas que empleaban a cuarenta o cincuenta mil personas explotadas por capital privado, con una media de 17 obreros por empresa. Por otra parte, existían cuatro mil empresas estatales poderosas y bien equipadas, que daban trabajo a casi un millón de obreros, con una media de 207 empleados por empresa. Al respecto, Trotsky decía lo siguiente:

<<Ante tales cifras y hechos, es ridículo hablar del triunfo del capitalismo "de un modo general". Naturalmente, las empresas privadas entran en competencia con las empresas estatales, y de modo abstracto se puede llegar a decir que si las empresas arrendadas se encontraran muy bien dirigidas y las empresas estatales muy mal, al cabo de algunos años el capital privado devoraría al capital estatal. Pero nos encontramos muy lejos de que esto ocurra. El control del proceso permanece en manos del poder estatal; y éste se encuentra en manos de la clase obrera.>> (L. D. Trotsky: Op.cit.)

               Y a renglón seguido, señalaba en dirección a la superestructura jurídica, para decir algo que ha venido pasando desapercibido a quienes, demostrando un total desprecio por el materialismo histórico, creen que la socialización de la economía bajo el poder soviético es sólo cuestión de voluntad política de masas. Y lo que dice Trotsky, de acuerdo con Lenin, es que, debido al restablecimiento de hecho del mercado (negro) por parte del campesinado, el Estado obrero debió introducir "cierto número de cambios indispensables” que legitimaran ese mercado (que, hasta cierto punto, la ley se ajustara a las exigencias de la realidad, de las condiciones inmediatamente inmodificables) “para poder conseguir una transformación del mercado" desde la participación —en ese mismo ámbito capitalista— de las empresas agrarias socializadas, en dirección a la paulatina sustitución de las empresas privadas por la economía socializada, sin dejar de reconocer que "estas reformas jurídico administrativas” dan paso a la posibilidad de una acumulación capitalista, dado que "otorgan a la burguesía concesiones indirectas muy importantes".

Los practicistas revolucionarios sostienen que esto es "evolucionismo". Llámese como se le quiera llamar, lo que estaban haciendo los bolcheviques no era más que cumplir uno de los corolarios científicos del Materialismo Histórico, en el sentido de que:

<<El derecho (instaurado como producto de la decisión política) no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella (por la estructura económica) condicionado.>> (K. Marx: Crítica del Programa de Gotha" punto I. El subrayado y lo entre paréntesis es nuestro)

Es decir, que ni el derecho ni la política deben ir por delante de lo que —y cómo las condiciones objetivas de la realidad social exigen que se actúe y legisle en sentido efectivamente revolucionario. De lo contrario, —como decía Marx en "crítica moralizante y moral critizante" (1847)—, "cuando se arroja a la naturaleza por la puerta, vuelve a colarse por la ventana". O sea, que la cultura de las relaciones mercantiles y monetarias sólo se puede superar allí donde ya estén cuasi superadas espontáneamente por el propio capital, como es el caso de las empresas capitalistas medianas y multinacionales, donde la socialización objetiva del trabajo prevalece sobre el mercado.

Los practicistas revolucionarios distinguen entre socializar y nacionalizar, para criticar con toda razón al stalinismo que se había instalado en el nacionalismo pequeñoburgués, pero caen en el voluntarismo utópico al afirmar que la condición necesaria y suficiente para socializar, es exclusivamente política, reside sólo en la existencia del poder soviético, en su voluntad política, al margen de las condiciones objetivas heredadas por el capitalismo. Este es su error. El proceso revolucionario no consiste en simples actos colectivos de voluntad política al margen de las condiciones económico-sociales. Para socializar, para implantar las relaciones de producción típicas del comunismo, el "determinante de última instancia" no es la acción política, sino las condiciones objetivas que aconsejen y permitan hasta dónde —y en qué parte de la sociedad— efectivizarla, sin que su contrario se vuelva a colar por la ventana; Y entre esas condiciones objetivas está la capacidad del partido y las condiciones económico-sociales derivadas del desarrollo desigual del capitalismo; no se puede socializar políticamente lo que todavía no es económicamente socializable:

<<La desventura de nuestras "izquierdas" es no haber comprendido la esencia misma de la "situación actual", el tránsito de la confiscación (para realizar la cual se requiere sobre todo decisión del político) a la socialización (para realizar la cual se requiere del revolucionario otra cualidad).

               Ayer, la tarea principal del momento era nacionalizar, confiscar, abatir y aniquilar a la burguesía y terminar con el sabotaje; todo con la mayor decisión posible. Hoy, sólo los ciegos no ven que hemos nacionalizado, confiscado, abatido y terminado más de lo que hemos tenido tiempo de calcular. La diferencia entre la socialización y la simple confiscación, está en que es posible confiscar solo con "decisión", sin capacidad de calcular y distribuir correctamente, mientras que sin esta capacidad no se puede socializar.>> (V.I. Lenin: "Infantilismo de "izquierda" y la mentalidad pequeñoburguesa" Punto III. Mayo de 1918. El subrayado es nuestro)    

En este sentido, las condiciones objetivas para socializar la economía expropiada y, por tanto, los límites fijados a la expropiación, son alternativamente dos, a saber:

1)       Las unidades productivas donde el desarrollo de las fuerzas sociales productivas ya hayan cumplido este requisito.

2)       Un partido revolucionario cuya masa de miembros garanticen un control obrero de la producción socializada en las empresas cuyo atraso relativo les ha impedido cumplir ese requisito espontáneamente.

Si los bolcheviques con la NEP, han dado marcha atrás respecto del intento de "socializar las pequeñas empresas capitalistas expropiadas durante el "comunismo de guerra", es no sólo por una previsión teórica que en ese momento no pudieron llevar adelante obligados por las excepcionales condiciones, sino porque, además, comprobaron la justeza de esas previsiones teóricas del marxismo por la práctica, debiendo tenerlas que arrendar tras expropiarlas y "haber intentado que funcionaran en manos del Estado" más eficientemente que con sus antiguos dueños. Sobre esto hemos de volver un poco más adelante. Por ahora nos quedamos en que, la socialización del trabajo en pequeña escala no se puede conseguir sólo confiscando por decreto.

     

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[19] "Discurso ante la reunión de secretarios de célula del PC(b) de Moscú" 26/11/920