3.-Las concesiones de Engels
a la práctica electoral parlamentaria en 1895

El portador de la ideología revolucionaria que más perdió en todo este asunto fue sin duda ninguna Federico Engels. En 1891, con motivo de publicarse la cuarta edición de su obra: "Del socialismo utópico al socialismo científico" hizo un pequeño agregado para referirse a las sociedades anónimas y los truts, y no dijo nada acerca de la incidencia de estas formas de centralización extrema del capital sobre el Estado burgués y sus instituciones. De haberse puesto a reflexionar sobre el cambio cualitativo que sintetizaría en el capitalismo monopolista de Estado, tal vez Engels hubiera podido prever teóricamente hasta qué punto esta nuevas condiciones históricas del capital afectarían la relación entre táctica electoral y estrategia revolucionaria, y entonces el movimiento político del proletariado hubiera tenido de él un legado distinto. Pero no lo hizo. Y durante sus últimos años de vida Engels siguió defendiendo esta táctica, hasta el punto de hacerla aparecer bajo la forma de testamento político en su introducción de 1895 a la obra de Marx: "Las luchas de clases en Francia":

<<En todas partes se ha imitado el ejemplo alemán de utilización del derecho de voto, de conquista de todos los puestos que nos sean accesibles; en todas partes se deja de lado el desencadenamiento del ataque sin preparación (...)
Los dos millones de electores que envía (la socialdemocracia alemana) al escrutinio, contando con los jóvenes y las mujeres que hay detrás de ellos en calidad de no electores, constituyen la masa más numerosa, la más compacta, el "grupo de choque decisivo" del ejército proletario internacional. Esta masa significa, ya ahora, más de un cuarto de sufragios (...) Su crecimiento se produce de modo tan espontáneo, constante, irresistible, y, al mismo tiempo, tan tranquilo, como un proceso natural. Todas las interevenciones estatales tratando de impedirlo se han demostrado impotentes. Podemos contar, desde hoy, con un millón y cuarto de electores. Si seguimos adelante como hasta ahora, de aquí al final del siglo habremos conquistado la mayor parte de las capas medias de la sociedad, tanto a los pequeñoburgueses como a los pequeños campesinos, y creceremos hasta convertirnos en la potencia decisiva del país, ante la que tendrán que inclinarse todas las demás fuerzas, lo quieran o no. Mantener incesantemente este crecimiento hasta que, por sí mismo, se haga más fuerte que el sistema gubernamental en el poder; no desgastar con combates de vanguardia este "grupo de choque", sino conservarlo intacto hasta el día decisivo; ésta es nuestra principal tarea (F.Engels Op.cit.)

Leídas las pruebas de imprenta, la dirección del SPD pidió a Engels que suavizara el tono "demasiado revolucionario". Engels criticó duramente esta posición "vacilante" y su disposición a no ir con la defensa de esta táctica más allá de <<obrar exclusivamente sin salirse de la legalidad. Sin embargo, obligado a tener en cuenta la opinión de la dirección, "Engels accedió a omitir en las pruebas de imprenta varios pasajes y cambiar algunas fórmulas. Una vez publicado el texto, pudo comprobarse que había sido escandalosamente mutilado por Víctor Adler y Kautsky, quienes en nombre de la dirección del partido procedieron a desnaturalizar su sentido eliminando de él todo lo que seguía siendo básicamente revolucionario en aquel viejo luchador compañero de Marx. El 1º de abril de 1895, Engels escribía a Kautsky:

<<Veo hoy en el Vorwärts un extracto de mi introducción, reproducido sin que yo supiera y arreglado de tal modo que aparezco como un apacible adorador de la legalidad a todo precio. Por eso deseo aún más que la "Introducción" se publique sin cortes en la Newe Zeit para que esa impresión vergonzosa quede borrada.

Pretextando que el partido podía ser objeto de persecución judicial, Bebel y Kautsky se negaron a satisfacer las exigencias de Engels, quien finalmente se resignó a aceptar los hechos consumados, dejando de insistir para que la "Introducción" se publicara tal como fue presentada por segunda vez, antes de ser manipulada. La versión integra de este escrito salió a la luz pública recién en 1918 por iniciativa de la Internacional Comunista. Cuando Bebel y Kautsky trataban de disuadir a Engels, en realidad no actuaban en representación oficial del del partido obrero, sino como representantes oficiosos del Estado alemán ante un militante "portador de la ideología revolucionaria" dentro del partido, que en este caso fue Engels. Aunque sólo en parte, se había cumplido la perspicaz previsión de Weber acerca de quien tendría más que perder con la táctica electoral.

Lo cierto es que, en su sentido global, ese texto no podía ser manipulado para que dejara de ser revolucionario, porque no lo era. Lo que venía a decir, en esencia, es que la táctica electoral y la participación de las organizaciones obreras en las instituciones burguesas de Estado, conecta sin solución de continuidad con la revolución inevitablemente cruenta.¿Cómo? Previendo que el ascenso electoral irresistible y tranquilo al gobierno por parte del partido proletario, será con toda seguridad impedido mediante la violencia contrarrevolucionaria de los capitalistas en el poder, lo cual justificará la respuesta igualmente violenta de los oprimidos contra la opresión:

<<La subversión socialdemocrática, que por el momento vive de respetar las leyes, sólo podrán contenerla mediante la subversión de los partidos del orden, que no puede prosperar sin violar las leyes. (...) Pero no olviden ustedes que el Imperio alemán, como todos los pequeños Estados y, en general, todos los Estados modernos es un producto contractual: producto, primero, de un contrato de los príncipes entre sí y, segundo, de los príncipes con el pueblo. Y si una de las partes rompe el contrato, todo el contrato se viene a tierra y la otra parte queda también desligada de su compromiso. Bismark nos lo demostró brillantemente en 1866. Por tanto, si ustedes violan la Constitución del Reich, la socialdemocracia queda en libertad y puede hacer y dejar de hacer con respecto a ustedes lo que quiera. Y lo que entonces querrá, no es fácil que se le ocurra contárselo a ustedes hoy. (F. Engels Op.cit.)

Ya en 1884, Engels había llegado a la conclusión de que el nexo histórico entre los contenidos de la democracia revolucionaria burguesa y el movimiento socialista se había roto para siempre. Había comprobado que una vez consolidado su poder de clase, el Estado capitalista como depositario y ejecutor de la "voluntad popular", permitió a la burguesía apoderarse de la palabra democracia para vaciarla de todo contenido social y convertirla en "democracia pura", que en esencia se reduce al mero acto cívico de votar que poco tiene que ver con el ejercicio del poder real. Este razonamiento le llevó a concluir que, a partir de entonces, el futuro de la clase obrera estaba exclusivamente en manos del proletariado socialista. Pero siguió pensando que la democrácia burguesa formal o pura, seguía siendo útil al desarrollo del movimiento revolucionario.

Cuatro años después, en "El Origen de la Familia la propiedad privada y el Estado" , Engels completó aquél razonamiento. Dice allí que la república democrática es la forma más elevada del Estado bajo el capitalismo; que en ella, la riqueza, bajo la forma de capital, ejerce su poder indirectamente por arriba, mediante la corrupción directa de los funcionarios estatales para forjar la alianza entre el Estado y la Bolsa; por abajo directamente a través del sufragio universal; que mientras el proletariado no esté maduro para ejercer el poder por si mismo, su mayoría reconoce el orden social de la burguesía como el único posible y políticamente el proletariado no podrá pasar de ser la <<extrema izquierda del sistema; que, no obstante, el ejercicio del sufragio universal le vale para ir madurando, para forjar su unidad política y elegir a sus representantes, no los de los capitalistas, pero nada más:

<<El sufragio universal es, de esta suerte, el índice de la madurez de la clase obrera. No puede llegar ni llegará nunca a más en el Estado actual, pero esto es bastante. El día en que el sufragio universal marque para los trabajadores el punto de ebullición, ellos sabrán, lo mismo que los capitalistas, qué deben hacer>> (Engels: Op.cit. Cap. IX: Civilización o barbarie)

En este párrafo se fotografía al PCE y a su instrumento electoral que es IU. En definitiva, el PCE es la izquierda del sistema, sistema que no quiere abandonar, que no ha abandonado jamás desde que, en 1932, la dirección del partido encabezada por José Bullejos, fue sustituida por un equipo de reformistas dirigidos por José Díaz, Dolores Ibarruri, Vicente Uribe y Jesus Hernández. Desde entonces, jamás fueron capaces de adoptar la táctica que va implícita en la segunda parte del párrafo, que no es otra que elaborar una alternativa de poder al actual sistema, es decir no tener como objetivo el sufragio universal y la participación en las instituciones del Estado actual, si no una alternativa superadora del Estado actual.

Esto mismo pensaba Engels de la socialdemocracia de entonces. En su "Contribución a la crítica del proyecto de programa" puesto a consideración durante el congreso de Erfurt de 1891, advierte y denuncia que el Partido obrero socialdemócrata alemán estaba profundamente penetrado por el oportunismo que le mantenía férreamente atado al Estado burgués. En sus observaciones puede verse claramente dibujada la tendencia contrarrevolucionaria del partido -temeroso de perder la legalidad- a considerar al Estado alemán como su principal referente político. Exactamente el mismo comportamiento del P.C.E. respecto del Estado actual a instancias de I.U., más de un siglo después.

Ahora bien, cuando dice que el sufragio universal marca el grado de madurez del proletariado y que no puede llegar nunca a más dentro del Estado actual, Engels pone los límites de la madurez del proletariado no en el sufragio universal, sino en que el derecho al voto permanece cautivo del aparato de Estado burgués en tanto expresión político-orgánica del proceso de valorización.

Pero seguidamente dice que cuando el sufragio universal marque el punto de ebullición de la lucha entre las dos clases universales antagónicas, ellos, los trabajadores -que no sus dirigentes- sabrán qué deben hacer.. Si es como Engels lo da claramente a entender, si habiendo llegado de modo tan espontáneo, constante, irresistible, y, al mismo tiempo, tan tranquilo a ese punto de ebullición, los trabajadores sabrán qué hacer y que lo harán, eso quiere decir que el ejercicio del sufragio universal bajo el capitalismo permite al proletariado alcanzar el grado de madurez suficiente como para pasar sin solución de continuidad a la acción revolucionaria. Entonces da igual que los partidos obreros sean más o menos oportunistas, más o menos contrarrevolucionarios, porque llegado el momento de la ebullición, cuando la burguesía se vea obligada a violar su propia legalidad, los trabajadores, de modo igualmente espontáneo pero no ya tan pacíficamente, convertirán a esos partidos que durante años hicieron de la conciliación de clases el hogar de su política, en instrumentos eficaces de la revolución socialista.

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