De la teoría del socialfascismo
al frente anfiascista con la socialdemocracia

A pesar de sus nefastos resultados en China, todavía entre 1928 y 1934 no podía decirse que la política exterior de la URSS se hubiera ubicado definitivamente en las antípodas del marxismo-leninismo, aunque bien es cierto que en Europa contribuyó al ascenso del fascismo. Habiendo reemplazado el análisis marxista que prescribe proceder según la correlación política real de fuerzas sociales en lugar de atender a las rivalidades entre partidos políticos -más todavía si esta rivalidad permanece circunscripta a la lucha electoral parlamentaria- Stalin siguió en la inercia del enfrentamiento de la Comintern con la II internacional desde los tiempos de Lenin, sin prever que, desde entonces, esa correlación política de fuerzas entre el proletariado y la burguesía empezaría a cambiar coyunturalmente en favor del proletariado por efecto de la crisis de 1929. Esta imprevisión explica que, desde su sexto congreso (1928), la Comintern bajo dominio de la burocracia stalinista gobernante en la URSS, se empeñara en implementar políticamente la teoría del "socialfascismo", según la cual, los socialdemócratas no eran más que una variante del fascismo y todas las otras fuerzas políticas de composición proletaria que no fueran los stalinistas, constituían una variante de la socialdemocracia. De este modo el "socialfascismo" quedaba integrado por "liberal-fascistas", "fascistas laboristas", "trotsko-fascistas", etc. Con esta táctica de descalificaciones sin fundamento político, la Comintern contribuyó a mantener a la mayoría del movimiento obrero alemán políticamente dividido, repartida su fuerza entre la orientación de los socialdemócratas y la de los fascistas, en medio de una crisis económica y social profunda que inquietaba a la pequeñoburguesía induciéndole a ponerse en movimiento. Y dado que sin el concurso de esta clase intermedia la revolución proletaria en aquél entonces era imposible, a la vista de la incapacidad que demostraba el proletariado para movilizarla en sentido revolucionario, ninguna teoría como el "socialfascismo" fue ni pudo haber sido tan útil a la gran burguesía alemana y a Hitler en los años anteriores a su ascenso al poder.

Antes de plantearse el asalto al poder como fue la línea impulsada por la Comintern, la línea marxista leninista aconsejaba superar la división del movimiento obrero, dado que, sin esa condición, el partido comunista alemán no podría modificar el curso contrarrevolucionario de la pequeñoburguesía. Frente único de los obreros socialdemócratas y comunistas, que no frente único entre ambas organizaciones, ese hubiera debido ser el planteo revolucionario ante semejante situación política. Así lo dejó planteado Trotsky el 26 de setiembre de 1930:

<< La política de nuestros partidos es inconciliable; pero si los fascistas vienen esta noche a destruir el local de tu organización, yo vendré en tu ayuda con las armas en la mano. ¿Prometes tú acudir en mi ayuda en el caso de que ese mismo peligro amenace a mi organización?" Esa es la quintaesencia de la política del período actual. Toda la agitación debe ser desarrollada en este espíritu. >> (L.D. Trotsky: "El giro de la Internacional comunista y la situación en Alemania")

¿Por qué el Partido Comunista Alemán (KPD) se negó tan rotundamente a esta táctica del más elemental sentido común? Porque Trotsky era un socialfascista. ¿Y por qué Trotsky era un socialfascista? Porque coincidía con los mencheviques en que el socialismo en la URSS sin mediar la revolución en alguno de los países capitalistas más adelantados era imposible, y porque los mencheviques eran socialdemócratas. Tal fue el "marxismo simplificado" que presidió el "pensamiento" político dominante en los partidos comunistas europeos enfeudados al stalinismo de aquellos tiempos, la misma que todavía preside hoy el comportamiento de millones de militantes de la llamada "izquierda marxista" en el Mundo, como el señor Ben Garza. Y, efectivamente, el pensamiento de Stalin y su camarilla burocrática parece que discurrió por los carriles políticos predeterminados por la teoría del socialismo en un solo país. Según reporta el socialdemócrata español Heleno Saña, durante una conversación mantenida con Heinz Neumann en Moscú a finales de 1931, Stalin dijo al líder comunista alemán:

<< No cree usted, Neumann, que si los nacionalsocialistas se hacen con el poder en Alemania estarán tan ocupados con el mundo occidental que nosotros podremos edificar aquí tranquilamente el socialismo? La esposa de Neumann, después de citar la frase de Neumann a su marido, añade: "Yo no he olvidado nunca esta pregunta de Stalin a Neumann, pues fue lo primero que Heinz me dijo cuando, procedente de Moscú, llego a la estación berlinesa de la Friedrichstrasse">> (Margarete Buber-Neumann: "Von Postdam nach Mokau" Citado por H. Saña en: "La Internacional Comunista" 1919-1945 Libro II Cap. VIII - 3)

En 1930, a medida que el peligro fascista se recortaba más claramente en el horizonte político de Alemania, Heinz Neumann y Hermann Remele fueron los dirigentes del SDP que en el pleno del Comité Ejecutivo de la IIª Internacional, se declararon partidarios de concentrar la lucha contra el NSDAP y no contra la socialdemoracia como ordenaba la Comintern. En consecuencia, propusieron allí que el KPD debía hacer frente único "total" con el SPD y considerar a los fascistas del NSDAP como sus principales enemigos. Esta propuesta fue prontamente desautorizada por Manuilsky y Stalin, y no menos rápidamente fueron ambos sustituidos de sus cargos. Neumann fue enviado a España para colaborar en el PCE, y Remele pudo regresar a Alemania pero muy estrechamente vigilado en todo lo que hacía por Thälmann, Pieck, Ulbrich y la fracción del KPD obediente a los dictados de Moscú. Con Hitler ya en el poder, y a pesar de que los hechos les habían dado la razón, Neumann y Remele fueron obligados a presentar sendas "autocríticas por los errores cometidos", que fueron publicadas a principios de 1934 en la Revista Rundschau el 1 de febrero y el 12 de abril respectivamente:

<< Cuando Neumann suscribió esta declaración -escribe su esposa- vivíamos completamente aislados en Suiza. De todas las conversaciones se deducía que Heinz seguía considerando correcto su punto de vista político, que difería del de la Comintern (...) Y sin embargo escribió esta ignominiosa declaración. Le pregunté cuál era el objeto de esa locura. Sus respuestas contenían habitualmente los siguientes argumentos: a pesar de todas las dudas y de la crítica contra la Comintern, tenía que someterse..., porque, de lo contrario, se convertía en un enemigo de la URSS, el único poder verdaderamente antifascista en el mundo. Fuera del PC no existía ninguna vida para él. >> (Cfr. Op.cit. Cap. VIII - 7)

Por su parte, sin mediar explicación alguna y siguiendo el mismo pragmatismo que antes les indujo a dividir y debilitar el movimiento obrero enfrentándose a la socialdemocracia frente al peligro fascista, los stalinistas abandonaron esa teoría del "socialfascismo" y la Comintern se echó en brazos de la II Internacional, tanto como para seguir manteniendo ocupados a los fascistas en Occidente, para que ellos construyeran "tranquilamente" el socialismo en la URSS. Una lógica de pensamiento que se pasó el internacionalismo por la entrepierna. Esto sucedió el mismo día en que Hitler fue nombrado canciller -30 de enero de 1933- cuando el KPD hizo un llamamiento al SPD y a los sindicatos con el fin de declarar una huelga general conjunta. Como respuesta a este llamamiento, el 19 de febrero la Internacional Socialista publicó un manifiesto declarándose dispuesta a establecer un pacto con la Internacional Comunista para coordinar la lucha contra el fascismo. Este fue el primer indicio de la nueva deriva que llevó a la Comintern hacia los frentes populares en Europa -una política que cristalizó por primera vez en Francia- seguido del reconocimiento de la URSS por EE.UU. y su ingreso en la Sociedad de las Naciones en 1934.

¿Se preguntó el señor Ben Garza por qué EE.UU. decidió reconocer a la URSS en aquellos precisos momentos? No se pudo hacer esta pregunta antes de ahora -si es que ha llegado con la lectura de este documento hasta aquí- porque este señor carece de memoria histórica. De lo contrario no se hubiera atrevido a decir las barbaridades que ha dicho. ¿Y por qué no tiene memoria histórica? pues, porque partidos como el PRD mejicano no la necesitan, y porque recordar estas cosas es como mencionar la soga en casa de un ahorcado. El caso es que la burguesía de EE.UU. reconoció a la URSS cuando, a la vista de los hechos que acababan de suceder en Alemania, llegó a la conclusión de que la política exterior de la URSS no era ya un peligro para el capitalismo. Precisamente porque los stalinistas en el poder habían decidido congelar a ese país en un capitalismo de Estado pequeñoburgues rural a expensas de la explotación del trabajo asalariado en la industria, como hemos de ver enseguida.

GPM, diciembre de 2001

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