La concepción marxista-leninista del partido

Vayamos primero a la concepción de Marx y Engels. El señor Ben Garza nos imputa la supuesta malevolencia de omitir deliberadamente referirnos al pasaje del "Manifiesto Comunista" donde Marx y Engels se refieren a la relación de los comunistas con otros partidos no comunistas.

<< ¿Entonces cual parece ser el problema principal para el GPM sobre la cuestión del PRD y de México? Demasiados para mencionar aquí pero voy a tocar simplemente algunos. La mayor evidencia escrita del sectarismo y el oportunismo de izquierdas en los escritos del GPM se puede encontrar en su referencia al "Manifiesto Comunista". Sería bueno pedir al GPM que lean más abajo las líneas adicionales en el "Manifiesto Comunista", donde Marx y Engels dijeron algo sobre la relación de los comunistas con otros partidos políticos en el mundo -que, por supuesto, incluiría al PRD. Esta sección en el "Manifiesto Comunista" se llama: 'La posición de los comunistas en relación a los diversos Partidos de Oposición existentes". No me sorprende que el GPM calle sobre esto. Quisiera incluirlo aquí porque ésta es una de las muestras más importantes de los principios Marxistas sobre la relación de los comunistas con los partidos no comunistas, como el PRD. >> (Ben Garza: Op.cit.)

Como hemos dicho ya, el panorama político de Alemania en la década de los cuarenta del siglo XIX, era el de una nobleza económicamente decadente pero todavía políticamente dominante, frente a una burguesía emergente y en crecimiento aunque incipiente, "acompañada" de un proletariado igualmente débil, poco numeroso y disperso, tanto social como políticamente. Todo ello flotando en un mar de pequeños propietarios. No pasemos sobre las palabras como sobre un felpudo porque así no se comprende nada. ¿Aconsejaban semejantes condiciones que en la Alemania de 1848 el proletariado se hiciera cargo directamente del poder como proponían los "hombres de acción" al estilo de Weitling? Parafraseando a Engels en "Marx y la Nueva Gaceta Renana", la burguesía alemana, que por entonces comenzaba a fundar su gran industria, no tenía todavía la fuerza ni sentía la apremiante necesidad que le empujara a luchar por la conquista del Estado en contra de la nobleza todavía dominante. Por su parte, el proletariado, que había ido creciendo en proporción con la lenta acumulación del capital en el seno de la vieja sociedad, sumido, además, en un estado de completa sujeción espiritual, desorganizado e incapaz de llegar a crear una organización propia e independiente, abrigaba tan sólo el vago sentimiento de profundo antagonismo de intereses que le separaba de la burguesía. En tales condiciones, aun siendo en el fondo su amenazador adversario, el proletariado seguía siendo un apéndice político de la burguesía. Ignorante todavía del papel que le tenía asignado la historia, hubo de aceptar, por el momento, ser sólo la energía propulsora de la revolución burguesa. De este análisis de la realidad económica y social de la Alemania de su tiempo, Marx y Engels concluyeron que la próxima e inmediata revolución social en ese país debía tener un carácter de clase burgués y que el proletariado debía limitarse a impulsar esa revolución postergando momentáneamente sus propias aspiraciones históricas de poder político-social.

Este planteo teórico-político de los "hombres de la pluma", llevaba a una inmediata consecuencia organizativa. En efecto, si sólo se trataba de eso, si lo que estaba en ese momento a la orden del día no era la revolución proletaria sino la revolución burguesa, la tarea del proletariado en orden a constituirse como partido independiente, pasaba también a un segundo plano. Cuando Engels elogia la capacidad de los primeros híbridos de obreros alemanes para organizarse, está prefigurando el papel indispensable del partido independiente de los trabajadores revolucionarios, como vínculo entre la FILOSOFÍA del materialismo histórico y la práctica del proletariado en su conjunto. Sin embargo, dado el carácter de la sociedad de aquellos tiempos, al no estar el proletario a la altura de las exigencias históricas, tampoco lo estaba la idea del partido. De hecho, la primera organización revolucionaria de importancia en Alemania fue la Liga de los Comunistas, no precisamente concebida por sus creadores para la acción política directa sino exclusivamente para la propaganda. Y aun cuando el "Manifiesto" plantea claramente que el objetivo inmediato de los comunistas es la <<constitución de todos los proletarios en clase>> para el <<derrocamiento de la dominación burguesa>> -lo cual sugiere sin duda la idea de la independencia partidaria- al mismo tiempo dice que los comunistas <<no forman un partido aparte>> aunque son <<el sector más resuelto de los partidos obreros de todos los países>>. En este sentido, lejos de ofrecer una orientación precisa tendente a su unidad política de clase independiente, el "Manifiesto" parece más bien reconocer su debilidad y dependencia no sólo respecto de los demás movimientos sociales de las clases subalternas sino de las propias clases dominantes, tanto social como ideológicamente.

El reconocimiento de esta relativa debilidad del proletariado se hace aun más evidente en la parte IV del "Manifiesto". Allí se declara expresamente que <<En Francia, los comunistas se suman al Partido Socialista Democrático, contra la burguesía conservadora y radical>>. En Suiza se propone que apoyen a los radicales... <<sin desconocer que este partido se compone de elementos contradictorios, en parte socialistas democráticos, al estilo francés, en parte burgueses radicales>>. Y para la acción política en Polonia se escoge al partido de los demócratas revolucionarios de base agraria. Finalmente, en Alemania se sugiere que los comunistas luchen <<al lado de la burguesía en tanto esta actúa revolucionariamente contra la monarquía absoluta, la propiedad territorial feudal y la pequeñoburguesía reaccionaria>>. De hecho, en 1848 varios integrantes de la "Liga de los comunistas" comenzaron a participar en distintas asociaciones demócratas pequeñoburguesas alemanas. En mayo de ese año, en medio de los acontecimientos revolucionarios, contra la opinión de Schapper, Moll y otros veteranos dirigentes de la Liga, Marx -apoyado por Engels y otros miembros del Comité Central- decidió suspender las actividades de la Liga en Alemania para pasar a actuar en el ala izquierda del partido demócrata pequeñoburgués.

En octubre de 1847, Engels escribió un artículo aparecido en la "Deutsche Brüseler Zeitung", donde explica que en ese proceso de lucha por la república burguesa, hasta cierto punto demócratas pequeñoburgueses y comunistas estaban condenados a marchar juntos en contra de sus enemigos comunes, en la conciencia y certidumbre de que la lucha consecuente por la democracia, debía culminar elevando el proletariado a condición de clase dominante.

<< Los comunistas, lejos de provocar, en las actuales circunstancias, inútiles enfrentamientos con los demócratas, se comportan como demócratas en todas las cuestiones prácticas del partido. La democracia tiene como consecuencia en todos los países avanzados el poder político del proletariado, y el poder político del proletariado es la primera condición previa de toda iniciativa comunista. Mientras no se haya conquistado la democracia, los comunistas y los demócratas combatirán codo con codo, los intereses de los demócratas serán los de los comunistas. Hasta ese momento, las diferencias de los dos partidos tienen una naturaleza teórica y pueden discutirse perfectamente en forma teórica, sin que la acción común se vea perjudicada de alguna manera. Puede haber acuerdo también en algunas iniciativas que deberán emprenderse sin ninguna demora para la consecución de la democracia en beneficio de las clases oprimidas, tales como la gestión por parte del Estado de la gran industria, de los ferrocarriles, de la educación de los niños por cuenta del Estado, etc.>> (F. Engels: op. cit. por A. Rosenberg: ibid)

Sólo en el preciso contexto histórico descrito más arriba, es legítimo comprometer a Marx y Engels con la táctica de juntar orgánicamente al proletariado con la pequeñoburguesía, en algo parecido a lo que hoy es el PRD mejicano. Volviendo a incurrir en otra descontextualización histórica, el señor Ben Garza ha falsificado el materialismo histórico para justificar la táctica del PRD, traladando mecánicamente la proposición del "Manifiesto" para la situación económica, social y política de Alemania en 1848, a la situación económica, social y política de Méjico ciento cincuenta años después. A tenor de lo que dice, sea por ignorancia o mala fe -nosotros nos inclinamos por lo primero- el señor Ben Garza suele pasarse por alto el principio político general más básico del marxismo, según el cual, a cada situación concreta, le corresponde una acción política y un tipo de organización concretas.

<<La situación de Alemania tras la derrota de la insurrección en Viena sirve para ilustrar acerca de este principio. En octubre de 1848 Marx se adelantó a los acontecimientos previendo esta eventualidad adversa para sacar las debidas consecuencias políticas y organizativas. La principal, que esa derrota demostraría -como así ocurrió- la pusilanimidad de la "clase media", su tendencia al trapicheo, a la negociación y acuerdo con la nobleza, su renuncia a luchar por su propia revolución, por lo cual, Marx y Engels concluyeron que ya no valía la pena seguir comprometiendo las luchas del proletariado al lado suyo:
Una derrota de Viena no nos sorprendería. Únicamente nos induciría a rechazar todo compromiso con la burguesía, que mide la libertad por la libertad del fabricante. Nos determinaría a enfrentarnos, rechazando todo entendimiento, implacablemente, a la miserable clase media alemana, que renuncia voluntariamente a su propio poder con tal de seguir traficando sin tener que luchar. La burguesía inglesa y la burguesía francesa son ambiciosas; la derrota de Viena confirmaría que la burguesía alemana no tiene honor [...] no haría más que convencernos de que no hay paz posible con la burguesía, ni siquiera por un período de transición, y que el pueblo debe permanecer al margen de las luchas entre la burguesía y el gobierno, y esperar sus victorias o derrotas para explotarlas
>> (K. Marx: "La Revolución en Viena" NGR 12/10/848. Citado por F. Claudín op. cit. cap. II-4)

Producida la derrota del movimiento democrático en Viena, en el número de la NGR correspondiente al 7 de noviembre, Marx destaca la decisión de la burguesía francesa de acabar con el enemigo, frente a la pusilánime ausencia de vocación histórica de la burguesía prusiana, cuya debilidad le hizo sentirse incapaz de ponerse al frente de la nueva sociedad:

<< En Francia la burguesía se puso a la cabeza de la contrarrevolución una vez que hubo derribado todas las barreras que se oponían a la dominación de su propia clase. En Alemania marcha presionada a la zaga de la monarquía absoluta y del feudalismo, antes de haber asegurado ni siquiera las condiciones de vida de su propia libertad y de su propia dominación burguesas. En Francia se levantó como déspota e hizo su propia contrarrevolución. En Alemania se sojuzga a si misma, para evitar que el pueblo triunfe. No hay en toda la historia nada más lamentable ni más ignominioso que la burguesía alemana. >> (K. Marx: "Triunfa la contrarrevolución en Viena" NGR 7/11/848.)

Todas las burguesías dependientes demuestran la misma cobardía, la misma tendencia a la negociación con los sectores propietarios más poderosos de la sociedad, como se demostró por primera vez en Alemania. Lo que la burguesía "democrática" hizo con la nobleza en 1848, es lo que la pequeña burguesía ha venido haciendo invariablemente hasta hoy día con el gran capital en la etapa imperialista del capitalismo, a falta de un partido revolucionario de composición obrera. Y en esto, la pequeñoburguesía mejicana que dirige el PRD demuestra no ser una excepción. Con todos estos antecedentes, que el señor Ben Garza nos venga a querer convencer muy suelto de cuerpo, de que con la caída del PRI Méjico ha entrado en una etapa de transición al socialismo, una de dos, estamos ante un ingenuo cuya ignorancia en materia política sólo puede ser superada por su propia ignorancia, o ante un ser innoble, un taimado que miente miserablemente a sabiendas de que lo hace.

Acobardada no tanto por lo que el proletariado alemán era en ese momento sino por lo que amenazaba con llegar a ser, la burguesía alemana sólo vio su salvación pactando un arreglo con la nobleza. Tras describir el curso de los acontecimientos desde marzo hasta diciembre, Marx llegó a la conclusión de que la burguesía alemana había demostrado su absoluta incapacidad y decisión para arrinconar a la nobleza y su cohorte política: la burocracia estatal y el ejército, reduciendo los poderes de la Corona a todo lo que no limite la libre expansión del trabajo asalariado para los fines de la acumulación capitalista, como ya ocurriera en Francia e Inglaterra:

<< La Historia de la burguesía prusiana y de la burguesía alemana en general, desde marzo hasta diciembre, demuestra que en Alemania es imposible una revolución puramente burguesa y la instauración del poder de la burguesía bajo la forma de la monarquía constitucional; que en este país sólo cabe una de estas dos cosas: o la contrarrevolución feudal absolutista o la revolución republicano-social>> (K. Marx: "La burguesía y la contrarrevolución" NGR 31/12/848.)

Nunca se insistirá lo suficiente diciendo que la conciencia necesaria para una acción política consecuentemente progresista, está contenida en cada momento de la "realidad actual", y que la tarea de los revolucionarios pasa por comprender esa realidad en su esencia, y luchar contra los agentes políticos objetivamente enemigos que la encubren, no para participar en la ceremonia del encubrimiento, que es lo que hace Ben Garza llamando "democracia revolucionaria" al proceso político-institucional abierto en Méjico el 2 de julio de 2000 con el reordenamiento político burgués encarnado en la nueva oligarquía de partidos. Algo así como lo que pasó en diciembre de 1848 tras el alzamiento revolucionario de marzo en Alemania.

En efecto, tal como Marx lo describe en sus artículos para la "Nueva Gaceta Renana" (NGR) recopilados bajo el titulo de "Revolución y contrarrevolución en Alemania", lejos de significar la ruptura entre el poder político dominante de la aristocracia y el poder real emergente de la oposición burguesa, la "constitución otorgada" el 18 de diciembre de 1848 vino a expresar el pacto entre ambas, una reforma política de la monarquía absoluta que consistió en reglamentar el derecho burgués de prensa y reunión, concediendo a la Dieta del Estado cierto margen de capacidad legislativa, pero reservando a la corona el derecho a disolverlas en cualquier momento. Concedía también a los ministros la potestad de dictar toda clase de leyes mientras no estén reunidas las cámaras, y si bien permitía a los diputados censurar al ejecutivo, la ley hacía pesar sobre ellos el riesgo "de ser declarados en estado de sitio" como "enemigos interiores". Así, antes y después de diciembre de 1848, en los hechos las relaciones de poder entre burguesía y nobleza seguían siendo las mismas. Otro tanto puede decirse de las relaciones de poder entre el proletariado y la burguesía antes y después del 2 de julio de 2000 en Méjico. La supuesta "transición al socialismo" de que nos habla Ben Garza, es un embeleco suyo para conciliar la política del PRD con el marxismo-leninismo. Hasta diciembre de 1848, Marx y Engels contemplaban la posibilidad de la monarquía constitucional como estadio intermedio entre la monarquía absoluta y la república burguesa. Después del pacto entre la burguesía alemana y la corona, llegaron a la conclusión de que no había otra alternativa que luchar por la república burguesa:

<< La historia de la burguesía prusiana y de la burguesía alemana en general, desde marzo hasta diciembre, demuestra que en Alemania es imposible una revolución puramente burguesa y la instauración del poder de la burguesía bajo la forma de la monarquía constitucional; que en este país sólo caben una de estas dos cosas: la contrarrevolución feudal o la revolución republicano-social burguesa>> (K. Marx: "La burguesía y la contrarrevolución" NGR. Diciembre de 1848)

Pero dado comportamiento "pactista" de la burguesía, esta tarea debería ser impulsada por el proletariado y los campesinos pobres. Para eso, era necesario que la "Liga de los comunistas" revisara su táctica anterior y retirara a sus miembros de todas las asociaciones democrático-burguesas, dedicando todos sus esfuerzos a cambiar su carácter, dejando de ser una organización de propaganda para convertirse en el partido obrero revolucionario independiente de Alemania.

Esta tarea comenzó tras la decisión de dejar de marchar a lado de pequeñoburguesía para ponerse frente ella y mostrarle el camino de la revolución, combatiendo sin concesiones la mixtificación de la democracia burguesa imperante en las asociaciones democráticas. A la "National Zeitung" que manejaba en abstracto el concepto de "voluntad del pueblo entero", Marx le hace notar que su significación real es "voluntad de la clase dirigente". Frente a la idealización del sufragio universal, advertía que...

<<Sólo es la brújula que indica, finalmente, tras algunas oscilaciones, claro está, la clase llamada a dirigir>> Reafirma su posición crítica respecto de las izquierdas parlamentarias: <<Nos gustan las posiciones claras -dice un editorial de NGR del 18 de febrero de 1849-. Jamás hemos coqueteado con un partido parlamentario. El partido que representamos, el partido del pueblo, no existe actualmente en Alemania más que a un nivel elemental. Pero cuando se trata de combatir al gobierno en ejercicio, nos aliamos incluso con nuestros enemigos>> (K. Marx: NGR. Citado por F. Claudín op.cit. cap. II)

La crítica a la llamada izquierda parlamentaria desde las páginas de la NGR culminó con un extenso artículo que Engels dedicó al debate en la nueva Asamblea Nacional con motivo del mensaje de la Corona, donde anticipa la función del "transformismo" gramsciano que la burguesía empezó a operar en Alemania con los intelectuales de la izquierda burguesa desde los parlamentos todavía no emancipados de la tutela institucional de la nobleza. Lo único que Engels ve de interesante en esos debates, es...

<< la arrogancia pueril de la derecha y el cobarde hundimiento de la izquierda. [...] Estos señores de la izquierda disminuyen sus pretensiones en la medida misma que la derecha aumenta las suyas. En todos sus discursos se percibe ese abatimiento producto de amargas decepciones, esa actitud abrumada del exmiembro de la misma asamblea que primero dejó empantanarse a la revolución y después, hundiéndose en el pantano por ella misma creado, lanzó un grito doliente: ¡el pueblo no está aun maduro! Incluso los miembros más resueltos de la izquierda, en lugar de oponerse resueltamente a toda la asamblea siguen acariciando la esperanza de obtener algún resultado en la Cámara y, gracias a la Cámara, obtener una mayoría para la izquierda. En lugar de adoptar en el parlamento una actitud extraparlamentaria, la única honrosa en tal Cámara, hacen concesión tras concesión con la esperanza de una solución parlamentaria. En lugar de ignorar en toda la medida posible el punto de vista constitucional, buscan conscientemente la ocasión de coquetear con él por amor a la paz [...] ¿Por qué intentan convencerse de que pueden obtener por vía parlamentaria lo que sólo pueden obtener por vía revolucionaria, por la fuerza de las armas? Sin duda la vía parlamentaria ha elevado a esos señores a una altura [...] donde el l'spirit de corps comienza y la energía revolucionaria, si la había, se evapora>> (F. Engels: "El Debate de Berlín sobre el Mensaje" en NGR del 30/3/849. Citado por F. Claudín Op.cit. cap. II. Subrayado nuestro)

¿Se va enterando el señor Ben Garza de que su pensamiento político y su militancia nada tienen que ver con el pensamiento y el compromiso político de Marx y de Engels? El 11 de marzo, la NGR publicó un documento de la Asociación Obrera de Colonia dirigido a las asociaciones obreras de la provincia renana para establecer relación regular. De ahí, al parecer, salió el acuerdo para que el comité de la Asociación Obrera de Colonia asumiera las funciones de comité regional. Semejante responsabilidad asumida obligó a la Liga de los Comunistas a empeñar todas sus fuerzas en la tarea de agrupar a las asociaciones obreras de la región, en detrimento de sus actividades dentro del movimiento democrático pequeñoburgués. Así es como se tomó la decisión de que los miembros de la Liga renuncien a sus cargos directivos dentro del partido demócrata de Renania. En la declaración que hicieron para fundamentar esta decisión se decía:

<< Estimamos que la organización actual de las asociaciones democráticas encierra en su seno demasiados elementos heterogéneos (policlasistas) para que sea posible una actividad provechosa en relación con el objetivo que se ha fijado la causa. Consideramos, por el contrario, que una ligazón más estrecha de las asociaciones obreras es preferible porque están compuestas de elementos homogéneos, y por esta razón dimitimos desde hoy del comité regional rebano de las asociaciones>>

Firmaron esta declaración: Marx, Schapper, Annecke, Becker y Wolff. El sentido de este texto se precisa más con el acuerdo que adoptó al día siguiente la asamblea de la Asociación obrera:

<< 1) Salir de la Federación de asociaciones democráticas de Alemania y afiliarse a la Federación de asociaciones obreras alemanas; 2) Encargar a su Comité de convocar en Colonia un congreso provincial de todas las asociaciones obreras de Renania y Westfalia antes de la reunión del congreso general de trabajadores de Leipzig, con objeto de estrechar los vínculos del partido auténticamente social; 3) Enviar delegados al congreso de las asociaciones obreras de Alemania que tendrá lugar próximamente en Leipzig>> (Cfr. F. Claudín op. cit. Cap. II-6)

El "Manifiesto Comunista" fue escrito por Marx y Engels entre diciembre de 1847 y enero de 1848. Diez meses después, la táctica marxista de hacer frente único con la pequeñoburguesía, había sido arrojada por Marx y Engels al basurero de la historia:

<< El partido proletario, o verdaderamente revolucionario, pudo ir sacando sólo muy poco a poco a las masas obreras de la influencia de los demócratas, a cuya zaga iban al comienzo de la revolución.
Pero en el momento debido, la indecisión, la debilidad y la cobardía de los líderes democráticos hicieron el resto, y ahora puede decirse que uno de los resultados principales de las convulsiones de los últimos años es que dondequiera que la clase obrera está concentrada en algo así como masas considerables, se encuentra completamente libre de la influencia de los demócratas, que la condujeron en 1848 y 1849 a una serie interminable de errores y reveses. Mas no nos adelantemos; los acontecimientos de estos dos años nos brindarán multitud de oportunidades para mostrar a los señores demócratas en acción. >> (Engels: Revolución y contrarrevolución en Alemania. Cap. V "La insurrección de Berlín". Agosto/1851- Set./1852)

¿Y ahora, qué? ¿Dónde está la presuntuosa filiación marxista del señor Ben Garza, con su entusiasta defensa de los frentes "heterogéneos" policlasistas como táctica para transitar del capitalismo al socialismo?. ¿O es que los pequeños y medianos burgueses mejicanos están demostrando ser hoy menos genuflexos con el imperialismo, que sus homólogos alemanes con la nobleza en 1848?

GPM, diciembre de 2001

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