Segunda Parte

EL PRINCIPIO DE INDETERMINACIÓN EN LA FÍSICA CUÁNTICA

Como presunta validación del relativismo subjetivista respecto de todo conocimiento

Para Nietzsche, el acto de conocer los objetos y fenómenos de la física —al igual que cualquier otra disciplina del pensamiento— no puede pasar de ser una interpretación del que piensa dichos objetos, y no una aclaración o explicación de validez universal. No obstante, le ha parecido que, el acto de conocer, es un intento legítimo del ser humano, pero siempre que no pase de allí, porque, de lo contrario, al haber supuesto que la naturaleza y la sociedad están en continuo cambio, y que el lenguaje, más que aclarar contribuye a confundir, Nietzsche concluyó en que todo intento de conocer la verdad subyacente a los fenómenos, resulta ilusorio y engañoso, deviniendo de tal modo un quehacer ilegítimo.

Los deterministas, en cambio, pensamos que la verdad de los objetos y fenómenos de la naturaleza y de la sociedad, está objetivamente determinada por su propia esencia o razón de ser constitutiva de cada objeto, en cuyos fenómenos o forma de manifestación brilla y al mismo tiempo se oculta, sea esta esencia natural o puesta por el trabajo social; por tanto, al estar ahí, queda también determinada la posibilidad real a los seres humanos para descubrirla o comprenderla. Y esta es, precisamente, la condición necesaria para la transformación ulterior de tales objetos —entendidos como materias primas—, por mediación del trabajo social consciente, con arreglo a las necesidades de la vida social. Nada que se desconozca en profundidad esencial y detalle, puede ser transformado con óptimo y seguro resultado a los fines del progreso de la humanidad. Desde conocer sin pizca de incertidumbre la naturaleza de cada materia prima o insumo intermedio, hasta acabar por saber de cada producto final su calidad, eficacia y seguridad específicas a los fines de satisfacer la necesidad para la cual fue producido, pasando por determinar en exacta medida, la resistencia al peso, a la presión y/o al desgaste del material y los medios de trabajo empleados en su elaboración y transporte, incluyendo las partes constitutivas de sus respectivos mecanismos o funcionamiento..

Como hemos visto, según Nietzsche, el acto de interpretar —como limite absoluto del conocimiento humano—, está íntimamente vinculado al perspectivismo, dado que cualquier interpretación es efectuada desde una determinada perspectiva personal, punto de vista o interés (consciente o inconsciente) del sujeto que interpreta lo que observa o pone como objeto de su pensamiento.

La ciencia de la Física comenzó su andadura investigando los objetos observables a simple vista: estrellas, planetas, balas de cañón, péndulos, etc. Fue ésta la llamada "edad clásica de la física".[5]

Un modelo —entre otros— de predicción típica de la física clásica, consiste en calcular la distancia recorrida por una bala en, por ejemplo, tres milisegundos. Haciendo abstracción de la multitud de interferencias en el recorrido, como puede ser la resistencia del aire, la caída provocada por la gravedad, etc. quedamos ante la situación más simple posible. El modelo matemático para esta situación es la fórmula d = vt que nos dice que la distancia prevista "d" se encuentra multiplicando la velocidad "v" por la duración del vuelo "t". Supongamos que el número correspondiente a la duración del vuelo, se obtenga mediante un reloj adecuadamente previsto, y la velocidad fotografiando la bala en movimiento: dos disparos muy breves, con un milisegundo de intervalo entre ellos, proporcionarán una fotografía que muestre la bala en dos posiciones; la distancia entre ellas determinará la velocidad en ese lapso de tiempo.[6]

Lo primero que tomó por asalto el cerebro de Heisenberg, es que los objetos de la física newtoniana clásica y los objetos de la mecánica cuántica (de masa atómica o partículas elementales subatómicas todavía más pequeñas que el átomo) no pueden abordarse del mismo modo. A cada objeto específico le corresponde su método específico de investigación. Cuando intentaba resolver estos problemas, Heisenberg descubrió el «principio de incertidumbre», que revelaba una característica distintiva de la mecánica cuántica inexistente en la mecánica newtoniana.

Aquí se impone aclarar una cuestión fundamental. Una cosa es la distinta perspectiva del pensamiento desde donde uno, varios o muchos sujetos, interpreten de distinto modo un mismo hecho que sucede dentro de un mismo sistema de referencia objeto común de ese pensaniento diverso, y otra muy distinta lo que sucede con el pensamiento respecto de objetos pertenecientes a dos sistemas de referencia distintos, como es el caso de la física clásica y de la física cuántica, o también como puede ser el caso de o que sucede con los objetos de la física en el espacio terrestre y el espacio sideral, donde la ley de la gravitación no se cumple de la misma forma. O también, como veremos más adelante, el caso del valor económico en el momento y el espacio de su producción y en el momento y el espacio de su circulación y distribución entre los distintos productores burgueses, es decir en el mercado, donde la Ley que rige dichos valores, se ve modificada al ser sustituidos por los precios de producción determinados por la Tasa de Ganancia Media.

El experimento de Heisenberg sobre el comportamiento de objetos de masa subatómica o muy pequeña fue el siguiente: un electrón es emitido por un "cañón disparador” de tales partículas subatómicas y se quiere predecir hasta dónde se desplazará en tres milisegundos. Se utiliza el mismo procedimiento experimental que en el caso de la bala de gran calibre. Pero en los electrones se observa que las curvas de distribución son mucho más amplias que las correspondientes a la bala de cañón. Como el electrón tiene una masa tan pequeña, las partículas de luz (fotones) que se reflejan en él al fotografiarlo, le desplazan violentamente hacia otra posición, perturban su curso y cambian su velocidad. La luz reflejada nos dice dónde estaba el electrón hace un momento, pero ya no está ahí y no se puede calcular con exactitud ni dónde está o qué hace. Los intentos por aumentar la exactitud de las mediciones de localización, siempre hacen que disminuya la exactitud de las mediciones de velocidad, cantidad de movimiento y viceversa. Esta "conspiración de la naturaleza" en contra del determinismo en la ciencia física clásica, fue anunciada en 1927 bajo la forma de una ley natural por Werner Heisenberg, conocida desde entonces como "principio de incertidumbre".[7]

Fue con bastante retraso a este descubrimiento, que Heisenberg demostró su interés por la relación entre física y filosofía. En efecto, su primer ensayo a sobre este tema data de 1962, año en que publicó “Física y filosofía” y en 1971, “Más Allá de la Física”.

En la primera de estas dos publicaciones, Heisenberg disiente categóricamente con el criterio de divorciar a la física de la filosofía. Y para demostrarlo expone la trascendencia filosófica de los logros alcanzados por la física cuántica, como un aporte a la historia de la filosofía, y que sus preocupaciones como físico-matemático son las mismas o del mismo carácter que han preocupado a los filósofos, dado que cuando se pasa a considerar el comportamiento de partículas subatómicas, ha quedado demostrado que la certeza científica respecto del comportamiento de los objetos en la física clásica, se convierte en probabilística cuando estudia los objetos de masa subatómica o cuántica, por tanto, el debate sobre la física también compromete a la filosofía del modo más eminente.[8]:

<<Una verdadera dificultad en la comprensión de esta interpretación se presenta cuando se formula la famosa pregunta: ¿Pero qué ocurre realmente en un acontecimiento atómico? Ya se ha dicho que el mecanismo y el resultado de una observación puede siempre ser expresado en términos de la física clásica. Pero lo que se deduce de una observación (relativa a un acontecimiento atómico) es una función de probabilidad, una expresión matemática que combina afirmaciones acerca de posibilidades o tendencias con afirmaciones sobre nuestro conocimiento de los hechos. De modo que no podemos objetivar completamente el resultado de una observación; no podemos describir lo que sucede entre esta observación y la siguiente. Esto suena como si hubiéramos introducido un elemento de subjetivismo en la teoría, como si dijéramos: lo que sucede depende del modo en que observemos, o del hecho mismo de que hagamos la observación.>> (Op. cit.) [9]

O sea, que el hecho de observar o —lo que es lo mismo— la intervención del observador, modifica el resultado del experimento. Desaparece así la objetividad y de la certeza, cuyo vacío es ocupado por el factor de incertidumbre. El determinismo de los hechos que suceden independientemente de los sujetos y, por tanto su posibilidad real de conocimiento científico, parece así ser puesto en tela de juicio por la física cuántica.

Si ahora introducimos el supuesto de que cada individuo es asimilable a un cuerpo social de "masa pequeña" respecto de la sociedad en su conjunto, entonces, la imprevisibilidad estocástica o incertidumbre probabilística de nuestros comportamientos individuales, puede llevar a inferir el correlato notable entre los modelos del mundo físico y los del mundo social. "La microestructura de la historia también se desconoce —dice Marshall Walker— no porque no sea mensurable, sino porque no se puede establecer la forma en que tienen lugar los aspectos singulares de los acontecimientos históricos, con la misma confianza (regularidad) con que se pueden establecer los aspectos repetibles de los acontecimientos físicos" observables.[10]

Sin embargo, como destacara el prestigioso físico John D. Bernal, pionero en la determinación de estructuras moleculares por cristalografía de rayos X:

<<Debido a la supuesta indeterminación del electrón, se ha pretendido que éste posee, en cierto sentido, libre arbitrio; de tal manera que, en un momento dado, podría hacer o dejar de hacer una cosa u otra. Y, entonces, si el electrón tiene libre arbitrio, ¿se puede negar que el hombre también lo tiene? ¿Y esto, acaso no significa el derrumbe de la estructura entera del determinismo científico y, en consecuencia, su sustitución por un caos de indeterminación?.>> (John D. Bernal "La Ciencia en Nuestro Tiempo" Ed. "Nueva Imagen"- Méjico/79 T.II Pp.55)

 

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[5]Marshall Walker: "El Pensamiento Científico" Ed.Grijalbo/68 Pp.142.

[6]Una predicción científica en este campo, sólo se confirma a través de la máxima aproximación en los resultados de experiencias repetidas, reflejados en curvas de distribución estadística. Obviamos este paso en mérito a la brevedad.

[7]Según sus datos biográficos, nada indica que Heisenberg se propusiera llevar adelante su investigación, sabiendo o previendo que sus resultados serían útiles a la vida. De eso se encargaron otros para ganar dinero, como en la mayoría de los casos.

[8]El concepto matemático de probabilidad, surge como necesidad de interpretar objetivamente la esperanza (subjetiva) de que ocurra un único suceso. Para que esto suceda, la “esperanza” debe ser reemplazada por la “frecuencia promedio objetiva” de un suceso cuando este se repite bajo las mismas condiciones. Cuando el número de repeticiones es grande, la probabilidad de un suceso “A” difiere muy poco del cociente m/n (número de veces que ha ocurrido el suceso/número de repeticiones del experimento),esto nos da una “esperanza” que se ha de interpretar objetivamente y con la existencia de muchos sucesos, que ocasiona problemas epistemológicos o de conocimiento.

[9]Op. Cit Pp.32. Ver en http://cosmogono.files.wordpress.com/2008/05/heisenberg-w-fisica-y-filosofia.pdf

[10]Marshall Walker: "El Pensamiento Científico" Ed.Grijalbo/68 Pp.142