CRÍTICA POSTMODERNA DE LA MODERNIDAD

La burguesía incipiente que inauguró la era moderna, se hizo cargo de la historia reivindicando:
1. La posibilidad real del ser humano para conocer las leyes de la naturaleza —que también rigen la suya propia en la sociedad, y de ahí el concepto de “derecho natural”— como principio racional emancipador respecto de la superstición religiosa, que había puesto la posibilidad de tal conocimiento en Dios;
2. la igualdad jurídica universal de los seres humanos, todos ellos entendidos como almas propietarias, de su relativo cuerpo y/o de cualquier otra cosa material extracorporal, con plena libertad para disponer cada cual de lo que es suyo como principio del derecho natural emancipador respecto de la servidumbre personal anacrónica del feudalismo.
3. la Ley Universal natural de la competencia en el mercado y el consecuente progreso científico-técnico aplicado a la producción de riqueza, como principio emancipador del ser humano respecto de la pobreza en el Mundo.

Por su parte, continuando en la misma línea reivindicativa de la racionalidad humana inaugurada por los filósofos de la ilustración, el marxismo irrumpió en la modernidad previendo teóricamente la necesidad objetiva y la posibilidad real de la emancipación humana respecto de la desigualdad real o económico-social entre las dos modernas clases sociales universales antagónicas históricamente irreconciliables, acabando con la explotación de las mayorías asalariadas por una minoría relativa de capitalistas cada vez más irrisoria, en virtud de que el desarrollo de las fuerzas productivas, por efecto de la Ley universal de la competencia, deja sin sentido a la Ley universal de la acumulación capitalista.

Pues bien, los teóricos adscritos a la corriente filosófica postmoderna, por vía meramente empírica, han llegado a la conclusión de que ni el “metarrelato” burgués ni el marxista, han justificado históricamente su razón de ser. Pero estos señores no han arribado a semejante conclusión por vía del pensamiento aplicado a la lógica objetiva de la realidad a que se refieren. Tampoco se han ocupado responsablemente de analizar la lógica objetiva contenida en el llamado socialismo real, para demostrar si tuvo eso algo que ver con el marxismo. No.

A estos señores les bastó con elevar a categoría de discurso, el simple reflejo en su intelecto de la evidencia empírica en la forma del resultado histórico coyuntural en que acabó la experiencia stalinista en sus distintas etapas y variantes nacionales. Procedieron tal como aquél que, tras emborracharse bebiendo sucesivamente agua con distintas bebidas alcohólicas, concluyera que la causa de su borrachera es el agua. Fue poco más o menos así como los filósofos postmodernos justificaron la crítica negativa que presidió su pensamiento académico, periodístico y libresco, concluyendo en el término medio pequeño burgués de negar políticamente al capitalismo y al socialismo supuestamente marxista.

¿Cuál fue el “razonamiento” por el qué los filósofos postmodernos concluyeron que el capitalismo malogró su cometido? Pues, porque después de más de doscientos años de existencia, este sistema de vida no cumplió con lo que sus teóricos y políticos apologetas del sistema prometieron y siguen prometiendo todos los días:

<<El pensamiento y la acción de los siglos XIX y XX están dominados por la Idea de la emancipación de la humanidad. Esta Idea es elaborada a finales del siglo XVIII en la filosofía de las Luces y en la Revolución Francesa. El progreso de las ciencias, de las artes y de las libertades políticas liberará a toda la humanidad de la ignorancia, de la pobreza, de la incultura, del despotismo y no sólo producirá hombres felices sino que, en especial gracias a la Escuela, generará ciudadanos ilustrados, dueños de su propio destino.
(…) Estos ideales están en declinación en la opinión general de los países llamados desarrollados. La clase política continúa discurriendo de acuerdo con la retórica de la emancipación. Pero no consigue cicatrizar las heridas infringidas al ideal “moderno” durante casi dos siglos de historia. No es la ausencia de progreso sino, por el contrario, el desarrollo tecnocientífico, artístico, económico y político, o que ha hecho posible el estallido de las guerras totales, los totalitarismos, la brecha creciente entre la riqueza del Norte y la pobreza del Sur, el desempleo y la “nueva pobreza”, la deculturación general con la crisis de la Escuela, es decir, de la trasmisión del saber, y el aislamiento de las vanguardias artísticas (y actualmente, por un tiempo, el rechazo de ellas)>>.
[Jean Francois Lyotard: "La posmodernidad (explicada a los niños)]”]

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