TERCERA CUESTIÓN PLANTEADA

“Deduzco de vuestros razonamientos que suponéis que llegará un momento en que la situación de crisis será tan agobiante que los asalariados se verán forzados a organizarse para derribar el sistema capitalista, pero ¿puede mantenerse que esto sucederá necesariamente si la organización política de un grupo social es por definición subjetiva, es decir no necesaria?”

a)La solución al problema subjetivo de hacer posible lo necesario, está comprendida históricamente en la necesidad objetiva cada vez más evidente y acuciante de esa posibilidad. 

Los asalariados, clase revolucionaria fundamental. Premisa lógica.

De no ser porque la burguesía también fue una criatura del capitalismo, y éste sistema de vida un producto espontáneo, natural, inconsciente e históricamente necesario determinado por el desarrollo de las fuerzas sociales productivas, podría decirse que el proletariado fue un error político estratégico de la burguesía, contenido en su necesidad económica táctica de producir y acumular plusvalor. Al crear a los asalariados para sus propios fines económicos de la acumulación, creó a sus propios enterradores políticos. Es que, los asalariados, somos una clase de la sociedad burguesa, que, al mismo tiempo, no somos una clase de la sociedad burguesa[25]. Lo somos por origen, porque, para cumplir nuestro cometido dentro de la sociedad capitalista que nos alumbró, la burguesía debió mutilar formalmente la fuerza productiva del trabajo social expropiando a los propietarios individuales, para crearnos, a su vez, a nosotros, como pura fuerza de trabajo “liberados” de los medios de producción, originariamente unidos –en posesión- a nosotros[26]. Y no somos una clase de la sociedad burguesa, por destino soterrado, porque, simbolizando el absoluto despojo de toda propiedad burguesa, y de toda posibilidad como productores libres, esto es, como seres humanos, nuestra emancipación política no tiene cabida dentro de la sociedad propietaria de los medios de producción; precisamente porque se nos ha impuesto la condición de ser la negación de esa propiedad, sin la cual la sociedad burguesa no hubiera sido posible. Por tanto, al no tener –como clase social- intereses particulares que reclamar dentro de la sociedad de los explotadores, la lucha por nuestra emancipación política, como clase particular, es, al mismo tiempo, una lucha por la emancipación humana universal respecto de toda propiedad. Tal fue, un día de 1843, el sentido de la contestación de Marx a la pregunta que se hizo acerca de, sobre qué sector de la sociedad descansaba la “posibilidad positiva” de la emancipación alemana:

<<Respuesta: sobre la constitución de una clase sin cadenas radicales, de una clase de la sociedad burguesa que no es una clase de la sociedad burguesa; en un estamento que es la disolución de todos los estamentos; en un sector al que su sufrimiento universal le confiere carácter universal; que no reclama un derecho especial, ya que no es una injusticia especial la que padece, sino la injusticia a secas; que ya no puede invocar ningún título histórico sino su título humano; que, en vez de oponerse parcialmente a las consecuencias, se halla en completa oposición con todos los presupuestos del Estado alemán. En una clase, por último, que no puede emanciparse sin emancipar a todas las otras clases de la sociedad; en una clase que, siendo la pérdida total del ser humano, sólo recuperándolo totalmente ha de ganarse a sí mismo. Esta disolución de la sociedad, en la forma de un estamento especial, es el proletariado.>> (K.Marx: “Introducción a la critica de la filosofía hegeliana del derecho estatal”

Siendo la propiedad burguesa el último estadio en la evolución histórica de las formas sociales de propiedad privada que han sido hasta hoy, al luchar por emanciparnos políticamente, los asalariados luchamos al mismo tiempo por la emancipación humana –respecto de la propiedad- de todas las clases sociales que, así, dejan de regir el espíritu y el comportamiento de los seres humanos según la máxima de Thomas Hobbes: “Homo hominis lupus”; máxima que el capitalismo -cogestionado por la socialdemocracia asimilada al más craso liberalismo- ha llevado a su más refinada y certera expresión de la moderna barbarie.

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[25] La teorización marxista del instinto de clase del proletariado entendido como germen de su conciencia de clase condicionada por su patrón, explica su doble y contradictoria condición, de pertenecer simultáneamente al capital y a las fuerzas productivas.

[26] La posesión es una categoría natural que expresa la relación entre un sujeto y un objeto para un empleo determinado. Pertenece al ámbito del proceso de trabajo en todas las épocas. La propiedad es una categoría social que expresa la relación entre sujetos, donde cada propietario excluye a todo otro de la incondicional disponibilidad del objeto de su propiedad. Esta categoría corresponde a la sociedad de clases.