Necesidad y posibilidad abstracta
en Aristóteles y en Marx

Aristóteles distinguía entre dos definiciones de lo posible. La definición negativa y la definición positiva. Lo posible es de naturaleza lógica negativa cuando se refiere a lo necesariamente falso o innecesario. Lo posible es de naturaleza lógica positiva, cuando se refiere a lo necesariamente verdadero o necesario. Cuando lo posible se funda en una necesidad, se convierte en potencial,  virtual o abstracto.

Dentro de la definición de “naturaleza lógica positiva”, Aristóteles formuló dos teoremas fundamentales propios de esta noción de lo posible: 1) la reducción de lo posible a lo no imposible y 2) la determinación de lo posible por lo necesario, en el sentido de que lo necesario debe ser lógicamente posible. Aristóteles presentó estos dos teoremas en “De Interpretatione”:

<<Lo necesario debe ser posible, porque, si no fuese posible, sería imposible, lo que resulta contradictorio>> (Op. Cit. 13, 22b 28 ss.)

Y en “Metafísica” Aristóteles volvió sobre este mismo teorema de reducir lo posible a lo imposible en la siguiente forma:

<<No puede ser cierto que algo es posible pero no será, ya que en tal caso no existirían imposibilidades>> (Op.cit:

Como decíamos antes, en el orden natural, lo posible, está subsumido en lo necesario. Dicho de otro, modo: lo necesario es objetivamente posible por sí mismo, sin mediación de ninguna subjetividad. La necesidad de que los cuerpos graviten unos sobre otros según su masa respectiva, se hace inmediatamente posible. ¿Qué posibilidad tiene un cerdo o un burgués de hacer algo que no sea lo mismo y objetivamente necesario a su esencia como especie consumada? Ninguna. El cerdo hace inmediatamente posible la finalidad de su vida comiendo todo lo que le dan o pilla por ahí, mientras el burgués, hace inmediatamente posible el hecho consustancial a su clase, de engordar socialmente metabolizando trabajo ajeno. La única diferencia entre un cerdo y cualquier burgués, radica en que, a su necesidad objetiva de ser necesariamente como es, la burguesía le da un carácter jurídico: el derecho natural, que pretende consagrarla como universal y eterna (en el que se comprenden los llamados "DD.HH."), y un carácter político: el Estado "democrático" de derecho”.

Según este razonamiento, los burgueses, como los cerdos, no tienen posibilidad alguna de ser más que lo que han llegado a ser por necesidad "histórico-natural", con cuyo proceso vital -según la ley anunciada por Hegel, de que "todo lo que nace merece perecer"- acaba la prehistoria de la humanidad, donde el trabajo, como categoría social-natural, sujeto a necesidades (el proletariado a las comprendidas en su salario histórico, la burguesía a las de la acumulación bajo la forma de valor-capital) es superado por el trabajo social libre.

La relación esencial entre necesidad y posibilidad, pues, deviene así un problema que sólo tenemos los seres humanos objetivamente condicionados y, al mismo tiempo, potencialmente libres, lo cual incluye la posibilidad real de llegar a serlo. Y toda potencialidad objetiva e históricamente condicionada -como la del trabajo por esa cosa-fetiche llamada capital- encierra necesariamente una contradicción, en este caso, entre la necesidad histórica presente o actual de la especie humana -condicionada por el capital (incluidos los burgueses)- y la posibilidad -aun abstracta[2]- de realizarse como tal especie objetivamente incondicionada. Y los únicos seres humanos singulares cuya esencia contiene la potencialidad de hacer realmente posible lo necesario a la especie humana universal, somos los asalariados, el componente humano de las fuerzas sociales productivas.

Lo dicho hasta aquí no es un presupuesto filosófico, sino el corolario de una investigación científica, cual es, el de que la potencialidad humana de los asalariados para cumplir la tarea de emancipar a la humanidad de sus condicionamientos histórico-naturales, está en la contradicción entre la tendencia hacia la incondicionalidad histórico-objetiva de las fuerzas sociales productivas, y sus propios condicionamientos históricos, el último de los cuales es el capitalismo [3] . De este modo, así, como el arado de hierro, el alfabeto y la moneda, superaron el condicionamiento de la sociedad esclavista, la generalización de la energía hidráulica, la imprenta y la brújula, trascendieron los condicionamientos de la sociedad feudal hacia el capitalismo; del mismo modo, la tendencia irresistible de las fuerzas productivas a la generalización de la robótica, la revolución en las telecomunicaciones y la biotecnología, ya han dejado el condicionamiento capitalista del trabajo sin razón de ser. En sentido hegeliano, el capitalismo, de “realidad efectiva”, ha pasado a ser, una “realidad actual”, un simple existente, porque, al perder su razón de ser,  ya no depende de sí mismo, sino de lo que el proletariado esté dispuesto a hacer con él, de su tardanza en tomar conciencia de la necesidad de trascenderle históricamente hacia el socialismo. De ahí que este sistema de vida sólo subsista o se sobreviva a sí mismo; al haber perdido toda racionalidad histórica, ha dejado de ser por sí mismo, ya no es una “realidad efectiva” pasando a ser algo innecesario, contingente, que puede seguir sobreviviéndose a sí mismo o dejar de ser y existir en cualquier momento. Esta es la posibilidad de lo necesario vista desde el polo conservador de la relación dialéctica, es decir, desde la perspectiva del capitalismo: Cfr.: http://www.nodo50.org/gpm/dialectica/10.htm. El curso de esa investigación científica ha sido descrito por Marx en el momento en que se aprestaba a realizar su exposición:

<<En Bruselas, a donde me trasladé en virtud de una orden de destierro dictada por el señor Guizot [ministro del interior francés], hube de proseguir mis estudios de economía política, comenzados en París. El resultado general a que llegué y que, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor a mis estudios, puede reducirse así: en la producción social de su existencia [correspondiente a un determinado estadio en el desarrollo de las fuerzas sociales productivas], los seres humanos contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad,[4] relaciones de producción que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones forma la estructura económica de la sociedad, la base real, sobre la que se eleva un edificio jurídico y político y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material determina (bendingen) el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del ser humano la que determina su ser, sino, por el contrario, es el ser social [de su época] el que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad, chocan con las relaciones de producción existentes, o -lo que no es más que la expresión jurídica de esto- con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas [el capitalismo hasta su etapa imperialista], estas relaciones se convierten en trabas suyas. Se abre así una época de revolución social. (...)>> (K.Marx: “Contribución a la crítica de la economía política”. Prólogo. Enero de 1859. Lo entre corchetes es nuestro)

La necesidad de esta revolución social, pues, viene determinada por el “choque” entre las fuerzas productivas de la sociedad que pugnan por desarrollarse, y las relaciones de producción capitalistas dominantes que constituyen una traba a ese desarrollo. La evidencia más sangrante de esta traba al desarrollo de las fuerzas productivas dentro del capitalismo, es el paro estructural masivo, contrapartida social de la ingente masa de capital sobrante [5] o improductivo en manos de las fracciones burguesas más poderosas, en pugna hoy día con el empleado por las fracciones nacionales medias. La tendencia histórica del gran capital va en el sentido de apoderarse de los capitales medios enrocados en los distintos Estados nacionales, muy especialmente en los de desarrollo dependiente, para darles empleo productivo (de producción de plusvalor) [6] en condiciones técnicas de mayor desarrollo relativo. Esta tendencia explica, entre otras cosas, la asociación mafiosa de los distintos capitales imperialistas para el genocidio, que han venido perpetrando desde la década de los 70 del siglo pasado en diversos países, incluyendo en los últimos cuatro años, el de Yugoslavia: http://www.nodo50.org/gpm/yugoslavia/00.htm, Afganistán: http://www.nodo50.org/gpm/guerra2001/00.htm, e Irak: http://www.nodo50.org/gpm/guerra2003/00.htm.

 

 

Ael genocidio que los distintos capitales imperialistas, desde la década de los setenta

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[2] Justamente porque no están dadas las condiciones subjetivas, porque el proletariado aun no es conciente de su necesidad histórica, esto es, de su libertad. Por eso existen partidos políticos mayoritarios de composición obrera, como el PSOE , y Estados burgueses como el español.

[3] Dentro de la línea de desarrollo típica de la sociedad occidental descrita por Engels en “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”,  las condiciones históricas que precedieron al capitalismo fueron el comunismo primitivo, la sociedad esclavista y la sociedad feudal.

[4] En este sentido, cabe decir que la burguesía no creó al capitalismo como sistema de vida histórico-natural, sino que es su criatura social.

[5] Sobra capital si se considera su magnitud global respecto del plusvalor obtenido, pero al mismo tiempo resulta insuficiente si se lo considera en relación con la población explotable. Esta consideración demuestra la absoluta irracionalidad de este sistema de vida que deviene así por completo caduco.. Ver: punto j) del apartado “Fundamento científico de la necesidad histórica del socialismo”

[6] Para la burguesía, sólo es productivo el trabajo social que produce plusvalor. En el capitalismo no se trata de producir riqueza sino valor, y no sólo valor, sino plusvalor.