Implicancias morales y políticas del doble carácter del trabajo contenido en la mercancía

Ahora bien, que por ser una criatura del capital el proletariado tienda espontáneamente a concebir el mundo del revés respecto de cómo en realidad es, y a comportarse en él según la óptica invertida que de sí mismo y de todo lo que le rodea le ofrece e introyecta la burguesía -que también sufre el mismo efecto enajenante, solo que estaenajenación "le hace sentir bien"- eso no quiere decir que no pueda llegar a ver las cosas como son y a proceder según sus intereses de clase. No sólo puede hacerlo a través del partido -como hemos dicho ya- sino que hacia allí le empujan inexorablemente las contradicciones materiales del sistema burgués [3], obligándole a tomar conciencia de su misión, lo quiera o no ¿Por qué?

En primer lugar, porque, los asalariados son parte constitutiva de las fuerzas sociales productivas, que habiendo alcanzado cierto grado de desarrollo, alumbran y determinan las relaciones de producción capitalistas acordes con ese grado de desarrollo. Desde este punto de vista científico, afirmar que los asalariados son un producto genuino de capitalismo, es indiscutible. Pero no es menos cierto que ese producto, esa categoría social específica, es la transmutación histórico-social del componente humano genérico y técnico llamado "fuerza de trabajo" (FT) de las fuerzas productivas. El otro componente de las fuerzas productivas son los medios de producción (MP) o condiciones técnico-materiales del trabajo social (máquinas, herramientas, edificios, materias primas y auxiliares). Definidos sus componentes, la fuerza productiva del trabajo se define como la relación entre la fuerza de trabajo (FT) y los medios de producción (MP) o viceversa, o sea: FT/MP o MP/FT, transitoriamente conformadas socialmente a unas relaciones de producción técnicamente adecuadas a su desarrollo. Bajo el capitalismo, estas categorías sociales genéricas de las fuerzas productivas, se convierten en categorías sociales específicas de valor. Así la fuerza de trabajo (FT) se convierte en salario medido en una cierta cantidad de dinero o capital variable Cv, y el valor de los medios de producción (MP) pasan a ser capital constante Cc. La relación entre estos componentes sociales de valor Cc./Cv, constituye lo que Marx ha denominado "composición orgánica del capital" o proporción en que se distribuye el capital global invertido en salarios y medios de producción.

En segundo lugar, si como es cierto que las distintas formaciones sociales periódicas o relaciones de producción, han sido determinaciones históricas conceptuales sólo hasta cierto punto flexibles en las que se comprenden o contienen transitoriamente las fuerzas productivas en otros tantos estadios de su desarrollo incesante,es inevitable que el pasaje de un periodo histórico a otro se explique porque las relaciones de producción existentes no pueden ya comprender admitir o contener a las fuerzas productivas en cierta fase de su desenvolvimiento -igual que al niño que crece no le cabe ya la ropa que lleva puesta-y que, en este punto, la inadecuación de las relaciones de producción al progreso de las fuerzas productivas, en lo inmediato genere un conflicto entre el proceso de trabajo y el proceso de valorización, entre FT/ MP y Cv/Cc

En efecto, según le dice Marx a Engels en carta del 24 de agosto de 1867,

<<...Lo que hay de mejor” en mi libro (“El capital”) es: 1 [y es sobre ello que “descansa TODA la lucidez de los facts (hechos)] poner de relieve desde el primer capítulo el DOBLE CARÁCTER DEL TRABAJO (contenido en la mercancía), según se expresa en valor de uso o en valor de cambio...>> (Op. Cit. Lo entre paréntesis es nuestro)

 

Como valor de uso, la fuerza de trabajo (FT) es una simple relación productiva natural entre el ser humano y la materia natural sobre la que actúa con fines precisos de satisfacer una necesidad para la vida:

El ser humano se enfrenta a la materia natural misma como un poder natural. Pone en movimiento las fuerzas naturales que pertenecen a su corporeidad, brazos y piernas, cerebro y manos, a fin de apoderarse de los materiales de la naturaleza bajo una forma útil para su propia vida. Al operar por medio de ese movimiento sobre la naturaleza exterior a él y transformarla, transforma, a la vez su propia naturaleza. Desarrolla las potencias que dormitaban en ella y sujeta a su señorío el juego de fuerzas de la misma. (...) Los elementos simples del proceso laboral son la actividad orientada a un fin (útil o necesario para la vida) -o sea el trabajo mismo- su objeto (materias naturales) y sus medios (herramientas, maquinarias). (K.Marx: “El Capital” Libro I Cap. V. El subrayado y lo entre paréntesis es nuestro)

Tal es la definición dada por Marx del concepto de fuerza productiva del trabajo. En la relación entre (FT) y (MP) está contenido su desarrollo que se define por la mayor cantidad de medios de producción (MP) que una unidad de (FT) u operario es capaz de poner simultáneamente en movimiento, de modo que, cuanto mayor es el cociente de la relación MP/FT, más alto es el grado de desarrollo de la fuerza productiva.

Pero la mercancía no sólo es un producto del trabajo como fuerza humana concreta del que resulta un producto natural, un valor de uso, sino que es, al mismo tiempo, un producto de la fuerza humana indistinta o abstracta, puesta en acción por una específica relación social de producción, en nuestro caso el contrato de trabajo típicamente capitalista, de lo cual resulta un producto de valor, un valor de cambio. Pero un valor de cambio de magnitud superior a la suma de los valores respectivos de las mercancías (factores de la producción: (MP+FT) cuyo equivalente en dinero el capitalista debió “adelantar” para su producción. Es decir, el capitalista no solo quiere producir un producto natural útil, un valor de uso, sino un valor, y no sólo un valor sino, además un plusvalor. Por lo tanto, así como la mercancía es una unidad contradictoria de valor de uso y valor, el trabajo encarnado en todo asalariado resulta ser la unidad contradictoria de un proceso laboral genérico común a todos los períodos históricos, creador de valores de uso y expresión pura de las fuerzas sociales productivas (FT), por un lado, y, por otro, un proceso laboral específico del período histórico capitalista, consistente en la formación de valor (CV) y creación de plusvalor (Pl.) para los fines de la acumulación, donde las fuerzas sociales productivas productoras de riqueza social, permanecen supeditadas al proceso de valorización capitalista.

Por lo tanto, es tan lícito decir que el proletariado es una criatura de la burguesía, como que el capitalismo es una forma social específica creada por la fuerza de trabajo genérica (FT) subsumida en la forma histórico-social-burguesa del proletariado bajo la forma de valor llamado salario. El proletariado no es, pues, una categoría social de constitución unilateral burguesa, porque junto a ese componente especifico del trabajo asalariado: (CV) o salario, interactúa dialécticamente con él, el componente de la fuerza de trabajo genérica (FT), que es la que, en última instancia preside el movimiento que da sentido a la periodización de la historia, al tránsito entre un período y otro.

Así, ese doble carácter del trabajo contenido en una mercancía cualquiera, determina la contradicción entre lo genérico y lo específico al interior de la mercancía fuerza de trabajo; en nuestro caso, entre las fuerzas sociales productivas y las relaciones capitalistas de producción, entre el proceso genérico de trabajo y el específico proceso de valorización contenido en la mercancía fuerza de trabajo. Así, esta contradicción entre el ser social incondicionado del trabajador como fuerza productiva genérica y su ser condicionado por la específica relación capitalista, se traslada al espíritu, a la conciencia del asalariado, que así aparece en todo momento dividida y tironeada entre el polo contrarrevolucionario del proceso histórico específico de valorización del capital que le da el carácter de fuerza de trabajo condicionada por -o conformada a- la relación de producción capitalista, y el polo revolucionario del proceso histórico genérico de trabajo, que le da el carácter de fuerza social históricamente incondicionada como componente humano de (FT/MP) -y, por tanto, potencialmente decisivo- de las fuerzas sociales productivas, que son las que hacen la historia a instancias de las distintas relaciones de producción en que cobran forma social transitoria, para superarlas.

¿Por qué el componente humano de la fuerza productiva genérica resulta decisivo? Porque en el contexto de las relaciones de producción capitalistas, ese progreso de las fuerzas productivas genéricas, se vuelve contra el componente humano (FT) de la relación técnica de producción o fuerza social productiva (FT/MP). Por ejemplo, cuando, a instancias de la competencia intercapitalista se generaliza la aplicación de la informática a los procesos mecánicos en los distintos medios de trabajo, esto supone el paro y una mayor intensificación del trabajo de los empleados por un menor salario relativo que siempre va por delante del reclamo por una compensación salarial por el mayor gasto de trabajo por unidad de tiempo, reclamo que recién empieza se empieza a operar tras las noxas sociales derivadas de esta superexplotación.

Dicho de otro modo más abarcador y definido, desde el punto de vista del proceso de trabajo, de cada innovación tecnológica es lógico que resulte un sensible aumento de la fuerza productiva del trabajo en todas los sectores básicos y en las distintas ramas de la producción, esto supone que durante un menor tiempo de trabajo global, más tiempo libre y un mayor poder adquisitivo de los salarios. En suma, una más alta calidad de vida para el componente humano de las fuerzas productivas y una más alta racionalización en la producción y empleo de los medios de producción (MP). Pero dado que bajo el capitalismo el proceso de trabajo está subsumido en el proceso de valorización, resulta que este progreso de las fuerzas productivas se traduce inmediatamente en un aumento del paro y en jornadas de trabajo más largas e intensas a cambio de salarios por debajo de su valor.

Esta contradicción fundamental del capitalismo, a través de las noxas sociales sobre la (FT), da pábulo a la categoría conocida por “instinto de clase”, a medio camino entre la conciencia moral burguesa del asalariado, proclive a aceptar las condiciones de explotación a que se le somete, y la autoconciencia del asalariado revolucionario organizado, que lucha contra el capital en su condición política de fuerza de trabajo genérica. Como hemos dicho ya, este es un trayecto que el proletariado espontáneo no puede transitar por el sólo ejercicio de su “instinto de clase”, de susola lucha reivindicativa por mejores condiciones de vida y de trabajo, sin la necesaria e imprescindible ayuda teórica políticamente expresada del proletariado autoconciente o revolucionario organizado para tales menesteres. Este es un tema teórico de gran importancia política que desarrollamos más ampliamente en nuestra polémica con el BIPR acerca del proceso abierto en Argentina a raíz de los sucesos del 20/12/01. Ver en nuestro website: http://wwwnodo50org/gpm/argbpri/02.htm y http://wwwnodo50.org/gpm/bipr/08.htm También: http://wwwnodo50.org/gpm/bipr/16.htm

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[3] Por eso precisamente existe la vanguardia revolucionaria y puede existir el partido, porque le favorecen las condiciones: el inevitable agudizamiento de las contradicciones del sistema capitalista