e-Necesidad del estudio de “El Capital

   

La obra teórica de Marx y Engels es extensa y, como ocurre con casi todos los grandes pensadores, no está exenta de una evolución. Queriendo decir con esto que Marx a lo largo de su vida, en general, mantuvo una línea de pensamiento coherente consigo misma, pero que con los años fue enriqueciéndola, profundizando en conocimientos que le llevaron a entrar en pequeñas contradicciones con sus obras de juventud respecto de determinados conceptos, como por ejemplo la distinción entre trabajo y fuerza de trabajo, según hemos visto más arriba.

A lo largo de más de 150 años, han sido muchos los intelectuales burgueses que han intentado demostrar, sin éxito, que Marx se equivocó en sus planteamientos. Sin embargo, paradójicamente, los intelectuales reformistas disfrazados de marxistas son los que han cosechado más éxito entre los crédulos, a la hora de tergiversar el marxismo; unos inventando teorías sobre diferencias supuestamente abismales entre el Marx joven y el Marx maduro, otros entre los postulados marxistas de la época de Marx y el capitalismo tardío, y otros, entre el marxismo europeo o eurocentrista y el periférico. Otros, en fin, entre la teoría marxista y la práctica de Lenin etc. etc. Nosotros estamos entre los que tienen seguro que  el conjunto de la obra legada por Marx se encuentra en plena vigencia, y pensamos que así lo hemos ratificado en no pocos de nuestros documentos. Entre otras razones, porque Marx no sólo se dedicó al estudio de la sociedad de su tiempo, sino al descubrimiento de las leyes mismas que presiden la sociedad capitalista, cualquiera sea su etapa de desarrollo. Sus análisis y conclusiones son tan actuales o vigentes tanto en la etapa del capitalismo infantil como hoy.

<<Lo que de por sí nos interesa, aquí, no es precisamente el grado más o menos alto del desarrollo de las contradicciones sociales que brotan de las leyes naturales de la producción capitalista. Nos interesan más bien estas leyes de por sí, estas tendencias que actúan y se imponen con férrea necesidad. Los países industrialmente más desarrollados no hacen más que poner delante de los países menos desarrollados el espejo de su propio porvenir>> (K. Marx. Prólogo a la primera edición de “El Capital”).

Tanta es la vigencia de lo explicado por Marx, Engels y Lenin, que nuestros escritos sobre la realidad actual están plagados de citas de sus textos. No somos en absoluto originales en las ideas que exponemos en nuestros trabajos, tan sólo pretendemos servir de muletas a aquellos que buscan la verdad científica a través del Materialismo Histórico. Un análisis desprejuiciado de los fenómenos del capitalismo obliga a pasar necesariamente por el Materialismo Histórico, teoría revolucionaria legada por los maestros del marxismo. Haciendo un símil entre la arquitectura y la política, Lenin decía que el periódico era al futuro partido, lo que los andamios son para un edificio en construcción, y que la teoría revolucionaria era al periódico, lo que la plomada es al buen hacer de cualquier albañil sobre los andamios:

<<Sin teoría revolucionaria tampoco puede haber movimiento revolucionario. Jamás se insistirá bastante sobre esta idea en unos momentos en que a la prédica de moda del oportunismo se une la afición a las formas más estrechas de la actividad práctica.>> (V. I. Lenin “¿Qué hacer?” Cap. I)

De ahí la necesidad de comprender los textos de Marx y demás clásicos del materialismo histórico, como condición de su aplicación correcta a la realidad a transformar, y de una práctica política efectivamente conducente a esa transformación. Es imprescindible familiarizarse con la terminología y sus correspondiente conceptos utilizados tanto en filosofía, como en política, historia y economía política; más aún, es necesario abordar el estudio de las obras cumbres del pensamiento marxista, como es el caso de “El Capital”. La vanguardia revolucionaria, para ser tal, tiene el deber ineludible de conocer este herramental como premisa necesaria a los fines orientar correctamente sus pasos en su quehacer político diario.

En estos momentos de confusión ideológica y dispersión política, resulta inexcusable ponerse a estudiar “El Capital”. Preferentemente de manera colectiva, abordando la tarea de manera desprejuiciada y sin complejos. Nuestra modesta experiencia nos ha demostrado que es mucho mejor nutrirse de los textos originales, sin necesidad de acudir a interpretaciones, resúmenes, ensayos, estudios, análisis etc. de terceros,  como pudiéramos ser nosotros mismos, que, con la mejor o peor intención, al fin y al cabo, no son, a menudo, más que tergiversaciones de la obra que se pretende conocer.

A quienes alegan que el grado de dificultad que entraña el discurso de Marx, convierte a “El Capital” en inabordable, tenemos que decirles que el propio autor concibió esta obra como un instrumento para el estudio y comprensión de la realidad por parte de los obreros de su tiempo, con una instrucción incomparablemente inferior a la de hoy día. También indicó en el prólogo a la edición francesa, que en la ciencia no existen atajos y advirtió a quienes aspiren a alcanzar las más altas cumbres del conocimiento, que tienen que estar dispuestos a realizar el esfuerzo de subir por caminos empinados.

Con esto le estamos diciendo que, visto el grado de conocimiento de la terminología política que usted maneja, le consideramos capaz de abordar el estudio de “El Capital”, para lo cual le animamos y esperamos que no considere nuestra sugerencia como un atrevimiento, para lo que seguimos estando a su disposición.

Lenin consideraba que, para entender la dialéctica materialista de Marx era preciso leer previamente “todas la Lógica de Hegel”, pero nosotros pensamos que, al contrario, para entender correctamente a Hegel y aprovechar lo que de bueno existe en su concepción filosófica, es preciso partir del conocimiento de la dialéctica marxista, porque al igual que ocurre con la biología molecular, la parte más desarrollada es lo que permite explicar la parte menos desarrollada, y así, tal como decía Marx: La clave de la anatomía del mono está en el ser humano y no al revés. Llegados a un punto mínimo del saber marxista, es mejor estudiar la obra más desarrollada y compleja, “El Capital”, para que, una vez acabado el conocimiento de esta   totalidad teórica, comprender otras obras de tratamiento parcial y cronológicamente anterior de esa realidad, como es el caso de: “Trabajo asalariado y capital” y “Salario, precio y ganancia”. 

GPM.                               17-02-2006

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