b-Producción de plustrabajo en la URSS

Si se estudia la sociedad surgida de la Rusia soviética, Es evidente que desde el triunfo de la revolución en 1917 hasta la desaparición de la URSS en 1991, no se puede hablar de un modo de producción puro socialmente predominante. Los predominante eran las leyes del capitalismo actuando en sentido disolvente de todo lo anterior, pero esta tarea del “Viejo Topo” todavía no había sido consumada. A los primeros años de “comunismo de guerra” le sustituyó la NEP bajo el modo de producción capitalista de Estado. Posteriormente, con Stalin y su camarilla burocrática la consolidación de las tendencias contrarrevolucionarias hicieron posible el lento pero inexorable retorno al modo de producción capitalista combinándolo, contradictoriamente, con una retórica anticapitalista.

Según expone Lenin en sus trabajos: "Infantilismo `de izquierda´ y la mentalidad pequeñoburguesa" (mayo de 1918) y en "El impuesto en especie" (abril de 1921) coexistían cinco estructuras económico-sociales  o modos de producción diversos entrelazados en el territorio soviético, a saber:

1.        Patriarcal o economía campesina en régimen de subsistencia.

2.        Economía en régimen de producción mercantil simple. (en esta categoría eran mayoría los pequeños campesinos que vendían sus excedentes.

3.        Capitalismo privado.

4.        Capitalismo de estado.

5.        Socialismo. 

Esto quiere decir que el modo de producción socialista y el capitalismo de Estado eran todavía incipientes híbridos sociales implantados por la revolución entre los otros cuatro preexistentes socialmente predominantes. Era un modo de producción que, en sí mismo, había dejado el capitalismo atrás, aunque todavía no había llegado a la sociedad socialista. En el capítulo XVII del Libro III, Marx alude al pequeño comerciante en la sociedad de mediados del siglo XIX, al que cataloga como una “categoría híbrida” entre el trabajador libre o cuentapropista y el capitalista propiamente dicho. Y Engels, en el capítulo VIII de “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, refiriéndose a las consecuencias de la disolución del Imperio Romano durante los albores de la sociedad feudal, dice de los colonos germanos sujetos a la tierra, que ya “no eran esclavos hablando propiamente, pero tampoco eran libres” en el sentido burgués, dando a entender que esa sociedad germana era un híbrido entre feudalismo y capitalismo.

¿Cuáles eran —en términos de clase— las categorías que predominaban en este complejo entramado económico-social heredado de la Rusia prerrevolucionaria? Según el censo de noviembre de 1917, los campesinos pobres, los estratos más bajos de la pequeñoburguesía. El capitalismo privado explotador de trabajo ajeno en grande y mediana escala, junto con sus medios de producción habían sido estatizados pasando a conformar la última categoría descrita. Respecto del capitalismo de Estado, lo que Lenin llamaba "su envoltura exterior" (monopolio estatal del comercio con los cereales, empresarios y comerciantes explotadores de mano de obra en pequeña escala sometidos al control obrero, cooperativistas burgueses), estaba "desgarrada en una u otra parte por los especuladores" y el principal objeto de esa especulación eran los cereales.

Solventado el primer interrogante, Lenin formuló el que surgió naturalmente de las condiciones a transformar en lo inmediato desde el punto de vista de la estrategia comunista: ¿Entre qué categorías estaba planteada la lucha de los revolucionarios comunistas, entre la cuarta y la quinta categorías enumeradas? Y contestó:

<<Por supuesto que no. No es el capitalismo de Estado el que lucha contra el socialismo, sino la pequeñoburguesía más el capitalismo privado que luchan tanto contra el capitalismo de Estado como contra el socialismo. La pequeñoburguesía se resiste a toda intervención del Estado, a todo registro y control, ya sea capitalista de Estado o socialista de Estado. Es un hecho real, absolutamente irrefutable, y no comprenderlo constituye la raíz de una serie de errores económicos. El especulador, el agiotista, el que entorpece el monopolio [estatal en función social progresiva]: ese es nuestro principal enemigo. (...) Sabemos muy bien que la base económica de la especulación es la capa de los pequeños propietarios, extraordinariamente vasta en Rusia, y el capitalismo privado, que tiene un agente en cada pequeñoburgués. Sabemos que millones de tentáculos de esta hidra pequeñoburguesa aferran, aquí o allá, a diversos sectores obreros, y que la especulación penetra en todos los poros de la vida económico-social en lugar del monopolio de Estado.>> (V.I. Lenin: "El impuesto en especie" 21/04/921. Lo entre corchetes es nuestro)

Sin embargo, los "comunistas de izquierda" pensaban que el capitalismo de Estado era el principal obstáculo en la lucha por el socialismo. ¿Por qué? Pues, porque, como lo advirtió Lenin en su momento, se limitaron a ver la compleja realidad de la URSS salida de la guerra como:

<<...una abstracta contraposición entre 'capitalismo' y 'socialismo' sin estudiar las (necesarias) formas y etapas concretas de la transición que tiene lugar en nuestro país>> (V.I. Lenin: Ibíd)

¿En qué únicos términos políticos podía traducirse esta simple y abstracta (es decir, no mediada) contraposición? En eliminar por decreto el período de transición, esto es, en que el 25% de la población supuestamente convencida de la necesidad del comunismo, sometiera por la fuerza al 75% restante. Nosotros, junto con Lenin, pensamos que este "Polpotismo" antimarxista acabaría en una derrota estratégica catastrófica de la revolución en el corto plazo. Por eso Lenin se refería en esta obra a los mejores elementos del movimiento revolucionario ruso, como "los comunistas de izquierda", a quienes reprochaba no haber comprendido nunca a los maestros del socialismo cuando alertaban sobre los "largos dolores del parto de la nueva sociedad", y a la necesidad de estudiar y respetar la ley que preside el movimiento de la sociedad burguesa como un requisito ineludible del poder proletario, para acelerar ese desarrollo natural evitando al mismo tiempo las catastróficas consecuencias humanas de ese desarrollo en el caso de estar presidido por la burguesía. Lenin aludía al pasaje del prologo de Marx a la primera edición alemana de "El Capital":

<<Aunque una sociedad haya descubierto la ley que preside su propio movimiento -y el objetivo último de esta obra es, en definitiva, sacar a la luz la ley económica que rige el movimiento de la sociedad moderna- no puede saltarse fases naturales de desarrollo ni abolirlas por decreto. Pero puede abreviar y mitigar los dolores del parto>> (K. Marx: Op. Cit.)

Según este criterio, el arte político revolucionario tras la toma del poder en cualquier sitio, consiste en combinar esta dificilísima labor —tanto más dificultosa cuanto mayor es el atraso de las fuerzas productivas— con la de inducir a la revolución internacional.

Acabada la guerra, los bolcheviques derogaron las requisas autorizadas por las leyes promulgadas para atender la prioridad de mantener al ejército, Pero no reimplantaron el comercio libre, sino condicionado por un impuesto en especie, cuyo monto en valor fue sensiblemente menor que el importe de las requisas, de modo tal que, con la diferencia, los campesinos pudieran reponer los aperos y demás medios e insumos necesarios para trabajar sus tierras a pleno rendimiento, permitiendo así reiniciar los interrumpidos intercambios entre el trabajo agrícola y la industria. De este modo, con el producto del impuesto al conjunto de los campesinos, el Estado dedicó una parte a saciar el hambre de los obreros industriales, y la otra parte la entregó en forma de simiente al campesino pobre para reforzar su alianza con él, evitando al mismo tiempo que, a instancias del crédito para simiente, los agricultores más grandes arruinen al pequeño y se reproduzca el latifundio. La táctica consistió en mantener al pequeño agricultor en su misma dimensión de masas como aliado del Estado soviético, hasta tanto el desarrollo de las fuerzas productivas soviéticas en los dos sectores, a instancias de la propia ley del valor y la ampliación paulatina de las granjas colectivas, posibilitara la transformación sin traumas de los campesinos pobres en asalariados, en la medida en que los precios agrícolas bajaran hasta dejar sin sentido económico a la pequeña producción mercantil, y el poder adquisitivo de los salarios agrícolas superaran los ingresos netos de los pequeños agricultores. Esto es capitalismo de Estado en transito al socialismo. Y a falta de argumentos convincentes en contra, nosotros mantenemos desde la memoria histórica del movimiento, que esto es lo que Lenin y los bolcheviques han intentado hacer con muy pocos errores; a pesar de todos los condicionantes, incluida la "oposición de izquierda" dentro del partido. Nada que ver con lo que hizo posteriormente la burocracia stalinista.

El impuesto en especie fue una expresión de capitalismo condicionado, dirigido por el Estado obrero campesino. En una situación posbélica de hambre generalizada residual en las ciudades y de aguda carencia de medios de producción en el campo, había que estimular la producción del campesino pobre para regularizar el suministro de alimentos a las zonas carenciadas. Para el capitalismo puro, el capitalismo liberal, coincidente en este caso con el pequeño y mediano productor, hay una sola alternativa: reimplantar el comercio libre.

Cuando Lenin escribió "El impuesto en especie" para abundar en sus fundamentos respecto de la "Nueva Política Económica" (NEP), decía que para mantener en funcionamiento la industria mejorando la situación de los obreros, había que desarrollar las fuerzas productivas en el campo manteniendo intactas las relaciones de producción en las estructuras 1 y 2, es decir, tal y como habían sido heredadas del capitalismo. Pero ésta no era más que una razón instrumental, presidida por la estratégica para todo el período post revolucionario de lucha por consolidar el Estado soviético. Y, para Lenin, esa lucha consistió en mantener y reforzar la alianza entre los asalariados y la pequeñoburguesía rural y urbana; esa fue la política diseñada para la dictadura del proletariado; e insistía en que la dictadura del proletariado no consiste simplemente en hacer tabula rasa con las expropiaciones, sino en saber dirigir la política para transformar políticamente —no por decreto— las condiciones históricas (económicas y políticas) en que se encontraban las relaciones de producción que conformaban las estructuras económico-sociales 2 y 3. Y si el proletariado había llegado al poder mediante una política diseñada para la masa pequeñoburguesa de la ciudad y el campo, una vez tomado el poder no había razones para abandonar esa política sino al contrario. Más aun, esa política dirigida a generar su apoyo durante la etapa de lucha por alcanzar el poder soviético, una vez instalado el flamante Estado obrero revolucionario y expropiados el gran capital financiero y los terratenientes, la política del proletariado con la pequeñoburguesía debía seguir pasando por el "registro y control" obrero sobre ella y todos los demás sectores privados, pero tratando de convertir su apoyo político en una alianza de clases con ellos para seguir llevando adelante la lucha inacabada contra la grande y mediana burguesía industrial y financiera en contubernio aliada con los kulaks en el campo. Una alianza sin hacer concesiones teóricas ni políticas al individualismo pequeñoburgués.

Si se quería implementar tácticamente la estrategia socialista en semejantes condiciones, era obligado que la ley del valor siguiera rigiendo buena parte de la producción y condicionando la totalidad de la distribución de la riqueza. De ahí que subsistieran la diferenciación salarial y de ingresos en general, según la consigna marxista vigente para la etapa de transición al socialismo: "De cada cual según su trabajo y a cada cual según sus obras", habida cuenta de que, como en el capitalismo, seguía habiendo obras o trabajos más valiosos que otros en función de la cualificación laboral y los precios de los productos en el mercado. Y esto no es socialismo sino capitalismo. Pero capitalismo dirigido por el partido revolucionario proletario con una estrategia socialista. Tales fueron los argumentos que esgrimieron los bolcheviques durante esa polémica sobre la ley del valor en la URSS entre 1921 y 1922:

<<Son numerosos los que imaginan que nuestra industria de Estado representa un auténtico capitalismo de Estado, en el sentido más estricto de la palabra, tal como ha sido aceptado universalmente por los marxistas. No se trata exactamente de ello; si se habla realmente de capitalismo de Estado, debe hacerse con importantes comillas que recubran el propio término. ¿Por qué razón? Es evidente: al utilizar este término no puede olvidarse el carácter de este Estado. Este término, lo recordamos, tiene orígenes socialistas. Jaurés y los reformistas franceses, que en general le imitaban, hablaban del capitalismo de Estado como de una socialización "coherente con la república demócrata". Podemos responder a esto, en cuanto marxistas, que a partir del momento en que el poder político está en manos de la burguesía, esta socialización no era y no podía conducir jamás al socialismo, sino a un capitalismo de Estado (burgués); es decir, que la posesión de la diversas industrias, de la red ferroviaria, etc., por diferentes capitalistas, sería reemplazada por la posesión de todas estas empresas, de la red ferroviaria, etc., por la propia empresa burguesa: el Estado (burgués en tanto capitalista colectivo).>>(L.D. Trotsky: "Informe sobre la Nueva Política Económica soviética y las perspectivas de la revolución", pronunciado el 14/11/922 ante el IV Congreso de la Internacional Comunista. Lo entre paréntesis es nuestro)

En ese debate, los "comunistas de izquierda" se limitaron a juzgar ateniéndose exclusivamente a la forma de manifestación de la realidad o verificación empírica de los hechos inmediatos. Según este pensamiento no mediado, con la Nueva Política Económica (NEP) de los bolcheviques, la URSS había regresado del "comunismo" al capitalismo. Ponemos este término entrecomillado, porque fue un comunismo en condiciones de penuria absoluta o hambre provocada por la merma en la producción y el desabastecimiento a causa de la guerra. Fue un "comunismo" como el que se impuso en España para la mayor parte de los medios de consumo después de la guerra civil. Y está claro que a nadie se le ocurrió decir por eso que el fascista Franco había hecho pasar a España del capitalismo al comunismo. En sentido estricto, pues, desde el punto de vista revolucionario marxista, durante la guerra no existió comunismo en Rusia. Ni siquiera existió socialismo, porque las condiciones históricas no daban para ello. Lo que existió fue un racionamiento y distribución equitativa provisional, impuestos por razones de supervivencia de la sociedad ante el profundo y súbito retroceso de las fuerzas productivas del país y la consecuente penuria absoluta, a diferencia del verdadero comunismo por el que luchamos los revolucionarios marxistas, cuyo fundamento está en el desarrollo incondicionado de las fuerzas productivas y la desaparición de la penuria relativa que da sentido al intercambio mercantil, el dinero, los precios y la ganancia capitalista, condición del reparto desigual de la riqueza y la reproducción de la sociedad bajo dominio burgués.

Una vez que se avizoraba la posibilidad de superar el comunismo de guerra, los bolcheviques se lanzaron a desarrollar las fuerzas productivas de la URSS con el objetivo de alcanzar el comunismo, pero siendo conscientes de las limitaciones de las que partían y de los peligros a los que tendrían que hacer frente. En ese momento Lenin ya tenía claro que al modo de producción basado en las relaciones de producción correspondientes al capitalismo de Estado soviético, le faltaba desarrollarse hasta igualar a los principales países burgueses donde predominaba el capitalismo monopolista de Estado, desarrollo que Lenin asociaba a la generalización de la electricidad aplicada a la producción, especialmente a la producción rural, único modo, entendía él -como insuperado maestro del Materialismo histórico que sigue siendo después de Marx y Engels en el tiempo- para ganar la batalla contra las estructuras 2 (producción mercantil simple) y 3 (capitalismo privado en pequeña escala) que coexistían con la estructura 4 (capitalismo de Estado proletario) en la flamante sociedad soviética:

<<Fíjense ustedes en el mapa de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia. Al norte del Vólogda, al sureste de Rostov del Don y Sarátov, al sur de Oremburgo y Omsk y al norte de Tomsk hay extensiones inmensas en las que cabrían decenas de grandes Estados civilizados. Y en todas esas extensiones reina el patriarcado, la semibarbarie y la completa barbarie. (...)
¿Es concebible una transición directa de este estado de cosas, predominante en Rusia, al socialismo? Sí, es concebible hasta cierto punto, pero con un sola condición (...) Esta condición es la electrificación. Si construimos decenas de centrales eléctricas de distrito (...) y distribuimos energía eléctrica a todas las aldeas, si conseguimos una cantidad suficiente de motores eléctricos y otras máquinas, no necesitaremos pasar -o difícilmente lo necesitaremos- por etapas de transición o eslabones intermedios entre el patriarcado y el socialismo.>>
( V.I. Lenin: "El impuesto en especie" 21/04/921)

Para los bolcheviques y el todavía llamado Partido Comunista Ruso las medidas revolucionarias que se tomaron en 1918: abolición de la propiedad de la tierra, de las aguas y del subsuelo sin indemnización; de los grandes capitalistas propietarios de fábricas y talleres, de bancos, sociedades anónimas, ferrocarriles, etc.; control obrero estatal de la industria con el fin de asegurar el poder político de los explotados sobre los explotadores; anulación de las deudas del Estado; trabajo obligatorio; armamento de los trabajadores y desarme de los antiguos propietarios, toda esta realidad impuesta por la Dictadura del proletariado, no obstante, en modo alguno suponía pensar que se había alcanzado la meta socialista. Comentando el programa aprobado por el PCR en marzo de 1919, Lenin decía que para hablar de socialismo como una realidad tangible en cualquier parte del globo, el proletariado debía conseguir que las clases desaparecieran, incluso en el ámbito internacional y reconocía que esa era una tarea que demandaría mucho tiempo de perseverancia en la misma política y resolver problemas de mucha dificultad, sobre todo en la relación entre obreros industriales y trabajadores del campo, porque tras haber sido expropiados, el espíritu de los burgueses subsistía encarnado en otras relaciones y categorías sociales, bajo "otras formas" de manifestación, en tanto no habían desaparecido las bases económicas o materiales que seguían dando sentido a su existencia, tanto a nivel nacional como a escala internacional. En este sentido Lenin fue categórico:

<<Socialismo significa la abolición de las clases. La dictadura del proletariado ha hecho cuanto estaba a su alcance para abolir las clases. Pero las clases no pueden abolirse de golpe. Y en la época de la dictadura del proletariado las clases subsisten y subsistirán. La dictadura dejará de ser necesaria cuando desaparezcan las clases. Pero éstas no desaparecerán sin la dictadura del proletariado.
Las clases subsisten, pero en la época de la dictadura del proletariado cada clase sufrió un cambio y también cambiaron las relaciones entre las clases. La lucha de clases no desaparece bajo la dictadura del proletariado; lo único que hace es asumir formas diferentes. (...)
La clase de los capitalistas y de los explotadores, los terratenientes y capitalistas no ha desaparecido ni puede desaparecer de golpe bajo la dictadura del proletariado. Los explotadores han sido aplastados, pero no destruidos (como categorías sociales). Aún tienen una base internacional, el capital internacional del cual son parte integrante...>>
(V.I. Lenin: "Economía y política en la época de la dictadura del proletariado"  7 de noviembre de 1919)

Con esto Lenin estaba diciendo claramente que el socialismo no puede alcanzarse en ningún país mientras subsista el capitalismo en el ámbito internacional. Problema al que los bolcheviques tuvieron que hacer frente tan pronto se comprobó que las revoluciones proletarias en los países europeos más desarrollados fracasaron. Con una perspectiva de aislamiento a nivel internacional sobre la URSS la idea contrarrevolucionaria del “socialismo en un solo país” comenzó a planear sobre el horizonte del futuro socialismo por construir. Tan sólo tres meses después de la muerte de Lenin, bajo el título de: "Los fundamentos del leninismo", el PCURS publicó una compilación de conferencias pronunciadas por Stalin en la Universidad de Severdlov. En la primera edición figura el siguiente párrafo:

<<Bastan los esfuerzos de un país para derribar a la burguesía; la historia de nuestra revolución lo demuestra. La victoria definitiva del socialismo, para la organización de la producción socialista, los esfuerzos de un solo país, sobre todo si es campesino como el nuestro, son ya insuficientes: se necesitan los esfuerzos reunidos del proletariado de varios países avanzados>> (J.V. Stalin: Op.cit.)

Stalin concluyó que su misión histórica y la de quienes le secundaban al frente de los destinos de la URSS, consistía en limitarse a construir el socialismo en ese país. Toda la política exterior de la URSS entre 1924 y 1935, se consagró subrepticiamente a este objetivo del socialismo nacional. Fue en 1935 cuando lo embozado de esa política se hizo manifiesto a nivel de la política interior. Ocurrió durante las sesiones del séptimo congreso de la Comintern -celebrado entre en 25 de julio y el 20 de agosto de 1935- que acabó por modificar la Constitución soviética de 1918, precisamente para erradicar de ella la referencia al carácter internacionalista de la revolución socialista, consagrando en su lugar la "teoría" del socialismo en un solo país.

Los resultados de este congreso quedaron inmediatamente reflejados en el Informe de Stalin ante el VIII Congreso Extraordinario de los Soviets de la URSS pronunciado el 25 de noviembre de 1936, donde presentó el proyecto de nueva constitución. Allí expuso los cambios que, a su juicio, se habían producido en los doce años posteriores a la muerte de Lenin. Esos cambios consistieron en completar la expropiación de la gran propiedad territorial, de la gran burguesía industrial y de los especuladores comerciales y financieros. De esto dedujo Stalin que la victoria del sistema socialista era completa, porque afectaba a todas las esferas de la economía nacional y que, por tanto la explotación del hombre por el hombre había sido suprimida. Finalmente, Stalin proclamaba que estos cambios en la realidad económica habían provocado cambios igualmente revolucionarios en la estructura social. Al desaparecer los terratenientes, los grandes capitalistas y los especuladores, Stalin daba por supuesto que los grandes medios de producción habían pasado de los explotadores a los explotados, por lo que cabía suponer que la categoría de proletariado también había dejado de existir. De esta presunta realidad, Stalin concluyó que la sociedad soviética había alcanzado plenamente el socialismo y que se encaminaba hacia los umbrales del comunismo:

<<¿Podemos, después de esto, llamar a nuestra clase obrera proletariado? Claro que no. Marx decía que para que el proletariado pueda emanciparse tiene que aplastar a la clase de los capitalistas, quitar a los capitalistas los instrumentos y medios de producción y destruir las condiciones de producción que engendran el proletariado. ¿Puede decirse que la clase obrera de la URSS ha alcanzado ya estas condiciones de su emancipación? Indiscutiblemente, puede y debe decirse. ¿Y qué significa eso? Significa que el proletariado de la URSS se ha transformado en una clase completamente nueva, en la clase obrera de la URSS, que ha destruido el sistema económico capitalista, ha consolidado la propiedad socialista sobre los instrumentos y medios de producción y lleva la sociedad soviética camino del comunismo. >> (J.V. Stalin: Op. Cit.: II Los cambios en la vida de la URSS de 1924 a 1936)

Cierto, cuando Stalin proclamó el socialismo en la URSS como algo ya realizado, el latifundio, la industria privada y la agricultura parcelaria en ese país habían sido liquidadas. El 100% de la población activa industrial y el 90% de la rural era de carácter social colectivo, y el 94% de la producción agrícola salía de las granjas colectivas bajo el régimen de cooperativas llamadas "koljoses". Ahora bien, esta realidad, de por sí, no alcanza para definir el socialismo. Es necesario insistir aquí en el aforismo de Lenin: "Socialismo significa la abolición de las clases". Y el sólo hecho de que desaparezcan los terratenientes, los explotadores directos de mano de obra asalariada y los especuladores, no significa que desaparezcan las clases. Las clases sólo desaparecen cuando en la sociedad no quedan más que trabajadores puros, cuando quedan abolidas todas las formas de propiedad sobre los medios de producción. Y no sólo eso, sino cuando, además, el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad deja sin sentido a todas esas formas de propiedad y a sus correspondientes categorías sociales capitalistas. Esto es lo que Lenin quiere significar al decir que, bajo la dictadura del proletariado "las clases subsisten". Y cuando dice esto, Lenin se refiere al campesinado, entendida por él como la categoría social que en sí misma contiene potencialmente la contrarrevolución capitalista. De ahí que para él sea esta categoría social el segundo problema y la segunda tarea -la decisiva- de la transformación socialista de la sociedad, y ponga énfasis en la necesidad imperiosa de que, a la hora de administrar la dictadura del proletariado, los revolucionarios no confundan al campesino que simplemente se gana la vida trabajando, con el campesino que trabaja y al mismo tiempo es propietario, comerciante y/o especulador, esto es, el campesino que todavía no se ha liberado del capitalismo para presentarse en sociedad como trabajador puro:

<<Para resolver esta segunda parte de la tarea que es la más difícil, el proletariado, después de vencer a la burguesía, debe mantener inquebrantablemente la siguiente línea fundamental en su política respecto de los campesinos: el proletariado debe separar, diferenciar al campesino trabajador del campesino propietario, al campesino labriego del campesino comerciante, al campesino que trabaja del campesino que especula.
En esta diferenciación está la esencia del socialismo>>
(V.I. Lenin: Op.cit.)

 Y el caso es que, cuando Stalin proclamó el socialismo en la URSS, el 90% de los trabajadores rurales, eran al mismo tiempo propietarios que conservaban el alma del comerciante y del especulador en veinticinco millones de hogares repartidos entre 200.000 consejos de administración de otros tantos koljoses o granjas capitalistas colectivas.

En resumidas cuentas, la revolución soviética significó una gigantesca transformación económica y un gran cambio político al iniciar un nuevo sistema de relaciones sociales de producción. Pero el viejo sistema subsistió junto con el nuevo y a pesar de que el sistema socializante llevó la iniciativa en los primeros años, una conjunción de circunstancias -el atraso económico del que se partía, la guerra civil subsiguiente y los errores cometidos por los bolcheviques- propiciaron que la burocracia aflorara y se  cristalizara en un frente común junto con la pequeñoburguesía campesina dirigiendo los destinos de ese país desde 1924 hasta el fin de sus días.

Pregunta usted “en qué medida es aplicable la definición de capital al sistema soviético en la URSS. La respuesta es que, en ese modo de producción, en sentido estricto la categoría de capital estuvo ausente. Pero la contradicción entre lo colectivo y lo privado contenida en la categoría de todo burócrata —que basa  sus privilegios en el mayor poder de decisión política personal—, explica la lucha —a la postre infructuosa— de los ideólogos “integristas” del Partido por mantener el equilibrio entre estas dos tendencias al interior del aparato estatal. Esta lucha, que tuvo su pistoletazo de salida a partir de la década de los años treinta, se puso de manifiesto, una vez más, durante la reforma de setiembre de 1965, donde los burócratas planificadores y sus colegas a cargo de los ministerios centrales, se vieron enfrentados a las iniciativas de los directores empresariales.

  Jevséi Grigórievich Liberman y otros economistas soviéticos, propugnaron mediada la década de 1960, la introducción de ciertos elementos capitalistas —incentivos económicos— dentro de la “estructura económica marxista”, como medio para elevar el nivel de la productividad industrial; en especial centraron sus teorías en la necesaria presencia del beneficio material como estímulo para mejorar los rendimientos. El primer ministro Kosiguin aceptó esas ideas, lo cual supuso admitir el fracaso de los métodos de gestión vigentes hasta entonces —basados en la emulación o incentivos morales— y que habían deprimido la capacidad productiva. Los “principios correctos” del modelo económico socialista —señalaron estos economistas— debían consistir en asociar una dirección general centralizada con la iniciativa particular por parte de los gestores en cada empresa, basada en la contabilidad de costos para impulsar una producción basada en encargos, pero estableciendo incentivos salariales y otras prácticas capitalistas.

En un proyecto piloto aplicado desde julio de 1965, 400 empresas textiles y de calzado basaron su producción en encargos recibidos en vez de en las cuotas impuestas por el gobierno. En octubre, el Soviet Supremo promulgó una legislación para aplicar el que pasó a ser conocido como Plan Liberman en otros sectores industriales, en la agricultura, en los transportes, en la construcción y en las comunicaciones. El capital humano sería asignado a cada empresa y el órgano de gestión determinaría su utilización. También se asignaría a cada empresa una nómina total, pero la administración podría pagar por tiempo trabajado o por trabajo a destajo y tendría la facultad de conceder primas según los beneficios. A mediados de 1969, las empresas que proporcionaron un tercio del total de la producción industrial estaban operando con este nuevo sistema. Sin embargo, los acontecimientos de la década de 1970 originaron el declive del Plan Liberman:

<<En efecto, era difícil lograr convencer a una burocracia centralizada, parapetada tras su poder, de que la subsistencia de sus privilegios pasaba por un cambio del entorno industrial (que suponía transferir competencias a los directores de empresa). El ejército, ampliamente favorecido por el sistema, vacilaba en aprobar unas medidas de descentralización demasiado radicales que habrían podido hacer peligrar el abastecimiento prioritario del sector de la defensa.>> (Erik Laurent: “Moscú en Wall Street” Cap. IV)

Este lúcido autor burgués, dice algo cuya carga de verdad define la diferencia que ocupa esta parte de nuestro trabajo:

<<En Occidente, suélese decir, se accede al poder a través del dinero; en la URSS, se accede al dinero a través del poder>> (Op. Cit. Cap. V)

Bajo semejantes condiciones,  pues, no se puede hablar de sistema socialista, mientras el proletariado seguía estando, en la práctica, explotado no ya por un patrón burgués, sino por un Estado en manos de una casta burocrática que usufructuaba los beneficios de dicha explotación en forma de privilegios materiales, determinados no precisamente por la propiedad privada individual sobre los medios de producción que define las relaciones sociales en la sociedad capitalista, sino por el uso privado que los burócratas políticos hacían de sus respectivos cargos al interior del aparato estatal en nombre del bloque histórico de poder con la pequeñoburguesía agraria de los koljoses. Esta especificidad del “socialismo” burocrático, que en modo alguno supone la posibilidad de convertir los medios de producción en mercancías —condición necesaria— para explotar trabajo asalariado y acumular capital, es lo que caracterizó al híbrido stalinista, esto es, a la dictadura burocrática del proletariado en inevitable tránsito de regreso al capitalismo.

Esta experiencia histórica demostró —tal como sostiene Charles Bettelheim en “La lucha de clases en la URSS”— que las formas colectivas de propiedad no bastan para que queden abolidas del todo las relaciones de producción capitalistas encarnadas en la burocracia soviética y en el espíritu de los cooperativistas koljosianos. Pero tampoco bastan para reimplantar las categorías puras del capitalismo. De ahí el enfrentamiento-alianza con la burguesía internacional que caracterizó la política exterior de la URSS desde 1930 hasta 1991.

 El resultando de todo ello fue un híbrido entre capitalismo y socialismo. Híbrido porque no llegó a cuajar el sistema socialista, al persistir categorías económicas capitalistas como el salario, y la ley del valor; pero tampoco fue capitalismo al no existir la propiedad a título individual de los medios de producción, es decir de la propiedad privada capitalista. Tan es así, que no se podían vender ni heredar, salvo la posesión de la tierra en el caso de campesinos independientes. Existía, eso sí, el trabajo excedente y su correspondiente usufructo por designio burocrático, pero no la plusvalía, de tal suerte que la acumulación de trabajo excedente bajo la forma de valores de uso o bienes de consumo productivo fue administrada por las juntas de planificación económica.

El resultado del fuerte impulso socializador de los primeros cinco años de revolución pervivió a lo largo de más de setenta años de lenta e imperceptible, a veces, restauración burguesa en una unidad dialéctica de los contrarios en donde el factor determinante de la contradicción por objetivo designio burocrático, ha sido la ley del valor, en tanto durante todos esos años se la dejó deliberadamente intangible.

Para un mayor abundamiento argumental, le remitimos al trabajo de Rolando Astarita titulado: Relaciones de Producción y Estado en la URSS”, que podemos enviar a quienes nos manifiesten su interés.

éste y el resto de nuestros documentos en otros formatos
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