La lógica del capital vista como egoismo del burgués que se niega a socializar el excedente....

Una vez instalados cómodamente en semejante hipótesis, el descenso de los costes derivado del aumento incesante en el desarrollo tecnológico deriva automáticamente en un aumento incesante de las "utilidades". Y dado que ésta es la parte del capital global que tira del conjunto de la economía, la conclusión es que desde el punto de vista objetivo no hay nada que impida considerar al capitalismo como un modo de producción absoluto, esto es, eterno, con lo cual, toda crítica a su sistema de vida no puede sino recaer en la esfera de la justicia distributiva, en la racionalidad humana, en la idea de igualdad entre los seres humanos y demás consideraciones propias del socialismo utópico, que Baran y Sweezy han contribuido a enriquecer, como se verá enseguida, agregando la justa causa de la salud mental. Por de pronto,

<<Si es cierto, como lo hemos sostenido, que los oligopolios logran alcanzar una aproximación muy cercana al precio teórico monopolista y sus esfuerzos incesantes de bajar los costos (...) son generalmente satisfactorios, lógicamente se deduce que los excedentes deben tener una fuerte y persistente tendencia a subir (...) En vista de esto, parecería haber un argumento para considerar el capitalismo monopolista como un sistema racional y progresivo. Y si su propensión a la reducción de costos pudiera de alguna manera separarse de la determinación monopolista de precios y se pudiera encontrar un camino para utilizar los frutos de la creciente productividad para beneficio de toda la sociedad, el argumento sería poderoso. Pero, por supuesto, esto es precisamente lo que no se puede hacer. Todo el móvil de la reducción de costos es incrementar las utilidades, y la estructura monopolista de los mercados capacita a las empresas a apropiarse de la parte del león de los frutos de la productividad creciente, directamente en forma de mayores ganancias. Esto significa que bajo el capitalismo monopolista los costos decrecientes implican márgenes de utilidades en continua expansión y la expansión continua de estos, a su vez, implica utilidades adicionales, las que se elevan no sólo en términos absolutos, sino como parte del producto nacional. Si igualamos provisionalmente las utilidades adicionales con el excedente económico de la sociedad, podemos formular como ley del capitalismo monopolista que aquél tiende a subir absoluta y relativamente, a medida que el sistema se desarrolla>> (Paul Baran y Paul M. Sweezy: "El Capital Monopolista" Cap. III "La Tendencia Creciente de los Excedentes" 6.) Subrayado nuestro.

Esto equivale a decir que la necesidad del socialismo se fundamenta no en los obstáculos materiales cada vez más gigantescos que el capital se pone a sí mismo a medida que progresa la acumulación, sino en el egoísmo de los burgueses que se niegan a socializar el excedente. Todo el desarrollo de los capítulos X y XI de la obra están dedicados a enumerar el conjunto de noxas sociales provocadas por el capital, que Baran y Sweezy ven como producto de los apremios a que el presunto creciente excedente en busca de colocación somete irremediablemente a la sociedad en su conjunto. Al final del capítulo XI llegan a la conclusión de que...

<<La única racionalidad verdadera consiste en la acción de derribar lo que se ha convertido en un sistema irracional incurable>> (P. Baran y P.M. Sweezy: Ibid.)

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