Memoria histórica y lucha política de clases

Estamos plenamente de acuerdo con usted en "la primacía del ser sobre la conciencia" como premisa de cualquier planteamiento teórico y de cualquier presupuesto de lucha política. Es el ser social el que presupone y determina históricamente la concicncia y no al revés, como proponía Hegel. Esto significa que toda acción que no vaya en el sentido y dirección por la que tiende el desarrollo del ser social o de la sociedad, es contrarrevolucionaria. Normalmente, la conciencia que los sujetos tienen de la sociedad en que viven, difiere de lo que esa sociedad en realidad es y va siendo en cada momento. Ahora bien, a la larga, por medio de la experiencia, ese abismo entre lo que va siendo y lo que aparenta, tiende a desaparecer. La función de la ciencia tiene por cometido ayudar a la experiencia previendo lo que tiende a ser necesariamente, a fín de acortar el camino y las vicisitudes hacia la toma de conciencia de esa necesidad. Tal es el concepto de libertad.

Si las cosas en general no suelen ser como parecen, tratándose del objeto social esta dificultad se multiplica por dos, porque a la natural opacidad con que se presenta toda cosa a simple vista, se le agrega la acción distorsionadora deliberada de las clases dominantes, lo que Marx llamaba las "furias del interés privado". En el caso de un objeto o ser social históricamente determinado -en nuestro caso, la sociedad capitalista- la importancia de la función científica para la acción política, se infiere de su capacidad para reproducir en el pensamiento las leyes básicas o económicas que presiden su movimiento, a fin de hacer posible que el proletariado actúe no según lo que le parece a su conciencia inmediata o "ser en sí" lo que hay que hacer en cada momento de la lucha de clases, sino según lo que exige el movimiento real del ser social previsto por la ciencia.

Por ejemplo, los socialistas utópicos como Weitling, querían implantar el comunismo en la sociedad Alemana, donde todavía predominaban las relaciones de producción feudales, con un proceso de acumulación de capital todavía incipiente y un proletariado irrisorio. Marx y Engels les decían: ante todo, quien tiene que tomar el poder político es la burguesía; se trata de eliminar las trabas sociales y políticas que impiden el desarrollo del ser social capitalista nacido de las entrañas de la sociedad feudal decadente, porque sólo el libre desarrollo del capital puede dar lugar a un proletariado suficientemente numeroso y consciente, como para aspirar con serias posibilidades de éxito a una transformación revolucionaria del capitalismo. Esta premisa de la revolución socialista expresada en términos filosóficos generales fue anunciada "La Ideología alemana" (1845):

<< Para nosotros, el comunismo no es un orden de cosas que debe implantarse, un ideal al que debe sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula el estado de cosas actual>> (K.Marx-F.Engels: Op.cit.5)

Y tres años después aplicada políticamente a Alemania en el "Manifiesto" publicado en febrero de 1848:

<< En Alemania, el Partido Comunista lucha al lado de la burguesía en tanto que ésta actúa revolucionariamente contra la monarquía absoluta, la propiedad territorial feudal y la pequeñoburguesía reaccionaria.>> (K.Marx-F.Engels: Op cit. IV)

Pero entre marzo y diciembre de ese año, tras observar cómo el triunfo revolucionario de febrero se sublimaba en las ilusiones democráticas que las masas depositaron en la "constitución otorgada" y el pacto de la burguesía con la nobleza, Marx y Engels concluyeron que una burguesía débil es incapaz de llevar adelante su propia revolución por el camino más corto, prefiriendo pasar por la alianza con el poder político de la nobleza contra el pueblo al que teme, y que, en semejantes condiciones, un intento revolucionario como el iniciado en febrero de 1848 en Alemania descartaba la monarquía copnstitucional co hegemonía burguesa y sólo podía resolverse siguiendo dos cursos alternativos: consumarse progresando hacia el republicanismo burgués o regresando al absolutismo feudal:

<< La historia de la burguesía prusiana y de la burguesía alemana en general, desde marzo hasta diciembre, demuestra que, en Alemania, es imposible una revolución puramente burguesa y la instauración del poder de la burguesía bajo la forma de la monarquía constitucional; y que en este país sólo cabe una de estas dos cosas: o la contrarrevolución feudal-absolutusta, o la revolución republicano-social>> K. Marx: La Burguesía y la Contrarrevolución. Escrito entre el 10 y el 29 de diciembre de 1848)

Y esta alternativa dependía del comportamiento del proletariado. En tales circunstancias, la condición para que el proceso revolucionario discurriera por el camino más directo, estaba en la constitución de la clase revolucionaria fundamental en partido político independiente, capaz de arrastrar tras sus postulados de clase al campesinado pobre. Así es como en diciembre de 1849, la Liga de los Comunistas decidió retirar a sus militantes de las asociaciones democráticas de la pequeñoburguesía, para reforzar y pasar a dirigir la Asociaciones Obreras el auge espontáneo, con la intención de unificarlas en torno a un programa revolucionario burgués.

¿Por qué los autores del "Manifiesto" no revisaron su texto ajustando sus previsiones teóricas a las enseñanzas de la lucha de clases en el período comprendido entre marzo y diciembre de 1848? Para que se comprenda el valor de la Memoria Histórica, la importancia del aprendizaje por vía de la prueba y el error en la construcción de la teoría política revolucionaria. Lamentablemente, el producto de esta necesidad didáctica fue aprovechado por los oportunistas del movimiento político del proletariado, siempre dispuestos a dejarse llevar por la propia inercia de lo real para escamotear esta enseñanza decisiva de la práctica revolucionaria de Marx, Engels y sus compañeros de fracción dentro de la "Liga de los Comunistas".

Esto fue, precisamente, lo que Carrillo y la dirección del PCE hicieron durante la década de los 30 en contubernio con la camarilla stanilista: ponerse de espaldas a la Memoria Histórica haciendo pasar la letra inmodificada del "Manifiesto", como doctrina oficial del marxismo. Para eso, primero procedieron a expulsar del partido a la fracción "sectaria" de Bullejos que planteaba la dictadura del proletariado, y luego falsificaron la realidad social del país sosteniendo el infundio de que, en esa época, la estructura económico-social de España era predominantemente feudal, para embretar a los casi cinco millones de asalariados en la lucha por la república burguesa. Por último, como consecuencia lógica de esta operación de ocultamiento histórico y tergiversación del estado de cosas en la España prerrevolucionaria, tal como Marx y Engels recomendaron hacer en la Alemania feudal de 1848, los popes del PCE hicieron en la España capitalista de 1931, procediendo a neutralizar la acción política independiente del proletariado, diluyendo la táctica del Partido Comunista Español en la estrategia burguesa al interior del frente popular con el PSOE y demás fuerzas regionales del mismo signo social y político procapitalista.

Fue, pues, en estos trágicos años y no en la década de los setenta cuando Carrillo abdicó políticamente del marxismo y renunció a ser vanguardia del proletariado. Su contribución a la tarea contrarrevolucionaria de convertir al PCE en comparsa de la burguesía, no comenzó cuando se hizo monárquico y rompió sus vínculos con la burocracia de la URSS, sino mucho antes, al anteponer su conciencia burguesa abortiva, a la necesidad histórica del ser revolucionario socialista nonato.

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