Los intereses nacionales en juego

A despecho de lo que pueda pensar la izquierda burguesa pseudomarxista insistiendo en su creencia de que "un mundo mejor es posible" sobre bases capitalistas no monopólicas o no imperialistas, según lo que hace sólo cincuenta años latía oculto en el subsuelo de la sociedad burguesa pero que la lucha de clases está sacando ahora a la luz del día, se puede pronosticar con toda certidumbre que, aún en el supuesto de que las FF.AA. irakíes lograran finalmente ganar esta batalla en curso consiguiendo expulsar del país a la coalición británico-norteamericana, el proyecto de desarrollo independiente del pequeño y mediano capital nacional irakí ya había sido fracturado por las presiones externas del gran capital imperialista después de 1991. Que por propia iniciativa del régimen de Sadam las fracciones burguesas de Francia, Rusia y China -beneficiarias de la fractura estatista antes de iniciado el nuevo ataque- hayan sido las que menos beligerancia mostraron para penetrar en las estructuras de la propiedad estatal iraquí, eso sólo tiene importancia histórica en tanto contribuyeron a precipitar rabiosamente unos acontecimientos que están en la lógica objetiva de la ley del valor, prefigurando los dos bloques de poder internacional que muy probablemente se verán enfrentados en la tercera guerra mundial. Salvo que el proletariado lo evite autoorganizándose en clase independiente a escala internacional bajo los principios del materialismo histórico aplicado a la realidad económica, social y política del capitalismo actual. Cfr: http://www.nodo50.org/gpm/pac/00.htm.

De conservar la vigencia de los contratos, el acceso al mercado petrolero iraquí, dará a las empresas y países del bloque de la paz, beneficios de US$ 29.000 millones por año, que representan dos tercios de las ganancias globales alcanzadas por las cinco empresas más importantes del sector petrolero mundial. Sobre los hechos consumados por la astucia del gobierno Irakí, el único recurso que les ha quedado a las empresas petroleras y sus burguesías nacionales respectivas de USA, Reino Unido y España para desbancar a sus tres ocasionales adversarios gran burgueses, es ir a un conflicto armado con Irak. Así de simple. Las denuncias de USA, Reino Unido y España contra Irak, acusándoles de poseer "armas de destrucción masiva", violar los DD.HH., despreciar la voluntad democrática de su pueblo y los derechos políticos de las minorías, aun siendo verdad no fueron más que pretextos para encubrir las verdaderas motivaciones de esta nueva agresión bélica contra ese país. Todo el mundo sabe ya que el record mundial de política social antidemocrática en su forma más despótica y sanguinaria, no lo ocupa Irak, sino países como Kuwait y Arabia Saudi. Pero la geopolítica de estas monarquías hereditarias, también basada en la explotación del trabajo a instancias de las rentas petrolíferas, no está presidida por el nacionalismo antiimperialista pequeñoburgués -como en Irak, Siria o Libia- sino por el pragmatismo proimperialista. Por eso están entre los aliados árabes más cercanos de USA en la zona. Pero al igual que Irak, estos dos países tienen estatizados los pozos de petróleo, otra pieza destinada a caer en la estrategia imperialista del dominó en la zona .

En las presentes circunstancias, para los tres países que impulsan el bloque político de la guerra contra Irak, la caída de Saddam Hussein es una cuestión estratégica de cumplimiento inmediato, dado que son importadores netos de petróleo[7]. Eliminado ese obstáculo político a la producción petrolífera "libre", una mayor oferta hará que los precios del crudo bajen.

Por otro lado, la nueva situación incentivará la presión privatizadora y de apertura política de los capitales excedentarios sobre otros países productores de crudo, y esto sólo por la necesidad creada de producir más barato para poder competir. El bajo costo de extracción en Irak dará jugosas ganancias a las compañías estadounidenses del sector, hoy a la cola de la rentas petroleras mundiales por los altos costos de extracción en los viejos pozos bajo territorio norteamericano.

Esta tendencia política a la democratización de países con estructuras totalitarias semifeudales de dominación, gravita hoy muy especialmente sobre Arabia Saudí -principal proveedor de crudo de EE.UU.- más aun ante la creciente influencia del fundamentalismo islámico sobre las bases sociales de ese país[8], que han venido arrastrando a un nada desdeñáble número de elementos pertenecientes a esa oligarquía gobernante, razón de más que explica la urgencia de los USA en prevenirse de semejante futuro no muy lejano, haciéndose ya mismo en otro sitio, Irak, con el suministro alternativo seguro y más rentable de una materia prima tan estratégica como el petróleo. En este sentido, no son pocos los analistas políticos burgueses que coinciden en que Irak es el primer paso de un plan de reestructuración política con fines económicos precisos en toda esa región, que tendrá como segunda o tercera fase un cambio de régimen en Arabia Saudí.[9]

Como hemos dicho, la petrolera francesa TotalfinaElf, la rusa Lukoil y la China National Oil Company, han sido cuidadosamente escogidas en 1997 por el régimen irakí, para cambiar con sus respectivos Estados jugosas concesiones petroleras por apoyo político en la ONU (el veto a la guerra). Desde luego que en el caso más probable de que Sadam Hussein fuera desalojado del poder, estos tres países tratarán de negociar, esta vez con el bloque ganador, olvidándose de la legalidad internacional a cambio de hacer valer la vieja legalidad del dictador derrocado que les benefició graciosamente con sus actuales posiciones petroleras en el país, una vez convertido en botín de guerra y objeto del trapicheo y repartija, donde, como es obvio, las estadounidenses ExxonMobil, ChevronTexaco, así como la británica BP y Shell, se reservarán la parte del león.

Pero Francia y Alemania -a diferencia de España- no se limitan a estas escaramuzas y renegociaciones puntuales, porque ven más allá de sus intereses inmediatos; su principal interés común -en torno a este asunto y lo que vendrá- es de carácter geoestratégico y esencialmente europeísta: impedir que Estados Unidos se consolide como poder mundial absoluto y sin freno alguno a la hora de usar su poderío militar en el mundo para la proyección geoestratégica de sus intereses económicos. De ahí su insistencia en evitar toda acción unilateral de USA tratando de mantener la disputa con Irak en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU, donde tiene poder de veto. Pero, dada la actual correlación de fuerzas política y militar totalmente desfavorable a la UE, las cosas no están para jugarse al todo o nada contra EE.UU. De ahí que ante la violación de la legalidad internacional por parte de la coalición británico-norteamericana, apoyada por España, Francia haya declinado por ahora esos "principios" europeístas, limitándose a dejar testimonio de la indiscutible ilegalidad de la intervención, lo cual le permitirá salir de esa "disputa" al interior de la ONU, como líder indiscutible en la dialéctica mundial interburguesa ya iniciada entre la UE y los USA.

Así, lo que ha hecho y seguirá haciendo el gobierno Chirac a mediano plazo en relación con la política de los USA, es declinar tácticamente sus "principios" estratégicos de bloque de poder mundial europeo alternativo, convirtiéndolos en mercancía a cambio de que, tras la caída del régimen irakí, la coalición beligerante respete la tajada que Francia consiguió en el pastel petrolero irakí, según los términos del acuerdo de prospección y explotación firmado con el régimen de Sadam en 1997/98.

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[7]  Tras la caída de Hussein, en sólo 5 años Irak podría llegar a producir entre 6 y 8 millones de barriles diarios  (hoy produce entre 2 y 3 millones), lo cual convertiría a ese país en el segundo productor mundial detrás de Arabia Saudí

[8] En nuestro análisis sobre el pasado conflicto en Afganistán: http://www.nodo50.org/gpm/guerra2001/09.htm, explicamos que las causas más inmediatas y profundas de la intervención imperialista en ese país, no están en los métodos terroristas y totalitarios del llamado "fundamentalismo islámico", represor de las libertades civiles de los ciudadanos, sino en que sus formas de vida que prescriben la austeridad y niega toda gratificación sensible, son incompatibles con la expansión del libre intercambio y del consumo social, fundamentos absolutos ambos de la explotación del trabajo a escala ampliada, que la burguesía consagra como un derecho natural fundamental pero que, de hecho, reduce a  medios para los fines de la acumulación de capital.

[9] Tal vez la siguiente fase sea Siria, por su creciente implicación en el actual conflicto, dado que comparte con Irak la misma ideología, la misma sigla partidaria actualmente dominante, y el mismo proyecto económico-social nacionalista pequeñoburgués. Dado que Siria no es un país productor de petróleo, esto demuestra que la estrategia del imperialismo en la zona no se basa exclusivamente en la privatización de la industria basada en ese producto, sino en las estructuras productivas en general de los Estados empresarios nacionalistas.