Compañeros del From Canadian Committee to Combat Crimes Against Humanity:
Recibimos su petición de dar difusión en la página del "Grupo de Propaganda Marxista" al artículo elaborado por Bruce Katz y René Silva titulado: "La mundialización y la candidez del académico", aparecido en: http://comitecanadienhumanite.freeservers.com/spanish/petesp.html
Debemos empezar por decirles que nuestro pequeño grupo está compuesto por asalariados plenamente conscientes de su posición de clase. Que esta conciencia de lo que somos, del lugar que ocupamos en la sociedad y de lo que debemos hacer en ella políticamente, nos hace comprender que el actual estado de abatimiento de los explotados a escala planetaria, responde a un grado de confusión ideológica y dispersión política extremos, producto de la labor de años por parte de un ejército de agentes contrarrevolucionarios provenientes de la intelectualidad pequeñoburguesa, que ha conducido a nuestra clase de derrota en derrota.
Al respecto, debemos decirles que, uno de los objetivos prioritarios que nos hemos marcado como "Grupo de Propaganda Marxista" -y en esto estamos desde hace ya varios años- consiste en contribuir a superar esta situación, mediante el estudio en sus fuentes -y difusión- del materialismo histórico, tanto en la exposición de su teoría general como aplicado a la realidad de nuestro tiempo, tratando de que nuestro discurso sea un todo teórico, al menos coherente, que exprese una línea de pensamiento, si no en todo momento acertada, al menos siempre inequívoca y sin ambigüedades, tanto como para:
Es este un criterio de responsabilidad social y política revolucionaria elemental, que ustedes podrán no compartir, pero estamos seguros que comprenderan y sabrán respetar. Porque, de no proceder según este criterio, pensamos que estaríamos contribuyendo a la confusión de pensamiento y al consecuente desvarío en la acción política de nuestra clase, perdiendo miserablemente el tiempo o, lo que es lo mismo, gastarlo para provecho de nuestros enemigos sociales, nosotros y los lectores supuestamente afines de nuestra página. Y no queremos caer en eso. Por lo tanto, del mismo modo que luchamos, como sabemos y podemos, contra los apologetas del sistema capitalista más o menos encubiertos, tampoco queremos hacerle la menor concesión teórica ni política a las ya conocidas ideas y prácticas sociales de quienes, debiendo trabajar por un salario, piensen con la cabeza de sus patrones y puedan estar sumándose a la noria contrarrevolucionaria de un compromiso militante a medio camino entre la gran burguesía y el proletariado. Lo que intentamos hacer con estos compañeros, es convencerles de su error para que superen la confusión ideológica en que nos han metido, con arreglo a la autoorganización política de nuestra clase al día de hoy inexistente, una necesidad cuya concreción la burguesía intenta evitar por todos los medios.
Dicho esto, debemos decirles que, habiendo leído el trabajo en cuestión, hemos concluido sin dificultad en que, aun cuando no presentan ninguna alternativa política superadora fundamentada a los teóricos y políticos del neoliberalismo, sus autores se inscriben en las posiciones meramente contestatarias del llamado "movimiento antiglobalización", cuya naturaleza social y carácter político, colisionan frontal y antagónicamente con nuestra manera de ver la realidad del capitalismo y los fines sociales hacia los cuales orientamos nuestro compromiso y militancia política. Mediante una prosa donde la ironía y el sarcasmo sustituye a las ideas políticas, los autores se limitan a exponer una serie de datos estadísticos para inventariar las desgracias del mundo que atribuyen al gran capital imperialista, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. En el documento, estas instituciones en conjunto fueron mencionadas 17 veces, en tanto que la palabra "capitalismo" sólo una y en el contexto de una cita, de modo que este término estuvo completamente ausente del pensamiento de los autores.
De aquí se infiere que Bruce Katz, René Silva y -al parecer- ustedes mismos- dan por supuesta la legitimidad histórica de la explotación del trabajo ajeno, y sólo cuestionan sus excesos por parte del gran capital. Para ello, del documento se desprende que proponen una organización social y política de "medio pelo" o a mitad de camino entre la gran burguesía y el proletariado. Dicho más claramente, ante la nueva ofensiva expropiatoria de la pequeñoburguesía por el gran capital, aunque no lo digan expresamente está claro que los autores apuestan por una lucha que permita la supervivencia de ese sector de clase burgués con dimensión de masas. Pues, bien, nuestro compromiso va en el sentido de erradicar el capitalismo sin distinción de sectores burgueses, quitarlo de la historia por la raíz, eliminando la propiedad privada sobre los medios de producción, a fin de reproducir la vida humana en una organización social y política sin explotadores ni explotados, entendiendo que están dadas hace ya muchos años las condiciones objetivas para ello.
Siguiendo a Walden Bello, José Bové, Bernard Cassen, Susane George, Ralph Naden, Ignacio Ramonet y demás dirigentes del "movimiento antiglobalización", ustedes, como Hegel, adoptan el método de explicar la historia por la política y la política por el pensamiento (1) . Interpretan que la globalización ha tenido su causa en la caída del llamado socialismo real, que adormeció el "pensamiento crítico" y dio pábulo al resurgimiento e imposición política a escala planetaria de las viejas tesis teóricas liberales. Nosotros, en cambio, que seguimos al materialismo histórico y no interpretamos la realidad del capitalismo de una determinada manera sino que la reproducimos en el pensamiento, sostenemos:
En este sentido, la caída del llamado "socialismo" real tiene su causa en la tendencia a la globalización capitalista y no al revés. El principio activo y sus correspondientes leyes de desarrollo comprendidas en la lógica burguesa de la acumulación capitalista que acabamos de resumir brevemente, han sido expuestas sistemáticamente por Marx en "El Capital", a cuya comprensión divulgativa hemos contribuido nosotros en: http://www.nodo50.org/gpm/1crisis1.htm , como parte de una irrisoria minoría social que tiene el valor político de mantenerse del lado de la verdad histórica y del futuro de la humanidad, frente a la fascinación que sigue ejerciendo todavía la ya vieja y por completo decadente costumbre del mercado capitalista, falsamente entendido como único medio posible de asignación de recursos productivos y riqueza. A favor de esta última tesis, los compañeros del GPM nos hemos explicado en: http://www.nodo50.org/gpm/1vacaslocas8.htm
Consagrar el sistema social basado en la explotación del trabajo asalariado en pequeña y mediana escala, éste es el "pensamiento único" que prevalece en el movimiento antiglobalización y en el que se comprenden y reconocen mutuamente sus distintas corrientes, tal es el signo político de su identidad. En sustancia nada distinto de lo que consagran y defienden los teóricos y los políticos del neoliberalismo. En este sentido, no se engañen ustedes que, por más violentas que sean sus manifestaciones callejeras y más anticapitalismo radical que exuden sus consignas, el movimiento antiglobalización, muy lejos de ser antagónico, está en una dialéctica de complementariedad con el movimiento liberal capitalista. Los dos movimientos están comprendidos en el movimiento general del capital en tanto ambos comparten y consagran la explotación de trabajo ajeno, sus diferencias, se reducen a una cuestión de reparto que, para la pequeñoburguesía es al mismo tiempo una cuestión de supervivencia. Los recurrentes intentos de regular la tendencia salvaje del mercado capitalista a dejarles sin cotos de caza propios, son raptos históricos de la burguesía de izquierdas cada vez más débiles, sólo posibles durante las ondas largas de tonalidad expansiva (3) . Keynes, mucho más inteligente y honesto que sus discípulos de tercera generación al frente de los antiglobalizadores de hoy, comprendió muy bien la dialéctica entre pequeño y gran capital. Sabía que la supervivencia de la pequeñoburguesía no dependía de su capacidad política para recortar las superganancias del capital especulativo excedentario en tiempos de crisis, sino del incentivo de la demanda general de bienes de consumo mediante el gasto estatal autónomo. Pero también era consciente de que este incentivo sólo puede ser efectivo si la rentabilidad del capital productivo es crecientemente positiva. Y el caso es que, según avanza el proceso de acumulación, esta circunstancia se torna cada vez más problemática.
La última circunstancia en que este "modelo" de acumulación pudo galopar a caballo de la expansión general del negocio de explotar trabajo ajeno con posibilidad periódica de salarios al alza, se presentó tras la enorme destrucción de capital físico y humano durante la segunda guerra mundial que hizo posible el relanzamiento económico y, con él, los "pactos sociales" sin serios clonflictos entre capital y trabajo, tanto en los países de la cadena imperialista como en su periferia de menor desarrollo relativo. En estas últimas regiones, este pacto social tomó la forma de proyectos de autodesarrollo de un capital presuntamente autónomo que los empiristas de siempre se imaginaron estables hasta las calendas griegas.
De esta impresión histórica, y con total desprecio por las leyes del capitalismo, surgió la idea -muy cara a Bernstein y sus discípulos al frente de los partidos de izquierda reformista en todo el mundo- acerca de la posibilidad de estabilizar en el tiempo la regulación de las relaciones entre burguesía y proletariado, apelando al arbitraje de un Estado empresario fuerte, encargado, además, de garantizar la expansión continuada del capital y del bienestar de los asalariados mediante el recurso al aumento de la demanda inducida por el gasto autónomo del Estado. Ya hemos visto dónde fue a parar todo aquello cuando la tasa de ganancia en descenso dejó de compensar masas crecientes de capital acumulado convertido en supernumerario a partir de fines de la década de los sesenta. Y en estas estamos cuando, hete aquí, que los teóricos de la antiglobalización no pueden sino inspirar sus alternativas para "otro mundo posible" recurriendo una vez más a las viejas recetas del maestro en condiciones bajo las cuales él jamás aconsejaría aplicarlas. Así nació el neokeynesianismo de izquierdas, matizado con experiencias "democráticas" a nivel de gobiernos comunales, como es el caso del municipio de Porto Alegre, que por eso se reunió allí el último "Foro Social Mundial" presuntamente "alternativo".
Se exalta el criterio del "presupuesto participativo" de la ciudad de Porto Alegre cuyo gobierno salió electo por el Partido de los trabajadores, una formación política populista a nivel nacional. Se valora hasta la exaltación el hecho de que en aquel municipio, los ciudadanos intervienen en la elaboración del presupuesto a través de comités elegidos democráticamente en cada barrio, para determinar "soberanamente" en qué sector de la vida social debe gastarse el dinero presupuestado para el financiamiento comunal, y que estos comités supervisan todo el proceso de contratación con las empresas privadas encargadas de llevar a cabo las obras.
Nosotros decimos que de poco valen estas experiencias democrático-formales a nivel de la comunidad política, cuando esta democracia se detiene en los umbrales de la sociedad civil burguesa, ante la puerta de entrada a las empresas, donde prevalece la decisión discrecional de una minoría social presuntamente dueña legítima(4) de las fuentes de trabajo que, so pretexto de la sacrosanta propiedad privada, niega despóticamente el derecho a que los verdaderos productores directos de la riqueza material y los valores económicos podamos disponer sobre ella, al menos rompiendo con el secreto comercial de esa minoría social burguesa tolerado por todos los Estados del mundo.
Sólo la superchería y el prejuicio fundado en la costumbre y en el recurso de última instancia a la fuerza del Estado, pueden juzgar ilegítimo que los asalariados de Porto Alegre y demás ciudades del mundo, debamos tener acceso a la doble contabilidad de las empresas en que trabajan, al menos para determinar su base imponible. Porque el fraude se hace con la ganancia capitalista, esto es, con el producto de nuestro trabajo, y porque los asalariados somos el único sector de la sociedad que no puede defraudar al fisco. ¿Qué derecho más categórico de los asalariados, pues, a conocer por ellos mismos el valor exacto de la ganancia bruta de sus patrones, para determinar, también exactamente, lo que a estos señores les corresponde aportar a la comunidad política en concepto de impuesto a las sociedades?. Sólo así es posible, también, saber de qué magnitud es el valor que los patrones sustraen de esa ganancia en concepto de fondo personal para su consumo, el de ellos y sus familias, de donde surge el montante de su obligación fiscal en concepto de impuesto a la renta de las personas físicas. Si se trata, en verdad, de acabar con la corrupción, pues, hay que ir a su raíz, a la sociedad civil. ¿Qué mejor y más firme garantía, además, que el control obrero en la tarea de impedir la vista gorda del Estado en estas cuestiones, y, eventualmente el consuetudinario cohecho en soledad entre los inspectores de la hacienda estatal burguesa y los patrones? ¿Qué modo más eficaz y barato, en fin, de acaudalar las fuentes de financiación de los presupuestos públicos, evitando subsidiariamente el recurso al aumento de la presión fiscal sobre los propios asalariados por "falta de recursos"?
Con el monto del fraude, determinadas empresas capitalistas pequeñas y medias van después a los concursos de obras para sobornar a los funcionarios encargados de asignar los distintos proyectos y aquí se cierra el círculo de la corrupción comunal. Este otro cohecho se realiza entre los pequeños y medianos patrones afiliados a los partidos políticos que alternan en el gobierno de cada comuna, y los dirigentes electos de esos partidos que pasan a encargarse de la gestión en cada una de la áreas de intervención. En este punto, hay que tener presente que el capitalismo lo mercantiliza todo. En este sistema de vida, hasta la conciencia y el honor son objetos de propiedad privada y, por tanto, también se cambian por dinero, se degradan a la condicion de mercancías. Los cargos públicos tanbien. Marx decía, con razón, que el burócrata estatal tiende a convertir su función publica en cosa privada que se cambia por dinero: la coima. Tampoco hay que olvidar que la corrupción no sólo es consustancial al sistema capitalista por el carácter mercantil de sus funcionarios públicos, sino por el hecho de que, a instancias de la justicia -que sólo penaliza conductas individuales- quedan intangibles las instituciones y el mito del Estado como representante de los "intereses generales" de la sociedad. De este modo, la corrupción política engrana perfectamente con la "alternancia" de los distintos partidos burgueses, siempre los mismos, a cargo de los sucesivos gobiernos del Estado, mediante ese lubricante de primera calidad que es la liturgia de las elecciones períodicas.
Para impedir que el fraude fiscal se combine con la corrupción política, no basta, pues, con que las comisiones de vecinos sean democráticamente elegidas para limitarse a la tarea -supuestamente incorruptible- de supervisar los concursos para la adjudicación de obras y resolver en qué sector de la vida ciudadana se gastan los recursos asignados a ellas, como dicen los propagandistas del movimiento antiglobalización que pasa en Porto Alegre. No. Como venimos diciendo, dado que los asalariados conformamos la mayoría absoluta entre la población activa de la sociedad y, con nuestras familias, entre la población total; y que, además, somos la única clase social cuyos intergrantes no podemos defraudar al fisco -porque el dinero que se nos impone pagar en concepto del IRPF viene deducido en nuestra nómina- ni menos aun protagonizar actos de corrupción política con el destino de los fondos públicos, somos nosotros a quienes nos asiste la indiscutible autoridad moral y política de asumir la responsabilidad colectiva de fiscalizar, tanto la gestión de las empresas en que prestamos servicios, como la que concierne al gasto presupuestario de la comunidad en que vivimos. No al Estado de los capitalistas. Y por esto debemos luchar.
En este sentido:
He aquí el principio revolucionario de la lógica objetiva que informa el necesario proceso en que la sociedad civil acaba fundiéndose con el Estado o, por mejor decir, que el Estado desaparece realmente en la sociedad civil. Esto sólo puede ser obra de los trabajadores libres asociados, no de flamantes burócratas de partidos burgueses como el PT, presuntamente "honestos".
¿Por qué no se habla y se educa a los asalariados adherentes al "Foro Social Mundial" sobre este aspecto fundamental de la democracia, señalando las limitaciones y las falencias que, a este respecto presenta la gestión de los "vecinos" en la ciudad brasileña de Porto Alegre? ¿Por qué nadie habla en esos ámbitos de la necesidad de llevar hasta sus últimas consecuencias la lógica democrática comprendida en este tipo de experiencia de poder que, en el limitado nivel expuesto aquí evita el fraude fiscal y la corrupción política, pero encierra potencialmente la posibilidad real de acabar con las crisis económicas capitalistas y las guerras interburguesas? ¿Por qué se propone con carácter de aplicación perentoria el control de los Estados burgueses sobre el flujo internacional del capital financiero, y ni siquiera se plantea el control obrero sobre la gestión de las empresas en la sociedad civil y los concursos de obras y servicios en la comunidad política entera? (5)
Se comprende que dirigentes de formaciones políticas como el PT del señor Lula, y movimientos como el de los antiglobalizadores, no quieran adentrarse en semejantes honduras de la espeleología política respondiendo a estas preguntas y huyan de ellas como de la peste. Porque, para ellos, hablar de estas cosas es como mencionar la soga en casa del ahorcado. Tan comprometidos como están, hasta el tuétano con la sociedad capitalista, saben que esta forma de gestión democrática real que resumimos aquí, tiende a desbaratar todo el tinglado político formal en que participan. Es que sin ese montaje político-institucional que la partidocracia burguesa presenta como el "non plus ultra" del vínculo entre sociedad civil y comunidad política, a los capitalistas en su conjunto se les acaba el "chollo" de vivir a expensas del trabajo ajeno, y a los políticos profesionales el de vivir del cuento al servicio de los burgueses. El "otro mundo posible" del movimiento antiglobalización promovido por intelectuales orgánicos y políticos profesionales del reformismo, sólo está en la hipocresía social cómplice que rezuma el "Foro Social Mundial" por todos los poros. Y el caso es que con su discurso, los señores Katz y Silva se inscriben consciente o inconscientemente en este tinglado farisaico y mentiroso, con el cual nosotros no tenemos nada en común, sino al contrario.
Por último, una aclaración necesaria con total sinceridad y precisión conceptual. Aunque parezca que venimos a decir lo contrario, entendemos que la pequeñoburguesía, como categoría social y política, no es un enemigo estratégico del proletariado para la toma del poder, esto es, para cambiar la naturaleza social del Estado y comenzar las primeras transformaciones económicas de la sociedad civil en sentido comunista. Pero tratándose de una clase intermedia, su comportamiento político, según las circunstancias, fluctúa entre las dos clases universales antagónicas. Y en los momentos de crisis, como ésta, que coinciden con un ataque en profundidad de la burguesía sobre las condiciones de vida y de trabajo de los asalariados, esta realidad se traduce en que, la pequeñoburguesía, aunque en grado y modo distinto, comparte las mismas vicisitudes en el sentido de que se ve amenazada de expropiación, de ser rebajada a la categoría de proletario en paro, especialmente por medio el sistema financiero y crediticio de la burguesía. Y los pequeñoburgueses, aferrados como están a condición de propietarios capitalistas, acostumbrados a un nivel de vida equiparable al salario de un ejecutivo medio -sólo posible explotando trabajo ajeno en pequeña escala- piensan que la proletarización es lo peor que les puede pasar en esta vida. Por tanto, es natural y razonable que luchen por todos los medios para evitarlo. Y dado que no tienen fuerza social suficiente para presionar a los de arriba, buscan por debajo de la escala social que ocupan el apoyo del proletariado, tratando de formalizar ese apoyo induciéndoles a que se diluyan en un bloque político unitario para la mutua sobrevivencia dentro del sistema, según el sentido común pragmático de que "la unión hace la fuerza"
Esta forma política en movimiento es tan vieja como la lucha de clases en la sociedad moderna. Tuvo su origen como medio de lucha orgánico objetivamente revolucionario, cuando las burguesías incipientes en los distintos reinos de Europa, que por entonces encarnaban el progreso de la humanidad frente al feudalismo, estaban constreñidas por las estructuras políticas de la nobleza. En aquella etapa temprana de la acumulación del capital, salvo en Inglaterra y en Francia, el resto de la burguesía europea propiamente dicha, consciente de su debilidad para llevar a cabo la revolución política por sí misma, llegó a un modus vivendi con la nobleza por temor al proletariado, a pesar de que esta clase constituía en esos momentos una minoría social frente a las demás.
En semejantes condiciones, la táctica de los asalariados conscientes consistió en declinar el programa político máximo del proletariado como clase, para asumir el de la burguesía que, por extensión lógica, también era el de la pequeñoburguesía. Se trataba de que la burguesía en su conjunto asumiera el poder del Estado y quitara las trabas feudales al progreso de la acumulación del capital, habida cuenta de que el crecimiento numérico del proletariado iba asociado a ese desarrollo económico y social. Cuanto más capital en funciones, más inversión productiva y más empleo de fuerza de trabajo, lo cual, según las leyes de la acumulación capitalista, redunda en un crecimiento social tendencial de la clase asalariada hasta alcanzar la mayoría absoluta de la población activa y total. Según la teoría política revolucionaria marxista, para que el proletariado esté en condiciones objetivas de luchar por su emancipación como clase "para sí", tiene que aumentar, pero no hace falta esperar a que alcance el status social de mayoría absoluta, sino que basta con la cantidad suficiente para que, potenciada por la organización revolucionaria, su fuerza política se torne más poderosa que la de una masa inorgánica cincuenta o cien veces superior en número. De ahí la importancia de la organización.
Y el caso es:
Esto último es lo que ha venido haciendo la pequeñoburguesía con el proletariado, inducirle a formar parte de su campo político gravitatorio, para neutralizar el vector revolucionario potencial de su fuerza política, extraviando su dirección y sentido subversivo. De ahí la importancia decisiva de la moderna ciencia social -el materialismo histórico- para crear en la sociedad un campo teórico y político que gravite libremente en sentido y dirección que apuntan las contradicciones del capitalismo, no para conciliarlas y congelarlas ya que no es posible retraerlas en el tiempo, como pretenden los reformistas, sino para acelerarlas y resolverlas en sentido progresivo, revolucionario.
Ese campo gravitatorio debe ser la organización revolucionaria, con irresistible poder teórico y político capaz, en un primer momento, de atraer hacia él a los más lúcidos y abnegados elementos de la clase asalariada. En ese proceso, al tiempo que la organización aumenta en número y calidad (teórica y política) de sus integrantes, multiplica su poder de combate contra la burguesía y, por tanto su atracción sobre sectores sociales afines, especialmente ahora sobre el proletariado espontáneo, que tiende a ver cada vez más claramente en el partido revolucionario la conciencia de su propia acción. Finalmente, el mayor poder político del partido revolucionario y la mayor amplitud de su campo gravitatorio, alcanza a la pequeño burguesía y al semiproletariado, que no pueden resistirse y son arrastrados al torbellino de la revolución.
Esto es lo que entendieron los militantes alemanes exiliados de la Liga de los comunistas en 1849, cuando decidieron que Marx se retirara de la Asociación democrática de Colonia y el resto hicieran lo propio con asociaciones demócratas pequeñoburguesas afines en Bruselas y Renania, para poner todos los esfuerzos en la construcción de una organización revolucionaria puramente obrera, privilegiando la actuación de los miembros de la Liga en el seno de esa clase. Esto mismo es lo que sistemátizó Lenin como "teoría del partido" entre 1902 y 1907 (Ver: "¿Por dónde Empezar?", "¿Qué Hacer?" , "Un paso adelante, dos pasos atrás" y, "Dos tácticas de la Socialdemocracia en la revolución democrática"), a través de las cuales logró convencer a la mayoría del POSDR de la necesidad de evitar que la organización se convierta en un frente de clases heterogéneas, adoptando proposiciones en el terreno de la organización y de la disciplina partidaria, para que la organización sea la expresión política del materialismo histórico aplicado a la realidad de Rusia, contribuyendo así a fortalecer su campo ideológico y político gravitatorio sobre la sociedad Rusa, especialmente sobre sus elementos más avanzados.
Los intelectuales de la pequeñoburguesía están en la antípodas de este criterio político en todo. Presididos por el valor contrarrevolucionario de la diversidad social universal que resumen en la categoría policlasista de "ciudadano", en ningún momento apuestan por la calidad ideológica y la unidad política de lo socialmente homogéneo, sino siempre por la cantidad y la unidad política de la heterogeneidad social, ideológica y política, con la única condición de la hipócrita "sensibilidad humana" ante los padecimientos de los pobres por causa de los ricos, que ese es el principio policlasista de su unidad política. Tanto como para que, de esa mezcolanza, no resulte nada trascendente al orden establecido. De hecho, todas las formaciones políticas izquierdistas de alcance nacional en cada país, a despecho de sus proclamaciones maximalistas en las manifestaciones de masa y en sus publicaciones, en su política concreta, hacen todo lo posible para que la sociedad no saque los pies del tiesto capitalista. Para ello, reproducen en su interior el mismo conglomerado entre pequeños patrones y asalariados inconscientes y la misma ideología reformista de los movimientos sociales que promueven. Katz y Silva consagran todo este montaje:
<< En primer lugar los "jóvenes anticapitalistas y los viejos socialistas" han sido tildados por la prensa internacional de "grupos anárquicos", pero es sorprendente de observar que los dichos anárquicos están tan bien organizados que en Seattle, Praga, Quebec y últimamente en Génova han forzado a los cuerpos de policía no sólo a barricadearse detrás de murallas de acero, sino que también a enfrentarlos con armas de fuego. Cuando uno se pregunta quiénes son estos individuos el esquema general que se desprende es que son grupos e individuos de los segmentos más vanguardistas de la sociedad y que poseen ideas bien claras sobre el poder que las corporaciones multinacionales –y los grandes bancos- poseen sobre la economía mundial, entidades que luchan tan ferozmente por un "libre mercado" como contra la libertad de ideas.
Entre ellos encontramos igualmente grupos de misioneros, tanto católicos como protestantes, grupos de caridad y de voluntarios laicos agrupados en la Red de Lilliput cuyas demandas incluyen la cancelación de la deuda externa, una banca internacional transparente, y el rechazo a la manipulación genética, todas demandas que tienen sólidos fundamentos.>> ("Bruce Katz y René Silva: "La mundialización y la candidez del académico" http://comitecanadienhumanite.freeservers.com/spanish/humanidad_candidez01.html)
¿Qué diferencia hay, pues entre formaciones políticas como el "Partido de la Revolución Democrática" (PRD) en Méjico, o el "Partido del Trabajo" en Barsil, y organizaciones más amplias como las que constituyen en cada país el "Foro Social Mundial"? La que hay entre los padres y sus hijos: que estos partidos estatizados, en alianza con medios de comunicación de masas como "Le Monde Diplomatique" crean como quien no quiere la cosa estos movimientos sociales "espontáneos", para limar las aristas revolucionarias del descontento en las más amplias masas afectadas por las leyes del capitalismo en su etapa tardía, encuadrando a su vanguardia amplia en "alternativas" del estilo que ofrece el "Foro Social Mundial".
Con lo dicho hasta aquí, no queremos significar que los revolucionarios debamos autoexcluirnos de este movimiento, al que entendemos como un campo de batalla ideológico y político en el cual participamos indirectamente, de momento como perdedores, ya que sería iluso pensar que, hoy día, nuestras posiciones pudieran estar representadas allí -siquiera como minoría- donde todo está "atado y bien atado" por las grandes opciones orgánicas del reformismo burgués (6) . Esto no obsta, sin embargo, para que participemos libremente en él como podemos, señalando sus limitaciones ideológicas y políticas, por ejemplo, la práctica de combinar lemas subversivos estratégicos con tácticas políticas concretas que en modo alguno enlazan las unas con las otras sino que se anulan, como hace la ONG francesa "Attac" (Asociación para la Tasación de las Transacciones y la Ayuda a los Ciudadanos), una de las más radicales a juzgar por soflamas como que: "al capitalismo no se lo reforma sino que se lo destruye", haciendo creer con esto que la "Tasa Tobin" es estratégicamente subversiva (7) . Nada más alejado de la verdad, como le acabamos de demostrar a los señores Bruce Katz y René Silva, al parecer adherentes incondicionales a semejante orientación contrarrevolucionaria predominante en ese movimiento. Esto es lo máximo que se nos está permitido dada la actual correlación política de fuerzas entre las dos clases fundamentales de la sociedad, por completo adversa a los intereses históricos de los asalariados.
Por todas las razones expuestas en este trabajo, les informamos a ustedes que lamentamos no poder publicar en la "website" del GPM el trabajo que acabamos de comentar, sin perjuicio de incluir su corrrespondiente dirección informática: http://www.comitecanadienhumanite.freeservers.com, a modo de "contacto", en nuestra sección habilitada al efecto de promover el debate.
Un saludo: GPM
abril 2002
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<<....Desde el punto de vista que hemos mantenido hasta aquí, por consiguiente, es verosímil que el capitalista se haya convertido en poseedor de dinero gracias a alguna acumulación originaria que tuvo lugar independientemente del trabajo ajeno impago. Aun así, la mera continuidad del proceso capitalista de producción, o la reproducción simple, opera también otros cambios notables que no sólo afectan al capital variable, sino al capital en su conjunto.
Si el plusvalor generado de manera periódica, por ejemplo anualmente, con un capital de 1.000 asciende a 200 y este plusvalor se consume también anualmente, es obvio que tras una repetición quinquenal del mismo proceso la suma del plusvalor consumido será = 5 x 200, o sea igual al valor de capital adelantado en un principio, 1.000. Si sólo se consumiera parcialmente el plusvalor anual, por ejemplo sólo la mitad, se obtendría el mismo resultado tras una repetición decenal del proceso de producción, pues 10 x 100 = 1.000. En términos generales: el valor de capital adelantado, dividido por el plusvalor consumido anualmente, da el número de años, o el número de períodos de reproducción, luego de cuyo transcurso el capital adelantado en un primer momento ha sido consumido por el capitalista y por tanto ha desaparecido. Que el capitalista se figure que él consume el producto del trabajo impago ajeno, el plusvalor, y que conserva el capital originario, no puede modificar absolutamente en nada la realidad de las cosas. Una vez transcurrido cierto número de años, el valor de capital que poseía iguala a la suma del plusvalor apropiada sin equivalente durante esos mismos años, y la suma de valor consumida por él al valor de capital originario.
Ni un solo átomo de valor perteneciente a su antiguo capital sigue existiendo. Prescindiendo por entero de toda acumulación, pues, la mera continuidad del proceso de producción, o la reproducción simple, al cabo de un período más breve o más dilatado transforma necesariamente todo capital en capital acumulado o plusvalor capitalizado. Aun cuando al ingresar al proceso de producción ese capital fuese propiedad adquirida a fuerza de trabajo personal por su empleador, tarde o temprano se convierte en valor apropiado sin equivalente, en concreción material, ya sea en forma dineraria o de otro tipo, de trabajo ajeno impago.... (K. Marx: Op.cit. Libro I - Secc. Séptima - Cap. XXI)
Dado que en la reproducción ampliada no se consume todo el capital adicional producido en cada rotación y parte de él se destina a ser reinvertido, manteniendo los demás supuestos esto quiere decir que el capitalista consumirá todo su capital originario en un lapso de tiempo mayor. Pero esta circunstancia -que acerca el análisis a la práctica real burguesa- en modo alguno altera la veracidad científica de su conclusión.
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Mensaje que da lugar al debate
De: Comité Canadien Para: gpm@nodo50.org Enviado: lunes, 18 de febrero de 2002 21:05 Asunto: COLABORACION CCCCH MONTREAL
FROM CANADIAN COMMITTEE TO COMBAT CRIMES AGAINST HUMANITY
http://comitecanadienhumanite.freeservers.com
cccch2000@hotmail.com
3-220,de Beauharnois street west, Montreal, Quebec, Canada H2N 1K2
Telephone: (514) 387-0149
Editores de Grupo de Propaganda Marxista gpm@nodo50.org
Hemos recibido algunas comunicaciones de GPM en nuestro correo electrónico. Muchas gracias por la información. Al leer el encabezamiento de su página web "Sólo estamos dispuestos a trabajar con quienes sientan más horror al vacío ideológico en sus conciencias que al vacío social en torno suyo", me dije que tal vez podríamos publicar uno de nuestros artículos en su página.
Tengo entonces el agrado de hacerles llegar el artículo "La mundialisación y la candidez del académico" cuyo resúmen es el siguiente :
La mundialisación y la candidez del académico © Bruce Katz y René Silva
Resùmen
El documento refuta, punto por punto, los argumentos simplistas avanzados en favor de la mundialisaciòn por Johan Norberg y Roger Bate en un artìculo publicado por la Agencia Interamericana de Prensa Económica. Los autores, presidente y director del Comité Canadiense para Combatir los Crimenes Contra la Humanidad (CCCCH) estiman que cuando "académicos" pagados por las grandes empresas se libran al ejercicio de "modelar" la opinión pública con un análisis simplista de la compleja realidad económica que nos rodea, en forma tan alegre y superficial como lo hacen Norberg y Bate, no sólo demuestran la candidez del académico, sino que, negando en forma tácita los millones de personas fallecidas por la aplicación de un modelo económico desigual, cometen un acto abyecto de lesa majestad y se hacen cómplices de un crímen contra la humanidad. (7 670 palabras, 117 Ko)
Fuente: Comité Canadiense para Combatir los Crímenes Contra la Humanidad
http://comitecanadienhumanite.freeservers.com/spanish/humanidad_candidez01.html
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notas