9.- Anexo

Ante la crisis revolucionaria abierta tras el domingo sangriento del 9 de enero de 1905, Lenin abordó las nuevas condiciones de la lucha según el siguiente razonamiento: El problema central que la sociedad rusa debería resolver, era si la historia de ese país todavía bajo dominio de la autocracia feudal, enfilaría francamente por el camino más corto y directo a la democracia burguesa, el más favorable al desarrollo capitalista y al aumento numérico del proletariado —que esa era la estrategia diseñada por por los revolucionarios rusos para el período— o si, para llegar allí, la historia habría de sufrir las conseuencias de dar un rodeo zigzagueante pasando antes por el régimen monárquico-constitucional como en la Alemania de 1848, que sellara la alianza o frente único reaccionario entre la nobleza en el poder y la burguesía liberal, en contra de los intereses políticos de la clase asalariada y el campesinado pobre pequeñoburgués.

La lucha entre octubre y diciembre de 1905 fue un combate donde la historia se decidió provisionalmente por uno de los dos caminos a tomar en ese período, el más corto y directo hacia la democracia burguesa y la eliminación de todas las reminiscencias económicas sociales y políticas del feudalismo. Luego Lenin explicó cómo, en octubre, el pueblo impidió que la autocracia condujera a la sociedad por el más largo y doloroso camino de las instituciones representativas de tipo policíaco-liberal —la Duma (parlamento consultivo) de Buliguin— la cual fue barrida por los obreros y campesinos, que crearon en cambio unas instituciones netamente democráticas y revolucionarias: los soviets, abriendo de octubre a diciembre "un período de máxima libertad" y ofensiva revolucionaria de las masas proletarias y campesinas. La huelga política general convocada para el 7 de octubre de 1905 por el POSDR, empezó en la línea del ferrocarril que cubría el trayecto entre Moscú y Kazán y acabó extendiéndose por todo el país. En ella participaron más de dos millones de asalariados bajo las consignas del derrocamiento de la autocracia, el boicot activo a la duma de Bulyguin y la convocatoria de la Asamblea Constituyente para la instauración de la República Democrática Burguesa por mandato del Gobierno Provisional Revolucionario. Esta huelga insurreccional alcanzó tal magnitud social y fuerza política, que el 17 de octubre el Zar prometió "libertades cívicas" y firmó un decreto que rigió a partir del 11 de diciembre, atribuyendo a la Duma funciones legislativas. En ese momento, tal iniciativa obligada por una correlación de fuerzas políticas desfavorable, fue vista por la socialdemocracia revolucionaria y la vanguardia amplia del proletariado, como una más que "graciosa" invitación de "Su majestad" a que el pueblo deje los soviets y se desorganice bajo la forma representativa.  

En diciembre la autocracia consiguió interrumpir la ofensiva del proletariado aplastando la insurrección de Moscú, precisamente para desbaratar la forma de gobierno democrática directa de los soviets, y pudo así iniciar el "viraje monárquico constitucionalista-policíaco", convocando el 27 de abril de 1906 la I Duma del Estado, según el decreto del 20 de febrero, que convirtió al Consejo de Estado —la mitad de cuyos miembros eran designados por el Zar y el resto por la nobleza, la gran burguesía y el clero— de una corporación consultiva en una corporación legislativa con atribuciones para impugnar cualquier acuerdo votado en la Duma.  

Ante este retroceso de la revolución, los bolcheviques decidieron boicotear las elecciones a esta duma, pensando que el combate contra las "ilusiones en la Constitución democrático-policíaca" se mantenía. De hecho, hasta el verano de 1906 se produjeron "insurrecciones militares, huelgas dispersas y parciales". Estas luchas —en el marco de la ley electoral que dio mayoría a los demócratas constitucionalistas— agudizaron la dialéctica antagónica aun cuando no irreconciliable entre la burguesía liberal y la autocracia al interior de la Duma, por lo que el gobierno zarista hubo de proceder finalmente a su disolución el 8 de julio de 1906.

Cuando en setiembre-octubre de 1906 la autocracia ensayó otro "viraje constitucionalista" para desviarse lo más posible del camino hacia la revolución burguesa, como hemos dicho ya Lenin propuso participar en las elecciones a la II Duma,

1)       porque aun cuando en Rusia se mantenían las condiciones de la crisis revolucionaria abierta el 9 de enero de 1905, la mayoría de los electores habían participado en la primera duma haciendo fracasar el boicot;

2)       porque las masas obreras y campesinas que habían votado contra la autocracia dando la mayoría a los demócratas-constitucionalistas, se habían visto ratificadas en la necesidad de participar y,

3)     porque descartaba un inmediato brote subversivo, aun cuando preveía un agudizamiento de la crisis revolucionaria. Y asociaba esta última posibilidad a otra previsión: que con la ley electoral en vigor, no había esperanzas de que las fuerzas de izquierda modificaran favorablemente la composición del parlamento. Y creyó ver confirmado este pronóstico en los temores que manifestaba la gran burguesía "octubrista" en la prensa del régimen, en cuanto a que, en setiembre de 1906, seguía aun viendo proyectados sobre el movimiento obrero los estímulos revolucionarios de la huelga política de octubre de 1905 y, en que el gobierno no había fijado la fecha de las elecciones para poder convocarlas en el momento de mayor tensión explosiva supuestamente contenida en el movimiento. De ahí que Lenin pusiera en duda que la II Duma llegara incluso a constituirse (Cfr.: "¡Se prepara un nuevo golpe de Estado!" 30 de setiembre de 1906).

Sin embargo, en febrero de 1907 se realizaron las elecciones a la II Duma del Estado donde las fuerzas de izquierda tuvieron más representación que en la duma anterior. Estos resultados vinieron a abonar las previsiones de Lenin en cuanto a que la situación de la lucha de clases iba en dirección de un agudizamiento de la crisis revolucionaria. El 7 de febrero de 1907 Lenin presentó un análisis sobre el resultado de las elecciones a la II Duma del Estado. Al comprobar que todo el proletariado, gran parte de la pequeñoburguesía y el campesinado habían votado contra la nobleza y la burguesía liberal, concluyó que la nueva composición de la Duma confirmaba que en Rusia se mantenían todas las condiciones de una situación revolucionaria:

<<Indudablemente tenemos ante nosotros una duma más de izquierda que la anterior (...)

¿Qué significa esto?

La más salvaje, la más desvergonzada arbitrariedad de un gobierno centurionegrista. El más reaccionario de toda Europa ¡La composición de la representación popular más revolucionaria de Europa, en el país más atrasado!

Esta asombrosa contradicción expresa con absoluta nitidez la contradicción fundamental de toda la vida rusa actual, expresa todo lo revolucionario del momento que vivimos. (...)

El gobierno puso en marcha hace ya mucho todos los engranajes de su máquina de violencias, prógroms, atrocidades salvajes, engaño y embrutecimiento. Pero, ahora, después de haber agotado todos los recursos, después de haber acudido incluso a la artillería en aldeas y ciudades, todos sus engranajes se han desarticulado. En cambio, las fuerzas populares no sólo no están agotadas, sino que en estos precisos momentos se organizan abierta y valientemente en forma cada vez más amplia y poderosa. El absolutismo centurionegrista y una duma de izquierda. La situación es indiscutiblemente revolucionaria; la lucha en su forma más aguda es indiscutiblemente inevitable. (V.I. Lenin: "La segunda Duma y la segunda ola de la revolución" 11 de febrero de 1907)

Y nueve días después, esos mismos resultados le hacían decir que la conciencia revolucionaria de las clases subalternas se aclaraba y fortalecía, de lo cual sacó la conclusión de que la gran confrontación de clases era inminente y no se libraría en la Duma sino en las calles, fábricas y campos de Rusia:

<<Esta batalla se nos viene encima a toda marcha con los acontecimientos, con los choques del sector de izquierda de la Duma con el gobierno y los kadetes.

Aprestaos, pues, obreros, para acontecimientos serios. No desgastéis vanamente vuestras fuerzas. No tenemos por qué precipitar el desenlace: que el zar y sus sirvientes centurionegristas ataquen los primeros. Tendrán que atropellar al pueblo, disolver la Duma, derogar la ley electoral, iniciar una serie de violencias para deshacerse de la nueva Duma.

Que los opresores empiecen. Firme, tenaz y consecuentemente el proletariado debe alistar masas populares cada vez más amplias para la grande y encarnizada batalla por la libertad. ¡Camaradas obreros! Hemos vivido los primeros grandes embates de la revolución: el 9 de enero de 1905, la huelga de octubre, el levantamiento de diciembre. Volveremos a acumular nuevas fuerzas para una nueva acción aún más formidable y decisiva, cuando la hoguera de la Duma izquierdista se transforme en incendio y cunda por Rusia toda. Es preciso reunir y concentrar todas las fuerzas para el combate decisivo que se aproxima.>> (V.I. Lenin: "La segunda Duma y las tareas del proletariado" 20 de febrero de 1907)

El 3 de junio de ese año, la ofensiva política de la autocracia y los kadetes prevista por Lenin se cumplió y consistió en un golpe de Estado que disolvió la II Duma y modificó en sentido más reaccionario la ley electoral del 20 de febrero de 1906, poniéndola en el marco de una Constitución todavía más represiva. ¿Por qué fue disuelta la II Duma? Porque rechazó la reforma agraria presentada por el gobierno. En mayo de 1906, el zar Nicolás II nombró ministro del Interior a Piotr Arkádievich Stolypin quien, a la vez, pasó a desempeñarse como presidente del Consejo de Ministros en la primera Duma. Allí, el 9 de noviembre de ese año presentó la reforma agraria, diseñada para fomentar la estabilidad económica y política de Rusia mediante la creación de "pequeños propietarios" que formaran una base social favorable al zar. La reforma consistió en un paquete de leyes que permitieron a los campesinos separarse de la comunidad, accediendo a la propiedad de su parte de tierra y, si lo deseaban, reunir sus parcelas en una propiedad conjunta, de modo que si 1/5 de los propietarios individuales de una aldea demandaba esta concentración parcelaria, quedaba expedito el camino para su realización. Estas leyes, que fueron el referente fundamental de las "ilusiones constitucionalistas", al principio naturalmente parecieron colmar las aspiraciones y expectativas de los campesinos pobres. Pero como ocurriera con la reforma napoleónica, terminaron consolidando la concentración de la propiedad territorial a favor de los kulaks o grandes propietarios rurales, acabando por arruinar y expropiar mediante la competencia a los propietarios de pequeñas extensiones.[19]

La II duma "izquierdista" fue disuelta el 3 de junio de 1907, pero a despecho de las previsiones de Lenin, no incendió nada, sino que apagó los últimos rescoldos de la revolución; desapareció sin pena ni gloria para el proletariado junto a los restos ya inermes del espíritu revolucionario, hundida con destellos de fuego fatuo en la ciénaga política del Estado autocrático. En realidad la insurrección de diciembre de 1905 había sido el último aliento vital de la revolución que comenzó a respirar el 9 de enero de ese año.

Y cuando en noviembre de 1907 Lenin dijo que no veía en el horizonte político de Rusia nada capaz de destruir en ese momento al POSDR, las fuerzas deletéreas de la contrarrevolución ya estaban imperceptiblemente haciendo lo suyo en esa organización. Las propias divergencias acerca de la necesidad y conveniencia política de participar en la III Duma del Estado ruso, así como el resultado de las decisiones finalmente adoptadas al respecto, estaban presagiando el histórico final provisorio del POSDR en tanto organización con influencia en el movimiento obrero.

Si dejamos las cifras comparativas de la voluntad política que los explotados subliman en los comicios y en las instituciones políticas del Estado burgués, y vamos a la estadística de huelgas en la sociedad civil, donde la lucha de clases se muestra en estado sólido, podemos ver cómo fue evolucionando la correlación de fuerzas sociales en todo ese período. Según datos proporcionados por Pierre Broué en su obra: "El Partido bolchevique", en 1905 hubo en Rusia más de 2.750.000 huelguistas; en 1906 bajaron a 1.750.000; en 1907 a 750.000; en 1908 a 174.000; en 1909 a 64.000 y en 1910 a 50.000.

A mediados de febrero de 1907, en: "Sobre el momento actual de la revolución democrática" Lenin verifica que "la crisis económica por la que atraviesa Rusia no revela indicios de su próxima desaparición y continúa provocando desocupación en las ciudades y hambre en el campo", concluyendo a raíz de eso que "se agudiza la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía, entre los terratenientes y el campesinado y también entre la burguesía campesina -sobornada por el gobierno- y los sectores más pobres del campo".

Cuando Lenin dice esto, el movimiento revolucionario daba claros síntomas de paulatina degradación política, y la agudización de la crisis económica, lejos de estimular a la unidad y a la lucha del movimiento obrero, lo dividía y debilitaba, facilitando que la reacción hiciera en él verdaderos estragos.. El éxito de la feroz ofensiva represiva de la autocracia en el poder, combinada sin duda con las ilusiones constitucionalistas paralizantes proyectadas sobre las masas por el juego electoral-parlamentario —sobre todo durante la segunda y tercera dumas— sólo se explica a la luz del claro retroceso revolucionario desde la derrota de la insurrección de diciembre en 1905. Esto acabó por reconocerlo Lenin sólo siete meses después de haber afirmado todo lo contrario, cuando en ese tiempo nada permitía inferir que las condiciones objetivas y subjetivas en Rusia hubieran cambiado:

<<El viraje en el desarrollo de la lucha se inicia con la derrota de la insurrección de diciembre. Paso a paso, la contrarrevolución emprende la ofensiva a medida que se debilita la lucha de las masas. En la época de la I Duma, esta lucha se expresaba aún muy considerablemente en la intensificación del movimiento campesino, en la amplia destrucción de los nidos de los terratenientes feudales y en toda una serie de sublevaciones de soldados. Entonces la reacción atacaba lentamente, sin decidirse de una vez a dar un golpe de Estado. Tan sólo después de aplastadas las sublevaciones de Sveaborg y de Kronstadt en julio de 1906, la reacción se hace más atrevida, restablece el régimen de los consejos de guerra, sumarísimos, empieza a escamotear el derecho electoral (las aclaraciones senatoriales) y, por último, se lanza definitivamente al asedio policíaco de la II Duma y demuele por entero la ponderada Constitución. Todas las organizaciones de masas espontáneas y libres fueron sustituidas en esa época por la "lucha legal" en el marco de la Constitución policíaca interpretada por los Dubasovs y los Stolypins. La primacía de la socialdemocracia fue reemplazada por la preponderancia de los democrátas-constitucionalistas, que dominaban en las dos Dumas. El período de descenso del movimiento de masas fue el período de mayor esplendor del partido demócrata constitucionalista, que explotó este descenso presentándose como "luchador" por la Constitución. El partido de los demócratas-constitucionalistas hizo todos los esfuerzos para inculcar en el pueblo fe en esa Constitución y propugnó que era necesario limitarse precisamente a la lucha "parlamentaria">> (V.I. Lenin: "Revolución y contrarrevolución" 20 de octubre de 1907)

Lenin dice esto en medio de una represión que alcanza a numerosos comités del POSDR, la moral de los asalariados se deteriora aun más y muchos miembros del partido abandonan la militancia. En tales circunstancias, Lenin propuso participar en la III Duma del Estado, con la ley electoral más reaccionaria y favorable a los intereses de la camarilla autocrática compuesta por la burocracia centurionegrista y la nobleza terrateniente.

Los argumentos a favor de esta decisión fueron expuestos por Lenin en su folleto titulado "Contra el Boicot" (Junio de 1907). Jugando con el polisentido de la palabra ilusión desde la I Duma, Lenin distinguió entre la situación objetiva que presidió el periodo del "viraje constitucional" durante las dos primeras Dumas del Estado, y la situación que prevaleció en la III. Refiriéndose al primer período dice que:

<<Ahora aparece ante nosotros con todos sus rasgos el período de las ilusiones constitucionales, el período de la Primera y la Segunda Dumas, y ya no resulta difícil comprender el significado de la lucha de entonces de los socialdemócratas revolucionarios contra tales ilusiones. Mas entonces, en 1905 y comienzos de 1906, esto no lo comprendían ni los liberales del campo burgués ni los mencheviques del campo proletario.

Pero el período de la I y II Duma fue, en todos los aspectos y en todos los sentidos, un período de ilusiones constitucionales (...) Los señores Dobásov y Stolypin, eran, al parecer, los hombres más poderosos de aquella época, y hacían todos los esfuerzos posibles para convertir las "ilusiones" en realidades. Las ilusiones resultaron ser ilusiones. (...) Pero no fueron solamente los Dubásovs y los Stolypins quienes trataron de poner en práctica la "Constitución". No eran sólo los lacayos demócratas-constitucionalistas quienes la ensalzaban y hacían serviles reverencias (...) No; durante aquél período y en mayor y menor grado, también las más amplias masas populares creían aun sin duda en la "Constitución", tenían fe en la Duma, a despecho de las advertencias de la socialdemocracia.

Puede decirse que el período de las ilusiones constitucionales de la revolución rusa fue un período de entusiasmo nacional por un fetiche burgués, semejante al entusiasmo qué, a veces, sienten naciones enteras de Europa occidental por los fetiches burgueses del nacionalismo, el antisemitismo, el chovinismo, etc...>> (V.I. Lenin "Contra el Boicot" Junio 1907 Aptdao.. III)

Pero el significado de la palabra ilusión no podía ser el mismo para los explotados rusos que para sus clases dominantes. Dada la total incapacidad de las clases gestoras del tinglado para satisfacer las aspiraciones básicas de los ilusionados por el ilusionismo de la Constitución, Lenin y los bolcheviques tenían claro que de la ilusión pasiva puesta por las clases sublaternas rusas en la Constitución monárquico-liberal-policíaca y sus instituciones, no podía resultar más que eso: Esperanza renovada y represión. En cambio, la ilusión de los Dubásov y los Stolipin en la Constitución monárquica no sólo consistía precisamente en negar todo aquello por lo que, en el fondo, estaban ilusionados los obreros y campesinos, sino que era una ilusión activa, en tanto habían puesto en movimiento todos los medios materiales y humanos del Estado ruso para que esa fábrica de ilusiones que era la Constitución monárquica y el parlamento se convirtieran en realidad. ¿Para qué? Para cortar a los socialdemócratas el camino directo hacia la constitución burguesa y llevar a la sociedad por el camino de la alianza entre la burguesía y la nobleza expresada en la Constitución policíaca y la duma. De ahí el justo sentido de las palabras con que Lenin completó el párrafo que acabamos de citar:

<<...Y es un mérito de la socialdemocrácia el no haber cedido al atolondramiento burgués (de las clases subalternas), el haber sido la única que en la época de las ilusiones constitucionales mantuvo constantemente desplegada la bandera de la lucha contra tales ilusiones>> (Op. cit.. Lo entre paréntesis es nuestro)

Si el primer período se caracterizó por lo que Lenin consideró "viraje constitucionalista" provisional hacia las ilusiones que los explotados tenían puestas en las promesas de la Constitución policíaca, fue porque esas ilusiones estaban siendo eficazmente combatidas por un sector minoritario pero significativo de la población dirigido por los socialdemócratas revolucionarios. En esas circunstancias, para los bolcheviques el boicot a la duma estaba plenamente justificado. Pero cuando a despecho de la lucha de los sectores más conscientes de la sociedad el "viraje Constitucionalista-policíaco" se consolidó y el ilusionismo de la Constitución monárquico-policial se hizo, por tanto, realidad, Lenin admitió qué, ante estas nuevas condiciones objetivas, —aunque se trataba de la más antidemocrática y policíaca de todas las que se habían convocado— el boicot a la IIIa. duma perdía todo sentido. Había de momento que pasar por combatir las ilusiones de las masas en el antro ilusionista.

Estar en condiciones de combatir las ilusiones de las masas en las promesas de laConstitución monárquico-liberal, cuando esas ilusiones y promesas sólo suponían un desvío provisional del camino más recto en dirección a la revolución democrático-revolucionaria, eso era lo que —a juicio de Lenin— justificaba el boicot. Una vez que ese desvío se mantiene y consolida porque las fuerzas revolucionarias se han debilitado y ya no pueden provocar situaciones como la huelga insurreccional de octubre o la insurrección de diciembre, entonces el boicot deja de tener sentido.

Y aquí se impone esta pregunta: ¿por qué en esas circunstancias Lenin decide participar en la III Duma? Porque considera que las condiciones que llevaron a la situación revolucionaria abierta el 9 de enero de 1905 se mantenían, porque seguía pensando que el POSDR tenía capacidad y vigor suficientes como para volver a cambiar la correlación de fuerzas políticas y reconducir el proceso hacia la revolución burguesa por el camino más corto, el más favorable a la estrategia de la revolución socialista, aun obligado a hacerlo, de momento, en las instituciones del enemigo:

<<Si se compara desde este punto de vista, el otoño de 1907 con el de 1905, habría de llegarse necesariamente a la conclusión de que no tenemos motivo para proclamar ahora el boicot (...) El viraje constitucional monárquico de la historia no era entonces más que una promesa policíaca. Ahora es un hecho. No querer reconocer este hecho sería demostrar un temor ridículo a la verdad. Y deducir del reconocimiento de este hecho que la revolución rusa ha terminado sería un error. No, aun no hay datos que permitan hacer esta deducción. Los marxistas tienen el deber de luchar por el camino revolucionario directo del desarrollo cuando esa lucha viene prescrita por las condiciones objetivas, pero ello no significa, lo repetimos, que no debamos tener en cuenta el viraje zigzagueante que ya es un hecho concreto.>> (Op. Cit. III)     

Según dijo en el "Informe sobre la III duma del Estado" ante la conferencia de la organización de San Petersburgo del POSDR (19 de noviembre de 1907), su táctica declarada de participar en las instituciones autocráticas consistió en "preservar" a la minoría en la Duma, esto es, utilizarla como tribuna para desenmascarar y denunciar la política reaccionaria del régimen y seguir difundiendo "entre las más amplias masas populares la idea de la Asamblea Constituyente de todo el pueblo, elegida sobre la base del sufragio universal, con la finalidad de volver a transformar toda la presión social que la crisis ejerce al interior de la caldera del sistema, en acción política directa para retomar el camino recto hacia la revolución democrático-burguesa:

<<La composición y la actividad de la III Duma prometen proveer a la socialdemocrácia de un abundante y magnífico material de agitación, que deberá ser utilizado contra el gobierno ultrarreaccionario, los terratenientes descaradamente feudales, los octubristas y, también, contra los demócratas-constitucionalistas. (...) En cuanto a lo de "preservar" a la minoría, el informante dijo: en efecto, hay que preservar a la minoría. Más ¿para qué?. Solo para que el la duma enarbole la bandera de la socialdemocracia, sólo para combatir intransigentemente en ella a los contrarrevolucionarios de todo género y matiz, empezando por los de la "Unión del Pueblo Ruso y terminando por los demócratas-constitucionalistas. Pero en ningún caso para que apoye a los octubristas "de izquierda">> (Op.cit.)

En realidad, el propósito inconfesado de Lenin consistió en "preservar" el espíritu objetivo del partido dando a sus militantes un referente político de lucha y una actividad que había casi desaparecido de las calles, fábricas y campos de Rusia. Trataba de contrarrestar el incipiente vaciamiento social de sus organizaciones.

<<Derrotado en el alzamiento de diciembre de 1905, el proletariado pasa dos años -años que, si bien viven todavía el impulso revolucionario como la estadística de huelgas revela, son ya, a pesar de todo, años de reflujo- haciendo esfuerzos heroicos por mantener una parte, al menos, de las posiciones conquistadas. Los cuatro años que siguen (1908-1911) se reflejan en el espejo de la estadística de huelgas como años de contrarrevolución triunfante.>> (L.D. Trotsky: "Historia de la revolución rusa" Cap. II)

Esta realidad se hizo más ostensible en 1908 y fue reconocida por Lenin en enero-febrero de 1909, recién acabada la Conferencia nacional del POSDR celebrada en París entre el 21 y el 27 de diciembre de 1908. Aquí es donde Lenin por primera vez admite que la situación revolucionaria es cosa del pasado y que el "triunfo de la contrarrevolución" es un hecho:

<<Queda atrás un año de decaimiento, de confusión ideológica y política, un año de desorientación del partido. Todas las organizaciones del partido han visto reducidos sus efectivos, y algunas —precisamente las que contaban con un número menor de proletarios— se han venido abajo.>> (V.I. Lenin: "En Ruta" 10/02/1909).

Ahora bien, cuando en octubre de 1906 Lenin se puso a defender la táctica de participación de los revolucionarios en las elecciones a la II Duma de 1907, lo hizo porque el boicot a la I Duma (de Witte) había fracasado (buena parte de los electores siguieron el llamado a participar que había hecho la burguesía a través del partido de los demócratas constitucionalistas) y porque descartó en lo inmediato una nueva ola ofensiva del proletariado, aunque no dio por finalizada la crisis revolucionaria abierta con el domingo sangriento del 9 de enero de 1905.

Al margen de si la decisión de participar fue correcta o conveniente lo importante a señalar aquí es que, en esos momentos, Lenin no se cansó de insistir en que el secreto de la eficacia política para enlazar cualquier táctica con la estrategia de lucha por la revolución socialista, reside en garantizar siempre la independencia de la política de clase, no sólo de palabra, sino de hecho. Y él sabía —y lo decía— que para garantizar la eficaz acción independiente de los revolucionarios en la cueva de la contrarrevolución electoral-parlamentaria burguesa, es imprescindible disponer de un significativo número de militantes revolucionarios organizados, como era el caso en ese momento del POSDR., que contaba en sus filas con una base social de decenas de miles de miembros activos probados en la actividad clandestina prolongada, lo cual se traducía en un caudal electoral nada desdeñable de entre el millón y millón y medio de votos seguros. Sobre estos argumentos de la realidad partidaria fundó Lenin la esperanza —finalmente frustrada— de evitar el aislamiento partidario en momentos de retroceso del movimiento espontáneo, intentando mantener y, en lo posible, aumentar, el patrimonio social de la revolución cuya cantera Lenin veía en la vanguardia obrera amplia:

<<La rigurosa organización de partido de los socialdemócratas, disciplina incondicional al partido, que ha sabido mantenerse en la clandestinidad a lo largo de los años, llegando a contar con 100.000 a 150.000 afiliados de todas las nacionalidades, el único partido de la extrema izquierda que mantuvo su cohesión en la primera Duma y que actuó precisamente como fracción del partido: este grado de organización de nuestro partido, será una formidable recomendación y garantía a los ojos de todos aquellos que, lejos de temer a la lucha resuelta, aspiran a ella de todo corazón, pero que no tienen la confianza en sus propias fuerzas y que no se deciden a tomar por sí mismos la iniciativa y actuar abiertamente>> (V.I. Lenin: "La socialdemocracia y los pactos electorales". Fines de Octubre de 1906)

Esto quiere decir que a los bolcheviques jamás se les hubiera ocurrido pensar en las elecciones burguesas como táctica de construcción del partido revolucionario. Un año después, haciendo un balance de lo actuado por el movimiento revolucionario ruso desde 1895, Lenin volvió sobre la trascendencia política que atribuyó a la cohesión del POSDR durante todo el período contrarrevolucionario dominado por el juego electoral y la hegemonía política del partido demócrata constitucionalista entre 1906 y 1907. Y allí, enlazando con la teoría bolchevique de construcción del partido expuesta en su "¿Qué Hacer?" (1902), se reafirmó en que esa fortaleza, cohesión y continuidad revolucionaria que demostró el POSDR durante ese duro período inmediatamente posterior a la insurrección de diciembre de 1905, se forjó a instancias de dos factores políticamente combinados:

1.     El "estrecho marco de los círculos" intelectuales revolucionarios portadores del materialismo histórico y,

2.     El periódico para toda Rusia.

Y da a entender que, sin la realización de esta tarea previa de unir la teoría marxista con el movimiento obrero espontáneo completamente al margen de las instituciones de la burguesía —sin duda una de las más difíciles de todo proceso revolucionario genuino— cualquier intento de construir un partido comunista de la clase asalariada no pasaría de ser un total despropósito, una cáscara vacía por completo de contenido político revolucionario, un peligroso albur sujeto a toda clase de desviaciones y ambiciones personales:

<<Sin esta condición, la organización de revolucionarios profesionales sería un juego, una aventura, un rótulo vacío, y el folleto "¿Qué Hacer?" subraya reiteradamente que la organización defendida por él tiene sentido sólo en ligazón con la "verdadera clase revolucionaria que se lanza espontáneamente a la lucha". Pero la máxima capacidad organizativa del proletariado para unirse como clase se realiza por seres humanos y precisamente en determinadas formas orgánicas. En nuestras condiciones históricas, en la Rusia de 1900-1905, ninguna otra organización que no fuese la iskrista podía crear un tal partido obrero socialdemócrata como el que ha sido creado. Los revolucionarios profesionales han hecho su obra en la historia del socialismo proletario ruso. Y no hay fuerza capaz de destruir ahora esta obra, que desde hace mucho ha rebasado el estrecho marco de los "círculos" de 1902-1905>> (V.I. Lenin: "Prólogo a la recopilación '12 años' " Noviembre de 1907)

Con esta última declaración Lenin quiere decir que el POSDR como tal acabó de formarse bajo el influjo de los acontecimientos revolucionarios desencadenados por el "domingo sangriento" el 9 de enero de 1905.

Como corolario de todo este razonamiento, queda por decir que, tanto el origen como la vigencia en el tiempo de los partidos revolucionarios, tienen su causa eficiente en la actividad revolucionaria de la clase obrera; cuando esta cesa, no hay voluntad política capaz de evitar su práctica desaparición como tales organizaciones de la clase. Las vicisitudes del partido bolchevique, tanto desde la gran huelga de octubre de 1905 hasta 1910, como desde la toma del Palacio de Invierno hasta la muerte de Lenin, así lo confirman.

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[19] Después de que la primera revolución había convertido a los campesinos semisiervos en propietarios libres de su tierra, Napoleón [492] consolidó y reglamentó las condiciones bajo las cuales podrían explotar sin que nadie les molestase el suelo de Francia que se les acababa de asignar, satisfaciendo su afán juvenil de propiedad. Pero lo que hoy lleva a la ruina al campesino francés, es su misma parcela, la división del suelo, la forma de propiedad consolidada en Francia por Napoleón. Fueron precisamente las condiciones materiales las que convirtieron al campesino feudal francés en campesino parcelario y a Napoleón en emperador. Han bastado dos generaciones para engendrar este resultado inevitable: empeoramiento progresivo de la agricultura y endeudamiento progresivo del agricultor. La forma «napoleónica» de propiedad, que a comienzos del siglo XIX era la condición para la liberación y el enriquecimiento de la población campesina francesa, se ha desarrollado en el transcurso de este siglo como la ley de su esclavitud y de su pauperismo. (K.Marx: El 18 Brumario de Luis Bonaparte" VII)