3.- Frente político entre clases subalternas del capitalismo
y desarrollo económico desigual

Ahora bien, dado que la acumulación del capital dentro de las relaciones de producción feudales todavía predominantes, era naturalmente incipiente, las nuevas clases sociales -burguesía y proletariado- constituían una irrisoria minoría respecto del bloque histórico de poder entre la nobleza terrateniente y el campesinado en general. Marx y Engels sostenían, por tanto, que en la tarea de liberar al capitalismo de las trabas feudales, el proletariado en semejantes condiciones de inferioridad numérica no podía más que constituirse en un poder político auxiliar de la burguesía, clase a la que, en esa etapa del desarrollo de la humanidad, le correspondía asumir toda la responsabilidad de hacerse cargo de las ruedas de la historia. Era necesario, por tanto, que los asalariados y la pequeñoburguesía urbana y rural -interesados en la nueva sociedad nacida del vientre de las relaciones de señorío y servidumbre-, ayudaran a que los capitalistas asumieran todo el poder político, librando a la sociedad de las reminiscentes trabas feudales que impedían la libre acumulación del capital y la consecuente expansión de su clase explotada.

Para eso, de momento el proletariado debía renunciar a sus propias reivindicaciones históricas, a su propia emancipación social, diluyéndose en las organizaciones políticas de la burguesía, luchando desde ellas contra la opresión de la sociedad feudal decadente. Esta circunstancia o condición histórica específica, alumbró la necesidad del frente político entre el proletariado y la perqueñoburguesía democrática en la sociedad de transición del feudalismo al capitalismo. La justificación de ese frente político policlasista desde el punto de vista estratégico comunista, procedió de que sólo unas relaciones capitalistas desarrolladas podían crear un asalariado numeroso, hasta que el cambio de cantidad en cualidad pusiera a esta clase creada por el capital, en situación de poder liderar un proceso de lucha capaz de disputar a la burguesía el poder político desde la perspectiva de un proyecto económico-social superador del capitalismo: el socialismo. Tal fue el origen de los frentes policlasistas entre el porletariado y la pequeñoburguesía rural y urbana.

Pero, dado que desde su nacimiento en el seno de la sociedad feudal, el capitalismo tuvo siempre un desarrollo económico desigual, no en todas partes el frente del proletariado con la pequeñoburguesía cumplió el cometido revolucionario esperado. Es que, dada la debilidad numérica del proletariado y la actitud vacilante de la pequeñoburguesía en su carácter de clase intermedia aunque políticamente decisiva por su mayor masa social, el ritmo de la revolución capitalista en cada país, dependió del comportamiento de la burguesía y, éste, de su relativa fortaleza o debilidad económica y social. De ahí que, en enero de 1848, cuando publicaron su "Manifiesto Comunista", Marx y Engels observaron que este desarrollo económico desigual se expresaba también en distintas formas de conflictos políticos y, por tanto, en diversas formas de frentes entre las clases en lucha contra la nobleza todavía políticamente dominante, no sólo contra los abusos dentro de esa sociedad, sino contra la vigencia de la sociedad misma, por una sociedad más avanzada según las necesidades históricas determinadas por las contradicciones en el seno de la sociedad dominante:

<<Los comunistas luchan por alcanzar los objetivos e intereses inmediatos de la clase obrera; pero, al mismo tiempo defienden también, dentro del movimiento actual, el porvenir de ese movimiento. En Francia, los comunistas se suman al Partido Socialista Democrático[2] contra la burguesía conservadora y radical, sin renunciar, sin embargo, al derecho de criticar las ilusiones y los tópicos legados por la tradición revolucionaria. (...)

En Alemania, el Partido Comunista lucha al lado de la burguesía, en tanto que esta actúe revolucionariamente contra la monarquía absoluta, la propiedad territorial feudal y la pequeñoburguesía reaccionaria.>> (K.Marx-F.Engels: "Manifiesto Comunista" Cap. IV)

La salvedad hecha por los creadores del Materialismo Histórico respecto de Alemania, en cuanto a la actitud de los comunistas frente a las distintas burguesías nacionales opositoras en Europa, estaba plenamente justificada y encerraba toda una premonición. En efecto, allí donde, como en Inglaterra o Francia, la mayor fortaleza social de la burguesía infundió a esta clase valor político suficiente para liderar el proceso revolucionario hasta el final, la pequeñoburguesía acompañó exitosamente al proletariado en su lucha de auxiliar a la revolución burguesa en esos países. Pero no ocurrió lo propio en Alemania, cuyo atraso económico relativo gestó una burguesía débil y cobarde. Temerosa de su propio proletariado, tubo miedo de ponerse al frente de la lucha contra la nobleza reaccionaria, en la que se apoyó para medrar, aunque no lo suficiente para saberse capaz de seguir desarrollándose políticamente sin ese apoyo:

<<La revolución prusiana de marzo, no debe confundirse con la revolución inglesa de 1648 ni con la francesa de 1789.

En 1648, la burguesía se alió con la moderna nobleza en contra de la monarquía, de la nobleza feudal y de la iglesia imperante.

En 1789, la burguesía se alió con el pueblo en contra de la monarquía, de la nobleza y de la iglesia imperante. (...)

En ambas revoluciones fue la burguesía la que se puso al frente del movimiento. El proletariado y las facciones de la sociedad urbana no pertenecientes a la burguesía, o no abrigaban intereses al margen de los de la burguesía, o bien no formaban aún clases o sectores de clases con un desarrollo propio. (...)

La revolución de 1648 fue el triunfo del siglo XVII sobre el siglo XVI; la revolución de 1789 fue el triunfo del siglo XVIII sobre el siglo XVII. Más todavía que las necesidades de las partes del mundo en que acaecían, Inglaterra y Francia, estas revoluciones expresaban las necesidades del mundo de entonces. (...)

Nada de esto encontraremos en la revolución prusiana de marzo (en 1848). (...) En vez de adelantarse a su siglo iba a la zaga de él en más de cincuenta años. (...) No se trataba de instaurar una nueva sociedad sino de resucitar en Berlín (año 1848) la sociedad muerta en París (año 1789) (...)

La burguesía alemana se había desarrollado de un modo tan inerte, tan lento y tan cobarde, que en el momento en que se enfrentaba amenazadora al feudalismo y al absolutismo, veía alzarse amenazadoramente ante sí al proletariado y a todos los sectores de las ciudades afines a éste por sus intereses y sus ideas. (...); carente de toda fe en sí misma y sin fe alguna en el pueblo; gruñendo contra los de arriba y temblando ante los de abajo; (...) revolucionaria para con los conservadores y conservadora para con los revolucionarios; sin iniciativa, sin fe en sí misma, sin fe en el pueblo y sin misión alguna en el plano de la historia universal (...); tal era la burguesía prusiana a la que la revolución de marzo entregó el timón del Estado.>> (K. Marx: "La burguesía y la contrarrevolución" 16/12/848)

 

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[2] "Lo que se llamaba entonces en Francia Partido Socialista Democrático, estaba representado en política por Ledrú-Rollin y en la literatura por Luis Blanc; hallábase, pues, a cien mil leguas de la socialdemocracia alemana de nuestro tiempo" (Nota de F. Engels a la edición alemana de 1890). Engels se refiere aquí a la socialdemocracia alemana que ahogó en sangre de comunistas la revolución de 1918-19, a fin de imponer esta propuesta del Manifiesto para la Alemania de 1848, cuando en 1918 este país había alcanzado ya el mayor desarrollo capitalista de Europa, y su clase obrera pasó a ser la más numerosa y organizada del continente. O sea, cuando, según el espíritu estratégico que inspiró en Marx y Engels esta obra desde entonces mil veces malversada, las condiciones históricas de Alemania y Europa habían cambiado por completo, dejando sin sentido aquella propuesta planteada para las condiciones específicas del momento. Se equivocó, pues, Engels: la socialdemocracia de Bernstein, Ebert y Noske (el frente policlasista), estuvo en 1918, justo en el mismo sitio formal que ocupó el Partido Socialista Democrático de Ledru-Rollin y Luis Blanc en 1848 (el frente policlasista) . La diferencia está en que la misma consigna de lucha por la república burguesa que defendieron los dos partidos, en 1918 había pasado a ser políticamente reaccionaria. Sobre todo en Alemania.