Conclusión

1)       Que nos parece bien participar en la creación y desarrollo de un movimiento clasista independiente de los asalariados. Pero si, como parecen dar a interpretar tus palabras, "el paso" siguiente a la construcción de ese frente consiste en convertir a ese movimiento en partido, no nos parece que ése sea el método de construcción que redunde en beneficio del proceso revolucionario. Volvemos aquí sobre la idea de que la vanguardia revolucionaria tiene unas instancias de creación distintas a las del movimiento espontáneo de los asalariados, de lo contrario, esto es, si la vanguardia revolucionaria surgiera directamente del movimiento espontáneo, yano tendría sentido hablar de relación vanguardia-masa ni de la necesidad de un partido separado. Cierto que la magnitud social y proyección política de la vanguardia está íntimamente vinculada a la evolución necesariamente discontinua de la lucha de clases elemental o espontánea, a su intensidad y extensión. Pero el principio activo de su existencia no está en ese teatro de la realidad social sino en el desarrollo de la moderna ciencia social: el materialismo histórico. El partido revolucionario es el resultado necesario de la lucha ideológica de los intelectuales marxistas en el seno de la vanguardia política del proletariado, para ajustar el movimiento político de la sociedad a las leyes económicas que condicionan objetivamente la lucha de clases efectiva y real. Esto no ha cambiado. Lo que si ha cambiado respecto de los tiempos de Marx, Engels y Lenin, es que hoy día, el elevado nivel de instrucción medio del proletariado ya no justifica que la intelectualidad revolucionaria deba surgir de la burguesía y de la pequeñoburguesía. Más aun, es necesario que surja exclusivamente de la clase asalariada. A partir de este salto cualitativo, el partido revolucionario tiende a ser obrero no sólo por su extracción de clase mayoritaria en todas sus instancias de funcionamiento, sino porque el desarrollo de las fuerzas productivas capacita a los miembros de esa condición social para que sustituyan en el partido a los intelectuales de origen burgués y pequeñoburgués, pasando progresivamente a actuar como "intelectuales orgánicos" al más alto nivel científico. Pero su instancia orgánica de formacióny desarrollo teórico no puede estar en el movimiento obrero sindicalmente organizado sino en la organización revolucionaria. Otra cosa es proponer que los mejores elementos del Frente social obrero sean vistos como posibles candidatos a la formación teórica y política revolucionaria con vistas a integrar la organización revolucionaria. Pero esto a condición de que la organización revolucionaria compuesta por científicos sociales ya exista.
Una cosa es la independencia clasista de los asalariados, respecto de los sindicatos estatizados, y otra su independencia revolucionaria. Y esta última no es un simple problema de distinto nivel de conciencia sindical que se resuelve organizativamente en el ámbito de la lucha elemental de los explotados, es un problema teórico-político que sólo se resuelve organizativamente tras un debate en el ámbito de la lucha ideológica entre las distintas direcciones políticas que dividen al movimiento.

2)       Respecto de la idea de participar en las elecciones al parlamento burgués, ya hemos visto que Lenin se inclinó por esta opción tras haber concluido que Rusia pasaba no precisamente por un período de retroceso ideológico y desmovilización, como es el caso hoy. Llamó a participar en la II Duma en un intervalo de relativa calma en la lucha, aun cuando -según sus análisis- dentro de una situación de crisis revolucionaria, de cuasi doble poder, inducida sin duda por el POSDR integrado por más de 100.000 miembros con influencia de masas. Cuando las elecciones fueron convocadas por la autocracia, la burguesía y la nobleza buscaban consolidar ese momentáneo reflujo, convirtiendo en votos y discusiones parlamentarias la voluntad popular expresada directamente en las calles, campos y fábricas de Rusia. En tales circunstancias, los bolcheviques acudieron a la Duma para denunciar las ilusiones constitucionalistas tratando de contrarrestar la maniobra política del gobierno zarista especialmente dirigida a los sectores más atrasados de las masas rusas. Cuando los asalariados en general aceptan la disciplina laboral en condiciones de explotación compatibles con la continuidad de los negocios, como es el caso actual en general, en ausencia de minorías socialmente significativas que cuestionen políticamente al sistema con sus luchas porque el partido revolucionario no existe, la vanguardia amplia sin partido no está en condiciones de permear el discurso revolucionario. Bajo semejantes condiciones subjetivas, en medio de la completa desmovilización política de los explotados, la táctica de construir el partido revolucionario participando en los comicios con candidatos propios, en el más favorable de los resultados nos parece un esfuerzo militante baldío, una tarea completamente infructuosa desde el punto de vista de los objetivos propuestos.

3)       Engels decía que las elecciones burguesas son un barómetro de la lucha de clases. Esto es muy relativo, porque, dada la función objetiva de todo ese tinglado, los comicios no sólo miden la presión social sino que, al mismo tiempo, distorsionan y falsean lo que miden; un ejemplo de esto que decimos -a nuestro modo de ver- ocurrió durante la II Duma "izquierdista" del Estado ruso. La distorsión y el falseamiento llega, incluso,hasta el punto de invertir el significado político de la voluntad popular en el momento de su representación parlamentaria. Lenin se refirió muchas veces al soborno como medio eficaz de burlar la intención del voto ganador después de los comicios. Y está claro que a estas formas de gobierno que los poderes fácticos ejercen a la sombra del "Estado democrático de derecho", sólo pueden sobreponerse los candidatos electos de un partido revolucionario ya constituido y fuertemente cohesionado en torno al materialismo histórico, donde los candidatos eventualmente electos, además, no pueden dejar de sentir en ningún momento la presión política ejemplar de miles de abnegados compañeros de partido que luchan fuera de las instituciones burguesas por la misma causa que -se supone- pasan temporalmente a defender sus representantes dentro de ellas.

4)       Al recortarse de tal modo en el panorama político del país y a falta de una dirección revolucionaria, el hecho de que vuestra organización presente candidatos para acceder al parlamento hace suponer que aspira a llenar ese vacío de dirección revolucionaria. Y es de esperar que, por efecto de la "ilusión constitucionalista", no pocos asalariados clasistas, por simple conciencia negativa o rechazo a todo lo existente, empezarán depositando su confianza en la "nueva dirección": "Pero tan pronto como aparece, la dirección se eleva inevitablemente por encima de la clase y por este hecho se arriesga a sufrir la presión y la influencia de las demás clases" (L.D. Trotsky: "Clase, partido y dirección"). ¿Está en condiciones vuestra organización de soportar las presiones a que se verán sometidos los miembros de su pequeña organización en un momento de atraso ideológico y desmovilización revolucionaria de los asalariados en ese país?

En fin, que nosotros no vemos fundamento político racional para ser optimistas respecto de la táctica propuesta por vosotros Por eso pensamos que, de llevarla adelante, lo peor para seguir realizando eficazmente el proyecto revolucionario hasta ahora muy bien conducido por vosotros, sería obtener un resultado electoral exitoso que os estimule a mantener esa táctica, porque, como dijera hace ya años el socialdemócrata liberal Felipe González, "también se puede morir de éxito". Y "Dios" bien sabe que quisiéramos estar equivocados en este pronóstico.

Esperamos tu opinión. Un abrazo: GPM

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