3.4.- El quimismo

Pero en el "mecanismo absoluto", aunque relacionados, los objetos diversos no dejan de ser indiferentes entre sí, y su determinación es ajena a su propia naturaleza constitutiva. La objetividad mecánica deja subsistir la subjetividad del concepto en la diferente naturaleza de los objetos. Esta naturaleza constituye el objeto químico. El objeto químico existe y se determina como independiente (o como concepto subjetivo) en virtud de esa naturaleza química inmanente; pero en tanto deja subsistir a los otros objetos no puede concretar su autodeterminación como concepto objetivo. Así, su determinación está puesta por los otros objetos diferentes. Esta contradicción entre su naturaleza individual concreta y la determinación unilateral o subjetiva de su existencia, es la que le impulsa a determinarse según su concepto objetivo. Dado que cada objeto está puesto por su concepto subjetivo en contradicción con la consecuente unilateralidad de su propia existencia, tiende a eliminarla; y en esa tendencia va implícito el impulso a eliminar la determinación unilateral o individual del otro objeto. Al contrario del objeto mecánico, el objeto químico se revela aquí como diferente, pero no indiferente respecto de otro. El estar en tensión uno frente al otro -como diferentes no indiferentes- desencadena el proceso denominado quimismo, donde la concreta materialidad inmanente de los objetos químicos así vinculados o comunicados desaparece, se particulariza uno en el otro, y la tensión se neutraliza en un nuevo producto. De este modo, el concepto se concreta no en el todo múltiple de lo universal -como en el mecanismo- sino en la singularidad:

<<Por tanto, el proceso químico tiene como producto a lo neutro de sus tensos extremos, neutros que éstos son en sí; el concepto, lo universal concreto se concluye con la singularidad, o sea, con el producto, mediante la diferencia [no indiferente] de los OBJETOS o la particularización, y por eso el concepto se concluye solamente consigo mismo. Desde luego, en este proceso están también contenidos los otros silogismos; la singularidad en cuanto actividad; la singularidad en cuanto actividad es igualmente lo que media, como también lo es el universal concreto, la esencia de los tensos extremos que en el producto (neutro respecto de ellos) logra la existencia>> (F.W.G. Hegel: "Enciclopedia de la ciencias filosóficas" § 201. Lo entre paréntesis es nuestro)

 

El quimismo, es la primera negación de la objetividad indiferente o subjetiva del objeto y de la exterioridad de su determinación, esto es, de su determinación por otros. Pero dada la naturaleza, del objeto químico, el producto de esta primera negación le hace recaer en una nueva objetividad indiferente. Por tanto es una objetividad no conceptual, es decir, el objeto sigue cayendo fuera de la universalidad e independencia del de concepto. Esto se aprecia en la forma del silogismo disyuntivo:

A es B, o C, o D.

Pero A es B.

Luego, A no es C ni D

En este silogismo, el objeto A no sólo es sujeto en las dos premisas sino también en la conclusión. En la primera premisa es lo genérico o universal, pero abstracto o no determinado, en tanto el predicado es lo universal diferenciado en sus especies. Esta diferenciación contiene la tensión o tendencia del objeto-sujeto A a determinarse. En la segunda premisa A está determinado como una especie. En esta determinación la tensión se neutraliza. En la conclusión, A aparece como una determinación particular exclusiva y, por tanto nuevamente excluyente, negativa, donde el producto del quimismo -la nueva unidad- conserva o deja intacta su anterior independencia y tensión. Por tanto, este producto resulta ser una unidad abstracta y foramal :

<<El producto es un producto neutral, es decir, un producto tal, que los ingredientes que ya no pueden ser llamados objetos, no tienen más su tensión y, con eso, tampoco las propiedades que les competían cuando eran objetos en tensión; pero donde se ha conservado la capacidad de su anterior independencia y tensión. La unidad negativa (entre A y B) de lo neutral, deriva precisamente de una diferencia presupuesta; la determinación del objeto químico es idéntica a su objetividad, es originaria. Por medio del proceso ahora considerado, esta diferencia está eliminada solo de modo inmediato; por consiguiente, la determinación no está todavía reflejada en sí de modo absoluto, y así el producto del proceso es sólo una unidad formal>> (G.W.F. Hegel: "Ciencia de la lógica" Libro III Cap. 2 B. Lo entre paréntesis es nuestro)

El quimismo, pues, supone dos procesos. El primero, consiste en la tensión entre dos objetos diferentes pero no indiferentes cuyo producto es la neutralidad que comprende las diferencias. El segundo es la diferenciación presupuesta por la propia naturaleza del objeto químico. En realidad, estos dos procesos, es decir, por un lado la tensión exterior resuelta en neutralización y por otro la independencia formal que se resuelve en tensión exterior, constituyen dos momentos esenciales de un solo proceso, donde lo neutral tiene fuera de sí el principio de la independencia que así resulta ser meramente formal. En el producto neutro, las propiedades determinadas que los objetos tenían uno frente al otro han sido superadas en una unidad de lo diverso adecuada al concepto. Pero es éste un producto en sí mismo carente de la tensión o capacidad de autodeterminación. Esta tensión surge de la exterioridad, de lo inmediatamente diferente a él, y esto cae fuera de la autodeterminación propia del concepto.

Así, vistos desde sus resultados, con el paso a productos distintos, desde lo diferente a lo neutro y de lo no diferente o neutro a la diferenciación, ambos procesos muestran su finitud, porque acaban en productos u objetos inadecuados al concepto. Pero desde la perspectiva de su finalidad, en tanto anulan la tensión exterior y neutralizar las diferencias, esto es, la inmediatez de la exterioridad, ambos procesos ponen al objeto químico en la libre determinación de su concepto:

<<La exterioridad de estos dos procesos, la reducción de lo diferente a lo neutro y la diferenciación de lo no diferente o neutro, que los hace aparecer como autosuficientes uno ante otro, muestra sin embargo su finitud en el paso a productos en los que estos procesos están superados. A la inversa, el proceso expone la inmediatez presupuesta de los OBJETOS diferentes como nula. En virtud de esta negación de la exterioridad y de la inmediatez en las que el concepto se había hundido, éste ha sido puesto [ahora] como libre y para sí en oposición a aquella exterioridad e inmediatez: [es decir, el concepto ha sido puesto] como fin.>>(G.W.F.Hegel: " Enciclopedia de las ciencias filosóficas" § 203)

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