2.5 .- "Realidad actual" y decadencia del capitalismo

En este punto de la dialéctica queda planteada una de las problemáticas de mayor importnacia política. Esta problemática consiste en determinar el momento histórico en que el capitalismo pierde la racionalidad que lo hizo históricamente necesario y la burguesía se convierte en una clase decadente. Ya hemos dicho que el materialismo histórico se empieza a distinguir del idealismo hegeliano, en que, allí donde Hegel habla del pensamiento Marx habla de fuerzas sociales productivas, y todo lo que, según Hegel, es o significa el ser, para Marx son las relaciones sociales de producción. A partir de aquí, ambos coinciden en el sentido puramente lógico de la dialéctica, es decir que, allí donde Hegel pone el principio activo en el espíritu, Marx lo pone en las fuerzas sociales productivas.

Para Hegel, el ser en todas las formas que constituyen su devenir, fija sus determinaciones históricas mediante el intelecto y las supera mediante la razón:

<<El intelecto determina y mantiene firmes las determinaciones. La razón es negativa y dialéctica, porque resuelve en la nada las determinaciones del intelecto; es positiva, porque crea lo universal, y en él comprende lo particular. Así como el intelecto suele considerarse en general algo del todo separado de la razón, así también la razón dialéctica suele ser entendida como algo separado de la razón positiva. Pero, en su verdad, la razón es espíritu, que está por encima de los dos, como razón inteligente o intelecto razonante. (...) Este movimiento espiritual que en su simplicidad se da su determinación y en ésta se da su igualdad consigo mismo, representa al mismo tiempo el desarrollo inmanente del concepto; es el método absoluto del conocimiento, y, al mismo tiempo, el alma inmanente del contenido mismo. Sólo sobre estos senderos que se construye por sí misma, creo yo, puede la filosofía ser una ciencia objetiva y demostrativa.>> G.W.F. Hegel: "Ciencia de la lógica" Prefacio a la primera edición")

Según lo dejó dicho en su epílogo a la primera edición de "El Capital", habían pasado treinta años desde que Marx sometiera a crítica "el aspecto mistificador de la dialéctica hegeliana". Sin embargo, cuando precisamente se encontraba trabajando en la redacción del primer libro de su obra monumental, mientras los círculos intelectuales de Alemania empezaron a tratar a Hegel como a "un perro muerto", el creador del materialismo histórico se declaró "abiertamente discípulo de aquel gran pensador":

<<La mistificación que sufre la dialéctica en manos de Hegel, en modo alguno obsta para que haya sido él quien, por vez primera, expuso de manera amplia y consciente las formas generales del movimiento de aquella. En él, la dialéctica está puesta al revés. Es necesario darla vuelta, para descubrir así el núcleo racional que se oculta bajo la envoltura mística.>> (K.. Marx: "El Capital" Epílogo a la primera edición)

La crítica de la filosofía hegeliana a la que Marx alude, vio la luz en 1843. Como resultado de esa crítica filosófica y de las investigaciones económicas consecuentes, Marx llegó a la conclusión de que las superestructuras ideológicas y políticas no se comprenden ni explican por sí mismas ni por "la evolución del espíritu humano" —como sostenía Hegel— sino por determinadas condiciones materiales de existencia de los individuos, que en la era moderna o capitalista, rigen en lo que —desde los enciclopedistas— se entendió por "sociedad civil" , y que "la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política". Tras el paréntesis a que le obligó el estallido de la revolución europea de 1848, Marx prosiguió sus investigaciones:

<<El resultado general a que llegué y que, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor a mis estudios, puede resumirse así: en la producción social de su existencia, los seres humanos contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponde a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se eleva el edificio (Uberbau ) jurídico y político y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material determina el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad (la razón, en Hegel) chocan con las relaciones de producción (el ser fijado por el intelecto), o —lo que no es más que la expresión jurídica de esto— con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, todo el inmenso edificio (la superestructura ideológica, jurídica, política, ética etc) erigida sobre ella...>> (K. Marx: "Contribución a la crítica de la economía política" Prólogo. Lo entre paréntesis es nuestro)

Esto que Marx escribió en 1859, y quince años antes ya estaba en el centro de sus pensamientos aun cuando no totalmente desarrollado. De otro modo, no se explican las coincidencias con los argumentos expuestos en el "Manifiesto". Quien dejó testimonio de ello fue su yerno, el médico de ascendencia francesa y origen cubano, Paul Lafargue, quien en 1904 recordó uno de sus encuentros con Engels en París, precisamente donde hoy está la Casa de la Cultura de Marruecos:

<<Engels me contó que, en 1844, Marx le había expuesto en el Café de la Régence de París —uno de los primeros centros de la revolución de 1789— el determinismo económico de su teoría sobre la concepción materialista de la historia>> H.M. Enzensberger: "Conversaciones con Marx y Engels" Tomo 1)

"Principios del Comunismo" fue escrito por Engels en noviembre de 1847 a modo de proyecto de programa para la "Liga de los Comunistas". Durante el segundo congreso de esta organización, celebrado entre el 29 de noviembre y el 8 de diciembre de ese mismo año, se decidió la redacción de lo que pasaría a la historia bajo el nombre de "Manifiesto del Partido Comunista". Designados para esa tarea, Marx y Engels comenzaron la redacción del histórico documento con los "Principios" sobre su mesa de trabajo. Engels describe allí el pasaje del artesanado gremial al proletariado moderno. Refiriéndose a la etapa capitalista de la manufactura, explica que este modo de producción había ya trascendido el marco de la propiedad feudal y gremial para asentarse en una nueva forma: la propiedad privada pura. Pero en esta etapa de su desarrollo, el capitalismo no presentaba aun las condiciones técnicas ni sociales necesarias para ser, a su vez, revolucionado. Por una parte, la cooperación y la división manufacturera del trabajo sólo habían iniciado el proceso que transformaría los viejos artesanos en obreros modernos. Por otra parte, la manufactura tampoco garantizaba el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo necesaria para iniciar el proceso de transformación revolucionaria de tipo socialista:

<<En efecto, para la manufactura y para el primer período de desarrollo de la gran industria, no era posible ninguna otra forma de propiedad además de la propiedad privada, no era posible ningún orden social además del basado en esta propiedad. Mientras no se pueda conseguir una cantidad de productos que no sólo baste para todos, sino que quede cierto excedente para aumentar el capital social y seguir fomentando las fuerzas productivas, deben existir necesariamente una clase dominante que disponga de las fuerzas productivas de la sociedad y una clase pobre y oprimida. La constitución y el carácter de estas clases dependen del grado de desarrollo de la producción. La sociedad de la Edad Media, que tiene por base el cultivo de la tierra, nos da el señor Feudal y el Siervo; las ciudades de las postrimerías de la Edad Media nos dan el maestro artesano, el oficial y el jornalero; en el siglo XVII el propietario de manufactura y el obrero de ésta; en el siglo XIX el gran fabricante y el proletario>> (F. Engels: "Principios del Comunismo")

Dicho esto, Engels se ubica inmediatamente en la sociedad de su tiempo para anunciar que, con el afianzamiento del maquinismo y la gran industria, las fuerzas productivas de la sociedad europea han alcanzado el grado de desarrollo necesario para iniciar el proceso de superación del capitalismo. Y como prueba de veracidad de esta afirmación, Engels esgrime tres razones:

1) El desarrollo de la fuerza productiva alcanzada por la gran industria, que permite el excedente necesario para revolucionar la sociedad burguesa;

2) La aparición del proletariado moderno en trance de convertirse, por obra de las leyes del capitalismo, en una mayoría de la sociedad, cuyo empobrecimiento relativo aumenta, contradictoriamente, con el cada vez mayor crecimiento de la riqueza que crea mediante su trabajo;

3) La progresiva inadecuación de las relaciones de producción burguesas a las fuerzas productivas en desarrollo, revelada por las crisis periódicas:

<<Pero hoy, cuando merced al desarrollo de la gran industria, en primer lugar se han constituido capitales y fuerzas productivas en proporciones sin precedentes y existen medios para aumentar en breve plazo hasta el infinito estas fuerzas productivas; cuando, en segundo lugar, estas fuerzas productivas se concentran en manos de un reducido número de burgueses, mientras la gran masa del pueblo se va convirtiendo cada vez más en proletarios, con la particularidad de que su situación se hace más precaria e insoportable en la medida en que aumenta la riqueza de los burgueses; cuando, en tercer lugar, estas poderosas fuerzas productivas, que se multiplican con tanta facilidad hasta rebasar el marco de la propiedad privada y del burgués, provocan continuamente las mayores conmociones del orden social, sólo ahora la supresión de la propiedad privada se ha hecho posible e incluso absolutamente necesaria>> (F. Engels: ibid. Fines de octubre y principios de noviembre de 1847)

En el "Manifiesto", Marx y Engels recogen estas tres condiciones y, entre ellas, destacan el hecho recurrente de las crisis periódicas como la más importante y decisiva, porque en estos fenómenos aparecen concentradas todas las contradicciones del capitalismo bajo la forma de una verdadera rebelión objetiva de las fuerzas productivas contra las relaciones burguesas de propiedad:

<<Desde hace algunas décadas, la historia de la industria y del comercio no es más que la historia de la rebelión de las fuerzas productivas modernas contra las actuales relaciones de producción, contra las relaciones de propiedad que condicionan la existencia de la burguesía y su dominación. Basta mencionar las crisis comerciales que, con su retorno periódico plantean, en forma cada vez más amenazante, la cuestión de la existencia de toda la sociedad burguesa. Durante cada crisis comercial se destruye sistemáticamente, no sólo una parte considerable de productos elaborados, sino incluso de las fuerzas productivas ya creadas. Durante las crisis, una epidemia social, que en cualquier época anterior hubiera parecido absurda, se extiende sobre la sociedad: la epidemia de la superproducción. La sociedad se encuentra súbitamente retrotraída a un estado de súbita barbarie: diríase que el hambre, que una guerra devastadora mundial, la han privado de todos sus medios de subsistencia; la industria y el comercio parecen aniquilados. Y todo eso, ¿por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados medios de vida, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone no favorecen ya el régimen de la sociedad burguesa; por el contrario, resultan ya demasiado poderosas para estas relaciones, que constituyen un obstáculo para su desarrollo; y cada vez que las fuerzas productivas salvan este obstáculo, precipitan en el desorden a toda la sociedad burguesa y amenazan la existencia de la propiedad burguesa.>> (K.Marx-F.Engels: "Manifiesto del Partido Comunista". Cap. I)

Las fuerzas productivas superan las trabas de las relaciones de producción capitalistas al interior de las mismas relaciones de producción capitalistas. Tal es el significado de las crisis. Otra forma de decir que el capitalismo no puede existir sino a condición de revolucionar constantemente los medios de producción, que es lo que Marx y Engels se encargaron de señalar en el mismo texto antes de referirse al fenómeno de las crisis. De hecho, tras los efectos catastróficos de cada ciclo periódico, el sistema entra en el siguiente operando en base a una masa de capital social mayor y con una composición técnica y orgánica más alta que al principio del ciclo anterior. Y cuanto mayor es el capital comprometido y más alta su composición técnica, más formidables son las trabas que la razón enajenada de las fuerzas sociales productivas deben superar en cada crisis, y sucesivamente más doloroso el costo en desgracias humanas y destrucción de riqueza ya creada. Todo esto, a causa de que, en las crisis, la racionalidad de las fuerzas sociales productivas va siendo no según su razón, esto es, según su concepto, sino según la acumulación de capital, según la consustancial irracionalidad de las relaciones de producción capitalistas.

Si con Hegel entendemos por decadente algo en lo que su razón de ser existe y se manifiesta pero no por sí mismo, ese algo sigue siendo un existente pero deja de ser "real efectivo" o efectivamente real para pasar a ser "real actual" y, por tanto, contingente, esto es, que puede seguir existiendo o dejar de existir en cualquier momento, en tanto que ya ha sido superado por la razón si bien de modo formal o abstracto, esto es, al interior de la forma social devenida cada vez más irracional pero todavía subsistente como formación social dominante. Si es así, y así lo entendemos nosotros tal como Marx y Engels lo entendieron al escribir el Manifiesto, entonces la decadencia del capitalismo empezó con la primera gran crisis de su historia, la de 1825, y se expresó políticamente por primera vez de febrero a junio de 1848 en Paris.

Una vez que la RAZÓN científica ha determinado cual es el polo de la dialéctica social que marca el pulso de la historia, desde el momento en que las sucesivas crisis periódicas demuestran que las relaciones capitalistas de producción se erigen en trabas cada vez más formidables frente al libre desarrollo de las fuerzas productivas, es la razón histórica de la lucha de clases la que debe dar su veredicto inapelable y dictar férreamente las pautas de comportamiento para el cumplimiento de esa sentencia objetiva de la razón histórica revolucionaria. A estas pautas se ha ceñido Marx sin desviarse un milímetro, desde la redacción del Manifiesto hasta su muerte.

Dado el desarrollo necesariamente desigual del capitalismo, la fase irreversible de creciente inadecuación o choque entre las fuerzas sociales productivas y las relaciones de producción, no comenzó al mismo tiempo en todas las áreas del Planeta. Mientras el capitalismo en Inglaterra y Francia había llegado a ser en 1848 una "realidad efectiva" adecuada totalmente al concepto económico, social y político de la burguesía, en otros países europeos como Alemania, Suiza, Polonia y Rusia, esta clase emergente estaba aun en lucha con las todavía fuertes reminiscencias feudales.

Con la insurrección de las fuerzas productivas encarnadas en el proletariado de París y su aniquilamiento a manos de la Guardia Nacional, la burguesía francesa demostró que de políticamente revolucionaria que había sido hasta el 25 de febrero de 1848, pasó a ser desde entonces una clase irremisiblemente conservadora y, por tanto, decadente. Habían quedado definitivamente atrás los tiempos en que para pasar a ser clase dominante luchando contra la "realidad actual" de la aristocracia decadente, la burguesía pidió y obtuvo la ayuda del proletariado. Tal es el comienzo del último acto en el largo proceso protagonizado por las fuerzas sociales productivas para llegar a ser y existir absoluta y definitivamente por sí mismas:

<<En general, las colisiones en la vieja sociedad (feudal) favorecen de diversas maneras el proceso de desarrollo del proletariado. La burguesía vive en lucha permanente: al principio, contra la aristocracia; después, contra aquellas fracciones de la misma burguesía (los terratenientes) cuyos intereses entran en contradicción con los progresos de la industria, y siempre, en fin, contra la burguesía de todos los demás países. En todas estas luchas se ve forzada a apelar al proletariado, a reclamar su ayuda y a arrastrarle así al movimiento político. De tal manera, la burguesía proporciona a los proletarios los elementos de su propia educación, es decir, armas contra ella misma.>> (Ibíd. Lo entre paréntesis es nuestro)

Tras los sucesos de febrero de 1848, para Marx y Engels habían aflorado en Francia las condiciones materiales y políticas para que las fuerzas productivas de ese país empezaran a expresarse por sí mismas, como así aconteció. Aquí dio comienzo el proceso —que a 150 años vista todavía continúa— para que la "realidad actual" del capitalismo en todas partes, devenga en "realidad efectiva" socialista en tránsito al comunismo:

<<Sólo empapada en la sangre de los insurrectos de junio, ha podido la bandera tricolor transformarse en la bandera de la revolución europea, en la bandera roja.

Y nosotros exclamamos: ¡La revolución ha muerto! ¡Viva la revolución! (...) El 25 de febrero de 1848 había concedido a Francia la República. El 25 de junio le impuso la Revolución. Y desde junio, revolución significaba: subversión de la sociedad burguesa, mientras que antes de febrero había significado subversión de la forma de gobierno.>> (K. Marx: "Las luchas de clases en Francia". Cap. I y II)

El proletariado es la primera clase social en la historia de la humanidad que no puede evolucionar políticamente como clase sino protagonizando revoluciones. La burguesía pudo forjar el dominio de sus relaciones de propiedad dentro de la sociedad que le precedió. Lo demostró constituyéndose en lo que se conoció como el "cuarto poder" al lado de la aristocracia terrateniente, la realeza gobernante y la Iglesia. El proletariado, en cambio, no puede empezar a hacer prevalecer sus propias relaciones de producción, sin eliminar la propiedad burguesa, porque la forma específicamente obrera de propiedad niega históricamente toda propiedad privada. A diferencia de la burguesía, que conquistó el poder político tras minar durante años el poder económico de la nobleza, el proletariado tiene necesariamente que proceder a la inversa: no puede empezar a revolucionar la base económica de la sociedad capitalista si antes no destruye su poder político. Las revoluciones del proletariado son, pues, intentos políticos siempre necesariamente prematuros, donde cada derrota o retroceso es ni más ni menos que un aprendizaje. En cada fracaso de la clase obrera está la conciencia de sus propios límites; en el necesario esfuerzo de autocrítica teórica, su capacidad futura de hacer cada vez menos prematuro el proyecto de emancipación humana universal.

En carta a Engels del 13 de febrero de 1863, Marx se hizo cargo de las ilusiones que él y otros muchos depositaron en los sucesos de 1848. Pero con la sinceridad y la crudeza de que jamás podrá hacer gala ningún oportunista, da a entender que los límites de la revolución de 1848, estuvieron en la estupidez política que el proletariado europeo demostró no haber podido superar en aquellas circunstancias objetivamente subversivas:

<<...las ingenuas ilusiones y el entusiasmo casi infantil con que saludamos, ante febrero de 1848, la era revolucionaria, se han desvanecido para siempre (...) Ahora ya sabemos el papel que en las revoluciones desempeña la estupidez y cómo los miserables saben explotarla>> (Cfr. F. Claudín: op. cit. Ed. Siglo XXI Pp. Notas al Cap. III. Pp.414)

Y en esta alusión a <<los miserables>>, que cada santo aguante su vela. Respecto de la "estupidez política", ¿puede juzgarse al margen de las condiciones embrutecedoras de vida y de trabajo a que había venido siendo sometido por generaciones enteras el proletariado europeo de aquel capitalismo temprano? Otra vez aparece la división social entre teoría y práctica. ¿No estaba esa limitación en el hecho de que por entonces la teoría tuviera que estar encarnada en elementos salidos de la clase burguesa que, por diversas circunstancias decidieron abrazar la causa del proletariado? Al describir los efectos del proceso de transformación técnica y social al que el artesano medieval fue sometido por la burguesía incipiente —comenzando por la cooperación durante el período de la manufactura, hasta la aplicación del maquinismo—, Marx dice que:

<<Es un producto de la división manufacturera del trabajo el que las potencias intelectuales del proceso material de la producción se les contrapongan (a los asalariados) como propiedad ajena y poder que los domina. Este proceso de escisión comienza con la cooperación simple, en la que el capitalista, frente a los obreros individuales, representa la unidad y la voluntad del cuerpo social de trabajo. Se desarrolla en la manufactura, la cual mutila al trabajador haciendo de él un obrero parcial. Se consuma en la gran industria, que separa del trabajo a la ciencia como potencia productiva autónoma, y le compele a servir al capital [..] La reflexión y la imaginación están sujetas a error, pero el hábito de mover la mano o el pie no dependen de la una ni de la otra. Se podría decir así, que en lo tocante a las manufacturas, su perfección consiste en poder desembarazarse del espíritu, de tal manera que se puede [...] considerar al taller como una máquina cuyas partes son hombres". Es un hecho que a mediados del siglo XVIII, algunas manufacturas, para ejecutar ciertas operaciones que pese a su sencillez constituían secretos industriales, preferían emplear obreros medio idiotas>> (K. Marx: "El Capital" Libro 1 cap. XII.5: "El carácter capitalista de la manufactura". Lo entre paréntesis es nuestro)

El espíritu de lo que hemos venido diciendo en este apartado a propósito de las categorías hegelianas de realidad actual y realidad efectiva, parece haber sido abandonado por Engels en 1895, cuando reeditó "Las luchas de clases en Francia", obra de Marx publicada por primera vez cuarenta años antes. Esto es lo que se entendió en el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) de aquél tiempo. A partir de entonces, esta interpretación prejuiciosa se extendió a modo de justificación de todo oportunismo reformista en el movimiento político del proletariado internacional.

Para poner las cosas en su quicio, hay que empezar por destacar lo más importante que allí viene a decir Engels al respecto, y es, en primer lugar, que desde 1848, en países como Francia no es posible otra revolución que no sea proletaria. Dicho esto, explica por qué fracasó la revolución de 1848. Y dice textualmente que la historia...

<<Ha puesto de manifiesto que, por aquel entonces, el estado del desarrollo económico en el continente distaba mucho de estar maduro para poder eliminar la producción capitalista; lo ha demostrado por medio de la revolución económica que, desde 1848, se ha adueñado de todo el continente, dando, por primera vez, verdadera carta de naturaleza a la gran industria en Francia, Austria, Hungría, Polonia y últimamente Rusia, y haciendo de Alemania un verdadero país industrial de primer orden. Y todo sobre la base capitalista, lo cual quiere decir que esta base tenía todavía, en 1848, gran capacidad de extensión...>> (F. Engels: Introducción a "Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850")

A menudo las traducciones traicionan el espíritu de los textos originales. Pero suponiendo que esto es lo que efectivamente dijo Engels en el pasaje que acabamos de citar, adolece de un error y de una inconsecuencia política con la teoría revolucionaria sorprendentes, porque una cosa es la estrategia y acción táctica para la toma del poder político, y otra muy distinta la ejecución programática de ese poder ya conquistado, para superar la base material y la superestructura ideológica y cultural heredada de la sociedad anterior.

De hecho, según la propuesta que Marx y Engels formularon para Francia en el "Manifiesto", en modo alguno se trataba allí de hacer la revolución proletaria, de subvertir por completo la base económica del sistema capitalista. Se trataba de quitar barreras sociales al desarrollo del capitalismo tanto en el campo como en la ciudad; se trataba de contribuir a facilitar la acumulación del capital productivo agrario e industrial francés y europeo, preservándole del parasitismo retardatario de la renta territorial y de la tasa de interés; se trataba de un proceso de revolución permanente que permitiera extender lo más rápidamente posible y con el menor coste social y humano, el dominio de las relaciones capitalistas al mayor espacio geográfico de Europa, para convertir todo el trabajo social explotable en asalariado; se trataba, en fin, de favorecer en todo, los efectos de la ley del valor, para acercar el horizonte temporal de la transformación del proletariado en clase mayoritaria de la sociedad, y de las condiciones más favorables a la revolución socialista, a la dictadura democrática del proletariado.

La "Liga de los comunistas" no pretendía en 1848 cambiar inmediatamente el carácter social burgués de la revolución francesa. Su objetivo inmediato consistió en derrocar a la burguesía en ese momento a cargo del poder del Estado, pero en modo alguno se propuso implantar un régimen que representara exclusivamente los intereses del proletariado. Esto aparece expresado en el punto IV del "Manifiesto", donde Marx y Engels actualizaron políticamente la letra y el espíritu de lo que —según el método dialéctico y hasta la terminología hegelianos— habían dicho en 1845:

<<Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente>> (K. Marx-F.Engels: "La ideología alemana")

Las condiciones o premisas del "movimiento real" en la sociedad francesa de 1848, eran el carácter relativamente minoritario del proletariado (respecto del campesinado) y los intereses socialmente mayoritarios de la pequeño burguesía rural y urbana. Estas condiciones o premisas fueron reflejadas en el punto IV del "Manifiesto". Allí se dice que los comunistas luchan dentro del "movimiento real" por defender los intereses inmediatos de la clase obrera (sus mejores condiciones de vida y de trabajo), pero sin perder de vista la necesidad de luchar dentro del "movimiento actual" por el futuro racional de ese movimiento, esto es, por la racionalidad socialista, por la "esencia inmediatamente devenida en existencia" de las fuerzas productivas: la dictadura del proletariado. Pero, dadas las condiciones de la época, la esencia socialista de las fuerzas productivas no podía devenir inmediatamente en existencia. Había todavía tareas democrático burguesas que cumplir. De ahí la decisión táctica de aliarse con el partido de la pequeñoburguesía democrática en contra del contubernio entre la gran burguesía y la aristocracia financiera acreedora de los pequeños propietarios:

<<Los comunistas luchan por alcanzar los objetivos e intereses inmediatos de la clase obrera; pero, al mismo tiempo, defienden también, dentro del movimiento actual, el porvenir de ese movimiento. Dentro de Francia, los comunistas se suman al Partido Socialista Democrático (liderado por de Ledru Rollín) contra la burguesía conservadora y radical, sin renunciar, sin embargo, al derecho de criticar las ilusiones y los tópicos legados por la tradición revolucionaria>> (Op. Cit. Lo entre paréntesis es nuestro)

En su "Introducción a la obra de Marx: "La lucha de clases en Francia", Engels habla del presunto "mentís" que —a gentes como él y Marx— les dio la historia inmediatamente posterior a 1848. Como si en ese entonces ninguno de ellos supiera, que las condiciones económicas y sociales para suprimir el capitalismo, no estaban suficientemente maduras. Si la historia les desmintió en aquellos tiempos, del modo en que Engels lo ha presentado, ¿por qué la "Liga de los Comunistas" en esos precisos momentos, evitó plantear directamente la consigna de la dictadura del proletariado?:

<<La lucha contra el capital en la forma moderna de su desarrollo, en su punto de apogeo —la lucha del obrero asalariado industrial contra el burgués industrial— es, en Francia, un hecho parcial, que después de las jornadas de febrero (1848), no podía constituir el contenido nacional de la revolución; con tanta mayor razón, cuanto que la lucha contra los modos de explotación secundarios del capital —la lucha del campesino contra la usura en las hipotecas, del pequeño burgués contra el gran comerciante, el fabricante y el banquero, en un palabra, contra la bancarrota— quedaba aún disimulada en el alzamiento general contra la aristocracia financiera. Nada más lógico, pues, que el proletariado de París intentase sacar adelante sus intereses al lado de los de la burguesía, en vez de presentarlos como el interés revolucionario de la propia sociedad, es decir, que arriase la bandera roja ante la bandera tricolor (burguesa, la de la patria francesa). Los obreros franceses no podían dar un paso adelante, no podían tocar ni un pelo del orden burgués, mientras la marcha de la revolución no sublevase contra este orden, contra el dominio del capital, a la masa de la nación —constituida por campesinos y pequeñoburgueses— que se interponía entre el proletariado y la burguesía; mientras no la obligase a (esa masa pequeñoburguesa) a unirse a los proletarios como a su vanguardia.>> (K.Marx: "Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850" Cap. I. Lo entre paréntesis y el subrayado nuestros)

Claro que todo lo que el proletariado revolucionario europeo no pudo siquiera iniciar en 1848, fueron capaces de consumarlo sus patronos burgueses del continente. ¡Faltaría más!. Esa es su misión.

Engels dice que en 1848, la burguesía Europea tenía todavía "gran capacidad de extensión"; ¿dejó de tenerla en 1895? ¿no demostró tenerla todavía en 1977, haciendo emerger el capitalismo más moderno de entre las relaciones precapitalistas residuales en el llamado "triángulo de oro" del sudeste asiático? En diciembre de 1918, una vez que los Consejos Obreros de Alemania decidieron delegar el poder que habían conquistado en la Constituyente dirigida por el SPD, el jefe de ese partido, Friedrich Ebert, que en ese momento pasó a ser el presidente de la nueva República Alemana, declaró terminada la revolución diciendo que:

<<Al estar el partido de la clase obrera en el poder, la clase obrera ha tomado el poder político, la transformación de las relaciones sociales (llamada socialización) es, de ahora en adelante, cuestión de tiempo: se trata de un proceso progresivo y pacífico. Hay que desarrollar todavía el capital, pues sólo un capital llevado al último estadio de su desarrollo podrá ser "socializado". Para ello hay que hacer reinar el orden y aplastar a los "spartaquistas"...>> (Jean Barrot y Denis Authier: "La izquierda comunista en Alemania" Cap. VI)

En la criminal acción que siguió a estas palabras pronunciadas por Ebert en 1918, los dirigentes del SPD, se sintieron sin duda respaldados por la autoridad intelectual y moral de Engels en su famosa introducción de 1895 a "La lucha de clases en Francia". De haber podido protagonizar aquellos decisivos acontecimientos para el destino de la Revolución de Octubre en Rusia, estamos seguros de que el inseparable compañero de Marx, hubiera enmendado políticamente aquel error teórico suyo, optando por luchar hasta las últimas consecuencias junto a Rosa Luxemburgo y Liebnektch.

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