Capítulo 2 - La doctrina de la esencia
2.1 .- El simple existir del ser inmediato

El tratamiento de la esencia corresponde a la etapa en que el hombre se separa de la naturaleza y la recrea, produce cosas que no son directamente naturales y las crea con arreglo a su idea, y esa es la esencia. Cuando empiezan a frotar una piedra con la otra para hacer fuego, no todavía la agricultura, sino cuando el homínido se erige y empieza a ser humano. Después se va a explicar este tema. Lo importante es que se vaya entendiendo cómo se van ligando las categorías filosóficas con la realidad. Porque si no esto parece una pura recreación intelectual y no se entiende nada.

Según Hegel es el pensamiento el que le pone esencia a las cosas, por eso es "el pensamiento en desarrollo", pero para Marx es la fuerza productiva, el trabajo humano en general, entendido como sustancia, lo que le pone la esencia a las cosas. Y en las fuerzas productivas indudablemente que está el pensamiento, está el plan de producción, pero no solamente eso, porque es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar su verdad. Porque a veces las cosas salen mal, y hay que volverlas a hacer, y esa es la segunda tesis sobre Feuerbach. Sobre esto ya volveremos.

Habíamos dicho que la primera determinación del pensamiento en desarrollo es el devenir y que el devenir determina la cualidad. Para esto Hegel utiliza la palabra alemana "Dasein" que alude al simple existir sin esencia ni fundamento.

El Dasein corresponde a la etapa de la recolección, pero el existenz sí tiene ya la esencia puesta, pero no con arreglo al concepto. Es una realidad actual, efectiva y actual. Porque está en movimiento, es decir, el pensamiento la está atravesando. Aquí empieza a jugar realmente la dialéctica entre el pensamiento y el ser.

<<El ser en el devenir, en cuanto uno con la nada, (porque siempre en el devenir está jugando la nada y el ser. El ser de determinada manera está jugando con la nada, porque está en permanente devenir, por lo tanto, el ser y la nada sigue jugando en la dialéctica de la esencia), así como la nada en cuanto una con el ser, son solamente desapareciendo; el devenir coincide por su contradicción interna, con la unidad en la cual ambos están superados; su resultado es, por consiguiente, el existir>> (G.W.F. Hegel: "Ciencia de la lógica" Libro I Cap. I: La doctrina del ser. Lo entre paréntesis es nuestro)

 

...Mientras escribo con este bolígrafo está existiendo, está deviniendo en nada. Cuando este objeto se rompe se convierte en la nada porque si deja de ser tal y cómo ha sido concebido, y para lo que ha sido concebido, es un mero existente, pero no es una realidad efectiva. Es una realidad efectiva mientras funciona, es decir, mientras tiene su racionalidad en sí mismo. No por sí mismo, pero en sí mismo. En cuanto deja de funcionar... Por lo tanto en el funcionamiento el ser y la nada están jugando permanentemente, porque está deviniendo hacia la nada. Heideger dice: Cuando a uno le preguntan "¿cómo te va?" Heideger explica, ¿cómo le va a quién?. A tu ser. ¿Hacia dónde va?, hacia la muerte, hacia la nada. Lo mismo cuando la pregunta es ¿Qué te pasa? Le pasa ¿a quién? A tu ser. Pasa, por tu ser pasa algo y, al pasar, deja de ser para no ser, para que pase otra cosa. Aquí está jugando la dialéctica entre el ser y la nada que es el devenir...

El lenguaje está plagado de esta realidad que solamente puede ser desentrañada filosóficamente, y en las que normalmente nosotros no reparamos, porque el sedimento del lenguaje hace olvidar la significación esencialmente originaria que cada locución contiene. Nosotros nos quedamos simplemente con la utilización pragmática del lenguaje, para comunicar, pero no reparamos en la plenitud de sus significados...

...Recordemos: La cualidad es la inmediatez del ser, lo que se percibe de modo directo, esto es, sin la mediación del pensamiento; exclusivamente a través de los sentidos. Es una categoría que corresponde al mundo de las percepciones, de la sensibilidad. Así quedaba originariamente determinado el ser como un simple existente. En esta categoría de lo meramente existente quedan comprendidas a menudo las estadísticas, según el manejo que la burguesía induce en la mollera de muchos autoproclamados marxistas: movidos por su antidialéctica propensión a sustantivar las maleables formas del entendimiento, confunden cambios de cualidad con cambios esenciales, percepciones con verdades; confieren validez científica a las impresiones sobre su intelecto de lo que ven pasar delante de sus narices, tal como la impresión de cualquier imagen sobre la placa de una cámara fotográfica....

 

Viene a colación aquí el dato que recibimos de un sociólogo argentino diplomado en la Universidad de Buenos Aires, quien creyó verse confirmado en la peregrina idea de que el proletariado industrial es un sector asalariado en extinción, porque según los guarismos que dice haber leído en una estadística coyuntural de la que no citó su fuente, los trabajadores metalúrgicos argentinos han pasado de 500.000 a 40.000. Este mismo infundio respecto de España ha sido sostenido y aun no enmendado por quienes -tras haber polemizando con ellos- hemos finalmente debido esconder su identidad política bajo el rótulo de "camaradas anónimos", porque declinaron aparecer en nuestra página con su verdadero nombre. Lo peor del caso no es que estas gentes piensen que si el proletariado industrial disminuye en términos absolutos se confirma la tendencia marxista al derrumbe automático del capitalismo -que esa es la conclusión lógica de semejante premisa- sino todo lo contrario. Con este tipo de infundios, el único derrumbe, la única ruina que sin duda confirman estos señores, es el de su propio intelecto y conciencia política.

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