INTRODUCCIÓN
1 .- La tradición metafísica:

Previo a entrar sumariamente a distinguir entre Hegel y Marx, es necesario saber qué distinguió a Hegel de la tradicional filosofía idealista. Desde Platón hasta Hegel, todo el idealismo filosófico ha distinguido al ser humano respecto del resto de los animales por la capacidad de pensar, y al conjunto de la realidad material y espiritual de este mundo, como creación del pensamiento divino extraterrenal. Semejante reduccionismo idealista del sujeto humano, combinado con la supuesta dualidad entre el mundo terrenal y el mundo de la pura espiritualidad divinia, ha sido descrito por Platón en su famoso "mito de la caverna". Según el razonamiento de aquella metáfora, en tanto concebido y creado por Dios, es imposible que el pensamiento humano pueda comprender al espíritu divino. Pero que la verdad divina no resplandezca en su pensamiento, eso no obsta para que el ser profano pueda saber lo que de esencial tienen las cosas de este mundo. En esto, pero sólo en esto, el sujeto humano participa de la divinidad. No como actividad práctico sensible creadora de la realidad, sino como pura recreación intelectual de lo que de verdad hay en esa realidad, en y por mediación del pensamiento:

<<Esta metafísica, por lo tanto, estimaba que el pensamiento y las determinaciones del pensamiento (las cosas pensadas, las categorías) no eran algo extraño al objeto, sino que constituían más bien su esencia, o sea que las cosas y el pensamiento acerca de ellas -del mismo modo que nuestro idioma (alemán) expresa un parentesco entre los dos [términos] (Ding: cosa; Denken: pensamiento) coinciden en sí y por sí [esto es] que el pensamiento en sus determinaciones inmanentes y la verdadera naturaleza de las cosas constituyen un solo y mismo contenido>> (G.W.F. Hegel: "Ciencia de la lógica" Introducción. Lo entre paréntesis es nuestro)

El contenido de las cosas es su esencia, es decir, la razón de ser de cada cosa. La tradición metafísica, desde Platón hasta Kant, aceptó que el pensamiento humano puede acceder a la razón de ser de las cosas de este mundo, la puede comprender, descubrir, pero no concebirla o producirla. Para la metafísica, la creación -tanto de la razón de ser como de la materialidad de las cosas, esto es, la concepción y creación o transformación de la realidad mundana, es producto de unas ideas divinas inaccesibles al sujeto humano; tal es el sentido del "mito de la caverna". Según Platón, pues, en primer lugar, el sujeto humano permanece de espaldas a la luz divina que concibe y crea las cosas, de tal modo que él sólo ve las sombras de esa creación; ¿por qué? Porque el ser humano es parte de la creación, cuyo plan y ejecución son ajenos a él por completo. Pero, además, esa metafórica luz platónica que concibe y ejecuta a espaldas de los seres humanos, proviene de un mundo donde los pensamientos son cosas, no son objetos pensados sino objetos materiales, aunque no reales, físicos o terrenales, porque son trascendentes a la física de este mundo. De ahí el carácter metafísico de la filosofía platónica.

La filosofía reflexiva de Kant conservó la unilateralidad o monismo idealista del sujeto. Siguió aceptando la idea de que el ser humano se distingue del resto del reino animal por su capacidad de pensar. Pero esta nueva concepción filosófica redujo todavía más las facultades del ser humano, negándole toda posibilidad de acceso a la verdad de las cosas de este mundo, cortando por tanto todo vinculo entre lo humano y lo divino...

....Al atribuirle facultades para descubrir la naturaleza o sustancia de las cosas de este mundo, Platón, asimiló o asemejó el ser humano a la divinidad. Para Kant, en cambio, el ser humano está privado no sólo de concebir la esencia de las cosas sino incluso de comprenderla. Para Kant, el ser humano puede entender pero no comprender la realidad. Por eso, según Hegel, el kantismo es una filosofía del entendimiento. Para Kant, la filosofía consiste en la simple y odenada descripción a través del intelecto, de las cosas tal y como se ofrecen a los cinco sentidos del sujeto humano. Nada más.

Según Kant, los seres humanos están condenados a permanecer en una caverna del conocimiento todavía más oscura que la imaginada por Platón, porque no solo están de espaldas a la luz que concibe y ejecuta la verdad de todo lo real, sino también a la que comprende esa verdad. Desde este nuevo punto de vista, las sombras platónicas no sólo mantienen al sujeto humano en la opacidad permanente respecto de las cosas divinas, sino ante la esencia o razón de ser de las cosas terrenales. Para Kant, los seres humanos sólo pueden conocer la existente manera circunstancial de ser de las cosas, lo que perciben de ellas a través de los cinco sentidos, lo que Hegel denominaba "certeza sensible". Estas formas contingentes de la sensibilidad corresponden a lo que en Kant vienen a ser los fenómenos, formas de manifestación o apariencia de las cosas, que velan o encubren lo que en ellas hay realmente de verdad según su concepto. A los conceptos Kant les llama "noumenos" o también "cosas en sí", categorías cuya inteligibilidad es privativa de la divinidad...

Así, el ser humano no sólo está imposibilitado de comprender la significación esencial de lo ya existente, sino también de concebir, dar significación o crear nuevas realidades; el ser humano sólo puede entender la realidad, esto es, hacer inteligible o explicar sus múltiples formas de manifestacion. Nunca el noumeno, su razón de ser, porque eso es cosa de Dios...

 ...Para Kant, pues, el pensamiento no puede descubrir lo que hay debajo de lo que las cosas parecen, de lo que cada sujeto percibe de las cosas a través de los sentidos.....

...La problemática filosófica de Kant no consiste, pues, en averiguar la razón de ser de las cosas, sino de reconocerlas tal y como aparecen a los sentidos, y en todo caso descubrir mediante el pensamiento el modo cómo aparecen dispuestas y se relacionan unas con otras en el espacio y en el tiempo...

 .....no tiene por contenido la realidad objetiva sino su simple existir, su apariencia subjetiva, donde lo universalmente válido no es la verdad sino la opinión que pasa por ser verdad, la única posible dadas las supuestas limitaciones del intelecto humano.....

...Es decir, el límite del pensamiento humano es la sensibilidad, de modo que su verdad pasa por ser lo que entiende de ella tal y como la percibe directamente por los cinco sentidos. Y el caso es que la manifestación de las cosas, su existencia, está sujeta a cambios cualitativos. Por ejemplo, según se presenta y manifiesta en su etapa tardía o postrera, el capital ha devenido monopólico, una forma de manifestación cualitativamente distinta respecto de la etapa infantil de su vida. Cambios por el estilo que la ley general de la acumulación capitalista opera en la superficie de la sociedad burguesa, son los que a muchos kantianos autoproclamados marxistas les ha inducido el cretinismo intelectual vastamente difundido, de que toda la obra económica de Marx se ha vuelto científicamente obsoleta, ya que corresponde al comportamiento del capitalismo en su etapa premonopólica...

Lo que dice Kant en su "estética trascendental" es que el ser humano puede convertir la opinión o doxa en "ciencia", pero sólo en tanto actividad del intelecto que se limita a ordenar la realidad exterior o forma de manifestación de lo real. Por eso Kant entiende que la filosofía como tendencia al conocimiento de la esencia o razón de ser de las cosas es una cuestión que sólo compete a Dios. Nosotros -dice él- decidimos no perder el tiempo con la metafísica. Porque en la medida en que el noumeno o razón de ser de los objetos del intelecto sólo puede ser accesible al pensamiento divino, la metafísica es un ejercicio quimérico y estéril...

 ....lo cual significa que el pensamiento universal sólo puede actuar como sobre un espejo en el que ve reflejadas esas apariencias sin poder llegar a más. De ahí el carácter reflexivo o especulativo que Hegel atribuye a la filosofía kantiana...

Es decir, según Kant, la verdad en este mundo sólo puede ser "verdad", o sea, un grado de certeza limitado por la presunta incapacidad del ser humano para ahondar con su pensamiento a través de lo que percibe, de modo tal que se ve limitado a pensar sobre lo que su sensibilidad devuelve o reflecta sobre su cabeza, impidiendo que penetre y descubra la íntima realidad de las cosas. Esto es lo que Hegel definió como "formas del entendimiento": la traducción al lenguaje filosófico-racional de las elementales formas de manifestación de lo real, atribuyéndole el carácter de verdad a la contingente apariencia del objeto:

<<Conviene saber con exactitud lo que significa esta expresión. (la reflexión) (...) En contraste con la razón (de la metafísica tradicional, la filosofía reflexiva...) se comporta como el intelecto humano común, y hace prevalecer su manera de ver, según la cual la verdad tendría por base la realidad sensible, (de tal modo que) las ideas no serían más que ideas en el sentido de que sólo la percepción sensible les daría su contenido y su realidad, y que la razón, al permanecer en sí y por sí, crea sólo quimeras. En esta renuncia de la razón a sí misma, el concepto de la verdad se pierde, y ella se ve restringida a reconocer sólo la verdad subjetiva, la apariencia, esto es, sólo algo a lo que no corresponde la naturaleza del objeto. Así, el saber vuelve a reducirse a opinión.>> (Ibíd. Lo entre paréntesis es nuestro)

 

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