El eclecticismo insostenible de la C.C.I.

Por lo que hemos leído en los textos que disponemos de ellos, los compañeros de la C.C.I. entienden que la depresión, estancamiento o crecimiento lento de la economía capitalista –que ellos llaman crisis- se ha vuelto permanente o crónico desde hace treinta años, cuando acabó la reconstrucción de su base material y social en los países imperialistas beligerantes tras la segunda guerra mundial. Para ellos, desde entonces el capitalismo mundial ha entrado en su etapa de descomposición como sistema. Una vez que las relaciones capitalistas se han apoderado del proceso de trabajo en la mayor parte del globo, la dificultad de dar salida a los excedentes en una sociedad global de obreros y patronos capitalistas se agrava cada vez más, hasta que se alcanza la medida en que la permanente sobreproducción de mercancías traba el proceso de acumulación y la sociedad desemboca en el estancamiento económico permanente. Esta situación agudiza las contradicciones interburguesas y del conjunto de la burguesía con los asalariados al interior del sistema, cuya única salida consiste en destruir por medios bélicos la fuerza productiva sobrante y, con ella, el valor económico que contiene. La sociedad desemboca así en una espiral recurrente de crisis, guerra y reconstrucción:

<<En el segundo Congreso (1977), pudimos notar que se comprobaba lo que ya era básico en nuestro análisis antes incluso de la formación "oficial" de la C.C.I., o sea, que se había acabado el período de reconstrucción y que el sistema capitalista había entrado en una nueva fase dentro de su permanente crisis histórica. También habíamos puesto en evidencia el desarrollo lento de la crisis, y habíamos despejado las razones de eso. Contrariamente a los apologistas interesados o a investigadores en plena confusión, a los cuales el ritmo lento de la crisis les inspiraba teorías absurdas o vanas esperanzas sobre posibles salidas a la crisis (reestructuración del aparato productivo, apertura del mercado chino o de los países del Este y otras fantasías por el estilo), nosotros afirmábamos, en base a un análisis marxista, el carácter permanente de aquella, carácter histórico y no pasajero, su agravación irremediable, todo lo cual no abre, en el capitalismo decadente y sus leyes básicas, otra salida que la que va hacia la guerra generalizada.>> (C.C.I.:III Congreso, junio de 1979)

Según este razonamiento, la guerra dejó de ser un auxiliar político del capital en su tendencia al desarrollo incesante de las fuerzas productivas, para convertirse en la consecuencia perversa y recurrente de su absoluta incapacidad histórica para desarrollar las fuerzas productivas, una vez que el progreso de la acumulación del capital asociado al consumo del área no capitalista está ya definitivamente agotado.

Cuando debatimos en persona con ellos, dijeron que adscribían a las tesis de Rosa sin renunciar a la teoría marxista de la ley tendencial del descenso en la tasa de ganancia. Razonemos ahora con Grossmann suponiendo que el capitalismo sólo puede sobrevivir mientras coexista con modos de producción no capitalistas. Representémonos, pues, un esquema de reproducción donde el excedente retorna tras ser realizado en países no capitalistas. ¿Cuál será el resultado? Que el derrumbe se producirá igualmente por las razones expuestas en la teoría de Marx. Que el plusvalor se realice donde se produce o en un área no capitalista, esto no modifica la duración del capitalismo.

<<En ambos casos, el derrumbe debería producirse necesariamente en el mismo instante. Y esto se produce como consecuencia de la acumulación de capital sobre la base de una composición orgánica del capital siempre creciente, por el hecho de que c (capital constante: instrumentos de trabajo y materias primas ) crece más rápido que v (capital variable: fuerza de trabajo), con lo cual la cuestión de cómo es realizado pv (plusvalor), si en el area capitalista o no capitalista, es del todo indiferente para la necesidad del derrumbe. Sólo es importante la magnitud del plusvalor pv (en relación con su parte producida y ya acumulada).>> (Henrik Grossmann "La ley de la acumulación y el derrumb e del sistema capitalista" Cap. XVI. Lo entre paréntesis es nuestro)

Está claro que el supuesto de Rosa es completamente irrelevante respecto de las consecuencias políticas estratégicas de la teoría del derrumbe. ¿Para qué, pues, tanto barullo? Esta pregunta no es baladí si tenemos en cuenta qué pescadores se han aprovechado del río revuelto en que Rosa convirtió esta parte fundamental del marxismo.

La lógica del sistema capitalista está dominada por la producción de plusvalor. Pero para Rosa Luxemburgo, el sistema está enfermo de exceso de plusvalor, produce demasiado plusvalor. Según Marx, es al contrario: el sistema no se enferma porque produce mucho plusvalor sino porque produce demasiado poco. La función del sistema capitalista como organismo vivo que es, consiste en la acumulación. Y la acumulación no se aletarga por exceso de alimento sino por su estado carencial; porque según el cuerpo del capital se hace más voluminoso en términos de valor ya acumulado, su composición orgánica c/v también aumenta, de modo que el plusvalor producido por ese cuerpo se vuelve cada vez más pequeño en relación con su volúmen acrecentado. La diferencia entre esta lógica y la de Rosa, está en que Marx describe la vida del capitalismo según su esencia, en tanto que Rosa la concibe según lo inesencial o accesorio al sistema. De aquí se desprende que, en esto, Marx está en las antípodas de Rosa Luxemburgo. Según Marx, el derrumbe del sistema económico del capitalismo se inscribe en la misma causa que provoca las crisis periódicas y excluye cualquier otra que no sea la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia como consecuencia de una producción insuficiente de plusvalor; por lo tanto, es teórica y políticamente incompatible con toda línea de interpretación de la realiadad económica presidida por la teoría de la superproducción de plusvalor como causa del derrumbe.

En el esquema de pensamiento de Rosa y de los compañeros de la C.C.I., la conversión al sistema de explotación del trabajo asalariado de los países coloniales basados en la predominancia de relaciones sociales precapitalistas significa el fin del capitalismo, al verse privado de realizar el plusvalor en mercados exteriores no capitalistas ya inexistentes. Esto no se ha visto confirmado por la prueba de la práctica histórica. En realidad, lejos de disminuir, las importaciones de los países emergentes al capitalismo aumentaron espectacularmente respecto de su pasado colonial.

Por ejemplo, si bien las exportaciones de Europa hacia el Extremo oriente se vieron limitadas por la producción en China de la fabricación de hilo de algodón bajo regimen asalariado, aumentarón más que proporcionalmente las de otros productos más valiosos y de un mayor contenido en plusvalor, tanto más según en ese país se fue afianzando el desarrollo capitalista, como es el caso de maquinarias y materias primas semielaboradas. Es que mediante la industrialización capitalista de los países agrícolas se modifica la composición de sus importaciones y su masa de valor se acrecienta. Grossman reporta que tras la primera postguerra, junto a un permanente retroceso de la exportación de las mercancíass textiles inglesas, la exportación de maquinaria textil alcanzó cifras record:

<<Si los partidarios de la teoría de Rosa Luxemburgo quieren reforzar esta teoría mediante la alusión a la creciente importancia de los mercados coloniales de salida; si ellos se remiten al hecho de que la participación colonial en el valor global de la exportaciones de Inglaterra representaba en 1904 poco más de un tercio, mientras que en 1913 esta participación se acercaba ya al 40%, entonces esta argumentación por ellos sostenida a favor de aquella concepción carece de valor, y, antes bien, con ello consiguen lo contrario de lo que quieren lograr. Pues estos territorios coloniales tienen realmente cada vez más importancia como áreas de colocación. Pero sólo en cuanto se industrialicen; en cuanto abandonen su carácter no capitalista.>> [(H. Grossmann Op. Cit. Cap. XIV Aptdao. B punto d)]

Por todas estas razones, nos parece doblemente injustificado el empeño de los compañeros de la C.C.I. por seguir aferrados a la concepción subconsumista de Rosa Luxemburgo; porque no solo carece de toda fundamentación científica, sino porque -como no puede ser de otra manera- tampoco ha venido resistiendo la prueba de la evidencia empírica. Menos justificado aun encontramos el oportunismo teórico de hacer compatible la explicación subconsumista del derrumbe con la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia como causa de las crisis periódicas.

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