El método científico de Marx

Nunca se insistirá demasiado en que la dificultad de la tarea científica radica en el hecho de que los fenómenos no coinciden directamente con la esencia de las cosas, y que, por tanto, el descubrimiento de esa naturaleza íntima constituye el primer paso para la comprensión de la realidad tal y como se ofrece directamente a los sentidos. Y lo que caracteriza la práctica teórica del marxismo respecto de los economistas vulgares al servicio de la burguesía, es precisamente eso, el método científico que empieza por el esfuerzo intelectual de conocer el nucleo interno que determina y permite explicar la multiplicidad de fenómenos en que la realidad se manifiesta.

Pero así como el pensamiento vulgar que se limita a reflejar la apariencia de las cosas resulta incoherente y vacío, contradictorio e inoperante desde el punto de vista de la búsqueda de la verdad, lo mismo sucedería si una vez penetrada la apariencia y descubierta mediante la abstracción la esencia oculta de las cosas, el pensamiento renunciara a volver por el mismo camino desde la esencia a la apariencia y de ese modo explicar el objeto en su realidad en tanto unidad de abstracta esencia y concreta apariencia, a través de los "eslabones" intermedios o "términos de enlace", las llamadas "mediaciones" por vía del pensamioento tan mentadas por Marx a lo largo de toda su obra teórica. De este modo, el objeto de estudio deja de ser algo incoherente y caótico para poder ser aprehendido como un todo pleno de significación:

<<Parece justo comenzar por lo real y lo concreto, por las suposiciones verdaderas (por lo que aparece como verdadero según la percepción de los sentidos). Así, pues, en la economía, por la población que es la base y el sujeto del acto social que es la producción en su conjunto. Sin embargo, si se observa más de cerca, uno se da cuenta que esto es falso. La población (en la sociedad capitalista) es una entelequia si dejo a un lado las clases de que se compone. Estas clases son, a su vez, una palabra sin sentido si ignoro los elementos sobre los cuales reposan, por ejemplo, el trabajo asalariado, el capital, etc. Estos últimos suponen el intercambio, la división del trabajo, los precios, etc. El capital, por ejemplo, no es nada sin trabajo asalariado, sin valor, dinero, precios, etc. Si comenzara, pues, por la población, tendría un representación caótica del conjunto. Pero si procediera a través de un análisis cada vez más preciso, lograría conceptos cada vez más simples: de lo concreto representado (fijado directamente en el pensamiento por la inmediatez de los sentidos) llegaría a abstracciones cada vez más sutiles (como el pasaje de la categoría de valor de cambio al valor) hasta alcanzar las determinaciones más simples (como el concepto de trabajo simple, indiferenciado o abstracto). Llegado a este punto, habría que volver a hacer el viaje a la inversa, hasta dar de nuevo con la población. Pero ya no tendría ante los ojos una masa caótica, sino un todo rico en determinaciones y relaciones complejas>> (K. Marx: "Introducción general a la crítica de la economía política" Punto 3. Lo entre paréntesis es nuestro)

Así procedió Marx al emprender la tarea de de ofrecer la comprensión de la sociedad capitalista, condición ineludible para poder revolucionarla. En un primer momento -que comprende el tratamienmto de los esquemas de la reproducción tal y como aparecen en el Libro II- por medio de numerosas hipótesis simplificadoras de la realidad, como que la oferta y la demanda coinciden y las mercancías se intercambian por sus equivalentes, anulación de la competencia, de la lucha de clases, etc., Marx puso su atención de modo exclusivo sobre el "proceso directo de producción", para observar el comportamiento de las categorías de valor y plusvalor en toda su pureza. Para eso hizo abstracción de las contingencias que determinan su reparto entre los distintos agentes sociales; dejó momentáneamente a un lado los eventos ocurridos en la esfera de la circulación (la competencia) que opera sobre esas categorías globales y las desglosa en fenómenos o formas concretas parciales tales como el salario, la ganancia industrial, la ganancia comercial, el interés bancario y la renta territorial. En el Segundo Libro, sin abandonar el fundamental supuesto del Libro I: que las mercancías se venden por sus valores, Marx expuso el proceso de circulación del capital entre los dos grandes sectores de la economía capitalista: el sector I productor de medios de consumo productivo, y el II productor de medios de consumo individual. Aquí no se trata todavía de abordar la realidad concreta del capitalismo en su totalidad.

Al no considerar los efectos de la competencia, de la interacción entre los diversos capitales, los esquemas de Marx no sólo siguen instalados en la ficción teórica de que las mercancías producidas por los distintos sectores se intercambian según sus valores respectivos, sino que en cada sector se mantiene una composición orgánica del capital constante, de modo que la acumulación progresa por una simple adición de capital productivo sobre una base técnica invariable. Marx era plenamente consciente de esta irrealidad; sabía que las condiciones impuestas por él a sus esquemas del Libro II no son las que permiten explicar las vicisitudes del plusvalor en el concreto proceso de acumulación del capital. Pero es que, en ese momento de su exposición, él no pretendía analizar el sistema desde el punto de vista de los distintos capitales; no consideró pertinente el método de saltar etapas en el proceso del conocimiento; en fin, que no estaba aun empeñado en la tarea de alumbrar la necesidad de que las crisis se sucedan bajo el capitalismo, sino de demostrar, de momento, sus posibilidades formales. Y lo dice así, en el sentido hegeliano. En efecto, la posibilidad formal de que lo real contenido en el pensamiento se haga efectivo, consiste en que todavía está como un ser de la pura "forma absoluta", donde el pensamiento actúa solamente como "reflejado sobre sí mismo".

<<Esta posibilidad -dice Hegel- es algo defectuoso, que apunta hacia un otro, es decir, hacia la realidad, y se completa en ésta>> (G.W.F. Hegel: "Ciencia de la lógica" Libro II Sección 3 Cap, 2)

Poniendo la dialéctica de la enajenación sobre sus pies, esto es, haciendo el paralogismo de reemplazar la categoría hegeliana pensamiento por la categoría dinero, la forma absoluta en que se presenta la posibilidad formal o abstracta de las crisis capitalistas es la fórmula general del capital desarrollada:

MP
D –   M....... P....... M’ – D’
FT

Donde D representa a la categoría económica dinero, M a la categoría mercancía [factores de la producción: FT (fuerza de trabajo y MP (medios de producción)], y P al momento de la producción. El libro II trata de la última "metamorfosis formal" del capital, coressponde al tercer momento de la reproducción del capital, al momento en que el capital bajo la forma mercantil debe convertirse en capital dinero, en la forma dinero, cuyo ser en sí consiste en la disociación temporal y espacial de la compra y de la venta. Y aquí, dice Marx, la posibilidad de la crisis es una mera posibilidad formal o abstracta. ¿Por qué? Porque en sí ese momento no contiene el momento en que la esencia emerge por vía del pensamiento y se concreta en la superficie de la sociedad capitalista; porque en esa metamorfosis, el momento en que el plusvalor se activa y revela en plenitud y total concretez, está todavía ausente. "Apunta" hacia ese momento pero es un todavía no que será. Tiende a completarse en ella para hacerse realidad concreta, pero todavía no está en ella el momento de la necesidad. Por tanto, en modo alguno puede entenderse que aquí, en la pura esfera de la circulación, opere ninguna causa eficiente de las crisis, nada que las convierta necesariamente en realidad: Este ha sido el grosero error metodólogico de Rosa:

<<La posibilidad general de las crisis es la metamorfosis formal del capital mismo, la disociación en el tiempo y en el espacio de [la] compra y de [la] venta. Pero esto no es nunca la causa de la crisis. No es, en efecto, otra cosa que la forma más general de la crisis y, por tanto, la crisis misma en su expresión más general. No se puede decir, sin embargo, que la forma abstracta de la crisis (abstraída de todas las mediaciones concretas o fenómenos que ocurren en el proceso de la producción y de la circulación del plusvalor en su conjunto) sea la causa de ella. Cuando preguntamos por su causa, tratamos precisamente de saber por qué su forma abstracta, la forma de su posibilidad, se convierte de posibilidad en realidad>> (K. Marx: "Teorías sobre la plusvalía" Cap. XVII aptado. 11. Lo entre paréntesis es nuestro)

De hecho, ese momento de la metamorfosis formal no es propio de la especificidad del capitalismo, sino que proviene de la producción mercantil simple, que tal y como aparece en M' - D' es un tan necesario como molesto "aufheben" (superación que conserva), ni más ni menos que como lo que ocurre con la renta territorial. Tan es así, que el movimiento del capital tiende objetivamente a eliminar este momento formal de su reproducción para convertir el tiempo muerto o improductivo que supone o implica la circulación, en tiempo de producción directa de plusvalor P, con la lógica finalidad de eliminar la ganancia comercial en tanto Faux frais (falsos costos de circulación) para convertirla en ganancia industrial [Cfr. K. Marx: "El Capital": Libro II Cap. V y "Líneas fundamentales de la crítica de la economía política" ("Grundrisse") Parte III cap. 3: el proceso de circulación del capital]

Para presentar la realidad del capitalismo como un concreto pensado pleno de significación científica, es necesario incorporar y considerar todas las mediaciones fenoménicas que habían quedado apartadas en el tratamiento que Marx hizo del valor y el plusvalor en los Libros I y II, en especial la transformación de los valores en precios de producción y de estos en precios de mercado a instancias de la interacción de las distintas fracciones del capital en la esfera de la circulación. Esto es lo que hizo en el Libro III. Mientras tanto, el Libro II mantiene los mismos supuestos que al principio de la obra. Y en este plano abstracto de la realidad capitalista -la desarrollada en el libro II, es científicamente imposible ver ninguna causa eficiente ni de las crisis ni del derrumbe del modo de producción capitalista:

<<En el primer libro se investigaron los fenómenos que presenta el proceso de producción capitalista, considerado para sí como proceso de producción directo, y en él se prescindió aun de todas las influencias secundarias de circunstancias que le son ajenas. Pero este proceso directo de producción no agota la trayectoria vital del capital. En el mundo real lo complementa el proceso de circulación, y éste constituyó el objeto de las investigaciones del libro segundo. Allí se reveló, especialmente en la sesión tercera, al examinar el proceso de circulación como mediación del proceso de reproducción social (capitalista), que el proceso capitalista de producción, considerado en su conjunto es una unidad de los procesos de producción y circulación. De ahí que en este tercer libro no pueda ser nuestro objetivo el formular reflexiones generales acerca de esa unidad. Antes bien, se trata de hallar y describir las formas concretas que surgen del proceso de movimiento del capital considerado en su conjunto. En su movimiento real (en tanto unidad de esencia y apariencia), los capitales se enfrentan en formas concretas (ganancia industrial, tasa de interés, ganancia comercial, renta territorial) tales que para ellas la figura del capital en el proceso directo de producción así como su figura en el proceso de circulación, solo aparecen como fases particulares. Las configuraciones del capital, tales como las desarrollamos en este libro, se aproximan por lo tanto paulatinamente a la forma con la cual se manifiestan en la superficie de la sociedad, en la acción recíproca de los diversos capitales entre sí, en la competencia, y en la conciencia habitual de los propios agentes de la producción.>> (K. Marx: "El Capital" Libro III Sección primera Cap. I. Lo entre paréntesis es nuestro)

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