DESPROPÓSITOS POLÍTICOS
EN LA HISTORIA DE UN ERROR TEÓRICO

Esta línea política de capitulación frente a movimientos sociales en el centro imperialista y organizaciones políticas pequeñoburgues en su periferia capitalista, se puso de manifiesto durante la década de los 50 y 60. La IVª Internacional auxilió así a las fuerzas contrarrevolucionarias de que se valió la burguesía internacional para evitar que luchas como la del mayo francés y contra el colonialismo imperialista en numerosos países de atraso capitalista relativo de Asia, Medio Oriente y África, derivaran en una lucha articulada contra el sistema capitalista internacional en su conjunto; luchas que en las metrópolis imperialistas se quedaron en nada, y en los suburbios del sistema no pasaron de la eufemísticamente llamada "revolución anticolonial" democrática de los obreros y campesinos, que todavía en la década de los ochenta, la IVª seguía considerando "progresista" o tendencialmente revolucionaria. En realidad, incluso allí donde el fin del dominio político directo del imperialismo (sistema colonial) se produjo en medio de enfrentamientos armados, la burguesía nacional "triunfante" no hizo más que acabar asociándose con el capital imperialista en el común negocio de explotar la mano de obra disponible en esos países, oprimiéndola con igual o mayor brutalidad. El caso de Argelia es elocuente al respecto. Como es sabido, allí el FLN -que actúa ahora a nombre propio pero por cuenta del imperialismo - se ha llevado por delante a más de 200.000 opositores en los últimos diez años, reproduciendo así la política de exterminio durante la dominación colonial de Francia en ese país.

Ya lo hemos dicho y una vez más lo repetimos aquí: dada la naturaleza explotadora y violenta del sistema capitalista, ninguna clase o casta social dominante puede evitar que grandes confrontaciones sociales estallen alternativamente aquí o allá con gran sufrimiento humano. Pero las clases capitalistas dominantes sí pueden contribuir a crear antes y durante esos conflictos, las mejores condiciones políticas previas posibles, para evitar que esos enfrentamientos provoquen rupturas políticas estratégicas en el sistema burgués de vida. El antiimperialismo pequeñoburgués de los frentes policlasistas, ha sido y sigue siendo el mejor y más eficaz instrumento de la burguesía internacional para crear esas condiciones contrarrevolucionarias. ¿Por qué? Pues, porque, así como un mudo no tiene posibilidad alguna de callar, el antiimperialismo pequeñoburgués no puede hablar ni actuar según el lenguaje de la revolución internacional permanente. Al permanecer atado a la pequeña y mediana propiedad capitalista nacional, esto es, al carecer por su propia naturaleza social de voluntad política para acabar con toda explotación capitalista de trabajo ajeno en el mundo, ese antiimperialismo chovinista y pequeñoburgués se muestra del todo incapaz de acabar con el desarrollo internacional desigual y, por tanto, con el capital imperialista que se nutre de esa base económica imprescindible para su existencia.

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