SOBREACUMULACIÓN ABSOLUTA DE CAPITAL

Cuanto mayor es la masa de plusvalor resultante de un proceso de rotación del capital, mayor es la parte de ese capital adicional disponible para inversión en el período de rotación siguiente. Por lo tanto, la expansión del capital depende, en principio, de la masa de capital adicional disponible. De hecho, de una mayor cantidad de capital invertido siempre resulta un incremento en la masa de plusvalor obtenido. Pero la continuidad del proceso de acumulación del capital, la decisión de continuar el proceso de inversión por parte de los capitalistas, no depende del crecimiento en la masa absoluta de plusvalor. Lo que determina esta decisión no es el hecho de ganar más, sino de que el incremento de plusvalor obtenido compense la masa incrementada de capital invertido. Y esto está determinado por la evolución de la composición orgánica del capital y de tasa de ganancia. En este sentido es de ley que la continuidad del proceso de acumulación se interrumpa cuando la masa de plusvalor de un capital incrementado resulta ser igual o menor a la del período anterior a su incremento. Por ejemplo, cuando la masa de capital acumulado pasa de 1.000 a 1.150 unidades monetarias. y la tasa de ganancia del 15 al 9% quiere decir que haciendo invertido 1.000 al 15% obtuvo 150, mientras que con esos 1.150 a una tasa del 9% pasaría a obtener sólo 103. En semejantes condiciones, la nueva inversión del plusvalor de 150 no se realiza, porque ahora, para volver a ganar poco más que esas 150 de plusvalor, el capitalista tendría que invertir un capital mayor a las 1.150 disponibles. Exactamente 525 más (1.000+150+525 = 1.675 x 9% = 150,75 ) lo cual le significa una pérdida neta de capital. No sólo porque no le compensa sino porque no dispone de esa masa de valor adicional, con lo que tiene que pedir un crédito, de modo que, entonces, su ganancia no sería ya del 9% sino menos, el equivalente a la diferencia con la tasa de interés a pagar por el préstamo. A este fenómeno Marx le llama "Sobreacumulación absoluta de capital". Tal es la causa y origen de las crisis. La causa es el descenso en la tasa de ganancia. El origen es la sobreacumulación de capital, que no de mercancías de consumo final.

Hablar de sobreacumulación absoluta de capital es hablar de una masa de valor bajo la forma de dinero que huye de la esfera de la producción de plusvalor, que deja de producir plusvalor porque no se invierte y por tanto, se deja de demandar trabajo adicional. Tal es el principio activo que explica el fenómeno del exceso de capital con exceso de población o paro creciente. Esto se produce porque la población obrera explotada se ha vuelto demasiado pequeña respecto del capital invertido, pero al mismo tiempo este capital deviene demasiado pequeño repecto de la población obrera explotable.

Ahora bien, este cúmulo de capital-dinero ocioso en poder de distintos capitalistas -que deja en el paro a una masa de asalariados determinada por la magnitud proporcional del capital para salarios retirado de la producción- no significa que abandone la búsqueda de la ganancia, de lo contrario dejaría de ser capital. Esta tendencia crea los mercados especulativos típicos, como el bursátil, donde lo que uno gana no es que lo deje de ganar otro sino que lo pierde; al no producir plusvalor, lo que se disputa y arriesga en estos mercados no es una ganancia -producto del trabajo asalariado- sino el propio capital excedente de quienes participan en él, que así pasa de una manos a otras. En esta disputa, la presión de la demanda del capital dinero sobrante sobre las acciones provoca el insensato aumento de precios respecto de los valores reales, que representan, lo cual finalmente desemboca en el inevitable crash o ajuste de cuentas del valor sobre los precios.

Decíamos más arriba que las crisis son como las sangrías a que están expuestos los enfermos de hipertensión arterial, sólo que no se trata aquí de un descenso en el caudal sanguíneo del enfermo sino de una disminución de la masa de valor acumulada en exceso. En efecto, el descenso tendencial de la tasa de ganancia indica que la masa de capital en funciones se va volviendo excesiva respecto del incremento del plusvalor obtenido en cada período de rotación. Este proceso continúa inexorablemente hasta el punto en que el incremento del plusvalor producido deja de compensar al capital ya acumulado. Este es el momento y las condiciones en que cabe hablar de crisis. Acto seguido, la desinversión consecuente provoca un exceso de oferta, tanto en el mercado de bienes de producción como en el mercado de trabajo. Los precios de la maquinaria y de las materias primas Cc descienden por debajo de su valor, mientras el paro presiona sobre los trabajadores para que acepten trabajar más por menos, con lo que Cv también disminuye. Este es el momento de la depresión. En esta fase del ciclo es donde, a raíz del descenso en las condiciones de vida y de trabajo del proletariado, recién se produce la sobresaturación de bienes de consumo, con todas las catastróficas consecuencias humanas que ello supone. De este modo, la sangría de valor en los elementos del capital constante Cc se combina con el descenso en los salarios Cv y el consecuente incremento del plusvalor Pl para que la tasa de ganancia vuelva al elevarse hasta el porcentaje que permita a los burgueses atravesar otro ciclo con un nuevo relanzamiento de la acumulación.

+Pl


=+G
-(Cc+Cv)

 donde + = incremento de valor y - =decremento de valor

Ahora bien, durante la depresión que sigue a la crisis, la competencia intercapitalista se agudiza, porque cada empresa trata de reducir su participación en la pérdida general pugnando por endosársela a los demás. De esto se sigue el estancamiento, la paralización y en muchos casos las quiebras de innumerables empresas., incluídas muchas pequeñas y medianas Pero al mismo tiempo, las crisis permiten sobrevivir y entrar momentáneamente en juego a pequeños y medios capitales, que en esa fase del ciclo toman el testigo del progreso técnico abandonado momentáneamente por las grandes empresas. En efecto, al contrario de lo que se piensa comunmente, por un lado, el nivel de la tasa de ganancia -que en su curso descendente llega al punto en que los grandes capitales dejan de ampliar su producción porque la masa de plusvalor no compensa el capital ya acumulado- no impide sin embargo la existencia y progresión de pequeños y medianos capitales, cuya existencia no está determinada por la tasa de ganancia media, sino que sobreviven en medio de la crisis produciendo incluso con una remuneración equivalente a un salario medio en tiempos normales.

<<……la baja de la tasa de ganancia, vinculada con la acumulación, provoca necesariamente una lucha competitiva. La compensación de la mengua en la tasa de ganancia mediante el incremento de la masa de la ganancia sólo tiene validez para el capital global de la sociedad y para los grandes capitalistas sólidamente instalados. El nuevo capital adicional que funciona en forma autónoma, no se encuentra con ninguna de esta clase de condiciones supletorias, debe luchar por conquistarlas, y de ese modo, la baja de la tasa de ganancia suscita la lucha de competencia entre los capitales y no a la inversa >> (K. Marx: "El Capital" Libro III Cap. XV. Subrayado nuestro)

Por otro lado, el estancamiento económico provisional que afecta a los grandes conglomerados capitalistas, achica la escala de la producción; este hecho, combinado con el descenso de los precios de Cc y Cv por debajo de su valor, provoca la disminución del capital mínimo necesario o exigible para no ser excluido del reparto del plusvalor general, condiciones que abren las puertas del mercado a empresas que en otro momento del ciclo no podrían resistir la presión del gran capital. Quien más claramente expuso este fenómeno, siguiendo a Marx, fue Rosa Luxemburgo en "Reforma o revolución" :

<<Los pequeños capitales, según la tesis de Marx, juegan en el curso del desarrollo capitalista precisamente el papel de pioneros de la revolución técnica, y ciertamente en un doble sentido, tanto en los nuevos métodos aplicados a ramas de la producción antiguas pero fuertemente arraigadas, como también respecto a la creación de nuevas ramas todavía no explotadas por los grandes capitales. (…) Al igual que la clase obrera, la clase media capitalista encuéntrase bajo la influencia de dos tendencias contrapuestas: una que la eleva y otra que la oprime. Esta tendencia opresora es el alza continua de la escala de la producción, la cual periódicamente devasta los dominios del capital medio, descartándolo y eliminándolo una y otra vez de la competencia. En cambio, la tendencia elevadora es la desvalorización periódica del capital ya empleado, que motiva que la escala de la producción, según el capital mínimo necesario descienda continuamente y durante cierto tiempo, ocasionando también la entrada de la producción capitalista en nuevas esferas productivas (…) Si los pequeños capitales son, pues la vanguardia del progreso técnico, y el progreso técnico es la pulsación vital de la producción capitalista, tendremos claramente que los pequeños capitales constituyen un fenómeno inseparable del desarrollo capitalista y que sólo con éste podrá desaparecer.>>(Op. cit. Cap. II)

De este modo, el capital global vuelve a recorrer el mismo círculo vicioso en sus fases de reanimación, expansión, y auge en dirección a una nueva crisis, pero sobre una base técnica MP/FT superior, sobre un mayor desarrollo de las fuerzas sociales productivas. Observando el cuadro donde aparecen correlacionadas las curvas del salario real y la productividad en los EE.UU., podemos comprobar que en esa ligera recuperación inducida por la política expansionista del gobierno Reagan a partir de 1981, se generaliza el uso de nuevas tecnologías. (4) Si ahora volvemos sobre la fórmula desarrollada que describe cada período en el proceso de acumulación del capital:

D - M (Mp - Ft) - P -  M' - D'

Puede inferirse sin mayor esfuerzo que, según avanza en el proceso histórico de acumulación, toda vez que el capital supera los obstáculos que se pone a sí mismo durante las crisis, el progresivo desarrollo de las fuerzas productivas resultante de cada ciclo acelera el metabolismo del capital, acortando más y mas el tiempo que tarda en atravesar las tres fases de cada rotación y, por tanto, el número de rotaciones necesarias para alcanzar la sobreacumulación absoluta que induce al dramático desenlace de nuevas crisis y depresiones cada vez más graves en períodos cada vez más cortos, crisis cuyas consecuencias humanas van siendo cada vez más catastróficas en razón de la mayor masa de capital sucesivamente comprometido en ellas.

Decíamos al principio que el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo social se expresaba en la capacidad del trabajo humano vivo FT para poner en movimiento más y mejores medios de producción MP a raíz de las innovaciones tecnológicas. Esto desde el punto de vista técnico-económico general. Pero desde el punto de vista económico-social , desde el punto de vista de la implicancia de este progreso técnico en la vida de los productores directos, el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo tiene que expresarse en una creciente participación de los trabajadores los beneficios de ese progreso técnico-económico. De lo contrario, queda en entredicho político la forma social de trabajar, el modo de producción. Resulta decisivo, por tanto, que junto con el crecimiento de MP, también sea reproducida en su totalidad la fuerza de trabajo FT, es decir, que el salario real crezca en la misma medida en que crece la productividad del trabajo. Sin embargo, según hemos visto, en el momento de la sobreacumulación absoluta , cuando dentro de la relación entre el capital y la fuerza de trabajo Cc/Cv fracasa la valorización, el capital comienza a reducir el nivel de los salarios reales, o sea el precio de la fuerza de trabajo FT por debajo de su valor. Pero al hacer esto impide la reproducción de FT en su totalidad. Esto es lo que expresa dramáticamente la relación entre las dos curvas en el cuadro mencionado. Si en virtud de ello la fuerza productiva más poderosa e importante, la fuerza de trabajo humana, se ve excluida de los frutos de la civilización en constante desarrollo, entonces simultáneamente se demuestra que nos acercamos cada vez más a aquella situación vislumbrada por Marx y Engels en el "Manifiesto Comunista":

<<La burguesía no es capaz de dominar, porque no es capaz de asegurar a su esclavo la existencia ni siquiera dentro del marco de su propia esclavitud>> (5)

Este es el marco y la dinámica objetiva ineluctable en la cual los trabajadores son irresistiblemente arrastrados a revolucionar el sistema de la esclavitud asalariada, razón que llevó a Marx a concluir ya en 1843 que:

<<el proletariado tendrá que hacer la revolución, lo quiera o no lo quiera>>

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notas

(4) La superficie ocupada por la distancia entre las dos curvas con índice igual a 100 en 1980 indica la masa creciente de plusvalor obtenido por la burguesía norteamericana en 17 años, equivalente al plusvalor relativo expresado por la curva de la productividad, más el plusvalor absoluto determinado por la caída en los salarios reales durante el período considerado.volver

(5) Téngase en cuenta aquí, como es obvio, que los parados no están reflejados en ninguna de las dos curvas del cuadro, porque el capitalismo los arroja del sistema, aunque en realidad permanezcan dentro de él mientras busquen trabajo. Por tanto, siguen formando parte de la clase obrera y a ellos también se refieren Marx y Engels en este pasaje del "Manifiesto", sobre todo a ellos. volver