b) Desenlace de la revolución


La lucha entre enero y octubre de 1905, fue un combate donde la historia se decidió provisionalmente por uno de los dos caminos a tomar en ese período, el más corto y directo hacia la democracia burguesa, eliminando de un solo golpe todas las reminiscencias económicas sociales y políticas del feudalismo. Lenin explica cómo, en octubre, el pueblo impidió que la autocracia condujera a la sociedad por el más largo y doloroso camino de las instituciones representativas de tipo policiaco-liberal ―la Duma (Parlamento consultivo) de Buliguin― la cual fue barrida por los obreros y campesinos, que crearon en cambio unas instituciones netamente democráticas y revolucionarias: los soviets, abriendo de octubre a diciembre "un período de máxima libertad" y ofensiva revolucionaria de las masas proletarias y campesinas. La huelga política general convocada para el 7 de octubre de 1905 por el POSDR, empezó en la línea del ferrocarril que cubría el trayecto entre Moscú y Kazán y acabó extendiéndose por todo el país. En ella participaron más de dos millones de asalariados bajo las consignas del derrocamiento de la autocracia, el boicot activo a la duma de Bulyguin y la convocatoria de la Asamblea Constituyente por el gobierno provisional revolucionario bajo el armamento general del pueblo, con vistas a la instauración de la República Democrática Burguesa.

Esta huelga insurreccional ―acompañada por motines en el ejército y la marina ― alcanzó tal magnitud social y fuerza política, que el 17 de octubre el Zar prometió "libertades cívicas", el derecho de voto y la libertad de expresión. Para ello firmó un decreto que rigió a partir del 11 de diciembre, atribuyendo a la Duma funciones legislativas. Mediante esas medidas, la monarquía absoluta se acercaba bastante a un régimen semiconstitucional. En ese momento, tal iniciativa, obligada por una correlación de fuerzas políticas desfavorable a la autocracia, fue vista por la socialdemocracia revolucionaria y la vanguardia amplia del proletariado, no precisamente como una graciosa concesión de "Su majestad", sino como una treta política para dividir y debilitar al movimiento popular, como así fue.

Hasta ese momento, la burguesía liberal, que levantaba la consigna de “Monarquía constitucional”, había colaborado con el plan de acción del POSDR pagando el jornal a los huelguistas, mientras que el campesinado se sumaba activamente al movimiento protagonizando numerosas revueltas y los soldados motines en el ejército y la marina. Pero en el momento crítico, inmediatamente después de la firma del decreto, viendo satisfechas sus reivindicaciones políticas, la burguesía representada por el Partido Liberal Constitucionalista se pasó bruscamente al bando de la autocracia y, tras ella, la gran mayoría del campesinado, especialmente sus bases integradas en el ejército zarista: los soldados

Así fue cómo, desde octubre, la autocracia consiguió interrumpir la ofensiva del proletariado, para pasar a la ofensiva en diciembre aplastando la insurrección de Moscú:

<<Los obreros de Moscú luchan solos desde el 7 al 17 de diciembre, pero nada pueden contra un ejército del que ya se ha eliminado todo brote revolucionario; el campesino que viste uniforme realiza sin desmayo la misión represiva que le asigna la autocracia.>> (Pierre Broté: El partido bolchevique” Cap. II)

A partir de este hecho, la autocracia triunfante inició el "viraje monárquico constitucionalista-policíaco", convocando el 27 de abril de 1906 la I Duma del Estado, según el decreto del 20 de febrero, que convirtió al Consejo de Estado ―la mitad de cuyos miembros eran designados por el Zar y el resto por la nobleza, la gran burguesía y el clero― de una corporación consultiva en una corporación legislativa con atribuciones para impugnar cualquier acuerdo votado en la Duma.

Cinco años después de estos hechos, el 30 de octubre de 1910, Lenin reconocía que el bloque obrero-campesino había fracasado, porque los campesinos habían abandonado a los obreros en medio de la lucha para plegarse a los burgueses liberales que les prometían conseguir los mismos objetivos democráticos de “tierra y libertad” por medios legales y pacíficos, tal como la autocracia les había prometido a ellos:

 <<Cuando la revolución llegó al punto de una batalla decisiva contra el zar, la insurrección de diciembre de 1905, los liberales, como un solo hombre traicionaron vilmente la libertad del pueblo, desertaron de la lucha. La autocracia zarista aprovechó esta traición de los liberales, aprovechó la ignorancia de los campesinos que en muchas cosas creían a los liberales y derrotó a los obreros insurreccionados. Y cuando el proletariado fue derrotado, no hubo Dumas, discursos dulzones ni promesas kadetes, que impidieran al zar terminar con todos los restos de libertad, restablecer la autocracia y el poder despótico de los terratenientes feudales.>> (V.I. Lenin: Las enseñanzas de la revolución! 30/10/1910)

A continuación sigue diciendo que los liberales fueron engañados, que los campesinos “recibieron una lección severa pero útil” y que “no habrá libertad en Rusia mientras las amplias masas del pueblo crean en los liberales” y en la posibilidad de paz con el régimen zarista, apartándose de la lucha de los obreros. Lenin acababa seguidamente haciendo una velada autocrítica, al reconocer implícitamente el error político de haber intentado llevar adelante la “dictadura democrática de obreros y campesinos”, afirmando que, en el futuro,

 <<...no habrá en el mundo fuerza capaz de impedir el advenimiento de la libertad en Rusia, cuando la masa del proletariado urbano se alce a la lucha, haga a un lado a los liberales vacilantes y traidores, y enrole bajo su bandera (la dictadura del proletariado, ¿qué otra puede ser en este contexto la bandera del proletariado?) a los obreros rurales y al campesinado arruinado.>> (V.I. Lenin: Op. Cit. El subrayado y lo entre paréntesis es nuestro)

Trotsky fue el único dirigente socialdemócrata ruso que tuvo un protagonismo destacado en la revolución de 1905. Tal vez por eso sea razonable pensar que las lecciones de esos acontecimientos le influyeran más poderosamente que a los demás, poniéndole en las mejores condiciones para el posterior análisis de los “Resultados y perspectivas” de la lucha en el siguiente ascenso revolucionario de 1917. Tal es el título del ensayo que Trotsky escribió en la cárcel a comienzos de 1906, donde expuso por primera vez “en forma más o menos sistemática”, el desarrollo de la revolución. Pero fue en octubre de 1905 cuando esbozó su teoría, retomando con mayor precisión la fórmula de la revolución ininterrumpida, que, como vimos, Lenin había presentado un mes antes:

<<La posición de vanguardia de la clase obrera en la Revolución, la conexión directa entre ésta y las zonas rurales revolucionarias, la rapidez con que penetra en el ejército, son otros tantos factores que empujan hacia el poder. La victoria completa de la revolución significa la victoria del proletariado. Esto, a su vez, significa el ininterrumpido avance posterior de la Revolución. El proletariado lleva a término las tareas fundamentales de la democracia, y la lógica de su lucha inmediata para salvaguardar su supremacía política, da lugar a que a cada momento surjan problemas puramente socialistas (como fue el caso del controvertido criterio para el reparto de las tierras de labor). Se establece así una continuidad revolucionaria entre los programas mínimo y máximo de la socialdemocracia. No es un acontecimiento fulminante, no es cosa de un día o de un mes; se trata de toda una época histórica.>> (L.D. Trotsky: “Permanentnaya Revolutsya”. Artículo publicado en “Nachalo”, traducido y citado por E.H. Carr en Op. Cit. Lo entre paréntesis es nuestro.)

éste y el resto de nuestros documentos en otros formatos
grupo de propaganda marxista
http://www.nodo50.org/gpm
apartado de correos 20027 Madrid 28080
e-mail: gpm@nodo50.org