Por una parte, dentro de movimiento político de la “socialdemocracia”, estaban los líderes “mencheviques” Axelrod, Vera Zasulich, Martínov y Martov, con Plejanov a la cabeza, quienes seguían al pie de la letra lo testimoniado por Marx y Engels en el “Manifiesto Comunista”, sosteniendo que el papel dirigente de la revolución, por su propio carácter social, debía recaer en la burguesía liberal. Según este presupuesto de inspiración economicista, en la lucha contra la autocracia para llevar a término la revolución democrático-burguesa, al proletariado sólo le correspondía ejercer la función de auxiliar. Por tanto, la socialdemocracia debía apoyar a la burguesía liberal contra la reacción, al mismo tiempo que defender los intereses del proletariado frente a los abusos de la burguesía.

Según este esquema de pensamiento, la revolución socialista quedaba relegada para cuando, según la lógica de la acumulación del capital, la correlación de fuerzas sociales fundamentales diera el vuelco histórico en favor del proletariado, es decir, hasta que las relaciones de producción capitalistas se apoderaran de toda la población explotable y el grado de centralización de los capitales alcanzara el punto, en que los asalariados pasaran a ser mayoría absoluta de la población. 

Aun cuando acordaba con sus compañeros “mencheviques” en esa misma estrategia, Matínov disentía del resto de sus compañeros de viaje en un matiz; haciendo un medroso ejercicio de memoria histórica, admitía la necesidad de que el partido del proletariado no sólo participara en la insurrección contra el zarismo, sino que, si era preciso, se pusiera al frente de ella para dirigirla. Pero no estaba de acuerdo en participar del gobierno provisional derivado de la insurrección triunfante. El proletariado debía, pues, a lo sumo, dirigir la revolución y tomar el poder, pero para entregárselo inmediatamente a la burguesía. De lo contrario, ―argumentaba Martínov― dado el carácter inevitablemente burgués de la revolución, el proletariado debería pasar a administrar el poder de la burguesía, lo cual, suponía un contrasentido ideológico y un despropósito político que le desacreditaría para mucho tiempo entre las masas. De este argumento, Martínov concluía en que, una vez derrocada la autocracia, el proletariado no debía participar en el gobierno provisional revolucionario, pasando a la oposición.

éste y el resto de nuestros documentos en otros formatos
grupo de propaganda marxista
http://www.nodo50.org/gpm
apartado de correos 20027 Madrid 28080
e-mail: gpm@nodo50.org