3.Concepto de plusvalor específico del capitalismo

Respecto de la categoría de plusvalor a la que alude el ponente en su escrito, aunque hace una referencia muy breve al tema, es suficientemente explícita como para juzgar erróneo afirmar que Marx...

 <<...estudió la cuestión de la plusvalía en su forma más general, en tanto que (el) excedente de valor que produce el trabajo "vivo" en el proceso de la producción social, sea cual sea el modo de producción en situación de división de clases.>>

El pronombre indicativo puesto por nosotros entre paréntesis, engorrona un poco la significación del texto, pero no tanto como para no dejar dudas que, según nuestro amigo, el plusvalor es una categoría general válida para cualquier modo de producción. Ése no fue el camino o la metodología de investigación seguida por Marx. Muy al contrario, ha demostrado que el estudio del trabajo excedente en su forma más general o abstracta, esto es, como plusvalor, sólo es válido para explicar el movimiento del capital, donde el mayor desarrollo de las fuerzas sociales productivas se presenta en tal multiplicidad de trabajos concretos, que permite hacer abstracción de la concretez cualitativa propia de cada operación en que se divide el trabajo fabril de cada oficio o rama de la producción, para poder considerarle como trabajo en general, "sans phrase", es decir, como cantidad de trabajo simple de intensidad media, trabajo indistinto o genérico, sin cualificación [5] , puro despliegue de fuerza humana de trabajo o gasto de músculo nervio y cerebro específicamente humanos, medido en unidades de tiempo:

<<...se produjo un enorme progreso cuando Adam Smith rechazó todo carácter determinado (concreto o cualitativo) de la actividad creadora de riqueza, considerándola simplemente como trabajo; dicho de otro modo, ni trabajo manufacturero, ni trabajo comercial ni agricultura, sino todas las actividades sin distinción. Con la universalidad abstracta de la actividad creadora de riqueza, se da, al mismo tiempo, la universalidad del objeto (de estudio de la economía política) en tanto que riqueza, el producto en general, o, una vez más, el trabajo general, pero en tanto que trabajo pasado, materializado (en su producto)>> (K. Marx: "Introducción general a la crítica de la economía política" 3 El método en la economía política. Lo entre paréntesis es nuestro)

 Ahora bien, este tipo de trabajo genérico o abstracto --a cuyo excedente el "padre de la economía política" llamado William Petty, denominó plusvalor-- en tanto comprende la multiplicidad de todos los trabajos concretos o útiles desplegados en la sociedad capitalista (la más desarrollada), permite explicar las categorías "trabajo" y "plustrabajo o trabajo excedente” desplegadas en los modos de producción pretéritos. Esta es otra de las peculiaridades del método materialista histórico de Marx, donde la palabra "histórico" alude al sentido diacrónico o periódico, interrumpido del desarrollo de las fuerzas sociales productivas en tanto motor de la historia:

<<La sociedad burguesa es la organización histórica de la producción más desarrollada y más diferenciada. Las categorías que expresan sus condiciones y la comprensión de sus estructuras permiten, al mismo tiempo, comprender la estructura y las relaciones de producción de todos los tipos de sociedad desaparecidos, sobre cuyas ruinas y elementos se halla edificada y cuyos vestigios, aún no superados, (entre ellos la renta territorial y la producción e intercambio mercantil simple, el "cuentapropismo" que me incluye entre otros cientos de millones en el mundo actual) continúa arrastrando, mientras que aquello que apenas estaba entonces insinuado, (el gran capital oligopólico y su consecuencia inmediata: la socialización objetiva del trabajo: http://www.nodo50/org/gpm/vacaslocas\08.htm) se ha desarrollado plenamente, etc. La anatomía del hombre es una clave para la anatomía del mono. Aquello que en las especies animales inferiores insinúa una forma superior, no puede, por el contrario, ser comprendido sino cuando se insinúa la forma superior.>> (Op.cit. Lo entre paréntesis es nuestro)

Fijémonos que, al empezar este pasaje refiriéndose a la sociedad capitalista, Marx asocia el desarrollo social con la diferenciación de objetos y categorías o conceptos; por ejemplo, de la organización del trabajo para el consumo --típica de las sociedades precapitalistas-- y su correspondiente categoría: el trabajo concreto, se desprende o despliega histórica y lógicamente, el trabajo abstracto correspondiente a la sociedad capitalista más desarrollada. A su vez, del trabajo abstracto se desprende la determinación de la categoría de valor y de ésta última la de valor de cambio [6] (cambio: que media entre la producción y el consumo.

Ahora bien, esta diferenciación de objetos económico-sociales y de conceptos o categorías funcionales, responde a cambios de naturaleza o esencia social de la organización del trabajo, es decir, a modos de producción distintos:

<<Lo que distingue a una etapa histórica de otra no es lo que se hace sino como, con qué instrumentos se hace.>> (K. Marx: “El Capital” Libro I Cap. V)

Por tanto, esas categorías funcionales no se pueden homologar, del mismo modo que las autopartes de un Mercedes no son intercambiables con las de un Seat 600. Así, para explicar los modos de producción antiguos, sus categorías específicas de trabajo concreto, plustrabajo y riqueza, no pueden ser reemplazadas por las de trabajo abstracto, plusvalor y capital, propias de la sociedad burguesa actual, sin falsear los hechos históricos e invalidar su explicación. En los modos de producción más antiguos estaban contenidas lógicamente "en sí" las categorías más modernas, pero sólo los modos de producción más modernos pueden explicar las categorías más antiguas, porque las comprenden. Así, por ejemplo, el plusvalor puede explicar el plusproducto y el capital a la renta, pero no al revés; aunque subsumidas y relegadas en el proceso de valorización del capital, justamente por eso, aquellas categorías presididas por el trabajo concreto, son las que, en última instancia, explican las crisis capitalistas y la tendencia al derrumbe del sistema, aunque no se produzcan por eso.

Cuando Marx dice en el primer libro de "El Capital", que el trabajo concreto y la riqueza --ambas categorías comprendidas en la moderna categoría de valor de uso-- son el simple soporte del trabajo abstracto, creador de valor, esta significando que esas dos categorías más antiguas permanecen completamente al margen de la lógica funcional del capital; dicho de otro modo, que, al ponerse por completo de espaldas al consumo, la producción para la ganancia capitalista demuestra no ser un modo de producción absoluto o eterno, sino histórico o transitorio, tesis que demostraría en el libro III a instancias de la tendencia histórica decreciente de la tasa de ganancia. Por tanto, pretender explicar las sociedades antiguas por las categorías más modernas, como han hecho muchos economistas e historiadores, entre ellos el célebre Momsem en su "Historia de Roma" y, más recientemente, el marxista Gordon Childe en "¿Qué sucedió en la Historia" y "Los orígenes de la civilización", es una contradicción en sus propios términos y, en el caso de teóricos de la historia como Gordon Childe, un total despropósito político proclamado:

<<La economía burguesa suministra así, la clave de la economía antigua, pero no ciertamente al modo de los economistas, que cancelan todas la diferencias históricas, y ven la forma burguesa en todas las formas de sociedad.>>(Ibíd)

<<En enciclopedias generales sobre la Antigüedad clásica, puede leerse el disparate de que, en el mundo antiguo el capital había alcanzado su desarrollo pleno, con la salvedad de que no existían el trabajador libre ni el sistema crediticio. También el señor Momsen, en su "Römische Geschichte", incurre en un quid pro quo tras otro.>> ("El Capital" Libro I Cap. IV punto 2)

El capitalismo es una forma social históricamente determinada por un específico modo de producción que, a su vez, corresponde a una fase también determinada del desarrollo de las fuerzas sociales productivas. A cada modo de producción le corresponden sus leyes y categorías específicas, válidas sólo para ese modo de producción. En el epílogo a la segunda edición del Primer Libro de "El Capital", Marx cita el artículo aparecido en una revista de San Petersburgo, como ejemplo descriptivo de su método de investigación, donde se dice lo siguiente:

<<Para Marx solo una cosa es importante: encontrar la ley de los fenómenos en cuya investigación se ocupa. Y no sólo le resulta importante la ley que los rige cuando han adquirido una forma acabada y se hallan en la interrelación que se observa en un período determinado. Para él, es importante, además, y sobre todo, la ley que gobierna su transformación, su desarrollo, vale decir, la transición de una a otra forma (de regir esos fenómenos), de un orden de interrelación a otro. (...) A tal efecto, basta plenamente que demuestre, al tiempo que la necesidad del orden actual, la necesidad de otro orden en que aquél tiene que transformarse inevitablemente, siendo por entero indiferente que los seres humanos lo crean o no, que sean o no conscientes de ello. Marx concibe el movimiento social como un proceso de historia natural, regido por leyes que no sólo son independientes de la voluntad, la conciencia y la intención de los sujetos humanos, sino que, por el contrario, determinan su querer, conciencia e intenciones. (...) Pero, se dirá, las leyes de la vida económica son unas, siempre las mismas, siendo de todo punto indiferentes que se las aplique al pasado o al presente. Es esto, precisamente, lo que niega Marx. Según él, no existen tales leyes abstractas (o generales)..... Él juzga, por el contrario, que cada período histórico tiene sus propias leyes.... Una vez que la vida ha hecho que caduque un determinado período de desarrollo (económico-social) pasando de un estadio a otro, comienza a ser regida por otras leyes.>> (Op. Cit.)

En el capítulo XXII de ese primer libro, donde explica la transformación del plusvalor en capital, Marx debe distinguir entre las leyes que rigen la explotación del trabajo en régimen de producción mercantil simple --correspondiente a las sociedades precapitalistas bajo la forma social de la propiedad privada-- y la producción mercantil bajo las leyes que presiden el movimiento del capital. Y allí dice lo siguiente:

<<Con la misma necesidad con que la producción de mercancías, al llegar a cierto grado de su desarrollo deviene producción mercantil capitalista --y sólo sobre el fundamento del modo de producción capitalista la mercancía se convierte en forma general y dominante del producto--, con la misma necesidad las leyes de propiedad de la producción mercantil se trastruecan en leyes de la apropiación capitalista>> (K. Marx: Op. Cit.)

¿En qué se distinguen las leyes que rigen la explotación del trabajo y sus respectivas categorías, en las relaciones de propiedad basadas en la producción mercantil simple? En que el objeto de la apropiación no es el plusvalor, sino el plusproducto; no es la producción de valores económico-sociales para los fines de la acumulación, sino la producción de riqueza material para el consumo elemental y el lujo. Todas estas formas sociales o relaciones históricas de producción, con sus distintas leyes y categorías económicas específicas, han venido operando invariablemente sobre la misma base material genérica común a todas ellas: el proceso social de trabajo como relación entre el trabajo social y la naturaleza. Lo que ha variado con el tiempo es la técnica, la productividad del trabajo y, con ella, el tipo de organización del trabajo, sus relaciones de producción y sus correspondientes leyes objetivas y categorías económico-sociales

Cambian las leyes de desarrollo de la sociedad, porque al cambiar la naturaleza social de las formas económicas (relaciones de producción) que contienen y limitan históricamente ese desarrollo, cambia también el carácter y el movimiento económicos de la sociedad. Y con ese cambio en las leyes del movimiento económico ante cambios en sus correspondientes relaciones de producción, se transforma la naturaleza de sus categorías de estudio, su significación social real y su denominación. Así, plusproducto significa riqueza adicional, mientras que plusvalor significa capital adicional. Por qué el plusvalor es capital adicional y no simple plustrabajo? Porque, bajo el capitalismo, el productor directo no es quien emplea al capital sino al revés: el capital es lo que emplea al productor directo; sin capital no hay trabajo. Lo emplea el capital como fetiche que es no sólo respecto de los asalariados sino también de sus patronos, dado que es el movimiento de los capitales particulares en el mercado --cuya objetividad se impone independiente de la voluntad de los burgueses-- lo que determina cuales empresas funcionan y cuales otras no, así como cuantos asalariados se emplean y cuantos deben ir o permanecer en el paro.

Para Marx, pues, aunque la sustancia de la historia es el desarrollo de las fuerzas sociales productivas, lo característico del proceso no está en las categorías económicas comunes a todos los períodos, como es el caso de las tierras comunales --aun cuando cada vez menos--, sino en las que marcan su respectiva diferencia esencial o específica entre ellas. En este sentido, más erróneo todavía resulta forzar la lógica histórica hasta el punto de hacer fungir la categoría de capital y, por tanto, de plusvalor, en sociedades que existieron durante el neolítico tardío, entre los años 6.000 y 3.000 aC, por ejemplo, en la Mesopotamia:

<<En las regiones adyacentes a los torrentes sirios e iranios, las condiciones eran, más bien menos exigentes. Pero, aun allí, las mejoras permanentes tenían que efectuarse por el camino de la construcción de canales de riego y de drenaje, y esto debe haber aumentado la atracción del sirio afectado.

De esta manera, en todo el Cercano Oriente, los sitios más convenientes eran mejorados por medio del trabajo constante. El capital constituido por el trabajo humano fue aplicado a la tierra. Su inversión hizo que el hombre se apegara al suelo; no podía olvidar fácilmente el rendimiento creado por su trabajo reproductivo.>> (V. Gordon Childe: "Los orígenes de la civilización" Cap. VI)

Es una pena que, habiendo escrito esta obra en 1936, desde entonces hasta su muerte acaecida en 1957, este enjundioso investigador y pedagogo marxista de la historia, no haya podido o querido corregir su error teórico de enorme trascendencia ideológica y política. La práctica consuetudinaria de comprar y vender, introyecta en la conciencia colectiva la idea de que la forma mercantil adherida a los productos del trabajo es algo tan de cascote como la ley de la gravedad; hasta el punto de que ni deja soñar en que pueda existir otra organización social superior al mercado. Bajo estas condiciones, el hecho de poner esta conciencia de tal modo fetichizada, ante el prejuicio de que la forma mercantil --consumada por el capitalismo al convertir la fuerza de trabajo en una mercancía más-- remonta su existencia a la época antediluviana de la invención del carro y la tracción a sangre, ¿no es como poner ese carro de la historia delante de los caballos que debieran tirar de él en sentido revolucionario?

El capital no es una cosa, sino una relación social entre el propietario individual o colectivo del carro y quienes tiran de él por un salario para la producción de un producto de valor excedente contenido en la mercancía fuerza de trabajo llamado plusvalor, del que se apropia el dueño del carro. Para eso, debe predominar en la sociedad el "espíritu objetivo" [7] [7]

de la libertad individual pura, sin mediaciones de ningún tipo, ideológicamente fundada en el derecho universal de las "almas propietarias" a disponer discrecionalmente de lo que es suyo, bien para el disfrute personal, bien para su enajenación a cambio de otro producto de valor equivalente contenido en otro valor de uso como soporte de ese valor de cambio.

El fundador de semejante ideología apologética del capitalismo naciente en Gran Bretaña, se llamó John Locke, el filósofo por excelencia, junto a David Hume, del empirismo inglés. El núcleo de su razonamiento ha consistido en un doble trueque con el teísmo cristiano: cambiar el concepto de "Estado divino", por el concepto de "Estado natural", y la máxima de que todos los seres humanos son iguales "ante Dios", por la de que todos los seres humanos son iguales "por naturaleza"; entendiendo por naturaleza la propiedad de los humanos para el trabajo creador, en tanto "almas propietarias de su relativo cuerpo" y, por tanto, del producto de su trabajo.

De semejantes supuestos se desprende la lógica, por la cual, Locke ha podido conciliar la libertad humana universal de los propietarios individuales para disponer voluntariamente de su relativa capacidad creadora (fuerza de trabajo) y/o de las condiciones objetivas de esa actividad (los medios de producción como trabajo muerto, incorporado o pasado), con la igualdad humana universal en tanto que la libre disponibilidad de sus respectivas mercancías (trabajo vivo y capital), regulada por las leyes económicas naturales del intercambio de equivalentes a instancias del contrato laboral, cuyos términos de mutuo compromiso están contemplados en las leyes universales y coercitivas del derecho natural, cuyo cumplimiento está garantizado por su depositario y ejecutor directo. que es el Estado natural. De este modo, la máxima de que todos los seres humanos son iguales por naturaleza, se convierte en esta otra: todos los seres humanos son iguales ante la ley natural.

Así fue como, en su "Segundo ensayo sobre el gobierno civil", Locke argumentó contra la concepción aristotélica de la esclavitud, para legitimar la plena expansión del capital por medio del trabajo asalariado. Y esto no pudo suceder mientras las relaciones entre las clases siguieron siendo políticas, de sujeción y dependencia directa, esto es, mientras el espíritu de la mercancía no se hubiera apoderado de ellas para convertirlas de políticas en económicas puras, o sea, mientras la fuerza de trabajo no pudo ser universalmente considerada como una mercancía más de libre disponibilidad transitoria por parte de sus propietarios. Finalmente, para que este trabajo, más propiamente dicho, la fuerza de trabajo del "libre" propietario de ella", pueda fungir universalmente como trabajo en manos del "libre" propietario de los medios de producción [8] 8]--a cambio de un determinado salario--, es necesario que, previamente, se formalice el contrato laboral entre las dos partes jurídicamente libres e iguales:

<<El intercambio de mercancías, en sí y para sí, no implica más relaciones de dependencia que las que surgen de su propia naturaleza (la del intercambio). Bajo este supuesto, la fuerza de trabajo, como mercancía, sólo puede aparecer en el mercado en la medida y por el hecho de que su propio poseedor --la persona a quien pertenece esa fuerza de trabajo-- la ofrezca y venda como mercancía. Para que su poseedor la venda como mercancía, es necesario que pueda disponer de ella, y, por tanto, que sea propietario libre de su capacidad de trabajo, de su persona. Él y el poseedor del dinero se encuentran en el mercado y traban relaciones mutuas en calidad de poseedores de mercancías, dotados de los mismos derechos, y que sólo se distinguen por ser el uno vendedor y el otro comprador; ambos, pues, son personas jurídicamente iguales. Para que perdure esta relación es necesario que el poseedor de la fuerza de trabajo la venda, siempre por un tiempo determinado, y nada más, ya que si la vendiera toda junta, de una vez para siempre, se vendería a sí mismo, se transformaría de hombre libre en esclavo, de propietario de mercancía en simple mercancía.>> (K. Marx: "El Capital" Libro I Cap. IV punto 3. Lo entre paréntesis es nuestro)

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[5]

Para este concepto de trabajo indiferenciado o simple, por contraposición al trabajo complejo, diferenciado o cualificado, ver en "El Capital" Libro I Cap. I punto 1

[6]

Cambio o intercambio: que media entre la producción y el consumo. En este aspecto, la diferencia entre las sociedades precapitalistas con excedente económico y la sociedad burguesa, está en que, en las primeras, el excedente era ocasional, fluctuaba con la intervención o incidencia de agentes --como la meteorología-- ajenos al proceso económico mismo, por tanto, también el intercambio, en tanto que en la sociedad capitalista, cuanto más desarrollada, el cambio se vuelve intrínseco al proceso económico, la compra-venta, tiende a convertirse en la norma como condición necesaria del consumo.

[7]

Hegel define el concepto de "espíritu objetivo" como una abstracta idea arquitectónica o absoluta de la vida --la de "almas propietarias", por ejemplo-- que, al concretarse universalmente existiendo en la "voluntad" inmediata (o no mediada) de los sujetos en el mercado, se convierte en "realidad efectiva" o "espíritu objetivo", prácticamente objetivado en el comportamiento de cada sujeto: Cfr.: Hegel: "Enciclopedia" §

482. El cual, así, se constituye en "costumbre ética" (Op. cit. § 485)

[8]

El entrecomillado sobre la palabra "libre" que califica tanto a explotadores como a explotados, se explica por el hecho de que ambos padecen por causa de la misma cosificación, con la única diferencia de que son los explotadores quienes la encarnan y transmiten al proletariado personificada en la disciplina laboral que imponen.